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jueves, 14 de noviembre de 2024

Uzumaki (2024). La maldición de (animar) las espirales

 


Aunque Junji Ito sea uno de los mangakas de terror más populares,  hasta el punto de caerle el apodo de  “el Stephen King japonés”, parece que  esta popularidad  no le ha servido mucho   en las adaptaciones al medio audiovisual. La minuciosidad aterradora de sus viñetas no había encontrado equivalente  en la miniserie de Gyo, ni mucho menos, en  las serie en la que Netflix, hace un par de años, adaptaba varias de sus historias cortas.  El estilo anime de televisión actual, demasiado plano y   acompañado a menudo por animaciones donde prima lo económico sobre el trabajo bien hecho, deslucían los guiones y series  largas  caracterizadas  por viñetas donde una particular visión del horror cósmico, sobrenatural, y abecés absurdo eran representadas con un detalle que podría calificarse  como horror  vacuii. Una adaptación de un manga suyo en condiciones parecía inviable hasta que hace un año, un tráiler de dos minutos donde un pueblo, invadido   progresivamente por espirales, mostraba por fin  que una adaptación como él merecía, y de una de sus mejores  obras.  Los cuatro episodios del anime de Uzumaki fueron estrenados en octubre de 2024, una miniserie que consiguió dar que hablar…pero no como  el público y los fans del manga esperaban.


Este anime adapta como el pueblo de Kurouzu y sus habitantes comienzan a ser transformados por una misteriosa fuerza que   se cierne sobre la superficie del lugar.  Cada patrón atmosférico, vegetal e incluso el comportamiento de los vecinos viene determinado de un modo u otro por las espirales. Un alfarero comenzará a obsesionarse con este patrón, las plantas crecerán de esa forma, los tornados se verán atraídos al pueblo e incluso sus habitantes  empezarán a comportarse de forma retoricada e y ser transformados físicamente siguiendo las  estructura de las líneas que afectan a Kurouzu.



El manga que  narra esta secuencia de sucesos de   forma progresiva, reflejaba  esa degeneración y la existencia de algo incomprensible de  una forma muy similar a como Lovecraft  lo haría en  El color que cayó del cielo.  Las espirales de Ito son tan ajenas a la humanidad como los Primigenios de Howard…aunque en el caso de Ito, no faltase tampoco el horror corporal, e incluso un sentido del humor un tanto oscuro,  que acompaña el relato. El anime tenía únicamente 4 capítulos de veinticinco minutos para poder narrar  esta historia de horror de  progresivo,  donde los hechos puntuales dan paso a fenómenos colectivos.


El primer episodio despejó la duda sobre el proyecto: la calidad de la animación, respetando el blanco i y negro del original, conservaba la minuciosidad de viñetas memorables como un  hombre retorcido en el interior  de un tonel  o una joven siendo absorbida por una espiral,  dos de las  primeras historias de la serie, y que el anime parecía adaptar de forma simultánea. Pero esto fue solo el primer capítulo: el resto más que la adaptación de un popular manga, parecía la versión del  meme “cuando lo pides por  Aliexpress vs  cuando lo recibes en casa”. el segundo capítulo era un desplome absoluto en cuanto a calidad, donde la minuciosidad  era sustituida   por fotogramas fijos,  dibujos apenas rematados y animación a saltos propia de serie s más económicas, y que revelaban que los cinco años de trabajo previos eran  una sucesión de presupuestos mal ejecutados y subcontratos de estudios de animación donde claramente, el dinero se había ido en ese primer episodio que sirvió de presentación.   Los dos restantes, pasada la indignación inicial, oscilaban entre  lo normal y  lo mediocre, adaptando  los capítulos del manga de una forma un tanto desordenada y  demostrando que, aunque fuera una suerte que ese  dolor de animación se limitara a cuatro episodios, estos  tampoco hacían bien su trabajo a nivel narrativo.

La verdad que lo clava

Además de los problemas en cuanto a  animación, la adaptación del guion  tampoco hace justicia:  los capítulos  resultan  escasos para poder   mantener  la atmósfera de terror progresivo  que existía en el manga, donde los sucesos aislados ganaban magnitud hasta llegar a un desenlace apocalíptico, sino que aquí se limitan a  incluir de forma atropellada  todas las viñetas, quedándose únicamente con los efectos visuales en lugar de con su contenido y significado en el contexto d narrativo, en  lugar de  la opción más viable para poder salir del paso, que sería   obviar alguna historia  episódica y centrarse en el desarrollo de un final potente,   esta salta de un horror a otro sin tener en cuenta  ritmo, líneas temporales ni sentido narrativo,  solo unos fotogramas, del último capítulo, seguramente preparado para presentar el proyecto,  parece  querer  hacer recordar  lo que podrí ahaaber sido  la serie de contar con un poco más de cuidado, y también, con u n par de capítulos extra para poder adaptar el manga como merecía.

Uzumaki se convirtió en uno de los fiascos de 2024, y seguramente, en cinco años perdidos para los responsables , pero, salvo para animar a que el público que no conociera el manga se acercar a sus viñetas,  parece confirmar  algo igual de inquietante: no sé si  habrá una maldición  sobre las espirales, pero desde luego Junji Ito tiene una bastante grave con sus adaptaciones en pantalla.

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