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miércoles, 10 de mayo de 2017

De Chirovici a Carnero pasando por Mónica Ojeda (apuntes en un diario)

09/05/17.- De la entrevista a E.O. Chirovici publicada hoy en El Mundo: “Nuestra mente no funciona como una cámara de vídeo”, es decir, “no graba todo aquello que vemos”, sino que es más bien “un guionista que a la ve vez hace de director e inventa las películas –los recuerdos– a partir de fragmentos de la realidad”. “No almacenamos imágenes sino sentido, significados”. Es así porque “nuestro cerebro no está preparado para diferenciar entre realidad y ficción. Es por eso que lloramos cuando vemos una película que nos emociona, aunque sepamos que el protagonista no muere al final, que no es real. Nosotros lo sabemos, pero nuestro cerebro no”. Se me ocurre que llegará el día en que nuestro cerebro, después de siglos de enfrentarse, de vivir ficciones, aprenderá a diferenciar ficción de realidad, lo que supondrá la muerte de la ficción. Su sofisticación, de algún modo, es señal de su declive. Y hablando de sofisticación…

Imagino a Mónica Ojeda leyendo Los detectives salvajes y Las teorías salvajes. Quiere convertirse en Roberto Oloixarac, en Pola Bolaño. Intuye que en la palabra salvaje se encuentra el futuro de la mejor literatura (la que ella piensa la mejor literatura), la condenada a desaparecer. La oralidad, la complejización de la realidad, la sexualidad sin ataduras, la frontera, la hibridación compulsiva, la atracción que ejerce toda forma de radicalidad, la transformación de la cultura, es decir, de la sociedad, es decir, del mundo… Todo ello pasado por el túrmix de lo salvaje. Imagino a Mónica Ojeda en una habitación, tomando notas para la escritura de Nefando. Me sumerjo en Google. Leo lo que Víctor Balcells escribió sobre ella. Me voy a Imágenes. Contemplo el rostro sonriente de Ojeda. Parece tan accesible. Me desconecto. Prosigo con su lectura.


 

10/05/17.- Leo la entrevista que Guillermo Carnero concede a El País. Me parece mentira que alguien tan culto pueda estar tan desconectado de la realidad. Me invade la sensación de haberme sumergido en la hemeroteca. La lectura de la entrevista me deja triste. No entiendo muy bien por qué.


jueves, 6 de febrero de 2014

¿Integradora y ecléctica?

Llevo días aproximándome a la obra de poetas que, en principio, tienen poco que ver conmigo. Está claro que uno, en primer lugar, lee para disfrutar. (Y está igualmente claro que uno puede disfrutar con la obra de autores que poco o nada tienen que ver con lo que uno aspira a lograr). No obstante, cuando estás metido en el oficio (qué horrenda la expresión), también lees con carácter explorador, para aprender o tratar de aprender o para encontrar perspectivas diferentes a las que te resultan más cercanas… En fin, lo que quería contar es que he estado leyendo a Guillermo Carnero. De todos modos, más que un poema, me apetece compartir esta reflexión del poeta, realizada en 2004: “Muchas veces me han preguntado cómo veo el futuro de la poesía española. Aunque como profesor prefiero profetizar el pasado, en mi opinión el futuro debería ser integrador y ecléctico, y a ello me referí en un ensayo de 1999 titulado “Píos deseos al borde del milenio”. Esa integración tendría que darse en tres direcciones: 1ª, una consideración no empobrecedora de la obra de la generación del 50, que tenga en cuenta ante todo el irracionalismo simbolista de Claudio Rodríguez y la reflexión ética de Francisco Brines, valore el discurso metafísico de Barral y lea a Gil de Biedma más allá de clichés empobrecedores; 2ª, una lectura de la obra de mi generación que prescinda de los abyectos tópicos del venecianismo, la torre de marfil y la decoración, y de todas las demás simplificaciones demagógicas con las que se ha querido ocultar nuestros logros y secuestrar y desnaturalizar nuestros propósitos; 3ª, una lectura integral de la tradición desde el abandono del tópico del “elitismo” y de la desconfianza hacia todo lo que en esa tradición es, del Barroco a la Vanguardia, adquisición de maestría verbal”. 

Diez años después de estas declaraciones, ¿podemos decir que se han cumplido los deseos de futuro del poeta? ¿Es la poesía española en estos momentos (febrero de 2014) integradora y ecléctica?