Hoy he terminado un curso de verano de la UPV. Tras tres días de levantarme a las cinco y media de la mañana y soportar una Donosti lluviosa y mucho más fría que Vitoria (sí, hacía más frío que aquí, os lo juro), me vuelvo con la sensación de que no he oído nada que no supiera antes. Y que los hay con una cara muy dura.
Para el que no lo sepa, CLIL son las siglas de Content and Language Integrated Learning, un término que ahora está muy de moda en las escuelas de media Europa y que básicamente trata de enseñar contenidos en una lengua distinta de la materna. Yo andaba con la mosca detrás de la oreja, convencida de que el acrónimo era una bonita manera de nombrar lo que yo conozco desde los dos años por haber aprendido euskera con lo que antes llamábamos "método de inmersión", pero, como está en boca de todo el mundo, me apunté en cuanto lo vi ofertado. Ilusa de mí, pensé que me iban a aclarar de una vez por todas esas dudas que me afectan desde que empezaron con esto del trilingüismo en Euskadi: cómo favorecer al inglés sin perjudicar al euskera; cómo encontrar un término medio entre objetivos lingüísticos y de contenido; cómo llegar a todos los niños, incluso a esos que acaban de llegar a la comunidad y no hablan ninguno de los dos idiomas oficiales; cómo hacer que los chavales hablen en inglés cuando están en grupos; cómo lidiar con los errores lingüísticos cuando lo que buscas es corrección en el contenido... Y un largo etcétera que no viene al caso, porque todas han tenido el mismo resultado: me he quedado igual que he entrado. Ni una sola respuesta.
Y es que el principal problema estaba en quién daba el curso: una asociación de ikastolas privadas, con lo que ello supone de selección del alumnado. La primera selección, porque ir a una ikastola en lugar de a un colegio donde solo se estudia en castellano ya demuestra un nivel socio cultural medio-alto, o al menos una especial sensibilidad hacia el aprendizaje de lenguas. La segunda, huelga decirlo, va implícita en el concepto de "privadas". Todo lo que nos han dicho estos tres días se invalida absolutamente cuando una piensa en una escuela llena de extranjeros con un nivel socio económico y cultural bajo. No vale de nada hablar de trilingüismo cuando un niño o una niña entran en quinto de primaria sin saber ninguno de los tres idiomas. Es ridículo. Solo con eso, el resto ya pierde sentido. Todas las dudas que tenía antes siguen siendo las mismas.
Pero no me rindo. Creo en el trilingüismo. Creo que se puede hacer bien. Creo que tiene que haber una fórmula ahí fuera con la que nuestros alumnos y alumnas sean capaces de mantener su lengua materna, aprender una lengua minoritaria y milenaria y moverse con soltura en la Europa del inglés. Pero creo que, si buscamos una fórmula que funcione por igual para todos los niños y niñas y para todas las escuelas y regiones, vamos de culo. No se puede tratar igual a una ikastola de Bermeo y a un colegio de modelo A de Vitoria. Maneras hay, estoy convencida. Pero todavía no las hemos encontrado. Será cuestión de seguir buscando.
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Korrika badator!
Para aquellos que me leáis de fuera de Euskadi, he aquí el vídeo musical de una de las actividades más bonitas que se hacen a favor del euskera. Es la Korrika, la carrera, un recorrido por todo Euskal Herria que se hace cada dos años en el que la gente corre para mostrar su apoyo al euskera. Mañana empieza la Korrika Txiki, la de los pequeños, a la que van todos los colegios de Vitoria; mañana me toca correr con los monstruos, y luego tendremos juegos y pasaremos la tarde en amena compañía.
Me encanta que se hagan cosas así. Me encanta que el euskera tome las calles, que los niños enarbolen carteles a favor de un idioma que nos hace diferentes y que, a su vez, queremos compartir con el mundo. Me encanta la canción de este año, marchosa, internacional, con Mohameds y Sarais, Pepes y Elviras, y, por supuesto, Nekanes y Aitores. Me encanta que la letra la haya escrito un bertsolari, un poeta de la calle, y que Betagarri le haya puesto este ritmazo.
Disfrutadla. Dejad que se os vayan los pies un poco. Y si os apetece echar una carrera, acordaos de nosotros por estas tierras. Aupa Korrika!
Me encanta que se hagan cosas así. Me encanta que el euskera tome las calles, que los niños enarbolen carteles a favor de un idioma que nos hace diferentes y que, a su vez, queremos compartir con el mundo. Me encanta la canción de este año, marchosa, internacional, con Mohameds y Sarais, Pepes y Elviras, y, por supuesto, Nekanes y Aitores. Me encanta que la letra la haya escrito un bertsolari, un poeta de la calle, y que Betagarri le haya puesto este ritmazo.
Disfrutadla. Dejad que se os vayan los pies un poco. Y si os apetece echar una carrera, acordaos de nosotros por estas tierras. Aupa Korrika!
The Uski's
Para el que no lo sepa, Vitoria está de fiesta. Desde el cuatro de agosto hasta el nueve, las calles del centro se llenan de conciertos, actuaciones y actividades varias que consiguen gustar a todo el mundo, como en todas las fiestas de cualquier lugar. Hay conciertos "serios" en la Plaza de los Fueros (Chenoa, La quinta estación, Barricada, Rosendo, Ruper Ordorika), verbenillas en todas las plazas (con la siempre segura actuación de los sempiternos Joselu Anayak, a los que van a tener en los Fueros pronto porque no cabía un alfiler en la Plaza del Arka) y "txokos" euskaldunes repartidos por un par de puntos de Vitoria. Al que le gusten las danzas vascas, la trikitixa, el txistu, al Machete; si lo que te gusta es más político (qué cansos, madre), están las txoznas, que este año están más limpias que nunca con el invento del alquiler del vaso.
Yo tengo la suerte de tener una cuadrilla a la que le gusta de todo. Nos paseamos por distintos puntos de la ciudad, escuchamos un poco de aquello, un poco de lo otro y bailamos hasta que se nos canse el cuerpo (o se nos tuerza el tobillo, como es mi caso este año). Las txoznas están bien para comer un bocadillo tranquilos y tomar un pote sin tener que pelearte por llegar a la barra; el otro día los conciertos del centro eran tan malos que no nos movimos de las txoznas, y como hay que tomar un pote en cada una, llegamos a casa más bien intoxicados. Ayer, sin embargo, los conciertos merecían la pena y allí que nos fuimos; subimos a la Plaza del Machete un rato y luego bajamos a Fueros a escuchar a La quinta estación -justo los bises, o sea, las que nos sabíamos-. Una pena que se juntaran dos conciertos buenos.
Porque en el Machete estaban The Uski's, un grupo vizcaíno que toca música surfera en euskera y que suenan estupendamente bien en directo (para que os hagáis una idea, visitad www.theuskis.com). Música surfera, digo, con lo que ello supone en cuestión de letras: me ha dejado, qué chica más guapa, te echo de menos, vete a tomar vientos, todo lo que necesito para vivir es mar, playa, cerveza y marihuana, y otras lindezas tan triviales como esas. Trivialidades, al fin y al cabo, que es lo que uno está buscando en una noche de fiestas, sin letras cargadas de mensajes políticos, con unos chicos majísimos vestidos con vaqueros y camisas blancas libres de eslóganes que pegaban unos saltos dignos de ver en el escenario. Intercalaron alguna que otra canción en castellano que no tienen en sus discos (genial la de "Yo soy Armónica Levinski), encandilaron hasta a la amiga que iba con nosotras que no les conocía y ni siquiera habla euskera y nos dejaron a sus fans con ganas de seguir escuchando hasta que se acabara la noche. Pero todo se acaba y The Uski's (para los que nos sepáis euskera, es un juego de palabras entre Eguzki -sol- y Uski -ano-) tuvieron que poner también su punto final.
Una gozada, en resumen, poder escuchar un concierto en euskera sin tener que aguantar los mensajes velados (y no tan velados) que la mayoría de los grupos insertan en sus canciones. Esto sí que es promocionar la cultura vasca, acercarla a los nuevos tiempos, convertirla en algo cercano que los padres puedan comprar para sus hijos sin tener que preocuparse de qué les pueden estar inculcando en las letras.
Una gozada, vaya. A ver si vuelven.
Yo tengo la suerte de tener una cuadrilla a la que le gusta de todo. Nos paseamos por distintos puntos de la ciudad, escuchamos un poco de aquello, un poco de lo otro y bailamos hasta que se nos canse el cuerpo (o se nos tuerza el tobillo, como es mi caso este año). Las txoznas están bien para comer un bocadillo tranquilos y tomar un pote sin tener que pelearte por llegar a la barra; el otro día los conciertos del centro eran tan malos que no nos movimos de las txoznas, y como hay que tomar un pote en cada una, llegamos a casa más bien intoxicados. Ayer, sin embargo, los conciertos merecían la pena y allí que nos fuimos; subimos a la Plaza del Machete un rato y luego bajamos a Fueros a escuchar a La quinta estación -justo los bises, o sea, las que nos sabíamos-. Una pena que se juntaran dos conciertos buenos.
Porque en el Machete estaban The Uski's, un grupo vizcaíno que toca música surfera en euskera y que suenan estupendamente bien en directo (para que os hagáis una idea, visitad www.theuskis.com). Música surfera, digo, con lo que ello supone en cuestión de letras: me ha dejado, qué chica más guapa, te echo de menos, vete a tomar vientos, todo lo que necesito para vivir es mar, playa, cerveza y marihuana, y otras lindezas tan triviales como esas. Trivialidades, al fin y al cabo, que es lo que uno está buscando en una noche de fiestas, sin letras cargadas de mensajes políticos, con unos chicos majísimos vestidos con vaqueros y camisas blancas libres de eslóganes que pegaban unos saltos dignos de ver en el escenario. Intercalaron alguna que otra canción en castellano que no tienen en sus discos (genial la de "Yo soy Armónica Levinski), encandilaron hasta a la amiga que iba con nosotras que no les conocía y ni siquiera habla euskera y nos dejaron a sus fans con ganas de seguir escuchando hasta que se acabara la noche. Pero todo se acaba y The Uski's (para los que nos sepáis euskera, es un juego de palabras entre Eguzki -sol- y Uski -ano-) tuvieron que poner también su punto final.
Una gozada, en resumen, poder escuchar un concierto en euskera sin tener que aguantar los mensajes velados (y no tan velados) que la mayoría de los grupos insertan en sus canciones. Esto sí que es promocionar la cultura vasca, acercarla a los nuevos tiempos, convertirla en algo cercano que los padres puedan comprar para sus hijos sin tener que preocuparse de qué les pueden estar inculcando en las letras.
Una gozada, vaya. A ver si vuelven.
Irribarrea
Umeentzat.
Zuen irribarrea marraztea ezinezkoa egiten zait.
Arkatzarekin saiatu naiz eta kolorea falta zaio;
margoekin, gezurrezkoa dirudi.
Zuen irribarrea marraztea
eguzkiaren argia marrazten saiatzea bezain
ezinezkoa da;
maitasuna hitzekin adieraztea bezain zentzugabekoa,
lagunak diruarekin erostea bezain ergel.
Zuen irribarrea ikusteko,
hoberena,
zuen aurpegietan dagoena
nire begietan gordetzea da.
Como diría Gloria Fuertes: Es "pa" los niños.
Dibujar vuestra sonrisa se me hace imposible.
Lo he intentado con el lápiz y le falta color;
con pinturas, y parece de mentira.
Dibujar vuestra sonrisa es tan imposible
como tratar de plasmar sobre el papel
la luz del sol;
tan inútil como tratar de expresar el amor con palabras,
tan estúpido como comprar nuevos amigos.
Para ver vuestra sonrisa,
lo mejor
es guardar la de vuestra cara
con mis ojos.
(Espero me disculpéis la ñoñería y la paupérrima calidad. Me ha atacado y ha pedido ser escrita. Por cierto, la segunda no es traducción exacta, sino más bien una versión; no creo que se pueda traducir la poesía.)
Zuen irribarrea marraztea ezinezkoa egiten zait.
Arkatzarekin saiatu naiz eta kolorea falta zaio;
margoekin, gezurrezkoa dirudi.
Zuen irribarrea marraztea
eguzkiaren argia marrazten saiatzea bezain
ezinezkoa da;
maitasuna hitzekin adieraztea bezain zentzugabekoa,
lagunak diruarekin erostea bezain ergel.
Zuen irribarrea ikusteko,
hoberena,
zuen aurpegietan dagoena
nire begietan gordetzea da.
Como diría Gloria Fuertes: Es "pa" los niños.
Dibujar vuestra sonrisa se me hace imposible.
Lo he intentado con el lápiz y le falta color;
con pinturas, y parece de mentira.
Dibujar vuestra sonrisa es tan imposible
como tratar de plasmar sobre el papel
la luz del sol;
tan inútil como tratar de expresar el amor con palabras,
tan estúpido como comprar nuevos amigos.
Para ver vuestra sonrisa,
lo mejor
es guardar la de vuestra cara
con mis ojos.
(Espero me disculpéis la ñoñería y la paupérrima calidad. Me ha atacado y ha pedido ser escrita. Por cierto, la segunda no es traducción exacta, sino más bien una versión; no creo que se pueda traducir la poesía.)
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