Mostrando entradas con la etiqueta Crisis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crisis. Mostrar todas las entradas

miércoles, 28 de junio de 2017

Selfie

Una comedia sobre la crisis.


La película dirigida por Víctor García León, estrenada el pasado viernes tras ser premiada en el Festival de Cine de Málaga, plantea un tono de comedia sobre la crisis —económica y “de valores”, se suele apostillar— española.
Resulta sencillo acercarse desde el lado trágico: la situación lo es en sí misma; sería redundante.
Se agradece el esfuerzo de mostrar una comedia. Como en todas, hay una búsqueda de reírse de algo, entendiendo que la risa pueda resultar catárquica.
Y se reconoce el intento de esquivar tres tentaciones en las que la comedia puede caer: reírse de alguien (cayendo en una burla), apoyarse en prejuicios (alimentando un clima, molesto en exceso, que favorece el enfrentamiento y la transformaría en parodia), buscar soluciones simplonas (que conducirían a una farsa).

sábado, 15 de marzo de 2014

Enrique Mendoza — Buenas prácticas (económicas)

Acudo con regularidad a las charlas que organiza con esmero Jorge Rodríguez, como complemento formativo para los padres del Colegio Los Robles, en el que estudian mis hijos.

El ponente de la última, celebrada el pasado jueves 13 de marzo, es un veterano en estas lides: ya pudimos disfrutar de su presencia el año pasado, como ya se reseñó aquí. Se trata de Enrique Mendoza, al que sigo además con interés en su blog.

El año pasado su disertación versaba sobre la educación de los hijos, asunto en el que es experto.

Este año compartió detalles de su experiencia profesional, centrando su esfuerzo en compartir buenas prácticas que pudieran resultar convenientes para afrontar estos momentos de crisis.

Como hice el año pasado, comparto las notas que tomé sobre las “ideas-fuerza” que expuso.


"En acción" Foto: Blog personal de EMD

— No existen recetas de aplicación universal, porque no hay soluciones únicas.

— Crisis no es sinónimo de tragedia. El diccionario, en su segunda acepción, recoge:

“Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales”.

— En realidad, se trata de un cambio (en ocasiones, “de un cambio de criterio”).

— La crisis se percibe de forma subjetiva, por los efectos que pueda producir personalmente en cada uno. Además, se transmite un efecto colectivo que incide en las expectativas y en el estilo para afrontar los cambios.

— Aplicando el pensamiento lateral —término acuñado por Edward de Bono— es posible encontrar soluciones alternativas válidas a las circunstancias presentes.

— Lamentarse, presentar excusas, en lugar de buscar soluciones para situaciones nuevas (diferentes) no es una estrategia adecuada.

— En las empresas, acometer procesos de reestructuración en los cambios relacionales con las personas implicadas en la organización (empleados, clientes, proveedores), requiere poco desembolso (especialmente si se compara con procesos de otro orden) y suelen ser de alta rentabilidad.

“Existen dos tipos de personas: los que tienen problemas y los cuentan, y los que tienen problemas y no los cuentan”.

— En una situación de cambios, especialmente cuando se producen de forma generalizada en el entorno, y no sólo en el ámbito particular, es preciso identificar buenas prácticas y aplicarlas a nuestra realidad personal y profesional.

— Habló de la Fundación Las Rosas, una institución de ayuda social fundada en Chile, para ayudar a ancianos abandonados en todo el país, y cómo una iniciativa de la empresa para la que él trabajaba, aumentó espectacularmente la recaudación de fondos, mediante la implicación en los objetivos de los directivos y empleados de su organización.

— Entender las crisis como oportunidades. Atentan contra nuestra estabilidad y nos sacan de la zona de confort.

— Dos claves para entender la situación actual: estudiar historia de la economía y antropología. Con la primera, se conocen los antecedentes. Con la segunda, se conoce el comportamiento humano.

— El humanismo es el estudio de las virtudes humanas. Recomienda el libro que está leyendo, como una búsqueda de las virtudes (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) en el pensamiento occidental, de Juan Luis Lorda: Virtudes (2013, Rialp), que personalmente estoy disfrutando ya.

— Las empresas no existen, son entidades jurídicas. Las que verdaderamente existen son las personas que trabajan en ellas.

— A raíz de una pregunta sobre la forma de actuar en la motivación del personal, a modo de palancas, explica los resultados de una encuesta que se realizó al personal de su empresa, en Chile, siendo él director de RR HH. Los cuatro factores que se valoraban más positivamente, eran:

1 — Acceso a oportunidades.
2 — Clima laboral.
3 — Formación.
4 — Retribución.

— El salario no es el principal motor de satisfacción en el desempeño profesional.

*****

Una conversación amena e instructiva. Espero con ganas que se repita pronto.

jueves, 8 de marzo de 2012

Tenemos al culpable

He estado dándole muchas vueltas, como imagino que otros muchos.

Tanto oír de la crisis financiera, de la falta de liquidez, de leerme libros de economía, de establecer hipótesis sobre la autoría del crimen.

Lo he pensado y repensado. Me he hecho muchas veces la pregunta y ahora ya sé la respuesta.

Ya sé quién es el culpable de que las cosas vayan como van.

No te hagas más preguntas.

Todos los indicios apuntan en la misma dirección.

¿Quién?

Foto: WingedWolf

YO


Porque YO, te lo aseguro,
que no doy ningún crédito


Fueron arte y parte en su concepción —y finalmente captura— Yolanda, Benito y Jerónimo

jueves, 19 de mayo de 2011

Entendiendo la CRISIS

Desde una perspectiva individual, cada vez más personas se autodefinen como insatisfechas. La depresión es una enfermedad en vías de crecimiento, acercándose a los niveles de una pandemia, y es, además, inherente e indisociable a la vida occidental.

Desde una perspectiva social, cada vez más personas identifican, ya no sólo en su propia experiencia vital personal, sino en su entorno, rasgos que le desagradan del modo de vida en que se ven inmersos.

Ambos tipos de análisis de carácter intuitivo coinciden en señalar un tipo de crisis que aumenta exponencialmente y que hunde sus raíces más allá de las crisis económicas o financieras. Son independientes de la situación económica presente en cada momento, y son indiferentes a las expectativas que cada persona pueda plantearse para los demás o para el conjunto de su territorio.

Así que, con el objetivo de presentar algunas claves personales que ayuden a resolver las causas que están presentes en la definición de la crisis, se apuntan las siguientes:

Culpa. El locus de control se define como “la percepción de una persona de lo que determina o controla el rumbo de su vida”. Aquellas personas caracterizadas por un locus de control interno, perciben que los eventos ocurren principalmente como consecuencia de sus propias acciones. Para las caracterizadas por un locus de control externo, los eventos suceden como consecuencia del azar, el destino, la suerte o el poder y decisiones de otros. La tendencia creciente a culpabilizar a otros de las consecuencias en las vidas de cada uno de nosotros, está en la raíz de la percepción de infelicidad, tanto en nuestra propia vida, como con la sociedad en la que nos vemos inmersos.

Reactividad. Al asumir una persona que no controla de forma activa las consecuencias en su propia vida de fuerzas externas a él, niega la posibilidad de desempeñarse de forma proactiva. Como consecuencia, su única posibilidad consiste en reaccionar ante las situaciones que, causadas por otros, va encontrándose en su vida diaria.

Irreflexión. En un mundo marcado por un ritmo de vida crecientemente estresante, parece difícil encontrar un momento de calma y de sosiego para pararse a reflexionar sobre cualquier asunto de importancia. Hagan una prueba y comprueben cuántas personas se encuentran en su entorno –ya sea familiar, laboral o personal–, dedicando un momento a pensar. Cada vez tenemos que tomar más decisiones con menos posibilidad de reflexionar sobre ellas.


Superficialidad. En la era de la información, con tantos recursos disponibles desde la comodidad de nuestro hogar, picoteamos pedacitos de información sin disponer ni de las ganas ni del tiempo para profundizar en ellos. Nos estamos irremediablemente convirtiendo en “maestrillos de todo, aprendices de nada”.

Inmediatez. A las ventajas de los avances tecnológicos –particularmente el teléfono móvil y el correo electrónico– se les suma maliciosamente la manzana podrida de la inmediatez. “Queremos todo y lo queremos ahora. No sólo tenemos que ser irreflexivos y superficiales, sino que además debemos de ser instantáneos. ¿Cuántas personas conocen que les trasladen algo a lo que ellos mismos atribuyen suma importancia, que necesitan nuestro consejo o asesoramiento, y que nos conceden el tiempo que consideremos necesario, dentro de unos plazos razonables, para ayudarles en su resolución?

Simplicidad. A pesar de la complejidad creciente en el entorno en que nos desenvolvemos, nos estamos volviendo rematadamente simples. Nos decantamos por los extremos y rechazamos la riqueza de los matices intermedios. Un amigo que vende calderas me contaba que de su catálogo de 18 modelos distintos, ya solamente vende dos: el más caro y el más barato.

Sirvan estos apuntes para perfilar posibles debilidades que se encuentran enmarcadas en los orígenes de lo que definimos como crisis. Están tan arraigadas que no sólo la describen, sino que además la denominan. Pasen y vean:


C
ulpa
R
eactividad
I
rreflexión
S
uperficialidad
I
nmediatez
S
implicidad


Esa incierta edad [el libro]

A veces tengo la sensación de que llevo toda la vida escribiendo este libro. Por fin está terminado. Edita Libros Indie . Con ilustracio...