Dejando de lado, las connotaciones ideológicas del caso en las que ni ni siquiera pretendo entrar, y haciendo referencia a argumentos de tipo pedagógico y protector "pseudofeminista" que razonan que las niñas son más precoces en el desarrollo intelectual y académico y que la compañía de niños las retrasa en sus avances u otros del mismo estilo, quiero dejar mi opinión claramente opuesta al asunto:
Los que creemos que la función prioritaria de la escuela hoy en día es la socialización, que los niños y niñas aprenden en ella a convivir con los demás, con los diferentes y que la escuela debe proporcionar las experiencias que quizá su entorno social y familiar no les da, debemos escandalizarnos ante estas iniciativas. Si también estamos convencidos que la escuela debe fomentar un tipo de trabajo cooperativo en el que cada uno pueda sacar lo mejor de sí mismo y que eso no está reñido con adoptar medidas especiales para situaciones especiales, tanto para niños y niñas de altas capacidades como para los que tienen dificultades de aprendizaje, sin pasar por la exclusión ni la segregación, debemos estar horrorizados con la que se avecina.
Cuando se estrenó aquella película, yo iba evidentemente a un colegio(religioso) sólo de niñas, en el que además las clases estaban separadas en dos grupos: listas y tontas. Las Hermanas de la Caridad sólo decían A y B, pero las niñas, en nuestra simplicidad infantil, utilizábamos la primera catalogación. Una vez que se empieza a segregar, podemos encontrar argumentos para todo. Y eso también está pasando ya, ¿o qué es el Bachillerato de Excelencia de la Comunidad de Madrid?