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miércoles, 20 de junio de 2018

La investigación, un libro profundamente inquietante



Es imposible pasear por la obra de Claudel sin quedar tocada, su habilidad para explorar en el alma humana es tan delicada como cruda, capaz de introducirse en los territorios más abyectos, crueles o dolorosos. Pero este libro es especialmente angustioso, tanto en la forma como en el fondo. Las metáforas que se suceden sobre el devenir vital son en muchos momentos tan insoportables que una tiene que dejar la lectura para no caer literalmente en depresión. Y esto no sucede porque se describan, como ocurre en otros relatos, escenas o episodios históricos de brutalidad o violencia extremas y totalmente verosímiles sino que es, precisamente, la carencia de contexto en este caso, la nula referencia temporal, geográfica, histórica o personal lo que acentúa el desasosiego. Esto ha sido siempre así nos dice el bueno de Claudel, da igual dónde, cuándo, quién, por qué … ni tan siquiera importan los nombres, lo único que se describe de cada uno de los personajes es la función que tiene encomendada. Es esta desnudez, este despojo de cualquier adorno que distraiga nuestros sentidos, la ausencia de cualquier atisbo de ternura, de compasión o, al menos, un gesto dubitativo o un amago de rebeldía en los actores de esta representación lo que nos pone ante el espejo la auténtica verdad o, como diría mi madre con esa gran intuición e inteligencia natural que le acompañaba, la gran mentira de la vida. Una lectura estremecedora y difícil que recomiendo abordar con el ánimo alto. Si alguien piensa que exagero, allá van unas cuantas perlas:

Nuestro mundo es un coloso con pies de barro. El problema es que pocas personas como usted, quiero decir los pequeños, los explotados, los muertos de hambre, los débiles, los esclavos contemporáneos se dan cuenta de eso. La época de echarse a la calle y cortarle la cabeza al rey ya ha pasado. Hace mucho tiempo que no hay reyes. Hoy los monarcas no tienen ni cabeza ni rostro. Son mecanismos financieros complejos, algoritmos, proyecciones, especulaciones sobre riesgos y pérdidas, ecuaciones de quinto grado … Sus tronos no son materiales: pantallas, redes de fibra óptica, circuitos impresos ...” p. 119

Ver morir a un hombre es muy desagradable. Casi insoportable. Ver u oír morir a millones diluye el horror y la compasión... La emoción está reñida con la cantidad” p. 225

...comprender por qué unos seres humanos habían optado por quitarse la vida, es decir, por qué en un determinado momento de su existencia habían decidido negarse a seguir en el juego de la Humanidad, en vez de esperar la degeneración irreversible de su organismo, la ruptura del aneurisma, la proliferación de la metástasis, la obstrucción por acumulación de las grasas de alguna arteria principal, el accidente de carretera o doméstico ...” ( la macabra enumeración no acaba aquí, continúa en la misma p. 230).

viernes, 23 de febrero de 2018

Un libro que es una joya

Todo lo que he leído de Claudel lo enmarco en lo mejor de la  literatura que conozco, una narrativa exquisita en la que poesía y palabras  cuidadosamente elegidas sugieren bellas imágenes consiguiendo que todo parezca sencillo, sin artificiosidad, a la vez que describe la peor fealdad y podredumbre del género humano. Esta pequeña novela de Claudel, no tiene como objeto prioritario asuntos escabrosos (aunque no están ausentes del relato: “Pero también está el daño que he hecho a mi alrededor, que otros hicieron antes que yo, esas naderías, esas masacres, esos genocidios, esas citas fallidas, esos crímenes contra la humanidad o la especie, que mis palabras jamás lograrán reparar”, p. 77), resultando ser un verdadero  deleite para los sentidos, una joya  en la que se funde una amalgama de placeres estéticos a los que además del arte literario, se suman la pintura, la música y me atrevería a decir que también los perfumes y rumores de su Lorena natal. Todo ello envolviendo un relato bibiográfico (supongo que me acabo de inventar el término) con uno de los finales más redondos que recuerdo haber leído nunca. Lo dicho, una joya para todos los sentidos. 

Por si todo lo anterior fuera poco, siempre tendré que agradecer a este libro el descubrimiento de un nuevo pintor al que, a poco que pueda, no voy a dejar de visitar, Mr.ÉmileFriant.

Algunas pequeñas píldoras poéticas de las muchas que se encuentran en una página, sí y otra, también:

“ Esos pocos centímetros que me separaban del mundo de abajo, ese vacío inmenso que me permitía menear las piernas, sin que nada me impidiera este balanceo juguetón, expresan hoy en mi mente la distancia exacta entre la felicidad y su asesinato”, (p.16)
“Escribir es también un zurcido, un zurcido más o menos hábil de una vieja tela agujereada con mentiras y verdades que los hombres se pasan unos a otros desde hace milenios” (p.43)
“… aferraban entre los dedos sus rosarios, sus pequeños bolsos y lo que les quedaba de vida” (p. 56)

“Este es el motivo por el que escribo, por el beso de mi madre que ya no puedo recibir hoy porque está muerta” (p. 77)

"El día de Todos los Santos es sin duda precioso ..."  p. 59



Un análisis más completo y detallado de la obra aquí.

viernes, 22 de abril de 2011

Contra los estereotipos



"Le gros homme est devenu son ami, même s'il ne parle pas sa langue, même s'il ne la comprend pas, même si le seul mot dont il se sert est "Bonjour" (...) Grâce à Monsieur Bark, le pays nouveau a un visage, une façon de marcher, un poids, une fatigue et un sourire, un parfum aussi, celui de la fumée des cigarettes. Le gros homme a donné tout cela a Monsieur Linh, sans le savoir."





No hacen falta grandes palabras ni muchos circunloquios para construir hermosos discursos . No se me ocurre un manifiesto mejor contra los prejuicios y estereotipos a los que tan proclives somos los humanos que este párrafo encontrado entre las líneas de un delicioso relato de Philip Claudel, La nieta del Señor Lihn. Si en El informe Brodeck se nos presenta al "otro" como objeto de desconfianza y temor, en un marco en el que se describe lo más sórdido del alma humana, en este libro tierno, triste y emocionante, el "otro" nos descubre lo mejor de sí mismo, lo mejor de un ser humano en cualquier país, en cualquier tiempo.

sábado, 22 de enero de 2011

Un escritor sin método




Finalmente, después de varios cambios de fecha, Philippe Claudel visitó Zaragoza. Por la mañana tuvo un encuentro con estudiantes de bachillerato que habían leído sus obras y, por la tarde, respondieron a su convocatoria un numeroso grupo de personas representantes de los distintos clubs de lectura del Programa Leer Juntos que se desarrolla en centros escolares aragoneses. El lugar elegido, salón de actos del IES Miguel Catalán, necesario para acoger al gran número de personas que se había interesado por asistir, parecía a priori demasiado frío y grande pero enseguida el escritor francés se mostró cercano y con muchas ganas de interactuar con el público presente. En estos diálogos entrecruzados en dos idiomas, francés y español, Claudel nos desveló algunas de las incógnitas que a todos nos provocan la lectura de sus libros además de que los presentes pudimos comprobar que la admiración de cuantos hemos leído su obra es compartida. El escritor nos explicó que su método es no tener método, que escribe si un plan trazado, que la historia va creciendo y tomando forma paralelamente en su imaginación y en el papel, ante lo cual alguna de las presentes manifestó la incredulidad de cómo un proceso tan espontáneo pueda producir obras con tamaña coherencia y redondez. También explicó que, por la misma razón, después de escribir sus tres obras más conocidas en España, Almas grises, La nieta del Señor Lihn y El informe Brodeck, cayó en la cuenta de que podían constituir una trilogía sobre la guerra y así se lo transmitió a su editor, para que estudiara la posibilidad de reeditarlas en este formato. Siguiendo la misma lógica, manifestó que no quiere hacer de la escritura su "modus vivendi", que sigue conservando su profesión de profesor, lo que le permite escribir con mucha más libertad, cuando quiere y sobre lo que quiere.

Sobre su conocimiento tan profundo de la condición humana, de los sentimientos y de las actitudes más miserables y despreciables, nos contó que proviene de su experiencia personal, de la observación, de las historias familiares que ha escuchado desde su más tierna infancia, de la historia y también de la introspección. Nos hizo llegar su reflexión de que la maldad es un impulso que anida en cada uno de nosotros, todos podemos sentirlo, la clave está en saber controlarla. Aunque no lo dijera ayer, hay otro factor que está muy presente en su obra , en la que se contempla cómo ese instinto malvado encuentra caldo de cultivo en determinadas circunstancias históricas y sociales. No en vano, en la charla evocó en varias ocasiones la guerra y especialmente los episodios tan trágicos que la humanidad ha vivido en el pasado y reciente siglo XX: las guerras mundiales, los genocidios, la carrera armamentística de destrucción total, ...

También se habló de su breve pero exitosa carrera cinematográfica, del profundo conocimiento del alma femenina que destila su película Il y a longtemps que je t'aime. El lo explicó basándose en la aportación de las dos actrices protagonistas y en que la influencia femenina en su vida personal ha sido constante, de hecho nos contó que siempre ha estado rodeado de mujeres en su familia y en su trabajo (y que le gusta).

Como conclusión de un encuentro tan intenso, yo me quedé con que el método de un autor que confiesa no tenerlo es uno que repitió varias veces a lo largo de la charla: "j'essaye de me mettre dans la peau du personnage" (trato de ponerme en la piel de los personajes). Sin duda, el mejor de los métodos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El informe de Brodeck


"No espere salir indemne de esta impresionante y perturbadora novela" puede leerse en la contraportada del libro. Efectivamente, uno no puede dejar de sentirse tocado por esta novela que explora en lo más íntimo de la esencia humana. Novela de víctimas y verdugos a la vez que de amor y belleza.

Una novela hermosa hasta doler he leído también en una reseña sobre la misma obra. Efectivamente, la lectura duele y conmueve.

Una profunda reflexión sobre el otro, el Anderer, el personaje a exterminar no precisamente por su alteridad, por ser diferente, más bien todo lo contrario porque su mirada nos devuelve el reflejo de lo que somos, de lo que no queremos saber que fuimos.

Una novela de amor, del inmeso amor de su protagonista, Brodeck por su hija Poupchette, fruto también del amor por la dulce y tierna Emélia y del amor de la vieja y generosa Fédorine.

Un relato que describe con detalle la crueldad y la sordidez a la que puede llegar a arrastrarse el alma humana, el embrutecimiento de la razón cegada por las arengas de manipuladores, pero que añade un elemento que yo no recuerdo haber encontrado en otras obras del género, la capacidad de adentrarse en el desgarro moral de las víctimas, en la progresiva y lenta deshumanización, la carga vital que tendrán que arrastrar los supervivientes. "Yo decidí vivir y mi castigo es la vida" dice Brodeck casi al final del libro.

Su castigo y su triunfo. El triunfo de la clarividencia. Del doctorado en la condición humana. Una de las virtudes del relato es su intemporalidad y desubicación, no especifica claramente el lugar, ni el tiempo, ni la guerra a la que se refiere, aunque podamos sospechar que se trata de la II guerra mundial, sin embargo y, precisamente por ello, sus conclusiones son válidas para todo tiempo y todo lugar, "La guerra es una mano inmensa que barre el mundo. El mediocre triunfa y el criminal recibe aureola de santo"

Un libro ligero en el sentido de que no abruma con datos, personajes, referencias históricas, ... que se lee con emoción y que, por si todo lo anterior no fuera suficiente, se enmarca en una pseudo investigación criminal.

Por todo lo anterior y por todo lo que cada uno de los lectores sepa encontrar, recomiendo vivamente la lectura.