lunes, 3 de septiembre de 2012
Mª José Hernández
domingo, 5 de agosto de 2012
Poesías y conjuros

...
Perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste
miércoles, 25 de julio de 2012
De colillas, fuegos, civismo y educación
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Burros huyendo del fuego. Girona |
Pero no es un problema sólo de las colillas, aunque las consecuencias en su caso puedan llegar a ser tan infernales e irreparables como la pérdida de vidas que se están sufriendo, no sólo las humanas, las más lamentables pero no las únicas. El problema de fondo es el civismo, la educación y el poco interés que estamos poniendo en solucionarlo. Cómo podemos aceptar con tanta naturalidad que cualquier grupo humano deje a su paso un rastro ingente de basura y suciedad. Y eso pasa todos los días, en cada pueblo y lugar de España. Se acaba San Fermín, por poner un ejemplo entre miles, y nos hacen el recuento de toneladas de basura recogidas de sus calles como lo más natural del mundo; por no hablar del famoso botellón que además de basura genera ruido y conflicto con los vecinos. Pero en este caso, el Ayuntamiento de Jerez, por poner otro ejemplo, ha encontrando "una solución" y ha delimitado un solar inmenso e inhóspito como ¡¡¡botellódromo!!! . No es asunto menor que la información llegue de la mano de una pelea mortal entre jóvenes ocurrida en semejante instalación "ciudadana".
¿De verdad alguien en su sano juicio puede creer que la asignatura de Educación para la Ciudadanía realmente sobra en nuestros Programas Educativos?. Al hilo de dicha asignatura y volviendo al terreno de los insultos con los que los políticos nos obsequian tan a menudo en estos últimos tiempos, también podríamos recordar una de las perlas del Ministro de Educación del Gobierno actual de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando desde la tribuna del Congreso nos acusó a los maestros de "adotrinar a la infancia" al más puro estilo Torrente.
domingo, 15 de julio de 2012
Sinceros agradecimientos
viernes, 13 de julio de 2012
Diario de un cuerpo

lunes, 9 de julio de 2012
HAY QUE MIRAR
domingo, 1 de julio de 2012
Volverán las oscuras golondrinas

domingo, 27 de mayo de 2012
Public money, money ...
martes, 22 de mayo de 2012
¿Y si fueran otros los que pagaran?
Tal robo fue posible por dos milagros.
El primero, que José María Aznar cambió la ley hipotecaria en 1998 para permitir a la Iglesia apropiarse de edificios de dominio público, aunque sean patrimonio de todos los españoles: basta con que el señor obispo dé fe y certifique que pertenecen a la Iglesia, sin necesidad de notario.
El segundo milagro, que disponer de un edificio de 23.400 metros en pleno centro de Córdoba le sale gratis a la Iglesia: no paga el IBI y tampoco se ocupa de los gastos de conservación.
La entrada en la Mezquita de Córdoba cuesta 8 euros por persona; al año recibe más de un millón de visitantes. No te entregan factura y es dudoso que el dinero recaudado pague impuestos: se considera un donativo y, como tal, está exento de tributación.
El obispado de Córdoba dispone de la Mezquita a su absoluta voluntad. También decide quién puede trabajar en ella como guía y quién no. No es raro que haya días en los que se cierre el acceso a los turistas porque hay, por ejemplo, una convención de sacerdotes en su interior.
Sin embargo, los gastos de restauración y conservación no los paga la Iglesia: los PAGA el Estado.
es decir, los gastos los pagamos nosotros.
Desde 1998, la Iglesia ha inscrito a su nombre cientos de edificios, muchos de ellos financiados por los vecinos de cada pueblo o ciudad.
Zapatero no cambió la ley en ocho años.
Rubalcaba prometió reformarla en su programa electoral.
Gracias a esta información remitida por alguien que bebe aguas del río Ara, lo que sin duda contribuye a su vista clara.
sábado, 14 de abril de 2012
Viva la República

En cualquier caso, hemos conocido el asunto de golpe y porrazo tal y como he leído en uno de los cientos de ingeniosos comentarios en twitter y también nos informan de que su modélica familia, la que tiene como función principal representarnos en el mundo mundial, no tiene tiempo para acercarse al hospital donde rápidamente ha sido trasladado (supongo que a costa de todos los españolitos) y lo han operado. Su esposa está en Grecia celebrando la Pascua ortodoxa (¿no se había convertido?); su hija mayor no puede, pero no porque esté acompañando a su hijo menor y nieto mayor del otro en su convalecencia, fruto de (mire usted) otro accidente con armas de fuego, sino porque tenía obligación de presidir un rastrillo benéfico de gente rica; su otra hija está un poquito lejos para venir corriendo y además no está claro si la visita es deseable y el hijo menor y heredero debe andar ocupado (igual está en otro viaje privado y no nos hemos enterado).
En resumen, mucha sangre azulada, mucho glamour, mucha imagen… y mucha miseria vital. Y dadas las circunstancias y la fecha en las que se producen, el cuerpo me pide gritar: ¡Viva la República!
Por si alguien tiene ganas de vomitar, he encontrado unas imágenes de lo que es una cacería de elefantes:
lunes, 2 de enero de 2012
El buen cine
"Creo que, actualmente, el mundo necesita hacerse más preguntas y no tener tantas respuestas"
Estas declaraciones forman parte de una entrevista a Asghar Farhadi, director de la película Nader y Simin, una separación. Dos afirmaciones que por sí solas ya son una invitación a conocer su obra para poder decir, una vez vista, que no defrauda en absoluto. Una película recomendable desde todos los puntos de vista: el guión, la interpretación de los actores/actrices, los temas (preguntas) que plantea ... y el retrato de la sociedad actual iraní, mucho más rica y matizada que lo que nos llega a través de noticias y reportajes en los medios. Una ventana a la vida cotidiana en la que se observan conflictos, emociones y situaciones que, en gran medida, podrían situarse en cualquier otro lugar del planeta. Sorprendente el personaje protagonista, Nader (Peyman Moaadi) tan razonable y alejado de los estereotipos de musulmán intolerante que yo me esperaba encontrar.
Una vez más salgo del cine convencida de haber conocido la realidad de otros lugares, igual que si volviera de realizar un gran viaje. Es uno de los aspectos que más me atraen de una buena película (o de un buen libro)