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TOÑO BENAVIDES



ALMAS DE JUEVES

Jueves de medias nuevas y prendas delicadas
que huyen del olor de las cocinas.
Salen de casa con cuidado de no rozar las paredes
ni dejar la luz del maquillaje atrapada en los espejos.
Caminan deprisa, atrasan el reloj
para sentir la espera impaciente de algún desconocido.
Van a buscar el tesoro imaginado en escaparates de centro comercial,
a cobrar y pagar los buenos días en moneda falsa, a ignorarse
muy de cerca el temblor de las piernas,
a medirse el reflejo en el cristal de las copas,
a encontrar que son otros en los ojos de los otros.

Jueves de ascensores embotados por la química del perfume,
pavimento traspasado de tacón y paso dolorido,
que remonta la jornada hacia la noche de los bares
iluminados como puertos en la lejanía.
Codo con codo, recelo con recelo
se muerden el vientre del sueño, se tientan las dudas,
y protegen, tras un parapeto de sonrisas,
la bisutería que forra las paredes del corazón.

Construyen, a golpes de martillo y clavos,
sus mil futuros imperfectos
con la madera sobrante de la última demolición.
Pasean la espera por los andenes, le sonríen al teléfono
y cada cual sujeta, como puede, todas las bisagras del cuerpo
para no sembrar de astillas las estaciones.

Y vuelven sobre sus pasos gastados
a colgar las llaves junto al espejo de la entrada
como quien olvidó sacar la basura,
rozando las paredes con el bolso,
almas de jueves.


(Toño Benavides, Gran Sur, Reino de Cordelia, 2014)

TOÑO BENAVIDES





WHERE IS MY MIND

No he visto la rosa, te lo juro,

no he visto la rosa frente a mi cara, su espina
sangraba por mi carne a la puerta de los supermercados.
No he visto los caballos
de Franz Marc, sus colores
mentían sobre los muros de las fábricas.
No he visto los jardines
bajo pies de hierba fresca, el poniente
quemando el ansia de los barcos,
la risa blanca de los niños
en la arena del verano, mi cabeza
ondeaba en el humo de los incineradores.
No he visto el pasatiempo
en las formas de las nubes, no me hablaba el viento en las hojas.
No cifraban las horas muertas el mensaje de otro mundo.
No vi mi futuro en el agua, ni ondinas en las fuentes, ni el tedio
en el vuelo de una mosca era un verso. Hubo noches
de dragones como grúas que incendiaban las ciudades,
con los pies en el aire y la cabeza en el suelo.
No ardía la rosa, te lo juro,
no endulzaba mis ojos el diamante, mientras caía
pendiente abajo y encontraba las palabras
en los cubos de basura, no me digas
que nunca viste otra sombra
que la mía en esta calle que ladraba
como el perro a la rueda del camión.
Relámpago en el parabrisas
la cara de amigos muertos,
se abría, en el plomo de los charcos,
la perspectiva rota de la lluvia, la fractura
del cuchillo hundido en el cielo.
No me digas
que, en el vuelo de un poeta que lloraba
la caída de una hoja,
el mundo agitaba sus vientos.

(Toño Benavides, poema extraído de su blog metroblood )