Hace unos meses, por un proyecto en un curso de euskera, me encontré casi de casualidad con el blog de Anne Marie Chiramberro, una chica de San Francisco. Me interesó en seguida por lo divertida que era escribiendo, y además tenía algo que nos servía para nuestro trabajo sobre la diáspora vasca en Estados Unidos: su padre era vasco-francés y su blog hablaba solo de lo que significa ser vasco-americana. Entablé contacto con ella y le pedí ayuda para nuestro proyecto, a lo que ella aceptó de buena gana. Nos contó la historia de su padre, y cómo vive ella lo de ser descendiente de un vasco en una ciudad como San Francisco, que, creía yo, tiene más bien poco de vasca. Resulta que por todo California se hacen picnics en los que los vascos se reúnen, que tiene colonias en euskera (udalekus les llama ella, su nombre en euskera), que les enseñan el idioma a todo el que quiere aprenderlo (aunque no el dialecto de su padre, sino el "batua", nuestro particular "received pronunciation" que se ha tenido que crear para enseñar en las escuelas), que todos se conocen y todos se ayudan entre sí. Me habló de tantas cosas que me dio una rabia tremenda no haberme puesto en contacto con la Euskal Etxea de San Francisco cuando viví allí, o haberme pasado por Chino o Bakersfield para comer algo en uno de sus decenas de restaurantes vascos. Anne Marie me abrió un mundo nuevo en una California que creía conocer. Ahora tengo unas ganas locas de ir allí de nuevo a ver algo de lo que me perdí.
Este año, la californiana ha decidido dejar su trabajo y viajar para conocer mundo (qué cosa más americana, ¿no?), y una de sus paradas más largas ha sido, por supuesto, el caserío de su familia en Iparralde (País Vasco-Francés). Como a lo que venía ella era a conocer mundo y el baserri de su familia ya se lo conoce bastante bien, decidió darse una vuelta por Hegoalde (Euskadi y Navarra) y ponerse en contacto con todas las personas que ha conocido a través del blog. Yo era una de ellas, y me hizo una ilusión tremenda que me mandara un email. Quedamos en el centro de la ciudad, dimos una vuelta para que quitarle el mal gusto que el viaje en autobús le había dejado (Vitoria le pareció horrible desde la ventanilla, pero el centro le encantó) y comimos algo con una amiga suya que está en Euskadi aprendiendo euskera antes de volver a EEUU y empezar la universidad en Boise. Fueron solo unas horas, pero tuve la oportunidad de conocer a alguien a quien nunca hubiera conocido de no haber sido por Internet y el fortuito trabajo del primer trimestre.
Supongo que siempre ha habido oportunidad de conocer gente de otros países, solo que ahora, con Internet, es mucho más fácil. Antes existían los amigos por carta, esos que ponían su dirección en una revista y esperaban a que alguien les escribiera (nunca me atreví a hacerlo, pero siempre tuve curiosidad por conocer a alguien de esa manera); ahora ya no hace falta esperar días, semanas, a que llegue una carta, porque los mensajes electrónicos están al alcance de la mano y en un solo clic mandas la respuesta. Estoy convencida de que nunca hubiera conocido a Anne Marie de no haber sido por su blog, y me hubiera perdido una experiencia muy interesante. Ahora me han entrado ganas de hacer funcionar mi cuenta de Couch-Surfing y empezar a visitar a gente de otras partes del mundo. Ya veremos dónde acabo (si es que lo hago).