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It's okay to be different
No sé por qué, pero estas fiestas me estoy acordando de este libro un montón. Es mi libro infantil favorito, con unas ilustraciones preciosas y un mensaje todavía más estupendo: está bien ser diferente. Entre las bellezas que se pueden encontrar, un par de páginas dedicadas a que está bien tener más de una mamá o más de un papá (recordemos que este libro es americano, y por tanto se refiere a padres divorciados que vuelven a casarse, pero se les puede explicar de otra manera a los críos), o que está bien tener amigos invisibles, o pasar vergüenza, o comer espagueti en la bañera.
Pero no tiene las hojas que yo necesito. Yo necesito un libro que me diga que "it's okay to wish for a different family" urgentemente. A poder ser, ya mismo.
Último día del año
Hoy se acaba el año, que ya era hora. Mandamos a la mierda al año que pasará a la historia por ser el último año de Bush y el primero de Obama, por ser el año en que mi padre cayó enfermo, porque murió Paul Newman y porque Raphael lleva 50 años en el escenario. No voy a echar de menos al 2008.
He decidido que este año no tengo propósitos nuevos, que me limitaré a cumplir los viejos que decidí a mitad del 2008, no en Nochevieja. Sólo le pido dos cosas al 2009: salud, porque sin ella cualquier propósito se va al garete (y el pedido se hace extensible a mis seres queridos y a todo el que me lea), y constancia, que es lo que me hace falta para llegar a todos los sitios a los que quiero llegar. Creo que con estos dos elementos me basto y me sobro para cumplir con todo lo que la vida me eche encima, haya o no crisis.
A los demás, sólo os deseo que vuestros sueños se cumplan (no necesariamente este año que entra, sino en el futuro cercano o a medio plazo) y que la salud os acompañe allá donde vayáis. Nos veremos el año que viene con nuevos logros, nuevos fracasos y nuevas alegrías, un poco de todo porque un año da para mucho. Que seáis felices, con o sin gordo de El Niño, y que no desaprovechéis ni el segundo extra que tendrá el último minuto del año.
He decidido que este año no tengo propósitos nuevos, que me limitaré a cumplir los viejos que decidí a mitad del 2008, no en Nochevieja. Sólo le pido dos cosas al 2009: salud, porque sin ella cualquier propósito se va al garete (y el pedido se hace extensible a mis seres queridos y a todo el que me lea), y constancia, que es lo que me hace falta para llegar a todos los sitios a los que quiero llegar. Creo que con estos dos elementos me basto y me sobro para cumplir con todo lo que la vida me eche encima, haya o no crisis.
A los demás, sólo os deseo que vuestros sueños se cumplan (no necesariamente este año que entra, sino en el futuro cercano o a medio plazo) y que la salud os acompañe allá donde vayáis. Nos veremos el año que viene con nuevos logros, nuevos fracasos y nuevas alegrías, un poco de todo porque un año da para mucho. Que seáis felices, con o sin gordo de El Niño, y que no desaprovechéis ni el segundo extra que tendrá el último minuto del año.
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