Durante el último año no me han faltado colecciones de relatos. Bueno, en realidad, nunca faltaron, aunque muchas de ellas, como las antologías que sacaba Martinez Roca acabaron intercambiadas o donadas a la biblioteca (aunque conservo su contenido y sobre todo, horrendas portadas, en soporte digital). Son las más recientes las que acaban haciéndose un hueco, llamando mi atención, y, una vez superada la época en la que cada colección acababa incluyendo el mismo cuento de M. R. James o Polidori, acaban siendo una lectura de lo más variada …y donde las posibilidades de idear una colección son infinitas. En este caso, las antologías de corte femenino casi son un subgénero por derecho propio, y en casos como estos, una forma de descubrir enfoques muy distintos: por un lado, lo femenino en su vertiente más sobrenatural como puede serlo la brujería, y por otro, la presencia de las mujeres en el mundo literario en un entorno que siempre imaginamos cerrado como pudo serlo la época victoriana.
Damas oscuras. Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes. Esta colección de Impedimenta recoge unos cincuenta años de cuentos de fantasmas caracterizados por su autoría femenina. Y en el prólogo, de forma muy concisa, expone la idea principal de la antología: en un entorno marcado por la presencia masculina como ejemplo de raciocinio, estas ponen a su personajes frente a lo irracional, lo inexplicable, y a algo tan marcado por la tragedia y lo emotivo como puede ser un espectro ligado a un lugar por lo que sucedió en el pasado. Esto sería solo una parte del libro y no la norma, porque en realidad la antología es muy variada y recoge tanto personajes masculinos, como testigos de sucesos extraños o cabezas de familia amenazados por lo sobrenatural, como mujeres, también en el papel de madres o narradoras de algo que les fue referido hace tiempo. Porque, dentro de este género, el recurrir a la narración dentro de la narración, es también algo habitual y que hace que las historias tengan una atmósfera mucho más íntima y cercana.
La segunda idea ha sido la de reunir los relatos en orden cronológico. Una decisión muy simple pero que sirve para percibir la evolución en el estilo, de forma general, y en los intereses y preocupaciones, así como la apertura de temas y posibilidades en los casi setenta años que abarcan los relatos, que van ganando en profundidad y haciendo que los personajes sean mucho más complejos dentro de lo que permitían unas normas bastante rígidas.
Como curiosidad, la edición incluye de regalo una criaturita fantasmal…o lo que es lo mismo, un recortable con el que el lector puede fabricarse una marioneta de aspecto victoriano y un poco inquietante, que todavía tengo pendiente. Solo es cuestión de hacerle una buena copia en color (¡Estamos en 2018! ¡Como para destrozar cualquier suplemento que nos incluya una edición tan cuidada!) y practicar un poco los recortes, porque creo que desde el parvulario no he vuelto a hacer ninguna manualidad con punzones.
Bienvenidos al Sabbath. Antología de relatos de relatos de satanismo y brujería. Además de algunas antologías traducidas y otras propias donde son capaces de salirse de los relatos más repetidos, de vez en cuando sacan algún cajón desastre con piezas publicadas previamente en libros anteriores. En estas colecciones, de formato más pequeño, se han repasado desde el mito del vampiro hasta lo sobrenatural en el mar, pasando por los científicos locos y sus invenciones. Ahora era el turno de la brujería y los aquelarres, algo que inevitablemente está ligado a las mujeres (y en menor medida, a los gatos). En este caso, dividida en cuatro bloques, sobre brujas, aquelarres, pactos demoniacos y otras formas de brujería, donde pueden aparecer clásicos como Robert L. Stevenson, la visión más cínica de Hawthorne, rarezas un tanto perversas como Huysmans e incluso H. P. Lovecraft donde no podemos evitar pensar que quizá Los sueños de la casa de la bruja es uno de los relatos más flojos en lo que a Mitos de Cthulhu se refiere.
Lo mejor de la colección es la variedad de visiones. Y es que aún separada por bloques, es posible dar una visión muy distinta según la época y el estilo de cada uno. Los casos más llamativos son los apartados del diablo, donde Madame Lucifer recuerda mucho al relato popular y Un acontecimiento en el infierno es puro Barker. Y sobre todo, en “Otros ritos”, la sección más pequeña que actúa de cajón desastre y donde no podía faltar la brujería africana.
Y de remate, un vídeo. Era difícil no pensar en él tras 500 páginas de brujería.