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JAVIER VAYÁ ALBERT

 


HEY, BOB KAUFMAN 

Hey, Bob Kaufman
me pareció verte en la playa
recitando entre los claxons
de los coches y la muchedumbre bajo las ubres
polares de las estrellas
y el descenso en el censo de
los predicadores de ascensor.
Hey, Bob Kaufman
escribiendo en el aire drogado
de los callejones de frisco
en el breve domicilio
de las águilas calvas
y todo eso de ya sabes
el cielo es una jaula tan buena
como otra cualquiera
para los masticadores de frío
pero la cárcel es mucho peor.
Hey, Bob Kaufman
me pareció ver a Neal Cassady
caminando por las vías del tren
parecía perdido
parecía tener esa mirada
ya sabes, de no querer volver.
Hey Bob Bob Boy Bebob Bebop
BeatBob Beat box bebebeBop
la gran B
la cara B americana
B-voz de saxo bombeando
sobre el rebaño de la nación.
Hey, Bob Kaufman
huye de aquí, la poli ha llegado
y tú eres tan solo
un borracho negro
un vagabundo negro
un poeta negro
un negro
una patada
en la espinilla de Dios.
Carne de cañón y carbón
en las esquinas doradas
en paredes meadas de grafiti
donde se puede leer
"la calle manda"
"vivan los malos"
recoge tu premio soñado
el mundo ya te ha olvidado
aunque lo cierto
es que nunca se acordó
de ti demasiado.
Hey, Bob Kaufman
Now's te time y todo eso
todo el asunto del gran aullido
visceral y cósmico danzando
en la tierra maldiciendo
a los hombres de buena voluntad un garito de jazz
y torpes monedas de opio
para el jodido cabaret universal.

(poema cedido por el autor) 

( © Javier Vayá Albert, 2021) 

JAVIER VAYÁ ALBERT



BLADE RUNNER

No importa
la cacareada elevación del alma humana
reducida a la más mínima expresión
vapuleada por un simple unicornio de origami
mi condición de cazador en tóxicas calles
a través de las ruinas de rígida oscuridad
de nuestra civilización
tan solo violentadas por la sordidez del neón
bajo el cadáver putrefacto de un cielo demolido
apenas visible entre mastodónticos templos
erigidos por inéditas religiones para dioses
tan cobardes como aquel del que heredamos
el trabajo sucio de cada día a imagen y semejanza
no importa
si yo también soy lo que persigo y debo destruir
si me convierto en presa fugitiva de mí mismo
si la memoria es tan fiable como aquella serpiente
fingiendo ser collar derramándose en el escote
de quien aceptó la manera más hermosa de morir
como amargo premio por el pecado de su vida
si la fragilidad de navaja de nuestros recuerdos
dibuja una cicatriz improbablemente dorada
que asoma fugaz y caprichosa en tu mirada
no importa
la criatura superando a su creador
con la ofrenda de su cráneo destrozado
el paraíso perdido encontrado en azoteas
la compasión del monstruo ante su espejo
los versos de lágrima del poeta metálico
devorados por la indolencia brutal de la lluvia
la grandeza efímera y mortal del perfecto instante
las ajadas fotos de piel polilla sobre el piano
nada de esto importa
si te sueltas el pelo y revelas lo único sagrado
si seas lo que seas lo seré contigo
si seremos juntos durante un segundo eterno
lo que demonios sea que seamos.