Muchas películas animadas japonesas tienen un problema de balance.
Algunas tienen muy buena trama, elaborada y con un buen final, mientras que otras se enfocan tanto en la calidad de la animación y los efectitos por computadora que del embole que te pegás podrías dormir varias horas.
Muy lindos los escenarios, buenísimo el melodrama pero a veces está bueno que se mezcle todo y salga algo bueno. Copado. Loco. Lindo.
Esto es Redline, un proyecto que tardó siete años y culminó en un orgasmo de animación con una historia que no te puede aburrir.
Algunas tienen muy buena trama, elaborada y con un buen final, mientras que otras se enfocan tanto en la calidad de la animación y los efectitos por computadora que del embole que te pegás podrías dormir varias horas.
Muy lindos los escenarios, buenísimo el melodrama pero a veces está bueno que se mezcle todo y salga algo bueno. Copado. Loco. Lindo.
Esto es Redline, un proyecto que tardó siete años y culminó en un orgasmo de animación con una historia que no te puede aburrir.