Leer libros "malos" es como comer fresas con chocolate: al menos estás comiendo fruta, ¿no? |
Por supuesto, no soy yo quién para lapidar a nadie cuando tengo mi buena sarta de lecturas de "placer culpable", esas que leo cuando tengo la cabeza demasiado cansada o me apetece algo ligero para evadirme de la realidad. Algunas veces intento engañarme diciéndome que no son tan "lights" porque las leo en inglés, y al menos así practico el idioma, pero reconozco que sí, yo también leo basurilla literaria, por más que la definición de "buena" y "mala" literatura nunca me haya quedado del todo clara. Ojo, que no hablo de libros mal escritos o con una mala trama, sino de libros que quizás no muevan almas y levanten pasiones, ni nos hagan querer ser mejores personas. Mi excusa es que siempre será mejor leer un libro "malo" que enchufarme a ver cualquier porquería en la tele. Mejor Marian Keyes que el Sálvame, eso lo tengo claro.
He aquí alguna de mis vergüenzas:
El código DaVinci, Dan Brown
Sí, lo he leído. Sí, me encantó. Es más, me leí todas las obras que Brown tenía hasta entonces, que eran thrillers de lo peorcito, y no me arrepiento. En aquella época yo era joven e inconsciente y leía todo lo que caía en mi mano. Buscaba lecturas entretenidas, nada de rollos infumables. No lo he releído, porque creo que me sacaría los colores pensar que me podía gustar algo así. Curiosamente, recuerdo lo mal que me sentaba cuando la gente que no lo había leído lo criticaba y trataba de idiotas a los que nos había gustado. En mi defensa diré que la trama está muy bien hilada, aunque el final esté cogido con pinzas. Es el equivalente literario de ver CSI. No creo que una cosa tenga menos valor que la otra.
El diablo se viste de Prada, Lauren Weisberg
Sufrí leyéndolo, pero me lo acabé. Por qué leí yo algo así es algo que todavía no entiendo, pero era verano, hacía calor, no quería pensar. Ya te digo yo que no había que pensar. Equivalente literario del Corazón, corazón, supongo. Malo, muy malo. Como comerte una rosquilla de anís, que en realidad no te gusta pero ya que te has puesto la acabas.
The Fault in our Stars (Bajo la misma estrella), John Green
Meto este libro aquí porque sí, leer literatura juvenil a los cuarenta es placer culpable, pero la verdad es que el libro está genial. Aunque a primera vista parece que sea una historia de amor, el argumento va mucho más allá y trata la vida de adolescentes con cáncer. Lloré como una bellaca, me emocionó mucho. Curiosamente, lo leí porque descubrí uno de los canales de Youtube de Green, en el que hace vídeos de historia y demás para adolescentes, y me pareció tan majo que decidí leerle, pensando que era un completo desconocido. Cuando vi que salía la película basada en el libro, flipé. Desde luego, muy recomendable.
Carrie, Stephen King
Durante años fui una acérrima enemiga de King. Sin haber leído nada suyo, me reía de la gente que leía a King, como si ser superventas fuera sinónimo de ser mal escritor (sigo teniendo ese vicio, pero me estoy quitando, de verdad). Después de leer On Writing empecé a leer sus libros de ficción, y me encantó. Este verano ha caído por fin Carrie, y la he gozado. Me ha gustado la estructura, la historia, la forma de contarlo, todo. No sé si entra en la categoría de "libros que no quiero que nadie me encuentre leyendo", pero admito que es algo que mi yo de hace unos años se hubiera avergonzado de leer. Hoy no; de hecho, han caído media docena de libros de King, y lo que te rondaré morena.
Los pilares de la tierra, Ken Follet
No es que el libro sea malo, o que la historia no lo merezca, pero es que le he cogido tal manía al pobre Follet que ahora mismo no puedo ver un libro suyo ni en pintura. Al hombre se le ocurrió documentarse en la catedral de Vitoria para escribir Un mundo sin fin (que a punto estuve de tirar contra la pared de lo malo que me pareció) y ahora tenemos una estatua suya a tamaño natural en el centro de la ciudad. Durante meses no se habló más que de Follet y de que iba a poner a Vitoria en el mapa; al final lo único que hizo fue agradecer a la fundación que se ha encargado de la restauración de la catedral al final del libro. Que el libro me gustó en su momento, sí, pero luego te das cuenta de que es un hombre con un esquema concreto y una trama que repite sin cesar en cada libro, y ya no. No me pillarán otra vez, no. Este, para mí, sí que es un superventas de calidad cuestionable.
Lo que más gracia me hace es que yo, siendo tan pija, haya terminado escribiendo un libro que no es más que eso, un pasatiempo que a más de uno le daría vergüenza dejarse ver leyendo en público. Desde luego no va a ocupar sitio en la librería de los elitistas como yo, aunque quizás lo escondan en algún cajón apartado. Y, como está en formato digital, nadie tiene por qué enterarse de lo que estás leyendo. Benditos readers, que nos han salvado de hacer el ridículo en más de una ocasión. Cuántas copias piratas de Cincuenta sombras de Grey han tenido que caer, y qué poca gente lo ha admitido, seguro. ¿Tenéis vosotras y vosotros un placer culpable? ¡Confesad, no voy a ser yo la única que quede mal!