James Wan es el responsable de las sagas de terror más conocidas de la última década. Tras la franquicia interminable de Saw, la serie y precuelas de Insidious, la trilogía y spin offs de Expediente Warren suponía en palabas de su director, su retirada del género..pero parece que es difícil alejarse de lo que a uno le gusta, porque ha decidido regresar con una historia distinta, donde su intención parecía ser ofrecer algo alejado de lo anterior y seguramente, visitar todos aquellos elementos cinematográficos que lo fascinaron.
Maligno es una de las formas de describir a la criatura que acecha a Madison. Gabriel, como ella lo llamaba en su niñez, o el demonio, como ella lo definía, parece haber regresado añs después de que lo hubiera olvidado. Después de una violenta pelea doméstica, una silueta se presenta en su casa, asesinando a su marido y desapareciendo sin dejar rastro. A partir de entonces, una serie de asesinatos, de los que ella se convierte en testigo involuntario, empiezan a sucederse. Sslvo que estos tienen lugar a kilómetros de donde se encuentra, y puede verlos a través de los ojos de su asesino. Solo ella, a través de lo que ha visto, y su hermana, a partir de la información que consigue acerca de su pasado, parecen ser las únicas capaces de ayudar a unos policías cada vez más perplejos ante lo sucedido, y cuyas sospechas empiezan a recaer sobre Madison.
A la película se la calificó enseguida de giallo, o como un homenaje a este género, dado que compartía una gran cantidad de elementos inspirados directamente en las producciones más llamativas de Argento o Brian de Palma, pero especialmente en el primero. La premisa, retorcida y un tanto irreal, cuenta con una serie de asesinatos violentos perpretados por una figura de aspecto pesadillesco y una leve presencia de lo sobrenatural que puede, o no, ser útil para la resolución de la trama. Pero sobre todo, la estética, que opta por moverse dentro de una escala de tonos grises y negros, de escenarios donde no faltan los caserones absurdamente góticos o los hospitales abandonados. . Que mantiene un aspecto anacrónico, de vestuarios que procuran sugerir algún momento indeterminado de finales de los 70, donde la presencia de la tecnología se reduce al mínimo en favor de elementos analógicos y se apoya en una banda sonora que no esconde la exageración de acordes electrónicos para acompañar esos planos de mansiones improbables, de ruinas y de hospitales en medio de la nada. Todos ellos extraños, casi fuera de lugar en este siglo pero que parecen querer acercarse a un tipo de cine donde lo importante no es la coherencia, sino la atmósfera.
Una estética que, al igual que Insidious, si consigue desarrollar, hacer que al menos sea algo distinto de lo que se ha visto desde hace tiempo. Pero a la que no la acompaña un guion que queda lejos de las producciones que quería tomar de referencia. Los saltos de conclusión rápidos, los diálogos donde todo el mundo acepta lo ilógico como algo viable, están ahí, pero le falta la capacidad del giallo para hacer que el público se lo crea. Porque, pese a lo retorcido, es fácil, en muy poco tiempo, saber lo que sucede con la protagonista y el enigma de Gabriel, donde los indicios apunta demasiado rápido al giro final y donde se marcan demasiado las incoherencias más evidentes (¿en serio a nadie en un hospital se le ocurre revisar bien a alguien que ha sufrido un traumatismo craneal?). Y donde, en favor del espectáculo, olvida lo que mejor funcionaba en una serie B, que era aquello que no podía verse: lo extraño de las primeras apariciones d ela criatura, envuelta en un abrigo negro y con sus movimientos sobrenaturales, a paso a una secuencia de acción donde esta y sus desplazamientos artríticos despachan velozmente a una comisaría, en una secuencia más propia del cine de acción que del terror y donde toda posibilidad de creerérselo acaba desapareciendo.
Pese a anunciarla como la nueva película del autor de Insidious y de insistir en sus referencias, Maligno parece una decepción. Un salto hacia atrás, más cerca de Dead Silence (aunque a pesar de considerarse de las más flojas, la cantidad de muñecos de ventrilocuo y de caserones en la niebla, es un plus), que de sus películas más pulidas. Pese a no parecer el nuevo Expediente Warren que todos esperaban, puede reconocersele el haber querido regresar a todo aquello que a Wan le fascinaba. Y al menos, no es la enésima aparición de Anabelle mirando mal desde una esquina.