Mostrando entradas con la etiqueta mujeres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mujeres. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de marzo de 2022

Carta a una desconocida (Sola y borracha)

 Querida desconocida:

Te creí desde el minuto cero. Tampoco hacía falta mucha perspicacia para entender que ese “encuentro” entre una chica de 18 años y cinco machistas creciditos, supremacistas de su sexo,    borrachos y supongo,  por  lo poco que he querido escuchar de sus vomitivas declaraciones,  hasta arriba de sustancias varias, repugnaba desde el primer momento. Me pregunté entonces y me sigo preguntando ahora cómo ninguno de esos cinco adultos, entre los que había dos servidores públicos (aunque me temo que ellos ni sabían que lo eran), no dijo ALTO y puso un ápice de cordura cuando se vio envuelto en tamañas vejaciones a un ser humano. Aún con esa evidente declaración de intenciones que llevaban en su nombre de guerra, la manada, parece increíble que ni uno de ellos decidiera desviarse de la estampida de la irracionalidad. 

Después de aquella madrugada fatídica necesitarías de muchos cuidados, estoy segura de que los tuviste porque casi parece increíble que hayas podido superar todos los malos y peores momentos que le siguieron. La denuncia ya acarreaba la dureza de la exposición de tu vulnerabilidad y de sus aberraciones, pero no fue más que el principio. Quizá podíamos imaginar que los cinco animales iban a negar, contradecir, justificar, sacudirse responsabilidades y acusarte a ti de provocar, querer, disfrutar…. eso ya lo hemos visto más veces pero, cuando pensábamos que ya había pasado lo más despreciable, volvimos a comprobar que no, que la perversión machirula traspasaba nuevas líneas… Enumero algunas de las que me soliviantaron el ánimo: un abogado indeseable que se paseó por las televisiones (con la complicidad de algunos “profesionales”) poniendo en cuestión tu moralidad, defendiendo a los “angelitos” que le pagaban sus sustanciosas minutas; un tribunal que, con todos los hechos delante, solo vio abusos e incluso un “señor” juez integrante del mismo, en su particular perversión similar a la de los cinco tipejos, pronunció aquella palabra infame, jolgorio; y, lo que ya se escapaba a la  capacidad de imaginación de cualquier persona digna de llamarse así, es la aparición de esas alimañas de las redes, que aún sin conocerte estaban dispuestas a difamarte, exhibir tu imagen,  tus datos personales, organizar tours por los escenarios de la abyección … Pero nada de eso fue suficiente para que consiguieran doblegarte.

Hace poco vi a tu abogada en la televisión (chapó también por ella), contaba que tuviste tus momentos de flaqueza, cómo no, a lo largo de todo este proceso que aún dura pero no cediste, no reblaste como se dice en Aragón. Y ahora sigo con satisfacción cada una de las sentencias que van cayendo sobre muchos de esos individuos que ensucian la condición humana de los demás con sus gestos miserables.  

Pero esta carta no es para revivir el relato de la cadena de penalidades y agravios sino para reconocer tus méritos. El primero, que no te refugiaste en el dolor ni te escondiste en la vergüenza, dos sentimientos en los que la sociedad ha ido envolviendo desde siempre a las mujeres que pasan por una violación. Miraste a la cara a esas alimañas y les sostuviste la mirada. Por mucho que aguantaran el tipo, confío en que la dignidad de esa mirada les haga mella a lo largo de los años que van a tener para recordarlo. Llegaste hasta el final, sin dejar un cabo suelto.  Denunciaste también a todos los que desde el sillón de su casa, ante una pantalla, siguieron vejándote y regodeándose en los atropellos. Nos has dado una lección a todos, a todas, a la sociedad entera.  La violación, la humillación, la vergüenza, la culpa… no se han quedado en el campo de la mujer, de la  víctima.  Tu persistencia y la de quienes te han acompañado  ha dado la vuelta a la “tradición”. Todas los comportamientos denigrantes y el reproche se quedan en su sitio, el que les corresponde,  el de los victimarios como se dice ahora aunque yo prefiera llamarlos  mierdas, en el campo de esos mierdas. Has perseguido la justicia  para ti y para todas. Con tu coraje para seguir hasta el final nos has proporcionado cuidado, dignidad, reparación… frente a estos despropósitos inhumanos, porque ver a las cinco bestias en la cárcel y, sobre todo, que su vida  lleve para siempre adherida la condena y la repulsa social es un precedente que marca un hito en la penosa y secular historia de justificaciones y benevolencias con este tipo de delitos.

Nos has cuidado, te has cuidado, has dejado que te cuiden, te hemos cuidado cada una de la manera que hemos podido, en nuestras casas, en las redes y en la calle. Con tu trayectoria, con tu actitud, has conseguido  que una mujer de mi edad, mi educación, mis hábitos, mis  códigos morales… se viera a sí misma gritando en las calles un slogan que jamás en su vida hubiera pensado: “Sola y borracha quiero llegar a casa”.



domingo, 12 de abril de 2020

Yo, Julia. Una mujer en la HIstoria


Termino la lectura de esta apasionante novela en el décimo día del mes de abril de 2020 d.C. Vivimos en la 27º jornada de confinamiento en tierras de Hispania a causa de la pandemia del covid19. Mientras iba avanzando por sus páginas, he tenido que asegurarme de que la primera edición data de noviembre de 2018, porque pareciera que muchos de sus párrafos hubieran sido escritos durante estos últimos días. Y más concretamente, muchas de las afirmaciones que se ponen en boca de uno de los científicos de la época, Galeno, el padre de todos los sanitarios que están partiéndose el brazo en estos mismos momentos para contener la pandemia:

Galeno de Pérgamo, 129 d.C- 201/216? d. C


“Los avances en la ciencia médica nunca se valoran hasta que los poderosos los necesitan”. p.331 Galeno (…) “Luego, cuando el poderoso cae preso de una infección, busca en los médicos una solución: consulta entonces a los mismos sabios a los que durante años les puso todo tipo de impedimentos para investigar, para aprender, para avanzar. Solo entonces los poderosos entienden, pero siempre llegan tarde. Tarde para ellos, tarde para todos”. p.400

Pero el carácter profético también aparece en la otra voz narradora de la historia:


“Juliano, pese a todo su dinero, solo resistió como augusto de Roma poco más de dos meses. Dirigir un imperio se manifestaba como algo más complejo que acumular una fortuna: ser el gobernante más poderoso era algo que iba más allá de ser el hombre más rico. Por otro lado, el mundo estaba cambiando velozmente y muy pocos intuían hacia qué dirección se encaminaba todo” p. 329 Donde pone Juliano, póngase Trump, Bolsonaro, Johnson… y cambiéseme Roma por sus respectivos territorios y sirve para hoy mismo.


Otros párrafos que aciertan con la misma clarividencia:

“¿Cuándo llegará el día en el que senadores y gobernadores pensarán más en el buen gobierno del Imperio que en sí mismos, en sus pequeñas estrategias, en sus rencillas y envidias en esa maldita lucha por el poder que a todos debilitaba, rodeados como estaban de problemas dentro y fuera de los límites del Imperio? -Cuando cambie la naturaleza humana, amigo mío. Si es que cambia alguna vez. Si no, te garantizo que en dos mil años, todo seguirá igual”. p.296 Desde luego, en este país, un territorio que se situaba dentro de los límites de ese Imperio, a falta de poco más de cien años para que se cumpla el plazo, evidenciamos cada día que la naturaleza humana no ha cambiado en absoluto. Menos, la de los senadores y gobernadores de hoy mismo. 


“Opelio ya había oído en más de una ocasión el rumor de que el tráfico ilegal de esclavos lo dirigía desde la lejana Roma el mismísimo senador Didio Juliano, pero no había pruebas ni, a lo que se veía, interés en terminar con aquel negocio. Por un lado, había escasez de esclavos, por otro, los gobernadores de frontera estaban en otras cosas más importantes como, por ejemplo, dilucidar si Pértinax sería un emperador a quien apoyar o no. Esos pulsos de poder dejaban a aquellos desdichados colonos sin nadie que se ocupara de sus derechos.” p. 161


Y sobre, la protagonista del libro, JULIA DOMNA AUGUSTA

Además de todo lo anterior y mucho más,  el libro se ocupa de recuperar una figura histórica que ha quedado sepultada por el paso de los siglos, como a tantas otras que compartían con ella género. Y es que el propio Santiago Posteguillo lo explica en los Apéndices:


“La igualdad de género ha de construirse en el presente y pnsando mucho en el futuro, aunque la igualdad también se hace no ya reescribiendo la historia o la historia de la literatura, pero sí completando la que tenemos elaborada con el añadido de todas aquellas mujeres importantes que existieron y que tantas veces hemos pasado por alto, para perjuicio de todos.” p.650

“La historia de Julia Domna es dramática  y poderosa, incluso trágica. Sorprendentemente, no ha sido contada en novela alguna ni llevada a la televisión o al cine, y todo esto pese a las escenas de batallas, el salvaje telón de fondo de los pantanos de Yorkshire y la cordillera del Tauro (Turquía) y el esplendor del norte de África y Egipto”. Bárbara Levick (biógrafa de Julia). p.649

“La inacción en política es, en ocasiones, una falta tan imperdonable que puede equipararse a la del político que quebranta la ley a sabiendas de lo que está haciendo (…) Nadie estaba a la altura de la esposa de Septimio Severo a la hora de discernir el futuro en todo lo referente al control del poder, y no la entendieron. Esto es, nadie entre los suyos. Juliano que si la habría entendido perfectamente, estaba en el bando opuesto…” Galeno, p. 129

“Y así, digna y magnífica, caminó entre todos aquellos hombres que en apenas unas horas estarían combatiendo por su esposo, por Roma, y por un proyecto que, curiosamente, ninguno era capaz de comprender por completo. Pero para eso estaba ella…” p.373

“Muchos la han criticado por ambiciosa. Es posible que lo fuera…¿no es esa misma ambición la que ha movido a tantos hombres que tenemos en tan alta estima, como Alejandro, Julio César o Augusto? Sí, lo acepto. Julia era muy ambiciosa. Como muchos de los que la rodeaban. Solo había una diferencia sustancial entre ellos y ella. Bueno, dos. En primer lugar, ella era mujer y ellos hombres. En segundo lugar, ella era más inteligente.” p. 463 

Este último párrafo que en la novela se atribuye igualmente al diario de Galeno,  resulta ejemplificador de cómo la sociedad patriarcal ha aplicado desde la Antigüedad distintas tablas de medir para los dos géneros. La ambición, un valor positivo para  los hombres, ha sido siempre un plus, un motivo de admiración entre los gobernantes y los ganadores en general. Sin embargo, en las mujeres, una actitud impropia de su naturaleza y motivo de  descalificación y desprecio. El mayor de todos, el olvido. 



domingo, 5 de enero de 2020

Madres de leche y miel, de sangre y sudor.


Un libro en prosa que es poesía pura. Un relato delicioso y doloroso el de esta madre de leche y miel cocinada con el sudor y las lágrimas vertidas en la construcción de una vida propia, muy a pesar de su destino y de su propio deseo, este último domesticado desde el minuto uno de su llegada al mundo. Como lo fue el de todas las mujeres de su familia y de su entorno, entendido no sólo como un lugar físico sino como un espacio cultural y de tradición. Mujeres que no son dueñas de nada, mucho menos de su propio cuerpo, preservado para una función que ni siquiera se les da a conocer, todo es misterio, tabú, secreto…
 “Una mujer podía tener todas las cualidades del mundo, pero si estaba estropeada para nada (…) Habría querido que alguien le explicara exactamente cómo se hacía eso de estropear a una mujer, pero no, todavía tendría que vivir muchos años con aquella desazón, un miedo que no podía compartir con nadie y que se iría haciendo cada vez más profundo” Y más adelante…“Para Fatima aquella sangre era la prueba inequívoca de que sí, de que la habían estropeado y que como mujer ya no servía absolutamente para nada”

Mujeres nacidas para ser extranjeras. Primero, en la casa del padre, de la que saben que nunca será la suya a pesar de que trabajen como verdaderas bestias en ella desde que tienen suficiente fuerza para amasar el pan, acarrear la leña, cavar el huerto…  y a quienes se prepara desde la propia infancia  para “darlas”; después, en la casa del marido, sujetas a las normas y prejuicios de su “nueva familia”; que la tendrá en consideración, tanto en cuanto trabaje y engendre hijos para que se cumpla lo que ya “está escrito”, sin poder participar ni decidir al respecto de su formación, sin acabar de formar parte de su segunda familia.

“En cada visita, Fatima se preguntaba si nunca más podría peinar a su prima, y no tardó mucho en darse cuenta de que, a pesar de venir de vez en cuando, a pesar de que la nueva familia de ella era bastante generosa como para dejarle visitar la casa de su padre, el día a día compartido ya no lo vivirían nunca más como antes. Y entonces se dedicaba a observar el suyo, su día a día, y a pensar en todas las cosas que ahora hacía y ya no podría hacer más después de la boda. (…) Toda aquella añoranza anticipada, el proceso de irse desprendiendo de todo lo que le era propio, de desarraigarse lentamente, duró los dos años previos a la consumación del matrimonio, desde que Fatima fue entregada hasta que se produjo su expulsión definitiva de la casa de su padre. Es lo que habían pactado las dos familias, reservar a la chica con la ceremonia de compromiso, pero esperar un par de años a que madurase algo más (tenía catorce años lunares)” 

En el caso de Fatima, su condición de extranjería se agranda de manera inimaginable con la emigración, en circunstancias de completo desamparo y abandono del marido que hace dejación total de sus obligaciones …

“Ay, hermanas mías, no queráis nunca la suerte de los emigrantes; por muchos milagros y maravillas que os cuenten, yo os lo digo de primera mano, no es ni por asomo una vida para envidiar”.

Y en ese ambiente totalmente extraño y hostil, una mujer criada para la sumisión y la dependencia total, decide hacerse fuerte de la única manera que ella entiende, renegando de lo que le han enseñado que es su condición femenina para “hacerse un hombre”.

“Quién sabe de dónde nos viene a las mujeres esta fuerza que se manifiesta de repente, esta capacidad que tenemos de sobreponernos a las dificultades (…) Pero aquella tarde, apoyada en aquel trozo de pared abombada junto a la estufa fría, hermanas, creedme, allí, con las manos puestas sobre el vientre, cogida al cinturón de cuerda, allí mismo dejé de ser mujer. Me hice hombre de repente (…) Me vinieron las palabras que repetía tan a menudo nuestra madre: ponte derecha, sobre tus pies. Camina sobre tus pies que por algo tienes un buen par”. 

Pero por mucho que lo intente, por mucha fuerza que desarrolle, se dará de bruces una y otra vez con la realidad, no es un hombre y, a pesar de sus esfuerzos, sigue siendo vulnerable y sintiendo en sus carnes la desigualdad y la injusticia…

“Además, ya os lo he dicho, en aquellos tiempos me convertí en hombre, me olvidé completamente de las precauciones porque los hombres no han de protegerse de nada. Somos nosotras las que hemos de esforzarnos para no provocar sus instintos. Tan tonta fui que pensé de verdad que era uno de ellos, pero ni ganando un sueldo os tratarán como a iguales, hermanas, eso no pasará nunca” 
Tendrán que pasar muchos años y tendrá todavía que vivir su experiencia más traumática para llegar a una conclusión determinante: es la educación el instrumento necesario para que la mujer pueda ser dueña de su destino y vivir en libertad…

“Ya empezaba a pensar, hermanas, que nuestra desdicha de mujeres tenía mucho que ver con nuestra falta de educación, que si yo hubiera sabido leer mis circunstancias quizá habrían sido muy diferentes”  “Hermanas, las mujeres como nosotras, sin conocimiento de letras, sin saber el idioma de quienes nos gobiernan, vamos por el mundo como si no diera el sol, a oscuras, inseguras, dando pasos vacilantes.” 

Maternidad, sororidad, educación, analfabetismo, arraigo, desarraigo, traición, fidelidad, libertad, sumisión, igualdad, injusticia, abuso, machismo, emigración… todos estos aspectos juntos en un relato de amor, superación y revelación, envuelto en palabras bellas y dulces como la miel acompañadas por los ecos de una lengua antigua y musical, la misma con que las madres de un rincón del norte de Africa han transmitido de forma oral el amor y la tradición ancestral a todas las generaciones. 





Ver esta publicación en Instagram

Mujeres que cuentan porque antes otras les contaron. Así nos lo explicó ayer en el #Caixaforum en un encuentro de vida y palabras la escritora @najat_el_hachmi. La dedicatoria de su último #libro lo dice todo: "A mi madre que, sin saber leer, me enseñó a escribir"; los relatos orales en lengua #amazigh de las #mujeres analfabetas de su familia rifeña, amalgamados con las lecturas en la biblioteca pública de #Vic, destino migratorio de la familia, conformaron una nueva "contadora" a caballo entre culturas y con una capacidad de análisis y crítica privilegiada. Estoy ya leyendo con avidez esta "Madre de leche y miel" que seguro me ayudará a comprender mejor a mis amigas #musulmanas a la vez que seguir la estela de la autora en la puesta en cuestión de los patrones machistas de su entorno (y del mío). Y un sentimiento de gran emoción cuando Najat relata cómo la escuela pública y las #maestras que la acogieron, le abrieron la puerta a la libertad y al reconocimiento de sus derechos. #libros #feminismo #igualdad #Islam #patriarcado #marruecos_amazigh #machismo #mujereslibres #literatura @editorialdestino
Una publicación compartida de Pilar Ciutad Lacambra (@pilarciutad) el

martes, 30 de abril de 2019

Tierra de mujeres


¿Y si el problema de la despoblación comenzó por la falta de atención y la constante discriminación hacia todas las mujeres de nuestros pueblos? Se pregunta María Sánchez, la joven veterinaria que compagina vocación rural y literaria. Y bien cierto es que, aunque el problema  de la despoblación es muy complejo y hunde sus raíces en la Historia de este país, si la cuestión de género no fue el desencadenante principal, ha sido un factor clave desde la segunda mitad del s.XX hasta ahora mismo.  

Una obra que reivindica la cultura de los pueblos, el trabajo y la sororidad de las mujeres que lo habitan y se rebela contra el concepto tan extendido del vacío español. “No somos la España vacía. Somos un territorio lleno de vida. De personas, de historias, de oficios, de comunidades”, un territorio que tiene voz propia, que no necesita que nadie venga de la ciudad para construirle el relato. Muchos de nuestras abuelas y abuelos nunca fueron con la cabeza alta por ser de pueblo. Esperaban que vinieran de afuera para aprender. Ellos siempre los invisibles, los callados, los analfabetos… Ahora nos toca a nosotras construir nuestra narrativa” Y a ello se aplica con entusiasmo porque comparte el pensamiento de otra gran escritora de nuestro tiempo, Chimamanda Ngozi Adichie, “el silencio es un lujo que no podemos permitirnos”. Es una idea que le obsesiona y que repite y explica reiteradamente a lo largo de las páginas, la necesidad de escribir sobre el mundo rural desde dentro, porque se escribe mucho pero desde la ciudad, cayendo en la idealización pero sin una preocupación seria, por mucho que el tema esté de moda. Y su crítica alcanza también al feminismo y a las instituciones. Al primero de ellos porque ha sido un movimiento profundamente ciudadano, que ha olvidado a las mujeres de los pueblos, mujeres que siguen a la sombra, en un medio rural diverso que no tiene una única cara y voz. Se sorprende la autora de los colectivos que surgen en las ciudades buscando como fin la comunidad, el intercambio de saberes o ayudas, la sororidad, la creación de vínculos… olvidándose de que esas actitudes están y han estado siempre presentes en los pueblos, en esas mujeres que mantenían la puerta de su casa abierta, siempre pendientes unas de otras, cuidándose entre ellas…”Siempre he pensado que lo radical y lo realmente innovador sucede en nuestros márgenes. En nuestros pueblos.  Lazos nuevos, tejidos que se crean, proyectos rompedores, ideas maravillosas, asociaciones, colectivos … y las que están detrás, mayoritariamente son las mujeres” Y al mundo institucional porque  es urgente que la PAC implemente de una vez una perspectiva de género. Su actividad no sólo es importante para los habitantes del campo, también la necesitan los que viven en las ciudades. De ella depende que se mantengan nuestros ecosistemas y que dejen de vaciarse de una vez nuestros pueblos”.

En una segunda parte del libro, María fija la mirada en tres mujeres de su familia. Mujeres invisibles que sólo comienzan a existir cuando se convierten en madres. Nunca existieron por sí mismas,  siempre con ellos, detrás de o junto a” (¿os suena?) Seguro que si cada uno de nosotros piensa en las mujeres de su genealogía no le resulta difícil encontrar este perfil, mujeres a las que se les brinda voz una vez que tienen hijos y a las que la autora reconoce en este momento de su vida. Empezando por su tatarabuela Pepa, el alcornoque cuyas raíces sustentan la familia, “una mujer, nacida entre 1860 y 1870, que llevaba la casa y tomaba las decisiones”. Ella era la cabeza y el corazón. Su marido, las manos que nunca paraban de trabajar. Una madre que cada noche "tenía que saber del trabajo de cada hijo para irse a dormir tranquila. Que sabía reconocer perfectamente de qué encina o de qué alcornoque estaban hablando sus hijos. Porque ella seguía allí, con ellos, aunque no los viera ni los tocara". Y cuando leo esto no puedo dejar de evocar la imagen de mi madre, en el otoño del 92, en la cama de un hospital recordando todas las finquitas de la casa familiar, con sus lindes en cada uno de los puntos cardinales y el nombre de los propietarios. Mujeres que crecieron en simbiosis total con la tierra y sus frutos.

La segunda, es su abuela Carmen. Una mujer que nació y creció en una casita con huerto, que desde pequeña tuvo que ir sola todos los días a llevar la comida a los hombres que trabajaban en el campo, una hora de camino a pie. Que no sabía escribir porque no fue a la escuela pero que llevaba el huerto ella sola, sabía recoger las semillas, secarlas, guardarlas… hacerlas germinar en el momento exacto, cuidar las gallinas, arreglar las aceitunas, hacer conservas, dejar bien colocadas las patatas en el desván, encalar las paredes, ir a la cooperativa y a sus olivos, llevar las cuentas de la casa, criar los hijos … mientras el marido estaba lejos, en la emigración… “Las manos de mi abuela no saben de libros y cuadernos, pero sí del frío y de la tierra” ¿A que también os suena? A mí me recuerda una vez más a mi abuela Manuela, que tampoco sabía leer ni escribir pero, como tantas veces me han oído algunos, hablaba francés porque había estado sirviendo al otro lado de los Pirineos. “Pertenecen al clan de las mujeres que llevan una espigada clavada en el pecho.”

La última en la cadena de esas tres mujeres es su madre, Carmen también, como la abuela. “Mi madre ha sido una completa desconocida para mí durante muchos años. No quería parecerme a ella, no quería terminar como ella”. Parece mentira que una autora tan joven sea capaz de expresar con tanta profundidad y rigor el proceso al que a otras nos ha costado casi media vida llegar. Una madre a la que describe con gran precisión como la “hija de un hermano único. Todo para su hermano, nada para ella. No renunció, no habló, no se quejó”. Mientras el hermano iba al colegio, ella caminaba junto a su madre durante una hora al olivar familiar, después de dejar la casa lista y la comida preparada. La historia de esta madre es la misma de tantas  mujeres de este país que dedicaron su vida entera a su familia, poniéndose ellas mismas en la última posición. A María, enamorada de su pueblo, aunque no hubiera nacido en él, le enfadaba que su madre le dijera que no le gustaba el campo, que no tenía ganas de ir al pueblo, le costó entender que lo que para ella era libertad, contacto con la naturaleza, con los animales que tanto adoraba, con sus raíces… para su madre sólo significaba el recuerdo del trabajo y el sacrificio. Y en este punto a mí me recuerda también la aversión que tenía mi propia madre a “ir a comer al campo” y que ella justificaba con un argumento similar, estaba muy cansada de llevar la comida a los hombres y tener que comer con ellos sentada en el suelo. En el libro se explica muy bien cómo el relato de muchas mujeres con el medio rural está a años luz de distancia del que han hecho otros hombres (cita a Miguel Delibes y a Rodríguez de la Fuente). El género, la familia y las circunstancias marca las distancias. Mientras unos contemplan, observan, cuidan, cazan y disfrutan; otras trabajan sin descanso. Es por eso, apunta, que no hay mujeres escritoras de esa generación que escriban desde y en el medio rural. “Las mujeres del campo no podían contar sus historias porque la mayoría no sabía escribir. Porque se les negó el placer de la lectura, ir a la escuela, poder decidir a qué dedicarse, en qué formarse. Se les negó la cultura por completo”. ¿Será por ello que las que pudieron huyeron sin pensárselo dos veces? (Y con esto volvemos a la tesis del principio, la clave de la despoblación).

Y cómo no copiar también letra por letra el terrible y esperanzador  párrafo del epílogo de esta intensa y necesaria obra: 

Nuestro medio rural morirá si no sabemos transmitir a los que vienen su importancia y su cuidado. Y no sólo nuestro medio rural, sino toda la biodiversidad que vive en él, nuestro pueblos, nuestras costumbres, nuestras historias. Nuestra cultura, así, sin el adjetivo rural, porque es cultura y es de todos. Debemos aprender a mirar y transmitir. Preguntar a nuestras abuelas, a nuestras madres. Dar importancia a nuestras historias, a nuestras aldeas. Preguntar, contar, escuchar, cuestionarse una y otra vez. Mirar más allá. Mancharse las manos de tierra Dejar que los que vienen, los niños y niñas del futuro, se manchen también. Se empapen de tierra y animales, de historias de sus mayores, darles la mano, que quieran visitar y habitar una casa llena de raíces y patrimonio que aún está por construirse

lunes, 11 de febrero de 2019

Cierta luz que deslumbra







Visitar la exposicion Cierta luz organizada por el    colectivo 4F en la Lonja de Zaragoza ha sido una sucesión de impresiones y emociones. Frente a la fotografía de Maysun del humo de la guerra en el cielo de Gaza en 2014, por extraño que parezca, me ha asaltado la evocación de otros cielos, los de la Vista de Delft del maestro Vermeer, "el cuadro más bello del mundo". Belleza y destrucción, sosiego y frenesí, arte y emoción, síntesis de lo que somos, de lo mejor y peor del ser humano, retratado por los testigos de cada época. 





 
La determinación en la mirada de la mujer yemení fijada en el objetivo de Judith Prat nos grita a los espectadores que siempre quedarán almas invencibles que nos devuelvan la fe. Y las entrañables fotos de Divina Campo me han devuelto la  Huesca, la huesqueta, que conocí en mi infancia, la de la leche en polvo de los americanos, el baño en el balde de zinc y, sobre todo, el clasismo que se respiraba, el de las señoras de buenas y victoriosas familias católicas y apostólicas que marcaban distancia con las criadas de origen campesino, en su mayoría, y perdedoras. Con Divina yo sí que he notado la oquedad, la ausencia de su mirada que retiró para casarse y formar familia (como era costumbre en la época). Si no hubiera sido así quizás hubiera alcanzado a fotografiar a esa misma niña que copia disciplinadamente la devota consigna en la pizarra, portando una pancarta en la que se rebelara contra esos mismos dogmas tan pretendidamente fijados en su espíritu. 






Impresionante el mural de fondo con las muchachas en bombachos en plena tabla gimnástica. Puedo decir que yo estaba allí. Y esto sólo son unos mínimos flashes de todo lo sentido en la visita, que no será la única pues tengo que volver para recoger más impresiones. 




lunes, 9 de julio de 2012

HAY QUE MIRAR

Hay que mirar. 



Aunque la brutalidad, la crueldad, la injusticia, la bestialidad (con perdón de las bestias), la injusticia, la indignación, la rabia, la vergüenza, la aversión... todos los sentimientos más repugnantes nos revuelvan las tripas y el corazón, no podemos dejar de mirarlo. ESTO ESTÁ PASANDO. Después de más de diez años de intervención/ocupación de Afganistán por parte de las potencias "democráticas", después de miles de millones de euros y de dólares invertidos en ello (los últimos16.000 millones  el sábado pasado). Después de todo ese dinero pasa esto y mucho más. Hace unos domingos Soledad Gallego Díaz contaba en El País cómo esas mismas alimañas emprenden campañas contra las escuelas de niñas en ese mismo país. ¿De verdad todo el dinero, todos los esfuerzos, todos los ejércitos allí desplazados no pueden hacer nada por las mujeres afganas? Entonces ¿para qué están allí? Se me ocurre que después de tantos años  y tanto fracaso quizás sería más productivo que se organizaraun pasillo humanitario que permitiera abandonar ese infierno a todas las mujeres; incluso la gran inversión económica daría para dotarles con un pequeño fondo sobre el que reiniciar su vida en otros lugares que por lo menos fueran habitables. Que se queden "ellos solos" con sus leyes y "su justicia".



lunes, 2 de enero de 2012

El buen cine

"En una sociedad en la que la mujer está oprimida, el hombre tampoco puede vivir en paz"

"Creo que, actualmente, el mundo necesita hacerse más preguntas y no tener tantas respuestas"

Estas declaraciones forman parte de una entrevista a Asghar Farhadi, director de la película Nader y Simin, una separación. Dos afirmaciones que por sí solas ya son una invitación a conocer su obra para poder decir, una vez vista, que no defrauda en absoluto. Una película recomendable desde todos los puntos de vista: el guión, la interpretación de los actores/actrices, los temas (preguntas) que plantea ... y el retrato de la sociedad actual iraní, mucho más rica y matizada que lo que nos llega a través de noticias y reportajes en los medios. Una ventana a la vida cotidiana en la que se observan conflictos, emociones y situaciones que, en gran medida, podrían situarse en cualquier otro lugar del planeta. Sorprendente el personaje protagonista, Nader (Peyman Moaadi) tan razonable y alejado de los estereotipos de musulmán intolerante que yo me esperaba encontrar.

Una vez más salgo del cine convencida de haber conocido la realidad de otros lugares, igual que si volviera de realizar un gran viaje. Es uno de los aspectos que más me atraen de una buena película (o de un buen libro)



jueves, 27 de octubre de 2011

Esperanza


Llevo casi tres años asomándome a esta ventana virtual para ver, para soñar y para gritar al aire lo que mis ojos ven, lo que no ven, lo que desearían ver y lo que nunca hubieran querido ver. Muchas veces fijo mi mirada en las mujeres y han sido también muchas las ocasiones en las que me he detenido en la observación de las que viven en países islámicos pero pocas veces ha sido para congratularme. Por eso me alegra tanto esta imagen de las mujeres yemeníes quemando velos, reivindicando su valor, su dignidad y su derecho a ser libres. Aunque sea en el medio de una situación violenta y represiva constituyen un soplo de esperanza en un mundo que las asfixia.

domingo, 17 de julio de 2011

Derecho de pernada


Me parece excelente el artículo que Vargas Llosa publica hoy en El País titulado Derecho de Pernada.

Es tan claro en el lenguaje y tan esclarecedor en los valores (in)morales que hay detrás del asunto de Mr. Strauss Khan que debería ser un texto que se leyera en los institutos de Secundaria, en las clases de Educación para la Ciudadanía por ejemplo (antes de que la quiten). Recomendable a todos los efectos el artículo completo pero destaco un párrafo que me parece magistral:


"A mí, en cambio, el personaje me parece repelente y tiendo a creer que lo que la camarera guineana dice de él es verdad. Me seguiría pareciendo repelente incluso si fuera cierto que el sexo oral con que se gratificó aquella mañana neoyorquina fue consensuado, pues, aun si lo hubiera requerido de buenas maneras y pagado por ello, habría cometido un acto cobarde, prepotente y asqueroso con una pobre mujer infinitamente más débil y vulnerable que él, la que se habría sometido a esa pantomima por necesidad o por miedo, de ningún modo seducida por la apostura o la inteligencia del personaje al que encontró desnudo en la habitación que iba a arreglar. "Tirarse a una sirvienta", por las buenas o por las malas, es un acto innoble y vil, sobre todo cuando el que lo perpetra es un señor de horca y cuchilla, que es lo que era, hasta entonces, el casi intocable Strauss-Kahn"

domingo, 12 de junio de 2011

Mujeres que caminan


Caminante no hay camino, se hace camino al andar, como dijo el poeta. A lo largo de ese camino de anchura diferente según desde dónde salgas, de meta incierta y salpicado de encrucijadas, es muy fácil tropezar, incluso caerse y también en muchas ocasiones hay que dar marcha atrás y tomar otro sendero, conscientes de que nos hemos equivocado. Fundamental es elegir las compañías que uno encuentra a lo largo de la caminata y, sobre todo, la coherencia con uno mismo y con su punto de partida. En mi opinión y, por lo poco que he leído sobre ella, Rosalía Mera es una mujer que camina coherentemente.

martes, 15 de marzo de 2011

De metáforas y velos

Una mujer que pregunta, un hombre poderoso que se enroca, que no contesta, que se limita a repetir una retahila de "argumentos" , que da lecciones a la mujer, que se ríe incómodamente de su insistencia y, mientras tanto, el velo impuesto sobre sus cabellos se va deslizando suavemente, como impulsado por la fuerza y la energía de ella ... ¿Una metáfora? ¡Qué hermosa metáfora!


domingo, 24 de octubre de 2010

María Teresa



María Teresa Fernández de la Vega se habrá equivocado seguramente en muchas ocasiones ... Así comienza Soledad Gallego-Díaz su artículo Homenaje feminista en El País de hoy dedicado a la que fue Vicepresidenta del Gobierno de España hasta hace dos días. Un artículo que es un reconocimiento a la figura de esta mujer cuya presencia en la vida pública española, coincido con la periodista, no se le ha valorado suficientemente. Una mujer que ha ejercido el poder desde una posición feminista, dejando constancia de que el cambio producido en España en las últimas décadas es real y haciendo visibles también a gran parte de ese colectivo que vive en sociedades tan machistas o más como lo fue la nuestra hace bien poco. Dos páginas antes, en el mismo periódico, Elvira Lindo recuerda a los desmemoriados cómo era la España de nuestras madres, o la de las abuelas para los más jóvenes.
Por eso son necesarias figuras públicas como la de Mª Teresa, que reivindican y ejercen la igualdad. Nunca comprenderé la posición de otras mujeres que en situaciones de poder, con cualquiera de sus adjetivos, político, cultural, económico, ... reniegan del feminismo. En mi opinión no demuestran más que una gran ignorancia en lo que respecta a la historia de las mujeres y una injusta reedición del desprecio y la incomprensión que tuvieron que sufrir aquellas que han luchado para que hoy, con todo el mérito del mundo, ellas pueden ocupar la posición social que ocupan. Por eso tampoco entiendo que haya mujeres que, independientemente de su afiliación política, echen pelillos a la mar y un pasar rápido página (ha pedido perdón, y punto) ante los comentarios despreciables e inadmisibles de políticos y representantes ciudadanos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Una nariz para Aisha


Aisha ha podido escapar del infierno, ha encontrado una mano tendida. Su cara ha podido reconstruirse, ¿se podrá reconstruir también el dolor inflingido? El suyo y el de tantas otras que no son portada, que siguen siendo invisibles.

Hace quince días escuché unas declaraciones de Eduardo Galeano en la radio. En ellas contaba que hace unos años, en tiempos de la invasión afgana por las tropas rusas, formando parte de un comité de la ONU que recibió a un anciano líder talibán que pedía ayuda para luchar contra la ocupación, uno de los argumentos que esgrimió ante su auditorio fue el siguiente: "Los ocupantes estan corrompiendo a nuestras mujeres: ¡Les están enseñando a leer!" Galeano contaba que después de esto él dejó de escucharle. Pero si no estoy equivocada, algunos no escucharon tampoco su grito desesperado o hicieron oídos sordos a semejante aberración pues el resultado final fue que EEUU y el mundo occidental colaboraron en otorgar el poder a los talibanes. La continuación de la historia es noticia un día sí y otro también ...




martes, 21 de septiembre de 2010

Gracias, Señoras


Poco más puedo decir de José Antonio Labordeta, porque hay otros que lo han hecho y lo están haciendo mejor que yo. En este momento lo que quiero es dar las gracias a "sus mujeres" por la generosidad con la que han vivido estas duras jornadas. Con su actitud han dejado patente que Labordeta era su ser querido pero compartido también con todos los aragoneses y con toda España (ha sido una agradable sorpresa para esta tierra ser testigo del respeto y la admiración con la que se le ha tratado en la inmensa mayoría de medios nacionales). Además de su presencia y acogida a los miles de personas, conocidas o no, que hemos desfilado para dar nuestro adiós a este aragonés ilustre; anoche, cuando al cerrar la capilla ardiente tuvieron el gesto de salir a la puerta a cantar con toda la multitud que se había reunido allí para la despedida final, demostraron su categoría humana, a la altura del esposo, padre y abuelo fallecido. La renuncia a otro tipo de funerales oficiales y/o religiosos muestra una actitud de sinceridad y coherencia poco frecuente en nuestra sociedad. Y, por último, la ofrenda de las flores de José Antonio ante el monumento funerario a otro de los hombres que pronunciaron en voz alta las palabras LIBERTAD, JUSTICIA y ARAGÓN en todo el país, el paisano Joaquín Costa, me parece el mejor de los finales para unas jornadas que permanecerán en nuestro recuerdo para siempre. Gracias, Señoras.

(foto: El Periódico de Aragón)

martes, 3 de agosto de 2010

Quiero que haya mujeres doctoras y policías ...


El País del pasado 3 de agosto se hace eco de la polémica surgida a raíz de la portada de la revista TIME en la que aparece una mujer afgana mutilada por los talibanes. La opinión se divide entre lo que opinan que la foto es una excusa hipócrita para defender el argumento de la permanencia de la ocupación del país por las tropas americanas: "Salvar a las mujeres ha sido parte de la retórica occidental detrás de la invasión, pero las mujeres afganas raramente han representado una prioridad para las fuerzas de la coalición, que para conseguir el objetivo de derribar a los talibanes han trabado alianzas con muchos misóginos a lo largo de la ocupación. La foto perpetúa un mito, el del ocupante extranjero liberador de las mujeres, que no corresponde a la realidad" y los que la defienden.La asociación Woman for Afghan Woman es la ONG que ha amparado a Aisha después de que ella fuera encontrada agonizando. Sus verdugos, entre ellos su marido, la habían dejado en las montañas de Oruzgan tras haberla mutilado. La directora de la organización, Manizha Naderi, asegura: "La portada del Time ha devuelto el tema de las mujeres afganas al centro del debate y yo estoy agradecida por esto. Aisha y yo estamos felices por la portada". Manizha ha confirmado a este medio que Aisha lleva diez meses bajo la protección de la asociación y que mañana 4 de agosto dejará Afganistán para ir a Estados Unidos. Ahora Bibi está bastante bien. Está ansiosa y expectante por que le reconstruyan la nariz". Será la Grossman Burn Fundation, una organización humanitaria californiana que patrocinará la operación quirúrgica a la que Aisha se someterá.


Es difícil opinar sobre el asunto, lo cierto es que en los 9 años de ocupación no ha trascendido que la situación de las mujeres afganas haya mejorado (no hay que olvidar que fue uno de los argumentos fundamentales para justificar la acción militar, además de la lucha contra el terrorismo). Yo lo único que puedo constatar es que cada vez que en la ventana de la televisión aparece una crónica desde los territorios afganos "controlados", me esfuerzo en vislumbrar mujeres y es muy difícil encontrarlas, o bien porque no están o están pero siguen siendo invisibles bajo el burka anulador.

Lo más prometedor que he visto y leído sobre el tema son las declaraciones de los propios afganos que ha recogido en un vídeo Intermón Oxfam, especialmente la última, la del niño que quiere ver mujeres doctoras y policías.


Actualización 10/08/2010.

miércoles, 14 de julio de 2010

INDIGNACIÓN, ALIVIO, IMPOTENCIA, IRRACIONALIDAD, ...


"La sentencia a muerte por lapidación para Ahstiani, de 43 años y madre de dos hijos, implicaba ser enterrada hasta el pecho y golpeada hasta la muerte con piedras que no sean tan grandes como para matarla de forma instantánea ni tan pequeñas que no le causen daño, tal como establece el código penal de la República Islámica"

¿Cabe mayor aberración que legislar de esta manera? Porque la brutalidad, la irracionalidad, el machismo atávico, ... pueden llegar a tener cierta explicación en determinadas situaciones pero que el legislador friamente, en un proceso puramente racional sea capaz de transcribir al papel semejante barbaridad es ... no sé, no encuentro palabra para calificarlo.

Me alivia que en una minúscula proporción, un gesto tan simple y sencillo como mi firma virtual haya contribuido a que alguien haya detenido (por el momento) el lanzamiento pero sigo negando la mayor, ¿dónde está el delito?.

Me rebelo ante la respuesta social al caso y a tantos otros relativos a los derechos humanos y a la dignidad de las personas. Aunque es cierto que el asunto ha tenido "cierta relevancia" en los medios me pregunto por qué, la misma sociedad que es capaz de lanzarse a la calle en la proporción que acabamos de ver para celebrar el campeonato del mundo de fútbol, no se molesta en canalizar una mínima parte de esa energía en asuntos relativos a la dignidad y los derechos de las personas.

La irracionalidad tiene muchas facetas ...

miércoles, 31 de marzo de 2010

La niña

Porque el día de la dignidad llegue para la niña maquilera a la que canta Lila Downs y para todas las mujeres mexicanas, para las empleadas domésticas que se manifestaron el pasado domingo en Madrid, para las obligadas a tapar su rostro, ...

domingo, 7 de marzo de 2010

Sólo cien años

Este año se cumple un siglo de la Real Orden de 8 de marzo de 1910 que autorizó el acceso de las mujeres a la Universidad en España. Aconteció a poco de ser nombrada consejera de Instrucción Pública Emilia Pardo Bazán, quien desde décadas venía luchando por la alfabetización y educación de las mujeres, afirmando en el Congreso Pedagógico Hispano-Portugués de 1892 que “la educación de la mujer no puede llamarse tal educación, sino doma, pues tiene por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión”. Emilia Pardo Bazán había nacido en 1851, seis años antes que la alemana Clara Zetkin, quien, tras estudiar magisterio, inició en 1892 el diario La Igualdad de la sección femenina del SPD, y logró que la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague en 1910 instaurara la celebración del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora (...) Leer artículo completo de Maite Romero en El Librepensador

En este 8 de marzo de 2010 podría escribir un largo post sobre los avances de la mujer en el último siglo y sobre todo lo que queda para conseguir la igualdad y la superación de la carga de injusticia que todavía siguen llevando la inmensa mayoría de mujeres en el mundo. Pero, al margen de consideraciones ideológicas y morales, me quedo con las declaraciones con motivo de esta celebración del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon

«La igualdad de las mujeres y las niñas constituye también un imperativo económico y social. Hasta que no se logre liberar a las mujeres y las niñas de la pobreza y la injusticia, todos nuestros objetivos —la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible— correrán peligro.».


lunes, 11 de enero de 2010

¡Bravo, Sarko!

No es que sea santo de mi devoción pero a cada cual lo que es suyo. Bravo por Sarkozy. Bravo por su proyecto de ley. Por abordar el asunto de frente y por no andarse con paños calientes. Las leyes no solucionan los problemas, pero hacen evidentes los pilares que sustentan la sociedad.
La multiculturalidad debe ser uno de ellos, el conocimiento y reconocimiento de otras maneras de vivir es un valor fundamental pero que eso no nos confunda: el respeto a la libertad de la mujer y sus derechos está por encima de otras consideraciones. Una tibia tolerancia sobre usos y costumbres que no partan de esta premisa nos conduce a un retroceso inadmisible. Demasiados siglos de esclavitud femenina y demasiado sufrimiento hay detrás de las conquistas de la mujer en el último siglo y en este lado del mundo para que nos andemos con chiquitas y, como dicen algunos que se llaman progresistas, dejemos "elegir" a las mujeres. ¿Pero alguien que viva en dignidad y libertad elegiría una cárcel? No creo que ni una sola mujer que sea dueña de su vida, con acceso a la educación y la información, elija llevar un burka. Quien lo ponga en duda que se lo coloque unos minutos. Yo lo hice. Se pierde vista pero todo queda muy claro.



Actualización 14/02/10

No puedo dejar de copiar literalmente unos párrafos del artículo que Bernard Henri-Lévy publica a fecha de hoy en El Pais Domingo:

"... contraviene los principios del laicismo que, pensemos lo que pensemos de la ley sobre el burka, prescribe que hay al menos un espacio, aquel en el que se expresa o, mejor dicho, en el que se construye, se moldea y deja oír su voz a la ciudadanía, en el que esta clase de signo no tiene cabida. En segundo lugar, porque es una bofetada para todas las mujeres que creían comprender que, hoy por hoy, son iguales a los hombre y que su rostro es es por tanto un rostro, un verdadero rostro, no un objeto de escándalo, no un desorden que hay que controlar, no algo ofensivo que nadie quiere ver y convendría disimular, no una impureza. Y, finalmente, es odiosa porque, además, es un ultraje a todas las mujeres que, fuera de Francia y, en particular, en los países de mayoría musulmana, luchan a rostro descubierto contra una prescripción que, como ellas bien saben, no es religiosa, sino política, política de principio a fin, y cómplice de las tiranías más aterradoras.

¿Cómo compartir la inquietud e incluso la solidaridad del mundo con esas mujeres que en estos momentos desfilan por las calles de Teherán, si nos prestamos, aquí mismo, a avalar e incluso a promover los emblemas de la polític contra la que ellas se rebelan? El laicismo, el feminismo y el internacionalismo fueron principios fundamentales de la extrema izquierda en los tiempos en que ésta tenía alma ..."

domingo, 3 de enero de 2010

Lección de historia


Visitar la exposición de fotografías de Ricardo Compairé en la sala de la Diputación de Huesca es una buena lección de historia para empezar este año 2010. Pensar que nos separan escasos cien años de esas bellas imágenes que cuentan la dureza y mísera vida cotidiana de esos pueblos pirenaicos que ahora hemos transformado en idílicos lugares de ocio y vacación, pareciera increíble si no fuera por el testimonio de este pionero fotográfico. Especialmente impresionantes son los rostros y miradas de las mujeres que soportan el peso de los baldes de agua en la cabeza y el del destino de trabajo y servicio cargado a su espalda desde la misma cuna.

Lo dicho, una lección de auténtica historia que nos debiera ayudar a relativizar algunos de esos términos que tanto nos angustian en estos comienzos del siglo posterior. No creo que nuestros abuelos hubieran ni siquiera oído alguna vez hablar de crisis, depresión, stress, ... no tenían tiempo ni energía para sentirlos. Todos sus esfuerzos se destinaban a algo muy elemental: sobrevivir.