Los hombres, las mujeres se marchan. Pero su huella continúa entre nosotros y nos proporciona inspiración. Sus obras son los cimientos sobre los que construiremos el futuro.
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viernes, 31 de diciembre de 2010
martes, 21 de septiembre de 2010
Gracias, Señoras

Poco más puedo decir de José Antonio Labordeta, porque hay otros que lo han hecho y lo están haciendo mejor que yo. En este momento lo que quiero es dar las gracias a "sus mujeres" por la generosidad con la que han vivido estas duras jornadas. Con su actitud han dejado patente que Labordeta era su ser querido pero compartido también con todos los aragoneses y con toda España (ha sido una agradable sorpresa para esta tierra ser testigo del respeto y la admiración con la que se le ha tratado en la inmensa mayoría de medios nacionales). Además de su presencia y acogida a los miles de personas, conocidas o no, que hemos desfilado para dar nuestro adiós a este aragonés ilustre; anoche, cuando al cerrar la capilla ardiente tuvieron el gesto de salir a la puerta a cantar con toda la multitud que se había reunido allí para la despedida final, demostraron su categoría humana, a la altura del esposo, padre y abuelo fallecido. La renuncia a otro tipo de funerales oficiales y/o religiosos muestra una actitud de sinceridad y coherencia poco frecuente en nuestra sociedad. Y, por último, la ofrenda de las flores de José Antonio ante el monumento funerario a otro de los hombres que pronunciaron en voz alta las palabras LIBERTAD, JUSTICIA y ARAGÓN en todo el país, el paisano Joaquín Costa, me parece el mejor de los finales para unas jornadas que permanecerán en nuestro recuerdo para siempre. Gracias, Señoras.
(foto: El Periódico de Aragón)
(foto: El Periódico de Aragón)
domingo, 19 de septiembre de 2010
Orfandad

En junio de 2009 el Alcalde de Aínsa, D. José Miguel Chéliz, dedicó un un poema a José Antonio Labordeta, con estas palabras:
“Querido beduino, tú tienes la ventaja de haber sido siempre abuelo, en cambio nosotros tuvimos la desgracia de ser jóvenes un día y al otro ya éramos yernos o tíos. Has atizado nuestra vida en el cálido fogaril de tus canciones y por eso, ahora que ya nos vamos templando, queremos decirte gracias amigo y de alguna manera nos encantaría poder devolverte parte del calor que tu mismo nos has dado. De momento aquí va esta canción huérfana a ti dedicada. Huérfana porque la pobre ha tenido la desgracia de nacer en una página sin partitura y está esperando ser adoptada por la música". Que yo sepa, la canción sigue huérfana, igual que todos nosotros que nos hemos quedado sin el abuelo aragonés que más fuerte y más dignamente hizo resonar los nombres LIBERTAD y ARAGÓN en todo el país. Descanse en paz.
“Querido beduino, tú tienes la ventaja de haber sido siempre abuelo, en cambio nosotros tuvimos la desgracia de ser jóvenes un día y al otro ya éramos yernos o tíos. Has atizado nuestra vida en el cálido fogaril de tus canciones y por eso, ahora que ya nos vamos templando, queremos decirte gracias amigo y de alguna manera nos encantaría poder devolverte parte del calor que tu mismo nos has dado. De momento aquí va esta canción huérfana a ti dedicada. Huérfana porque la pobre ha tenido la desgracia de nacer en una página sin partitura y está esperando ser adoptada por la música". Que yo sepa, la canción sigue huérfana, igual que todos nosotros que nos hemos quedado sin el abuelo aragonés que más fuerte y más dignamente hizo resonar los nombres LIBERTAD y ARAGÓN en todo el país. Descanse en paz.
CANCIÓN (HUÉRFANA) A JOSÉ ANTONIO LABORDETA
Desde Abejuela a Parzán,
desde Fraga hasta Bordalba,
de Tarazona a Beceite
y de Guaso a Banastón.
Es un mito, una utopía,
un río, una aparición,
un error, o tal vez no,
un porrón de geografía.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
Con un bigote en volandas,
plantándole cara al cierzo,
un pie al agua otro al desierto
y en el medio la guitarra.
Truena la voz destronada
del secular conformismo,
del temor y el victimismo
por el llano y la montaña.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
Y la buena sementera
cala en la tierra dormida,
un nuevo brote germina
y el ocre se desespera,
el mediocre no se entera
de dónde viene esta brisa,
que llega lenta, sin prisa,
imparable y guerrillera.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
desde Fraga hasta Bordalba,
de Tarazona a Beceite
y de Guaso a Banastón.
Es un mito, una utopía,
un río, una aparición,
un error, o tal vez no,
un porrón de geografía.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
Con un bigote en volandas,
plantándole cara al cierzo,
un pie al agua otro al desierto
y en el medio la guitarra.
Truena la voz destronada
del secular conformismo,
del temor y el victimismo
por el llano y la montaña.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
Y la buena sementera
cala en la tierra dormida,
un nuevo brote germina
y el ocre se desespera,
el mediocre no se entera
de dónde viene esta brisa,
que llega lenta, sin prisa,
imparable y guerrillera.
Aragón se funde en canto,
olvidándose del llanto
y su conciencia despierta
cuando canta Labordeta.
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