Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna
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jueves, 11 de octubre de 2018

Lecturas de la semana. De escritoras y hechiceras

 
 
Durante el último año no me han faltado colecciones de relatos. Bueno, en realidad, nunca faltaron, aunque muchas de ellas, como las antologías que sacaba Martinez Roca acabaron intercambiadas o donadas a la biblioteca (aunque conservo su contenido y sobre todo, horrendas portadas, en soporte digital). Son las más recientes las que acaban haciéndose un hueco, llamando mi atención, y, una vez superada la época en la que cada colección acababa incluyendo el mismo cuento de M. R. James o Polidori, acaban siendo una lectura de lo más variada …y donde las posibilidades de idear una colección son infinitas. En este caso, las antologías de corte femenino casi son un subgénero por derecho propio, y en casos como estos, una forma de descubrir enfoques muy distintos: por un lado, lo femenino en su vertiente más sobrenatural como puede serlo la brujería, y por otro, la presencia de las mujeres en el mundo literario en un entorno que siempre imaginamos cerrado como pudo serlo la época victoriana.
 
 

Damas oscuras. Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes. Esta colección de Impedimenta recoge unos cincuenta años de cuentos de fantasmas caracterizados por su autoría femenina. Y en el prólogo, de forma muy concisa, expone la idea principal de la antología: en un entorno marcado por la presencia masculina como ejemplo de raciocinio, estas ponen a su personajes frente a lo irracional, lo inexplicable, y a algo tan marcado por la tragedia y lo emotivo como puede ser un espectro ligado a un lugar por lo que sucedió en el pasado. Esto sería solo una parte del libro y no la norma, porque en realidad la antología es muy variada y recoge tanto personajes masculinos, como testigos de sucesos extraños o cabezas de familia amenazados por lo sobrenatural, como mujeres, también en el papel de madres o narradoras de algo que les fue referido hace tiempo. Porque, dentro de este género, el recurrir a la narración dentro de la narración, es también algo habitual y que hace que las historias tengan una atmósfera mucho más íntima y cercana.

La segunda idea ha sido la de reunir los relatos en orden cronológico. Una decisión muy simple pero que sirve para percibir la evolución en el estilo, de forma general, y en los intereses y preocupaciones, así como la apertura de temas y posibilidades en los casi setenta años que abarcan los relatos, que van ganando en profundidad y haciendo que los personajes sean mucho más complejos dentro de lo que permitían unas normas bastante rígidas.

Como curiosidad, la edición incluye de regalo una criaturita fantasmal…o lo que es lo mismo, un recortable con el que el lector puede fabricarse una marioneta de aspecto victoriano y un poco inquietante, que todavía tengo pendiente. Solo es cuestión de hacerle una buena copia en color (¡Estamos en 2018! ¡Como para destrozar cualquier suplemento que nos incluya una edición tan cuidada!) y practicar un poco los recortes, porque creo que desde el parvulario no he vuelto a hacer ninguna manualidad con punzones.
 

Bienvenidos al Sabbath. Antología de relatos de relatos de satanismo y brujería. Además de algunas antologías traducidas y otras propias donde son capaces de salirse de los relatos más repetidos, de vez en cuando sacan algún cajón desastre con piezas publicadas previamente en libros anteriores. En estas colecciones, de formato más pequeño, se han repasado desde el mito del vampiro hasta lo sobrenatural en el mar, pasando por los científicos locos y sus invenciones. Ahora era el turno de la brujería y los aquelarres, algo que inevitablemente está ligado a las mujeres (y en menor medida, a los gatos). En este caso, dividida en cuatro bloques, sobre brujas, aquelarres, pactos demoniacos y otras formas de brujería, donde pueden aparecer clásicos como Robert L. Stevenson, la visión más cínica de Hawthorne, rarezas un tanto perversas como Huysmans e incluso H. P. Lovecraft donde no podemos evitar pensar que quizá Los sueños de la casa de la bruja es uno de los relatos más flojos en lo que a Mitos de Cthulhu se refiere.

Lo mejor de la colección es la variedad de visiones. Y es que aún separada por bloques, es posible dar una visión muy distinta  según la época y el estilo de cada uno. Los casos más llamativos son los apartados del diablo, donde Madame Lucifer recuerda mucho al relato popular y Un acontecimiento en el infierno es puro Barker. Y sobre todo, en “Otros ritos”, la sección más pequeña que actúa de cajón desastre y donde no podía faltar la brujería africana.
Y de remate, un vídeo. Era difícil no pensar en él tras 500 páginas de brujería.
 
 

lunes, 11 de enero de 2016

Obituario; Angus Scrimm


Angus Scrimm es otro de esos nombres que no suenan demasiado ante el público en general. Pero, que al igual que Wes Craven, cuenta un gran aprecio entre los aficionados al cine de terror. Y que, en este caso, interpretó a uno de los monstruos emblemáticos de la década de los ochenta.




Hablar de Scrimm hace pensar inmediatamente en El Hombre Alto, el misterioso guardián del cementerio que persiguió a Reggie Bannister durante las cuatro entregas de Phantasma. Un personaje que, comparado con el resto de la década, podía ser menos popular que Freddie Krueger, menos llamativo que los cenobitas de Hellraiser, pero que contaba con su propio carisma y estilo. Sus inexistentes líneas de diálogo, su ausencia de trasfondo y el aspecto amenazador que aportaban los 1.93 cm del actor, enfundado en un traje de director de funeraria, lo convertían en un hombre del saco moderno, pero muy deudor del pulp, de las imágenes de la cultura popular, y en cierto modo, una posible fuente de inspiración para el Slenderman que aparecería unos años después.




Al contar con un papel reconocible, su carrera como actor parece no contar con otros papeles igual de famosos. Lo cierto es que para su edad, sus apariciones en el cine son bastante tardías, a partir de los 70, y una parte de ellas, en producciones B y Z…aunque eso no implica que fueran películas horriblemente malas. Bueno, sí, lo eran, Pero dentro de la categoría de lo disfrutable y la comedia involuntaria. Algunas de estas podían resultar casi un cameo y ser de lo más variadas: desde una aparición muy breve como Rey de los vampiros en Subespecies, hasta una parodia de El hombre alto en Transylvania Twist, una comedia de terror llena de guiños a películas que, además de funcionar perfectamente como comedia, dentro de este estilo, los hermanos Wayans deberían verla varias veces, a ver si aprenden que entre “comedia terrorífica” y “Scary Movie”, hay una diferencia abismal.

 

 

El cambio de siglo aportó papeles con un carácter más regular, y quizá alejados de la serie B por la que lo conocimos entonces: un personaje recurrente en Alias, la serie de Abrahams y Jennifer Gardner. O, para los que seguíamos prefiriendo el terror, una actuación breve, pero memorable, como médico en I sell the Dead, una película sobre la época de los ladrones de tumbas, con mucho humor negro y que en algún momento debería ver de nuevo, porque se merece una entrada por sí sola.

 
 
Después de algo más de tres décadas siendo toda una cara recnocible, en múltiples películas, series y sobre todo, como personaje emblemático de una saga, Angus Scrimm fallece el pasado domingo a los 89 años. Y del que nos queda, al menos, una de sus pocas, pero memorables, frases como El hombre alto: “ Booooy…!”

Mientras terminaba de escribir, veía la noticia de David Bowie. No es habitual que le dedique a la entrada a los músicos, pero hoy es una excepción. Para mi Bowie fue desde siempre, el rey Jareth.

 

lunes, 1 de diciembre de 2014

As Above, so Below (2014). Cámaras de vídeo, criptas y...¿alquimia?


Llevo desde que tengo uso de razón metiendo fotos de gaticos en cada entrada, pero creo que esta es la mejor con diferencia

Una película de las de metraje encontrado tiene bastantes papeletas para ser floja. Este formato perdió la novedad hace mucho. Y el 90% de estas suelen consistir en cuatro tíos nulos en un edificio abandonado dando vueltas con una cámara, agitándola de cuando en cuando y esperando que pase algo. Un argumento algo más complejo, o con más elementos que ese armazón tan simple, parecía reservado a la filmación tradicional. Y sin embargo, a alguien se le ocurrió plantear un guión que tuviera todos esos espacios cerrados y gente con cámaras en una situación mucho más cuidada y con más posibilidades que la producción habitual. 


Este es el caso As Above, so Below, donde un grupo de investigadores que se han adentrado en las catacumbas de París acaban perdidos y…¿Un momento? ¿Esto de perderse y agobiarse cámara en mano no lo hemos visto antes? Sí, pero al menos esta vez su motivación difiere bastante de la norma habitual. Porque si han acabado en un escenario tan atractivo como un osario kilométrico es porque su protagonista, una profesora universitaria obsesionada con la alquimia busca nada menos que la piedra filosofal, oculta en los túneles según las pistas que Nicolás Flamel legó tras su muerte. Los pasadizos laberínticos y los derrumbes no serán el único peligro que econtrarán, porque estos no están deshabitados. Y cuando una de las pistas hace referencia al infierno, este no es solamente un término figurado. 



Siendo muy críticos, toda la idea de la piedra filosofal y la alquimia es un mcguffin para meter a los protagonistas en un entorno claustrofóbico, y de hecho, el título hace referencia a un término de esta rama. Pero este está tan bien llevado como en cualquier otra película de terror, e incluso sirve para incluir secuencias introductorias como los viajes de la protagonista buscando claves para su investigación. Vamos, que no solo sirve para presentar un planteamiento más interesante que la media, sino que también lo aprovechan para caracterizar un poco a los personajes. Porque esto también es algo poco habitual, pero estos son algo más que gente gritando delante de una cámara. Tienen sus motivos para hacer lo que hacen, sean los propios investigadores o incluso el grupo de exploradores urbanos que contratan para poder atravesar las catacumbas. Tampoco es que sea un planteamiento redondo, ni que tengan especial profundidad: la protagonista, tan mona ella, con todos sus idiomas y capacidades un poco de serie, parece más una Lara Croft que el personaje creíble que debería haber sido, aunque a medida que avanza la película, esto se suaviza mucho más y estas habilidades realmente sirven para darle fuerza al personaje. Sin duda los más divertidos son el grupo de exploradores que los acompaña, que aun con unas pinceladas muy breves, y con una actitud muy suya, hacen que se acabe sintiendo simpatía, tanto por ellos, como por el resto del grupo.



Los escenarios son una de las partes más importantes de la película, además de ser la más atractiva. A fin de cuentas, se trata de una red de túneles donde reposan los restos de millones de franceses. Y algunos de ellos, organizados de forma muy cuca y decorativa. Pero no son solo los esqueletos y la parte más conocida de esta parte de parís, sino que incluso la presentación de los túneles que sirven de entrada, consiguen crear una atmósfera muy inquietante. A través de ellos, los elementos de amenaza real, como la claustrofobia o los derrumbes, va dando paso al aspecto sobrenatural, en forma de breves apariciones de los miedos de los protagonistas, hasta llegar a las últimas secuencias, donde son capaces de recrear un escenario pesadillesco con elementos tan simples como unos charcos y unas figuras disfrazadas de monje. En cambio, esto no evita que se juegue con alguna situación de carácter macabro para conseguir el efecto contrario. En este caso, un momento cómico que me encantó por su carácter absurdo, cuando los personajes encuentran en uno de los túneles a un grupo de mujeres con túnica canturreando el Abendphantasie de Gyorgy Ligeti (para más señas, esa pieza compuesta por voces que parece pensada para dar miedo), y el explorador urbano le quita importancia diciendo que “en esta parte de las catacumbas hay gente muy rara”. Es un detalle muy breve y muy extraño, pero solo al recordar las historietas de Adèle Blanc-Sec e incluso alguna aventura de Harry Dickson, me hace pensar que esto de irse a los subterráneos a hacer cosas raras parece una especie de hobby reconocido.


Me encantaría visitar las catacumbas de París, pero tengo miedo de encontrarme con una secta de adoradores de Pazuzu en algún subterráneo 

Las limitaciones que puede ofrecer el grabar cámara en mano se han resuelto aprovechando todo lo que ofrece la técnica. En este caso, recurriendo a las cámaras que llevan los protagonistas junto a sus linternas frontales, gracias a las que es posible cambiar la perspectiva todo lo necesario, aunque se va limitando cada vez que uno de ellos queda por el camino. Se queda fuera la cuestión que hasta hace poco justificaba el tema de las cámaras: si hace años se planteaban como cintas encontradas, o testimonios de alguien, aquí no llega a explicarse por qué estamos viendo una historia contada desde unas grabaciones personales. Seguramente, porque a estas alturas no tiene mucho sentido insistir en darle un aire de veracidad a la producción, y se queda simplemente en otra opción más a la hora de filmar, sin tener que explicarla, como podría serlo la narrativa en primera persona.


El nightmare fuel empieza aquí. 

La película que empecé a ver con intención de poner el piloto automático y no hacerle mucho caso, como suele ser cuando veo una de cámara en mano, acabó consiguiendo que siguiera con interés, y tensión algunas veces, las carreras de los personajes en un escenario tan fascinante como unos osarios y catacumbas en parte reales, en parte inventados. Y que me hizo pensar que, junto a El proyecto de la bruja de Blair y Rec, perfectamente podría ser de las mejores que se han filmado con este sistema, lo que también es un buen logro, y que incluso lo cuidado del diseño de los créditos finales también demuestra que no es una producción hecha a prisa y corriendo. Además, aunque sea difícil, por el tipo de película, el que tuviera una buena banda sonora, gracias a determinadas secuencias he podido descubrir a La Femme, y su divertidísimo videoclip Hypsoline.


lunes, 7 de julio de 2014

Lecturas de la semana. De las de toda la vida (II)


Esta semana volvemos a los detectives, y  al menos en uno de los casos, a las aventuras seriadas de un personaje concreto.


Rex Stout. La mano en el guante. Aunque Rex Stout es famoso por haber creado a Nero Wolfe, cuenta con otras novelas policiales, sin repetir personaje. En este caso, se trata de una historia de asesinato en un lugar cerrado y de sospechosos múltiples, que la protagonista, una joven que ha abierto su propia agencia de detectives, debe resolver al afectarle personalmente.

El principal atractivo del libro es su ambientación en los años treinta, donde las referencias a los primeros gurús de lo oriental, a la Gran Depresión y cómo afectó a la vida de los personajes está muy presente. La mayoría han hecho fortuna, o la han perdido (como la protagonista), por la crisis. Teniendo en cuenta que fue escrita en 1937, estas menciones son mucho más frescas y espontáneas que una novela histórica u otra posterior.

En cambio, los personajes no han terminado de gustarme: en estos casos de “crimen en habitación cerrada”, tan de Agatha Christie, o bien se es muy aficionado, o bien se corre el riesgo de resultar aburridos a ratos, que ha sido el caso. Hay algunas situaciones interesantes, pero en la mayoría de los casos, el intento de caracterizar a los protagonistas y sus problemas personales se convierte en una sucesión de diálogos de neuróticos. En el caso de una de las coprotagonistas, la pobre resulta bastante hostiable. 


Boris Akunin. Special Assignments. Este es uno de los autores de novelas de detectives más populares en Rusia, y por lo visto, su fama ha saltado el país teniendo un público bastante amplio (cosa que a mí se me había escapado hasta hacía poco).
Su personaje principal, Erast Fandorin, es un detective que trabaja para el Estado en el Moscú de finales del siglo XIX. Como buen investigador que va un poco por libre, cuenta con unas cuantas particularidades, como el tener un asistente japonés y ser un fanático de las artes marciales, además de mezclar sus capacidades deductivas con las de hombre de acción.

La ambientación es bastante atractiva, y en ella se dan cita culturas propias de la ciudad y la época, como las investigaciones en el barrio tártaro, prestamistas o la rigurosa observación de las celebraciones religiosas. Los casos, para este caso, han reunido dos novelas en un solo volumen: en una de ellas, la más ligera, el detective debe detener a un timador especialista en el disfraz. La siguiente, cuenta con un asesino conocido como El decorador y con unas mañas y víctimas que recuerdan a Jack el destripador, y al que la policía tiene en cuenta como posible inspirador o perpetrador de los crímenes.

Con este tipo de detectives protagonistas, pueden pasar tres cosas: o bien se hace uno fanático, o se lee como algo olvidable, o se convierte en un personaje insoportable para el lector ocasional. Ha pasado con Sherlock, Maigret, Nero Wolfe, Poirot y muchos otros. Fandorin no es una excepción, además de contar con una gran desventaja: su caracterización, al menos en este libro, demasiado tópica, con sus particularidades llamativas para hacerlo fácilmente reconocible. Además es inteligente, atlético, guapo y mujeriego…vamos, este hombre no tiene un solo defecto. Y Boris Akunin tampoco ha hecho un trabajo muy exhaustivo a la hora de hacer algo original: la narración tiene el principal defecto de las aventuras episódicas que quieren incorporar lectores en cualquier momento, que es repetir unas cuantas veces las características y personajes relacionados con los protagonistas. Pero en realidad lo peor es una falta de originalidad a la hora de implicarse con el libro: por atractiva que sea la ambientación, por acción que esta incluya, esta da la impresión de haber sido escrita pensando en gustar a todo el público occidental, con unos personajes y diálogos un tanto genéricos. Hasta descafeinados, diría.

Y de postre, un vídeo: con tanto escribir de detectives me ha venido a la cabeza esta canción de los ochenta.



lunes, 23 de junio de 2014

Six String Samurai (1998). Rockeros, artes marciales, desiertos postnucleares...y más.


Hay películas tan descabelladas que uno se pregunta cómo pudieron salir adelante. Muchas de estas se ganan un número importante de seguidores gracias a su originalidad y al haberse apartado por completo de lo que puede verse en un cine corriente. Pero sigue siendo difícil imaginar cómo alguien, a finales de los noventa, consiguió financiar un guión sobre un rockero que recorre un desierto apocalíptico para reclamar el trono del fallecido Elvis en Las Vegas. Y lo cierto es que fue una suerte que esta consiguiera llevarse a cabo. 


Six String Samurai presenta, con una introducción muy breve y tirando de texto (que no hay presupuesto para gastarlo en explosiones), cómo en 1957 los soviéticos invadieron Estados Unidos. Lo único que ha quedado es  la ciudad de Lost Vegas, donde Elvis ha reinado durante los últimos cuarenta años. Pero ahora ha muerto, y muchos rockeros atraviesan el desierto para enfrentarse por el trono. Incluso la propia Muerte, que no duda en acabar con cualquiera que se cruce en su camino. Uno de ellos, al que llaman Buddy (colega en inglés. Aunque entre las gafotas y el traje, se reconoce perfectamente a Buddy Holly) recorre ese mismo camino junto a un niño huérfano que a su pesar, lo sigue a todas partes. El viaje, lleno de bandas de trogloditas, caníbales y un batallón perdido del Ejército Rojo, no será fácil. 



Por lo visto en argot, se refieren como "gato" a la gente molona. Esto va camino de convertirse en la mejor película de la historia. 

Sobre el papel, la premisa parece no tener ni pies ni cabeza ¿Cómo va a tener un mínimo de coherencia semejante chorrada? Pues lo cierto es que funciona, y muy bien, pero para eso, hay que entrar en la historia olvidándose de su absurdo. En realidad, está tan bien narrada que el ver a un tipo vestido de rockero de los cincuenta, armado con una katana, practicando artes marciales y recorriendo el desierto hasta enfrentarse con la Muerte, resulta divertido. Esto funciona porque en cierto modo, todo es bastante paródico, pero rodado y presentado de una forma tan seria y dramática, que esta resulta muy sutil y en ningún momento se trata de una comedia abiertamente. Aunque cuenta con momentos verdaderamente cómicos.



En realidad el material no es original de todo, sino que la película está planteada a partir de muchas referencias: esta es Mad Max, El lobo solitario y su cachorro, es la Trilogía del Dólar de Sergio Leone, las películas de kung Fu, el New Vegas de Fallout y hasta El mago de Oz. Esto no quiere decir que se dediquen a copiar y pegar secuencias directamente, sino que sus situaciones, personajes y ambientación recuerdan a ella de forma muy discreta. Y en ningún momento quieren resultar graciosos abiertamente, sino que secuencias como una persecución de coches que no van a más de 15 km/h se toman tan en serio a sí mismas que acaban resultando hilarantes, sin romper  el tono tremebundo e irónico de la película.



Estas referencias no se quedan en el cine, sino que muchos personajes son dobles de personas reales, pero presentados de forma que pueden reconocerse perfectamente, sin mencionar en ningún momento quienes son. Entre ellos, los más reconocibles son Buddy Holly y Slash de Guns n Roses, gracias a las gafas de pasta y el sombrero alto.  Además, la mayoría de la banda sonora se compone de temas rockabilly, mezclados con tonadillas rusas, gracias a la banda The Red Elvises. Que también tienen un cameo al principio.  


Estos efectos especiales me han recordado al Doctor Who de los setenta....snif...

Es curioso que en una película con un punto de partida tan de ciencia ficción apenas tenga efectos especiales, pero a estos los han sustituído lo original del guión y la inventiva a la hora de caracterizar a los personajes y presentar escenarios. El desierto y cuatro restos de edificios sirven perfectamente para que nos creamos que viven en un desierto postapocalíptico, como pasó en Mad Max. Y el tema del vestuario lo han arreglado directamente metiéndole la tijera a todos los trajes que encontraron, arrastrándolos un poco por la arena, y poniéndole a los mutantes de turno unas bolsas de basura. Creo que desde los disfraces hechos en las clases de 4º de EGB no había visto tanta creatividad a la hora de hacer algo que realmente funcione…y lo cierto es que aquí dan perfectamente el pego. Quizá, también, porque con una ambientación tan imposible y divertida, se es mucho menos exigente con el tema de la credibilidad.


Con unas situaciones que son casi de lo más divertido que se ha rodado en los últimos veinte años, es difícil que todo pueda mantenerse hasta el desenlace. Y es aquí donde acaban un poco perdidos: se nota que invirtieron más tiempo en el desarrollo y haciendo que el espectador disfrutara de la película, porque al final parecen haberse quedado sin soluciones y recurren al mismo deus ex machina de El mago de oz y al final abierto a todo tipo de interpretaciones…pero con lo que me ha gustado, y especialmente, con la originalidad que han demostrado, voy a tomarlo como una referencia que no ha funcionado tan bien como el resto. Porque esta se ha convertido a partir de ahora en una de las cosas más originales y simpáticas que he visto en mucho tiempo. 

jueves, 23 de enero de 2014

La casa de hojas. Un libro sobre un ensayo sobre una película sobre…



El término “novela experimental” en la mayoría de los casos mete miedo. Hace pensar en párrafos enrevesados y sin sentido, en lecturas densas y lo que es peor, en exámenes sobre sus metáforas y la importancia de esa obra en la literatura contemporánea. Pero, qué pasa cuando la intención de una novela así no es resultar inquietante por su forma externa, sino por narrar una historia claramente sobrenatural? Pues que puede aparecer algo como La Casa de Hojas, la primera novela de Mark Danielewski y que, después de 13 años tras su publicación, ha sido editada en España.



No es de extrañar que pasara tan desapercibida: aunque contaba con sus seguidores, no se trataba de una novela fantástica lineal como las que podrían verse en cualquier colección sobre el género. Su estructura es muy arriesgada, porque técnicamente no se trata de una novela, sino unos documentos encontrados por Johnny Truant en casa de un anciano fallecido. Este ha dedicado sus últimos años a recopilar información y notas sobre El expediente Navidson, una película donde un fotógrafo documenta la mudanza a su nuevo hogar. Cualquier intención documental se va al traste cuando la familia descubre una puerta que lleva a una serie de pasillos oscuros cuya situación en la casa es físicamente imposible. Los dramas personales se mezclan con las expediciones a esa sala, que parece tener un tamaño imposible, cambiar de forma aleatoria y donde se pueden escuchar una serie de gruñidos animales. El protagonista, si se puede considerar a Truant como tal, intenta presentar de forma más o menos ordenada el texto recogido por el anciano, junto a todas las notas acerca de textos de referencia y unas cuantas de su autoría en las que, o bien traduce algo, o bien utiliza para divagar sobre lo primero que se le ocurre. Pero hay un detalle importante: el anciano que había redactado ese ensayo era ciego, y Truant confiesa ser un mentiroso compulsivo que no duda en modificar partes del texto original como se le ocurra ¿Hay realmente una casa en Virginia con una entrada a un laberinto, o solo se trata de un tipo que ha dedicado mucho tiempo a tomarle el pelo al lector?


Solo por salir en la foto de contraportada con su gato, gana +3 al carisma 

Tanto en la idea como en la forma de desarrollarla, Danielewski ha salido ganando: la narrativa es muy compleja, y es capaz de trabajar con dos tramas distintas a base de un ensayo y de las notas a pie de página que incluye el personaje principal. Todo lo que se sabe de la casa de Ash Tree Lane, sus personajes y sus motivaciones no es por el narrador ni por reflejar sus pensamientos, sino a través de ensayos y estudios realizados por otros académicos y que se citan durante todo el texto, incluyendo los pies de página mencionando los libros donde estos análisis aparecieron. El personaje de Truant no se queda en un recopilador neutro, sino en un personaje que no duda en incluir parte de su historia y de lo que le va sucediendo, desde anécdotas cuando encuentra a alguien que le ayuda a traducir un texto, hasta sus crisis de pánico donde cree oír también el mismo gruñido que sonaba en la casa. Lo cierto es que el personaje de Zampano, el anciano que desencadena la aparición de estos documentos, es del que menos se sabe: cuenta con un apéndice con sus notas al final del libro, pero su mención como propietario de unos documentos un tanto raros que el protagonista consigue, es todo un Mcguffin que sirve para poder dar lugar a la publicación de la historia.



Al haberse planteado con una estructura de no ficción, y tratándose técnicamente del ensayo sobre una película, cuenta con bastantes elementos visuales que aparecen al final del libro en los apéndices, como si se tratara de un texto real. Estos van desde notas que no llegaron a utilizarse, hasta apuntes personales acerca del personaje principal, e incluso fotos sobre la casa y piezas artísticas que se crearían después de la película: ilustraciones, collages recreando los planos de la casa e incluso fotos de las notas originales tal y como aparecieron. Si no fuera porque cuenta con el nombre del autor en la portada, realmente podría pasar por un documento real como pasó con el Proyecto de la Bruja de Blair, y probablemente habría tenido mucha más publicidad y revuelo…pero el autor se dio cuenta que este tipo de publicidad funciona solo de una forma muy puntual, y optó por presentarlo como lo que es: una obra de ficción, pero una muy cuidada y original.



Pero en muchos casos, esas ganas de originalidad también le pierden bastante, y es donde el tema de las novelas experimentales aparece en su peor vertiente: en muchas páginas, la maquetación sigue una distribución completamente absurda y que no tiene sentido con su intención de parecer un texto académico. Sin explicación aparente, empiezan a aparecer notas en los márgenes laterales, textos escritos al revés e incluso páginas sin nada más escrito que una palabra. No solo es bastante gratuito sino que parece la pesadilla de cualquier ebook.



El lastre de ponerse a jugar con la maquetación y las ganas de marear al lector no llegan a fastidiar en exceso el conjunto del libro:  el contenido del Expediente Navidson es original, y la forma de plantearla, jugando con la realidad y la veracidad de lo que cuentan sus personajes, es ambicioso y bien tratado. Además, aunque no haya sido cosa del autor, cuenta con su propia banda sonora: Danielewski es hermano de Poe, la cantante, que en el mismo año en que se publicó la novela presentó Haunted, un disco que está muy relacionado con el contenido de La casa de Hojas. Y que por cierto, suena bastante bien.

lunes, 22 de abril de 2013

Florence and The Machine. Redoble de tambores (nunca mejor dicho)


Sospecho que el minino canta mejor que muchos que he escuchado en la MTV

Hoy es muy raro que descubra grupos nuevos. Prácticamente me he quedado enganchada con los que ya conocía de años y apenas escucho música si no es en la radio, y tampoco presto mucha atención al nombre de quien está sonando…a menos, claro, que sea una canción que realmente se me enganche en la cabeza.



Florence and The Machine es un grupo británico con nada menos que siete integrantes, de la que la cabeza visible, y bastante pelirroja, es Florence Welch, la cantante. El salto a la fama les llegó en 2009 con Lungs, su primer disco, que no es precisamente lo que se escucha habitualmente en los 40 Principales: la voz de su cantante suena, a veces casi a gritos, entre tambores y golpes de batería, cantando letras con temática romántica (del Romanticismo, se entiende), y con lo que esto implica, también bastante oscuras.



Su estética, y el estilo del primer disco, me recordó un montón a Kate Bush, tanto por voz como por su estilo lleno de vestidos vaporosos y coreografías exageradas. Aún así, en más de un video aparece como mandan los cánones de la música pop, que es enseñando pierna. Nadie está a salvo de las exigencias del mercado. Fue gracias a Dog Days como conocí al grupo, aunque de Lungs también me quedo con Drumming Song, en el que no se cortan a la hora de trabajar con la percusión que los caracteriza.



En 2011 llegaba Ceremonials, que parece sonar un poco más “limpio” que el anterior. De momento no lo tengo tan machacado como el anterior para poder opinar sobre él, aunque Seven Devils es el que más me ha gustado hasta ahora.

También han tenido su aparición en el cine: la próxima versión de El Gran Gatsby incluye una canción suya, e incluso en la banda sonora de Eclipse suena Heavy in Your Arms. Y es que otra cosa no, pero la franquicia de los vampiros luminosos es especialista en utilizar música más interesante que sus propias películas. Y si no, que se lo digan a Muse.


sábado, 13 de octubre de 2012

Muse. The 2nd Law (2012). Piano, guitarra eléctrica, y falsetto

 
Creo que no soy la única que lo estaba pensando

Como dirían los Monty Python, y ahora, algo completamente diferente: una entrada sobre música. Nunca he pasado de subir algún vídeo de grupos que me gustaran, pero Muse es uno de mis favoritos y acaba de sacar disco hace días.


Te odio, diseño gráfico. Espero que estés satisfecho de haberle quitado el trabajo a los ilustradores

The 2nd Law es su sexto album, y practicamente hay un abismo entre este y sus dos primeros, tanto en cuestión de melodía como en letras. Desde los tres últimos han pasado a centrarse en temas relacionados con angustias diversas (valor seguro para todo adolescente como mandan los cánones), un ritmo mucho más caótico y agresivo, a base de guitarras, a usar más arreglos electrónicos y sobre todo, incluir el piano en más de una canción. En los cinco últimos años las canciones siempre incluyen temas sobre la política global o la tecnocracia, hasta el extremo que su disco en directo se llamó HAARP, como el cacharro ese que aseguran que es para investigar auroras boreales y del que por lo visto, no se fía ni su madre. Lo que no ha variado es la particular voz de Matthew Bellamy, capaz de un falsete que, cuando lo escuché por primera vez haciendo una versión de Feeling Good, me pareció que este tipo no cantaba, maullaba. Menuda diferencia con el vozarrón de Nina Simone, pero llamativa era un rato.

 

The 2nd Law es muy diferente tanto a esta versión como a los discos de esa época, y más parecido a Resistance, del 2009: la primera canción llega a parecer parte de una banda sonora, y es bastante más pausado. Tampoco faltan los temas complicados, y de hecho, el título del album se refiere a la segunda ley de la termodinámica que, con esto de hablar de entropía, sistemas aislados y destrucción de energía, se da mucho a la metáfora. Incluso en el vídeoclip de Madness, no se cortan y acaban apareciendo un grupo de antidisturbios.



Por norma general Muse siempre saca alguna canción que me anima el día en cualquiera de sus discos, pero tanto este como el anterior no han sido de los que más me han gustado, al menos en cuanto a ritmo. Seguramente, porque están lejos Absolution y Origin of Symmetry, que sí consiguieron el equilibrio entre el barullo de guitarras que se marcaban en algunas canciones, y las sinfonías que llegarían a componer más adelante.

jueves, 4 de octubre de 2012

Doom (2005). Cuando falla hasta el argumento más simple


La imagen es claramente falsa porque los gatos viven en la cara oculta de la Luna

A día de hoy debe haber un montonazo de adapciones de videojuego al cine, pero lo difícil debe ser encontrar una que realmente esté bien, aún quedándose fuera las películas de Uwe Boll. Igual el error está en el tipo de juego que escogen, que generalmente son de lucha o incluso, de los de disparo, que tampoco es que haya gran cosa que contar por mucho que se esfuercen en ponerle un argumento ¡al final todo se reduce a dispararle a cualquier bicho que se mueva!


En el 2005 a un videojuego que llevaba dando vueltas por los ordenadores desde los noventa: Doom era de sobra conocido gracias a su marine que deambulaba por los corredores de una puerta al infierno en el planeta Marte por la que aparecían monstruos y zombies todo lo aterradores que los pixels permitían. La idea de hacer una película no era del todo mala, porque entonces empezaban los primeros pasos de la moda zombie, y el argumento del juego sí daba para una película de acción y algo de terror sin muchas complicaciones. Incluso consiguieron un reparto que, sin salirse del presupuesto tenía algunas caras conocidas: Don The Rock Johnson, en otro de sus intentos de hacerse un hueco en el cine de acción, aparece como sargento de una expedición militar, y Karl Urban como soldado, unos años después de aparecer como Eomer en el Señor de los Anillos, y unos años antes de obtener su primer papel protagonista en el que se pasaría la película con la cabeza metida en un casco. Eso también es mala suerte.



Pero como los estudios de cine sí que deben ser especialistas en darle vueltas a lo más simple y olvidarse de lo que podría tener éxito, decidieron tomar el argumento en cuestión y meterle algo más de jugo. O más bien, repetir fórmulas que no exijan mucho esfuerzo, como sería la del comando de turno metiéndose a una misión peligrosa, en lugar de quedarse con la historia del único superviviente que debe atravesar los restos de la base en Marte. Seguramente eso implicaría más giros de guión y dosificar mejor la tensión del argumento, por lo que el Doom que llevaron al cine incluye a un grupo de militares que, tras atender una alarma en una base de Marte, deben cerrarla y antes, acompañar a una científica a recoger los datos de una investigación (o algo por el estilo, porque cuando echaron la película en Neox, había empezado hacía diez minutos). La investigación no se limita a ser un estudio arqueológico, porque los restos encontrados corresponden a una raza de criaturas superiores y que para ello, habían sido capaces de alterar su propio ADN, cosa que, teniendo en cuenta que sus huesos acabaron en la mesa de un laboratorio, no debió de ir muy bien.


El grupo de militares incluye un poco de todo tipo de personajes: el sargento un pelín totalitario, el novato, el desagradable/traidor, el chistoso, el religioso y al protagonista, hermano de la científica con lo que ya hay algo más de drama servido. No es que esto sea muy importante porque lo que hacen todos es ir cayendo uno detrás de otro, o convertirse en zombie/mutante debido a las mordeduras de los monstruos hasta que solo queden dos de cara al enfrentamiento final. Para esto aprovechan bastante todo tipo de pasillos y laboratorios mal iluminados, en los que no llega a verse bien las criaturas, y el excesivo parpadeo de las luces, sean las bombillas o los disparos, tampoco ayudan mucho, pero se sabe que, cuanto menos se vea, menos hay que invertir en efectos especiales. Otra cosa es pasarse porque me dio la impresión de que la película se pasó más de la mitad del metraje a oscuras. Es más, también da otra impresión, la de haber demasiados personajes que no hacen otra cosa que morirse mientras la científica va explicando a ratos lo que pasó en el laboratorio y el origen de las criaturas.


En un principio, Doom se habría quedado en una película de acción más bien mediocrilla, en la que ni interesan mucho los personajes, ni como los liquidan, ni la historia, mil veces vista. Pero el fallo más gordo fue saltarse a la torera la premisa del juego, sustituyendo el tema del portal al infierno, los demonios y los humanos poseídos, por un experimento de manipulación genética que salió mal, sueros para alterar el ADN y su superhombre para salvar el día. Seguramente fue un intento de ofrecer un argumento más actual y sobre todo, similar al exitoso Resident Evil (o igual, para no complicarse tanto en cuanto a efectos especiales y ahorrarse los portales a otra dimensión). Cuando un videojuego de disparo está basado en demonios y cosas dimensionales, el público y sus fans serán lo que espere, y si se deciden a cambiarlo, más vale que el argumento sea bueno.



La realización es todo lo correcta (y aburrida) que se podría esperar en una película de este estilo. O lo era, hasta el momento en el que a alguien se le ocurrió hacer un guiño al videojuego original y su perspectiva en primera persona: nada menos que cinco minutos seguidos en el que la cámara se mueve a toda velocidad matando a cualquier bicho que se le pase por delante, en una toma de video que parece directamente sacada de un juego de PC. Aunque seguramente la intención de Doom sería sacar otra franquicia de éxito como es Resident Evil, la jugada no salió bien y se quedó en una peliculilla que, de no haberme coincidido de encontrar en la televisión, seguramente ni se me hubiera ocurrido parar a verla.

Y como hoy la cosa va de planetas, otro detalle marciano: Richard Brake, el soldado desagradable/traidor, aparece en el videoclip de Knights of Cydonia, de Muse. De nuevo, haciendo de malo. Pero creo que tiene más arte la minipelícula de cinco minutos de Muse que la hora y media larga de Doom.

 

Un poquito de calidad para empezar el día

domingo, 28 de marzo de 2010

Oferta 3x1 (cine, literatura y música)

Lo regalamos, oigan...


Esta entrada va a ser un recopilatorio un tanto caótico de las cosas que me he ido encontrando durante esta semana. Variadito, sí, porque hasta que no empiece el Doctor Who la semana que viene, mis series van a seguir bastante paradas.



Las tardes de domingo me permiten ver un montón de películas: Distrito 9, Doomsday y por último, Pandorum. Una historia de terrores espaciales muy divertida (por lo agobiante) que mezcla un poco de todo lo visto en el género: el fin del mundo literalmente, hibernaciones, viajes espaciales que no se acaban, paranoia, claustrofobia, naves que se caen a pedazos y...Morlocks, criaturas por las que en Barrilete sentimos una gran simpatía. En conjunto me gustó mucho, aunque le sobraban unos 10 minutos de agobios. Se la recomiendo a cualquiera para hacer un doblete con Distrito 9, aunque luego que no se queje de que las películas le hayan dejado mal cuerpo.


Tranquimazin patrocina este libro

He comprobado que Cumbres Borrascosas no es la novela tostón que esperaba (se lee muy rápido) ni una pastelosidad romántica…No había visto tanto mal bicho y defenestrado mental por página desde que terminé Crimen y Castigo. Pero cada uno en su estilo, claro. Para resumir, diré que se trata de una historia muy gótica, donde es muy difícil que ningun personaje, hasta bien entrado el final, despierte las simpatías del lector: hay sociópatas, hipocondriacos, maniaco depresivos…vamos, que a la mitad del libro ya estaba yo preguntándome si no habría cogido por error un manual de psiquiatría. Todos estos personajes hacen que se aleje del arquetipo de héroes nobles y heroínas virginales que esperaba en una novela del romanticismo, sino que estos, a los que a menudo describen como violentos, caprichosos, enfermizos, o directamente “malas personas” acaban recibiendo la vida que merecen por su s acciones. Sin embargo, a medida que avanzaba la trama y algunos de estos se desarrollaban, fui entendiendo por qué esta es una novela querida por mucha gente, ya que el desenlace consiguió mover mis simpatías, que ya es decir.
A todo esto, el libro me lo prestó Hewl, que para estas cosas tiene unos gustos muy de chica.


Si no estuvieran tocando, saldrían en tu libro de filosofía

Para terminar, Bohren & Der club of gore es un grupo de jazz que acabo de descubrir. No se trata de un género que me atraiga más allá de poner Radio Clásica por las noches, pero con el nombrecito que se buscó el grupo, y el que hagan una cosa llamada “dark jazz”, ya hicieron lo suficiente como para captar mi atención. Se lo recomiendo a cualquier aficionado a la música orquestal, y especialmente, a los que coleccionan las bandas sonoras de las películas de David Lynch.



El cómo llegué a encontrarlos, es una historia bien curiosa, ya que en uno de mis viajes a lo largo y ancho de Internet, llegué a la página de una emisora de radio macedonia (del país de Macedonia, no de la ensalada de frutas), pero, como decía Michael Ende, eso es otra historia.

Buenas vacaciones los que vayáis a disfrutarlas, y los que no, no quejarse mucho: tenemos bittorrent e Internet, que ya es algo.

viernes, 19 de marzo de 2010

Los mejores vídeos de Nick Cave (& The Bad Seeds)

Con este título, no quedan dudas de mi afición por lo que canta este señor, hombre optimista y sencillo donde los haya…era broma.
Tampoco es una banda que se caracterice por vídeos impresionantes o con historia, pero la siguiente lista son algunos que van extrañamente bien con la canción que ilustran:



Ahí hay algo, se les nota...

Henry Lee (con PJ Harvey). Una balada popular sobre el asesinato del tal Henry Lee, adaptada en el particular estilo que tenía el Murder Ballads. La letra es muy simple, acompañada por unas notas en piano…y un impresionante vídeo. Impresionante sí, pero no visualmente: se trata de ambos cantantes, en un fondo verde, cantando, bailando y cogiéndose de las manos. La emotividad de este reside en la actitud de ambos cantantes, en cada gesto y en la forma de mirarse. Yo los veía y me decía “aquí hay algo…”. Y vaya si había: Nick Cave había salido con PJ Harvey en lo que probablemente sería la pareja más freak del universo conocido. Después lo dejaron y Cave va y compone el Boatman´s Calls



Como dijo Millán Astray, mariconadas las justas

Stagger Lee. Otra del Murder Ballads. Por lo visto Stagger Lee narraba un asesinato que tuvo lugar a principios de siglo, sin nada en especial…y el traslada la acción a los años treinta, convirtiendo al tal Stagger Lee en un homosexual sádico. El video acaba provocando cierta risilla maliciosa solo por ver a tanto tío escuálido perneando por el decorado adelante….mientras canta lo que canta.



Fijo que les quitan los puntos por navegar borrachos

The weeping Song. Se trata de uno de esos casos en los que me gusta más por la melodía que la letra. Y el video, otra muestra de humor negro: Nick Cave y Blixa Bargeld vestidos de algo parecido a oficinistas, a ratos de curas, completamente tajados, mientras beben y navegan por un mar de tela. La actuación de ambos es exagerada y teatral. Seguro que todos hemos tenido un tío que bailaba igual en las bodas.



¡Mundo viejuno!

Come into my sleep. Como es una cara B, no tiene vídeo, pero alguien por youtube se encargó de hacer un montaje con las imágenes del Nosferatu de Murnau…Y tuvo una idea bastante brillante, porque lo último que me esperaba era que un montón de imágenes gastadas y el vampiro más grimoso de toda la historia del cine encajara tan bien con una canción así.

martes, 23 de febrero de 2010

El video de la semana: Morning after dark

Este es el vídeo que más gracia me ha hecho en lo que va de año. Me ha costado un poco encontrar la versión larga porque no estaba en youtube, pero ha merecido la pena dar unas cuantas vueltas para encontrar una ministoria de vampiros molones, bastante deudora de Crepúsculo, según he visto, pero sin la pastelosería del original.


Timbaland - Morning After Dark ft. SoShy (Long Version)
Cargado por Timbaland. - Ver más clips de música, videos en HD!

El que tenga vampiros de fondo ya le da bastantes puntos a una canción moderna a la que no le hubiera hecho caso, aunque hay otras cosas que también ayudan:

Las muecas de Timbaland mientras canta o se enfrenta con otros vampiros. En una de estas se le saltan los ojos, fijo.
El (escaso) decorado que se muestra durante la historia: mucho edificio antiguo, casas bajas, una librería…¡y una fuente con gárgolas! Quiero vivir en esa ciudad así pero ya.
El traje cincuentero de SoShy en el que se puede ver un enorme tatuaje, más algunos de sus gestos. Hay que fastidiarse: siete minutos de vídeo y ya superan en cuanto a registro al soso de Bill Compton y Sookie Stackhouse.



Más o menos, a esto me refería

sábado, 14 de noviembre de 2009

The Unusuals (o como subir entradas unusualmente)

¿Pero qué invento es este? Me voy un par de semanicas y esto se convierte en el blog del niño loco alemán... Cuanta frikada suelta, madre de Dios!!
Pero no sus preocupeis, que aquí estoy yo, dispuesto a imponer el orden y la moral, o como mínimo, darle un par de collejas bien dadas (osease, de las que suenan) a Renaissance y castigarla sin tarta de cerezas. Así se arrepentirá de haber llevado este blog al lado oscuro...

Y ahora, para resarciros de mi ausencia, que probablemente haya pasado totalmente desapercibida, voy a hacer una entrada supermolona sobre una serie que he estado viendo, y de la que probablemente no hayais ni oido hablar (Barrilete Cósmico, descubriendote un mundo de series frikis y minoritarias desde 2009).




Descubrí esta serie por casualidad, rebuscando por la web para ver si encontraba algo medio interesante que ver, y no puedo estar más contento con el resultado.
Es probablemente la serie nueva de este año que más me ha gustado, junto con Better off Ted. Curiosamente, ambas se estrenaron en marzo-abril, pero superan por mucho a cualquiera de los estrenos de estos últimos meses (el jurado aún está deliberando sobre V y Modern Family).

Curiosamente también, es una serie procedimental sobre policías en Nueva York, lo que normalmente supondría que no me acercara a menos de metro y medio de ella. Pero por suerte, la serie tiene algo que no tienen el resto de series del género: comedia. O más concretamente, humor negro y situaciones absurdas. Si lo juntas con unos casos interesantes y buenos personajes te sale una serie buena, a la vez que entretenida.

The Unusuals, además, me ha permitido disfrutar de actores que o no soportaba o hacía mucho que no veia. Concretamente, los siguientes:


Adam Goldberg: este cae en la categoría de actor no soportable. Quizás lo recordeis como el amigo del prota de Relativity, o más probablemente, como el compañero de piso de Chaendler que tenía fruta deshidratada. Es probable que saliera en algo más, pero si lo hizo (que supongo que sí, porque sino llevaría sin trabajar lo menos una década) yo no lo he visto.
Aquí interpreta a un policía (como el resto. En esta serie son todos policías) bastante frikazo, al que le dicen que tiene un tumor en la cabeza y le quedan 6 meses de vida. Esto tampoco se puede decir que tenga mucha relevancia, aparte de que de vez en cuando tiene alguna visión, y se mete en situaciones más arriesgadas de lo normal.


Harold Perrineau: lo recordareis por ser el insoportable padre de Walt en Lost. Mmmm... curioso, acabo de mirar su imdb, y hizo de bailarín en 18 capítulos de Fama. No es que me pegue mucho, pero cada cual tiene que ganarse las habichuelas como buenamente puede.
En la serie interpreta al compañero del que tiene el tumor. Tiene 42 años, y está convencido de que va a morir, porque todos los miembros de su familia han muerto a esa edad. Esto le lleva a tomar muchas más precauciones de lo normal: siempre lleva un chaleco antibalas puesto, tiene su mesa rodeada por cinta adhesiva, y su casa parece la casa del niño burbuja.
Está obsesionado con el número 42 (sí, yo también veo la relación con Lost, no vengas a dártelas de especial ahora) y lleva bastante mal la recientemente adquirida atracción por el riesgo de su compañero.


Amber Tamblyn: Al contrario que los otros dos, ésta cae en la categoría de actores que no veia hace mucho tiempo. Y que me gustaban mucho. Concretamente en Joan de Arcadia. Que era una muy buena serie. Y retaré a un duelo a cualquiera que me diga que no. A ver quien es el chulo.
Si la recuerdas de algo, espero que sea de Joan de Arcadia, porque si has visto "The Sisterhood of the Traveling Pants" voy a empezar a pensar que tienes un serio problema.
En la seri interpreta a la poli nueva del departamento. En teoría es la prota, pero es una serie muy coral, así que casi todos los personajes tienen el mismo peso en las tramas.


Además de estos, hay otros personajes: el chulo, el religioso, el repunante... Todo estereotipos, lo reconozco, pero aún así todos son muy interesantes, y te caen bastante bien cuando los conoces.

La serie solo tiene diez capítulos, y se ven casi del tirón, así que no se puede decir que os vaya a suponer un esfuerzo enorme. Parece que no va a haber segunda temporada, pero no hay nada que quede especialmente abierto, ni cliffhanger final, así que no correis demasiados riesgos.

Bueno, pues hecha mi recomendación, me retiro, no sin antes asegurar que a partir de ahora volveré a subir entradas con algo más de regularidad. Aún tengo pendientes de comentar 30 Rock from the sun, Better off Ted, la última temporada de Mad Men, además de todo lo que voy viendo semana a semana, que es bastante... sin olvidarnos, por supuesto, del personaje de la semana... Ufff... voy a tener que hacer hueco en la agenda.


Y de propina, la canción de la semana:




Y otra más para Renaissance, que seguro que le gusta más:





Y ahora sí que me despido
A disfrutar del fin de semana!!!

sábado, 5 de septiembre de 2009

Tirando de videos...(Música del Tercer trimestre del ejercicio 2009)

Hemos necesitado una semana para recuperarnos de la entrada sobre los tipos inquietantes, y falta nos ha hecho: ahora miro de reojo a todos los chavales con uniformes de Eton o cualquier otro colegio fino que encuentre por la calle. Por suerte no he visto ninguno, o de lo contrario me volvería bizca. El que peor parte se ha llevado ha sido Hewl, ya que Feo tiene que comprobar todas las noches en el armario de su cuarto por miedo a que Cillian Murphy esté escondido dentro, tal es el susto que se ha llevado.
Para levantar los ánimos, y por aquello de ser sábado, subimos algunos videos, nuevos algunos, y otros no tan nuevos:

¡Qué haya regocijo! Pero no hasta el 14 de septiembre, que es cuando Muse saca disco nuevo bajo el título de The Resistance, que es bastante revelador. De momento, sus estrategias para anunciar dos canciones solo pueden calificarse de dos formas: arriesgadas, o más propiamente, El Número de la Cabra. United States of Eurasia fue apareciendo en cómodos plazos "escondiendo" un fragmento en cada parte del mundo. La melodía suena muchísimo a Queen, especialmente en el estribillo, pero no podía estar más de acuerdo con la idea. Ahora mismo escribiré al Parlamento Europeo para cambiar el nombre por el de Estados Unidos de Eurasia, con el que seguramente impondríamos más respeto en las reuniones del G8 y podríamos llevar unos monos de color azul muy apañados.



De su siguiente canción tengo una terrible sospecha: han contratado como teclista al mismo compositor de Doctor Who. Escuchen y juzguen. La letra...bueno, creo que Matthew Bellamy quiere salvarnos de alguien. No sabemos de quien, pero seguro que es muy poderoso e influyente. Qué loable por su parte.



Poe, además de compartir apellido con cierto escritor clásico aficionado a la absenta y a llorar esposas muertas, es una artista muy minoritaria. Tan minoritaria que me ha costado dios y ayuda encontrar el vídeo original para la canción que estoy escuchando. Sale un hombrecillo con muestras de tener un severo transtorno de la personalidad metido en un bote.

Poe - Trigger Happy Jack


He comenzado a escuchar a Kate Bush. Con esa voz tan extraña y amelódica que tiene es imposible que no me guste.



Disfruten de la música y no lo olviden: si detrás de este aparece otra entrada con vídeos ¡¡No es la mía!!

Este es un blog cat-friendly

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...Por si quedaba alguna duda