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Linda mariposita que
revolotea entre las flores |
Si hay algo más seguro en Navidad que la vuelta de los turrones o el desfile de las muñecas al portal son los anuncios de colonias. Es acercarse diciembre y las pausas entre programas se convierten en un catálogo interminable de fragancias varias, a cada cual en botella más curiosa y con un marketing completamente opuesto a esa originalidad de la que, se supone, debe hacer gala la publicidad.
Vaya por delante que la muestra con la que me atrevo a escribir este post es muy sesgada, ya que solo veo un canal en televisión, ese que repite los Big Bang Theory como si fueran cromos a la hora de comer. Aún así, me basta para darme cuenta de que todos los anuncios de colonias están cortados por el mismo patrón, o al menos todos siguen unas directrices semejantes; todas ellas igual de antiguas, rancias y sexistas, y sin un ápice de originalidad. Y yo me pregunto: ¿alguien ha regalado una colonia alguna vez basándose en un anuncio? Pocas cosas hay tan personales como la fragancia que usa cada una, lo último que haría yo sería gastarme de sesenta a cien eurazos en algo que probablemente no guste, solo por ir a ciegas con el anuncio de marras.
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Me pregunto de dónde sacaba Kate
la colonia en la isla de "Perdidos" |
Divago. Decía yo que este tipo de anuncios huelen a rancio, y me explico. Una cosa es que el sexo venda, que eso lo sabemos todos y todas, y otra que no haya otra manera de vender un producto más que jugando con ese tema. Si la colonia es para hombres, no falla el modelo buenorro o el actor de moda haciendo ojitos a la cámara y desabrochándose una camisa con cara de “fíjate, nadie antes se ha quitado unos gemelos como me los quito yo”, o tirándose sobre un sofá con el pecho descubierto, o fingiendo ser el protagonista de una peli de mentiras. Si la colonia es para mujeres y la herramienta que usamos es la seducción más descarada, aparecerá una churri de ojos enormes en una selva bajo una tormenta, o en su defecto una retozando en la arena blanca de una playa desierta, a la que, como todo el mundo sabe, una siempre va bien perfumada para no oler luego a mar. Sexy, sí, pero no muy realista.
Más que con el sexo, con la seducción o la atracción juegan los anuncios en los que solo se ve una mujer andando, quizás entre velos de tul, mirando a la cámara con mirada esquiva y sonrisa coqueta, una mujer que no se deja atrapar y que habla en inglés o en francés (porque está claro que el castellano, para vender colonias, no es suficiente), diciendo cosas como “he’s the one”, o “oui, çe moi” (o como se escriba, no hablo francés), y protagonizados, a menudo, por la actriz de moda del momento, o por una que, digo yo, ha pagado por estar en el anuncio para ver si sale del agujero del paro, que hace mucho que no se la ve en una película. No sé si juegan con la atracción o, simplemente, habrá gente que las compre porque “es la colonia de Gwineth Palthrow” (o como se escriba, no hablo famoseo), pero a mí me sacan de quicio. Me dan ganas de gritarles que se coman un bocadillo, que se les ven las costillas.
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You were so pretty yesterday...
Porque "qué guapa estabas ayer" no vende |
Luego están los infantilistas, y esos están dedicados solo a las mujeres. Niñas-mujeres corriendo por un pasillo, o riendo en el hueco de sus manos, oliendo flores gigantes que no consiguen atrapar, todas vestidas con unos vestidos ridículos que dudo que cualquier mujer se pusiera más allá de los diez años. Todas con unos ojos enormes, dientes blancos, cuerpos diez (pero eso es tan obvio que no hace falta mencionar), mostrando a la cámara lo felices que son porque usan una determinada colonia y el mundo es de color de rosa. Hay uno en especial con una voz en off masculina hablando en francés y en inglés que me obliga a dejar lo que estoy haciendo para verlo: ella escucha un mensaje en el teléfono mientras se tapa la cara con un cojín, se ríe (cómo no), se da un baño, mariposea… y mientras escucha el mensaje bilingüe que le dice lo guapa que estaba ayer y que tiene ganas de verla. No me preguntéis la marca de la colonia, no me fijo en detalles banales; lo mío con estos anuncios es como con un accidente, no quieres mirar pero no puedes apartar la vista.
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Hago chas... y desapareces
de mi televisor |
Y llegamos a mi “favorito”, así, entre comillas para destacar el repelús que me da el anuncio de marras. El original mostraba a un hombre bien plantado, con un traje desgarbado, que chasqueaba los dedos y conseguía todo lo que quería: dinero, un coche de lujo, etc. En el penúltimo chasquido, cómo no, aparecía una mujer embutida en un vestido de noche, y con el último chasquido… se le caía el vestido. No sé cómo empezar a describirlo, pero creo que los y las que pasáis por aquí a menudo os hacéis una idea de por qué es mi anuncio "favorito". Al poco (o puede que la mismo tiempo, pero yo lo vi después) salió la versión femenina del perfume, y en el último anuncio que han hecho ella parece quererlo también todo y conseguirlo con un chasquido de sus dedos: quiere amor (representado por tres corazones en una tragaperras), quiere al chico del traje mal colocado y quiere… un diamante del tamaño de un melón en el dedo. Los mismos problemas que tengo con el primer anuncio se repiten con el segundo.
Con tanto anuncio de colonias, es verdad que de vez en cuando me dan ganas de cambiar la mía, que uso desde hace más de una década, pero visto cómo se venden creo que mejor me quedo con la que tengo. Y no es que el anuncio que tenía la mía fuera de lo más moderno, pero como me la regalaron antes de verlo nunca he relacionado las dos cosas (sí, conmigo acertaron al regalarme la colonia; es más, me la regaló alguien que no me conocía de nada). Si algún día la dejan de fabricar y tengo que cambiar, creo que me decantaré por la que tenga la chica más mona en el anuncio. No sé, una de ojos azules que vaya dando brincos por un paraje lleno de margaritas con un tutú rosa ceñido a la cintura y diga cosas como “çe’st la vie, je ne sais quoi, he's the one and I love you”…