Una comedia
sobre la crisis.
La
película dirigida por Víctor García León,
estrenada el pasado viernes tras ser premiada en el Festival de Cine de Málaga,
plantea un tono de comedia sobre la crisis —económica y “de valores”, se suele apostillar— española.
Resulta
sencillo acercarse desde el lado trágico: la situación lo es en sí misma; sería
redundante.
Se
agradece el esfuerzo de mostrar una comedia. Como en todas, hay una búsqueda de
reírse de algo, entendiendo que la risa pueda resultar catárquica.
Y
se reconoce el intento de esquivar tres tentaciones en las que la comedia puede
caer: reírse de alguien (cayendo en una burla), apoyarse en prejuicios
(alimentando un clima, molesto en exceso, que favorece el enfrentamiento y la
transformaría en parodia), buscar soluciones simplonas (que conducirían a una
farsa).