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lunes, julio 20, 2020

Laiseca en el Moderno, 1968

El vínculo inicial (¿iniciático?) entre Alberto Laiseca, su llegada a Buenos Aires hacia 1966, y el bar Moderno todavía conserva aristas por descubrir. Ubicado en Maipú 918, entre Paraguay y Charcas, el bar mítico de la Manzana Loca aparece mencionado o a través de algunos de sus habitúes en varias novelas del conde.
Por ejemplo, encontramos mencionado el bar en algún relato de Gracias Chanchúbelo y en Por favor, pláguienme. También, es posible cruzarse ficcionalmente con Marcelo Fox (El jardín de las máquinas parlantes, Los sorias y otras menciones menores en varias obras), mariani (Los sorias), Sergio Mulet (Las aventuras de un novelista atonal), y Horacio "Pepe" Romeu (Matando enanos a garrotazos), entre otros a descubrir. Es como si los recuerdos y las experiencias de Laiseca en el Moderno se entrelazaran en filigrana con sus relatos...
También Laiseca ha sabido mencionar el bar Moderno en varias entrevistas como un lugar central para su contacto juvenil con el campo cultural porteño. De dichas menciones da cuenta la valiosa entrada, "Moderno", del "Abecedario Laiseca", armado por Guido Herzovich, para la revista El Ansia, n. 1 (2013):

MODERNO. “Estaba de peón cuando vi un barbudo de pelo largo. ‘Debe ser un intelectual’, pensé. Y le hablé: ‘Mirá… vengo de afuera, recién estoy en Buenos Aires, ¿no hay algún lugar donde se reúnan escritores?’. Y curiosamente el tipo no se me rió y me contestó: ‘Sí, hay un lugar donde se reúnen pintores, escritores, poetas, es el Bar Moderno, que queda en la calle Maipú al 800 y pico’. Y ahí fui, empecé a conocer gente, leía mis cosas, mis manuscritos. (…) El Moderno me cambió la vida a mí. No existe más, pobrecito: qué desgracia” (Entrevista de Gabriela Cabezón Cámara, Ñ, 20/5/2011). El Moderno quedaba en realidad en el 918 de Maipú, cerca de Paraguay. Corría el 66: Laiseca tenía veinticinco años. Además de la fauna variada del Di Tella —que estaba a la vuelta—, lo frecuentaban los integrantes del grupo Opium (Sergio Mulet, Reynaldo Mariani, Ruy Rodríguez), “beatniks argentinos”, amigos del también habitué Néstor Sánchez. “Nos conocimos en revistas, en bares, en confusas reuniones a las tres de la mañana. Nos conocimos orinando en baños donde leímos que Perón o Tarzán nos salvarían; nos miramos a los ojos y sonreímos: ninguno quería ser salvado”, informaba el primer panfleto de Opium. Entre los compañeros de mesa del Moderno, el que retorna con más regularidad en los relatos de Lai es Marcelo Fox: hijo de una familia bien, maldito vocacional, suicida a los treintitantos —decapitado por un tren—, escribió un par de libros inhallables que, según Lai, su familia quiere conservar así. “No quieren que se sepa que el hijo era un monstruo”. Monstruosidad de época que a Lai no le fue del todo ajena: vivir rápido, morir joven y dejar un cadáver sin cabeza. Esas charlas de café tal vez sean un elemento importante en la genealogía del delirio laisequiano, que se entroncaría así, en una tangente inesperada respecto de sus referencias explícitas, con lo más moderno de la escena estética del medio siglo: el seudo-surrealismo local, las pandillas de Aldo Pellegrini (a quien Darío Canton dice haber visto en el Moderno), el conceptualismo y el arte de los medios, los inicios del rock argentino. (Herzovich, Guido. “Abecedario Laiseca”, en El Ansia, n. 1, 2013)

En fin, baste rememorar algunas notas de ese íntimo vinculo entre Alberto Laiseca y el bar Moderno. Me gusta seguir buscando otros ejes de lectura en su obra, que se corran lateralmente del "realismo delirante" y que abran la puerta a los cruces entre vida y obra, biografía y literatura.
De yapa, dos fotos de 1968 que vienen circulando hace un tiempo en Facebook (gracias a Marcelo Sztrum y a Víctor Kesselman). En estas, Laiseca comparte mesa con miembros de la obra La Orestiada (una obra a la que, más vale tarde que nunca, le dedicaré un post) pero también con mariani y con Alejandro Medina (de Manal), entre otros. Como FB, esa red social vetusta, no tiene ninguna amabilidad para el archivo, aquí van para que puedan encontrarse y disfrutarse:


FOTO 1: Laiseca en el Moderno, 1968


Desde el centro hacia la izquierda: Graciela Dellepiane Rawson, Víctor Kesselman, Alfredo Slavutzky, Horacio "Pepe" Romeu, Marcelo Sztrum, Alberto Laiseca, Rubén de León. Alejandro Medina, Jorge Centofanti. Bar Moderno, 1968. Foto tomada por ¿?


FOTO 2: Laiseca en el Moderno, 1968


Desde la izquierda: Alfredo Slavutzky, Horacio "Pepe" Romeu, Marcelo Sztrum, Alberto Laiseca, Rubén de León, reynaldo mariani, Alejandro Medina, Jorge Centofanti, Graciela Dellepiane Rawson. Bar Moderno, 1968. Foto tomada por Víctor Kesselman.

martes, agosto 15, 2017

"El fascismo de El Gordo era más bien formal..." (Fox, mariani y Poni) (2)

Va la segunda parte del recuerdo literario que Poni Micharvegas escribió en su libro de 1988. En este fragmento todo se torna mucho más confuso y un tono de malditismo y misticismo envuelve la figura del Gordo hasta llegar a su violento final. Leed y sacad vuestras propias conclusiones.




Marcelo Fox en Dichosos los ojos que te ven (1988), de Poni Micharvegas (segunda parte)

(...)

Tengo mi tesis: en los días previos a su muerte -donde no sería cierto eso de la separación de Juana-, él habría dado en la tecla, más o menos, de su preciada cosa. El fascismo de El Gordo era más bien formal, si esto fuera posible. Algo para cagarle la vida al otro. Ese cuaderno de notas con los dibujos de esvásticas variables era su especie de test de la mancha. Él buscaba realmente un mandala. Da la puta que todos los caminos conducen a Roma.
A Amor, como decía.
Y no era un inexperto. Un coleccionador de avispas, por ejemplo, en ese medio chato, hubiera provocado las mismas risas nerviosas. En su querer ir a fondo, agarraba a patadas, nada sutiles, a los espejos. En alguna parte la verdad absoluta esperaba como un diamante. Todo ese carbón puerco de los días, de los viejos, de los amigos que no amaba eran parte del humus necesario a ser colado. Toda esa vegetabilidad muerta, caída, era el polvo alrededor del sillón de los ciegos.
Cuando la conocí venía de romper su intención de entrar en el partido y, por el natural desarrollo de la velocidad que traía, se pasó automáticamente de rosca. Se hizo facha, nazi, futurista. Esto le duró tanto como el tiempo que tardó en descubrir que el asunto del Mein Kampf también era un “sueño manoseado por todos”. Él era un aristócrata arruinado. Alguien que no soportaba el tufo de los muchos (además de esa mole (dos metros) y esa gordura (120 kilos) que les repelía a todos). Sentía un gran asco por sí mismo y acentuaba sus desgracias somáticas.
Le recordé al Poeta que le había visto en tiempos de ascetismo, bien trajeado, de corbata, tomando té con limón, sin azúcar.
Eran rachas de una especie de misticismo al revés y no un deseo claro de integrarse al rebaño. Entonces balaba mefluidades. Es cierto, se sacaba. Se le evaporaba toda la humedad. Se bañaba todos los días y cepillaba sus dientes. Todo esto de la puerta de casa para afuera. En su pieza seguía coleccionando libreríos exóticos, revistas pornográficas suecas que conseguía a baldes con sólo suscribirse, primeras ediciones inhallables. Nosotros, mal o bien, éramos niños de pecho ante este despliegue de sus relaciones de información. Claro que pasaba duros tiempos masturbándose infatigable con esas paparruchas, ideando sociedades humanas como rulemanes donde resplandecía la criptonita de su brazo azotador e inexpugnable. Mi laburito consistió en arrancarlo de esas pajas de papel fotográfico. Darle calle, sobarlo, marcarle infantería por cuevas y bares. Yo también me convertí en sus sueños en el hijo del Carpintero que lo incitaba a la pesca del hombre real. Me lo gritaba desde una cuadra cada vez que nos separábamos. Creo que esperaba que algún día yo abriera inmensamente los brazos en medio de "La Joyería" y dijera preclaro: "yo soy la luz del mundo!". Ahí siempre le claudiqué. Yo sólo esperaba que me matara el hambre diaria con un bocado caliente. Y él de mí, que le matara el ragú secular de sus desgracias. Así que para mí eso del tren fue mero accidente.

No estaba acostumbrado a deambular por barrios donde hubiese vías, barreras, pasos a nivel, puentes de andén a andén. Y en esos días habría dado en el clavo de su trascendentalismo. Juntos fuimos a ver "Recuerdos del futuro": pistas de aterrizaje en las crestas de los Andes. Al salir, me habló de su gurú: iban a mirar de frente la destellante luz divina. El gurú, para refrendar el pacto, le martilleó la frente con un clavo. Se le veía el pequeño orificio amoratado del Clavo Trascendente. Se rapó. Tomó como un rebautizo el golpe del punzón. Arregló con Juana la tenencia de los 3 pibes. Quemó todo lo sádico literario que tuvo a mano. Apiló los tomos de poetas místicos y se fue a meditar a una casa prestada por un fulano que indisimuladamente se creía René Daumal dentro de la secta, cerca de Belgrano C. No había ni un mueble. Una jarra de vidrio y unos vasos como para beber agua. Y una heladera, donde el fulano le dejaba al Gordo, una olla semanal de una pastina de legumbres de la que comía directamente con una cuchara de madera. Estaba deformado, es cierto. Rapado. Con esos halos violeta alrededor de los ojos. Pero transmitiendo cierta mansedumbre radiante, che.
Y debe haber sido que al salir, cualquier día, a dar una caminata reflexiva, haya cruzado las calles con aquel paso de arco iris de la Nueve de Julio y sin tener en cuenta donde estaba, se haya llevado por delante el tren.
Sí. Fue el segundo vagón de un expreso con el que tropezó. El choque lo despachó hacia un costado, con una pierna de menos. También algo del corto pelo voló con el golpe. El Gordo debe haber agonizado unos breves segundos: un gran animal de tres patas manando sangre a la luz de una mañana común por aquellos barrios.

Micharvegas, Martín “Poni”. Dichosos los ojos que te ven, Madrid, Proletras Latinoamericanas, 1988, pp. 27-33.

miércoles, febrero 08, 2017

La medida de un conflicto (de antologías, supervivencias y olvidos)


En 1970, la editorial venezolana Monte Ávila editores publica la antologia 20 nuevos narradores argentinos. La particularidad es que el antologador fue, ni más ni menos, Néstor Sánchez. En tapa se leen los nombres de los autores compilados que van desde Briante hasta Rozenmacher pasando por Libertella y Piglia, entre muchos más. Lo interesante quizás sean los otros nombres, los que no suenan tanto y también imaginar qué criterios habrá tenido en cuenta Sánchez para su selección. Transcribo el índice para dar una idea del contenido:

Índice de 20 nuevos narradores argentinos, antología de Néstor Sánchez 

Nota

Miguel Briante
"Habrá que matar los perros"

Antonio Dal Masetto
Siete de Oro (fragmento)

Fernando De Giovanni
Keno (fragmento)

Jorge Di Paola Levin
"Caballo sin Titán"

Raúl Dorra
"Aquí en este desierto"

Mario Espósito
"El exilio"

Aníbal Ford
"La respuesta"

Germán García
"Complicancia Uno"

Leandro Katz
Es una ola (fragmento)

Gregorio Kohon
Odetta en Babilonia y el rápido en Canadá (fragmento)

Héctor Libertella
El camino de los hiperbóreos (fragmento)

Reynaldo Mariani
"El cuchillo sobre el agua"

Juan Carlos Martelli
Persona Pálida (fragmento)

Martín Micharvegas
Las horas libres (fragmento)

Basilia Papastamatíu
"El pensamiento común"

Ricardo Piglia
"La honda"

Ruy Rodríguez
"Inventario sobre la marihuana y ella"

Horacio Romeu
"Cantata"

Germán Rozenmacher
"El gato dorado"

Rubén Tizziani
Las galerías (fragmento)

Las obras entre comillas son relatos; las obras en cursiva y con el paréntesis al lado son fragmentos de novelas o textos de más largo aliento. 
Se podría hacer un trabajo de relevo más específico y fundamentado, pero rápidamente realizo una clasificación de autores argentinos en:

-Muy conocidos (Miguel Briante, Antonio Dal Masetto, Germán García, Héctor Libertella, Ricardo Piglia)
-Relativamente conocidos (Jorge Di Paola Levin, Aníbal Ford, Juan Carlos Martelli, Basilia Paspamatíu, Germán Rozenmacher, Rubén Tizziani)
-Poco conocidos (Fernando De Giovanni, Raúl Dorra, Mario Espósito, Leandro Katz, Gregorio Kohon, Reynaldo Mariani, Martín Micharvegas, Ruy Rodríguez, Horacio Romeu)

De los "Muy conocidos", no me voy a ocupar.
Respecto de los "Relativamente conocidos", todos fueron recientemente reeditados excepto quizás Martelli y Tizziani. Recomiendo enfáticamente Los tigres de la memoria (1973), de Martelli, un policial negro extraño. 
Quizás lo más interesante sea, claro, los "Poco conocidos". Hay solo tres autores de la lista que han logrado una pequeña reivindicación en estos años. En la antología Argentina beat (Caja Negra, 2016), relatos y poesías de reynaldo mariani, de Leandro Katz y de Ruy Rodríguez asomaron tímidamente. Se suma la indispensable publicación de la obra poética de mariani de la que ya dimos noticia por acá. Asimismo, para 2017, esperamos la reedición de 7 historias bochornosas, de mariani, y de El búho en el vitral, de Rodríguez. De los demás autores poco conocidos, basta una rápida búsqueda en ML para encontrar las primeras ediciones, a veces a precios irrisorios. ¿Qué narrativas, qué escrituras nos estaremos perdiendo? ¿Qué historias detrás de estos autores olvidados, de estas obras menospreciadas esperan nuevos lectores? Dejo la inquietud pendiente.
Finalmente, como el índice de 20 nuevos narradores jóvenes lo muestra, el volumen abre con una "Nota" firmada por Néstor Sánchez y que solo un fragmento de la misma se encontraba en la web. Vaya pues la presentación de esta interesante antología que abre la puerta a la interrogación por cuál red de nombres y obras sobrevivió en la lucha por la supervivencia literaria y que abre una luz curiosa sobre algunas escrituras que hace años nadie se anima a reeditar o siquiera a leer. Va el texto de Sánchez:

Nota a 20 nuevos narradores argentinos (Néstor Sánchez)

La alusión no es del todo arbitraria: hace aproximadamente una decena de años, en la ciudad de Buenos Aires, un tal Roque Islam (poeta impublicable y desasosegado) necesitó poner el pecho a una especie de exhortación, acaso un poco desconsiderada: ¿por qué motivo no escribía prosa?
Casi sin lugar a dudas él debió experimentar algo bastante parecido a una provocación, a lo alusivo de por sí; entonces preguntó, a su vez, si se le estaba proponiendo que narrara (en los términos más o menos frecuentes), si se le estaba ofreciendo la alternativa de contar alguna historia, o suceso ajeno, o recoveco mnemónico.
La respuesta no sólo resultó afirmativa sino que además contenía la intención de una posibilidad personal (es decir, para él a su edad, de acuerdo con su obstinación sin atenuantes). Casi de inmediato Islam, fiel a cierto octosílabo recurrente, con esfumaturas, optó por ponerse de pie y salir a la calle. Todo esfuerzo por entrever lo que habrá pensado durante el trayecto hasta su casa, solo, a esas horas, resulta poco menos que impensable.
Ahora, por una rara inclinación a lo inmediato, se presenta la oportunidad de contrapuntear a veinte narradores argentinos que por aquel entonces, en el peor de los casos, sólo llegarían a los veinticinco años de edad.
De los innumerables lugares comunes de la supuesta crítica especializada rioplatense, entonces, convendría recurrir a tres que, a su modo, terminan de garantizar cierta tendencia a la proliferación y al auge: experiencia directa en lo narrativo que salta sobre la noción de poema (supuesta raíz de la lengua); confianza poco menos que inusitada por parte de las casas editoras; cierto costado de desenfado formal (sobre todo sintáctico) a partir de la segunda edición de Rayuela.
Sin embargo, releyendo el material, surge casi de improviso un elemento categórico que pretendería enfrentarse a otro un poco más desvaído: por un lado la permanencia inevitable del realismo sin atenuantes (o con sus propias esfumaturas y modorras); por el otro la irrupción del texto que querría negarse a ser cuento, o relato, o crónica.
Y tal vez otro síntoma bastante identificable: casi la mitad de los autores renuncian a la “prosa de cámara” para empezar directamente con el aliento, con la novela o su parodia. En este sentido el material vale la pena porque muestra una transición y, al mismo tiempo, un cansancio, cierta confianza cuestionadora en relación con determinado criterio de realidad (y de palabra), más, al mismo tiempo, la sospecha de que el lenguaje escrito podría protagonizar una sospecha, como tal.
Por otra parte: las ausencias inevitables pretenderían estar comentadas en algunas de las tendencias que se incluyen aquí.
En el mejor de los casos la recopilación de veinte autores jóvenes1 no “da” un solo autor, ni tampoco dos: ofrecería la medida de un conflicto, el titubeo inevitable y bienintencionado de las tendencias más la riqueza obvia de un “estado” semejante. También aparece, por algunos momentos, esa fatiga previa de la convención que tanto atormentara a Roque Islam.

Caracas, 1970

N. S.

1. Por dos motivos (exceso de edad y/o divulgación suficiente) fueron excluidos: Manuel Puig, Daniel Moyano, Tomás Eloy Martínez, Juan José Hernández, Rodolfo Walsh y Juan José Saer.

miércoles, octubre 12, 2016

Entrevista a Néstor Sánchez por Reynaldo Mariani en ARTiempo (1969)

Gracias al amigo F. Barea, recupero esta entevista a Néstor Sánchez realizada por el poeta Reynaldo Mariani en la revista ARTiempo en 1969. Como siempre, Sánchez despliega su mirada crítica sobre la literatura y el campo cultural a fines de la década del 60, tras haber terminado Cómico de la lengua y proponiendo de modo conciente una literatura distinta, incómoda, antiliteraria. Que la disfruten!

Néstor Sánchez: Raconto a partir de un solo de flauta

ALGUNAS COSAS DE ESPALDAS A LOS SOCIÓLOGOS SIN EMPLEO

Néstor Sánchez, un libro de cuentos del que no quiere oír hablar, dos novelas (Nosotros dos y Siberia blues, 1966 y 1967, respectivamente), difícilmente olvidables, El libro negro del humor de antología (1968 en colaboración con Dolores Sierra), es un novelista nato y un ser humano con una permanente expresión de sorpresa impresa en el rostro. Una expresión que consigue reflejar toda la enorme capacidad de asombro que Sánchez lleva en su interioridad, y que le permite, de pronto, romper la bolsa de sus silencios y derramar su contenido de enormes risotadas enronquecidas, en medio de la devota lectura de un poema de Cendrars, mientras estalla en un “!Qué bárbaro! ¡Qué bárbaro!” o en uno de sus prolongados “¡Qué maravilla!” ante un solo de los de Coltrane.
Néstor Sánchez, tras desaparecer por nueve meses: (“Estaba escribiendo una novelita”), abre la puerta, entre sorprendido y avergonzado por el olvido de la cita y por un interrumpido ensayo de flauta, amante a la que ahora dedica toda su pasión. Entretanto vigila algo que se fríe en la cocina.
―¿Es que el novelista Sánchez no escribe más, acaso? ¿O se está proponiendo una nueva relación entre las palabras y las notas?
―Es una pregunta que hace dar ganas de tragarse la flauta y pedir perdón. Por ahora no paso de Mozart y algunos diletantes, sobre todo anónimos; sin embargo pienso seriamente en la música como actividad que no quiero abandonar más. Algo así como el festejo interminable de una ley. Y entonces la mayor parte de la literatura que leo me parece condenada a Descartes, me suena a declamación, mentira, etcétera.
―Supimos que está escribiendo una nueva novela.
―Sí. Hace unos veinte días que terminé mi tercera novela que esta vez es larga como las novelas. Entonces me dedico a corregirla: la cuido de día y de noche y la sobo mientras descanso.
―¿Tiene alguna relación con sus libros anteriores?
―Sin haber escrito Nosotros dos y Siberia blues, especialmente esta última, no podría haber escrito éste. Pero la relación casi obsesiva central sigue aproximándose a la búsqueda de lo antiliterario. Quiero decir: procuro escribir a partir de aquello que rechazo como lector interesado, a partir de aquella única cosa que un escritor debe ir aprendiendo y que es lo que no debe hacerse. Claro, además está la necesidad de encontrar un ritmo total en el aliento, una especie de respiración poemática. Pero eso lleva toda la vida.
―¿Qué entiende específicamente por antiliterario?
―Entonces le contesto por la otra punta: toda literatura literaria, todo gesto culterano o pretendidamente ideológico, se nos transforma poco a poco en mentira, en convicción espantosa, en cháchara orgullosa. La literatura literaria, en este sentido, parece no tener límites, tal vez porque cualquiera puede sentarse y escribir de acuerdo con lo que leyó mal, al sentimiento que cree inaugurar, a la pólvora que cree descubrir. Cualquier otra actividad artística requiere una unidad y dedicación que la literatura, por tratarse de palabras, parece obviar. De ahí que todavía se puede asegurar lo que él pensó y lo que ella sentía. Si el acto de la escritura es un acto esencialmente ético, de posible verdad consigo mismo, entonces toda vieja convicción literaria se hace dinosáurica por sí misma, se hace cada día menos soportable.
―¿Cree que lo antiliterario es una tendencia que se está generalizando?
―No sé. Tal vez. Depende del hambre de verdad interior que cada uno encuentra cada día en su Remington. Pero lo que por otra parte sí se está generalizando es la improvisación a toda costa, la gran megalomanía confesional. Declaro aburrirme mucho con casi todo lo que aparece en mi Buenos Aires querido. Mi tío Ismael, uno de los personajes de mi libro, escribió durante casi veinte años sin pensar en publicar; claro, él era un poco masoquista, pero…
―¿Entonces sólo son válidas las experiencias solitarias, y desesperanzadas, como las del tío Ismael?
―¡No tanto! Creo que hay gente, sobre todo gente joven que trabaja con alguna cautela y que pretende partir de lo que ya no debe hacerse. El elemento desencadenante de la gran baratura que amenaza sepultarnos en papel, es ese lector multitudinario que inventaron los sociólogos sin empleo.
―¿Y qué hay del mentado “boom” de la literatura latinoamericana?
―Es ese otro invento donde parece que se terminaron los adjetivos de la crítica semi-especializada que tenemos. Por ejemplo, ahora están buscando transformar a Rulfo, un cuentista que nos aburría bastante hace diez años, en la contrapartida de los grandes promocionados. Sin embargo no hay grandes diferencias; lo que sí hay es una enorme vejez europea y, como ha sido siempre, confusionistas y personas inteligentes. En general el “boom” no ofrece un solo encuentro estético (ni siquiera hablar de una poética) de dos escritores que marchen hacia respirar un aire menos conocido. Siguen sobreviviendo sin molestarse mucho todos los esquemas trasnochados, desde el novelón sociológico hasta el destrabalenguas, lo modernoso y lo densísimo.
―¿De lo que se desprendería que la mayor parte de lo que aparece editado carecería de valor?
―¿Qué quiere decir valor? Convengamos que el valor en sí, el culterano, lo dan los profesores y periodistas de todas las edades. Yo hablo como un tipo apasionado por lo que hace y por lo tanto arbitrario. Cuando uno quiere algo, conocer y convencerme a través de la escritura, cuando lo quiere todo el tiempo, no pide ni da cuartel; y tampoco lo merece. Yo quiero encontrar casi todos los días el libro, la voz de un hombre, que me convoque, que me desubique los esquemas, que me pida cosas, que me obligue a participar, a confundirme, a cumplir un ciclo en su lectura. Por lo general encuentro nada más que historias, mujeres que hablan, idiotas que hablan, paralíticos que hablan, cañeros que hablan, bobos que hablan, monólogos interiores de oficinistas, historias ajenas, historias chismosas, niñitos que hablan, papel, tinta.
―¿Qué opina el novelista Sánchez del último libro del novelista Cortázar?
―Después de aquellas cien páginas de Rayuela, donde por primera vez un prosista argentino parecía relacionarse con la poesía, sigo esperando con el corazón en la boca y me resisto a aceptar que sus tres últimos libros tengan que ver con Morelli. 62 es un enorme silencio.
―¿Es cierto que prepara su partida?
―Tan cierto como la flauta.

―¿Tiene que ver con una beca?
―Sí. Pero sin beca igual me mandaría mudar. Una ciudad es un lugar con humo más o menos negro habitado por gente que camina y camina. Ni viene otra agua ni el río ni nada cambia. A lo sumo, cuando dicha ciudad envejece del todo en uno es porque ha llegado el momento de no reprocharle nada a nadie y pisar las valijas.
―¿Quiere decir que esta vez no hay regreso?
―Eso. De Estados Unidos me voy a Londres por algunos años, como para cumplir con una vieja aspiración libresca de mi tío Ismael que casi va a allá por unos tres meses antes de su suicidio.
―¿Algo más?
―Sí, que ahora han empezado a manosear a los poquísimos viejos entrañables que nos quedan, como por ejemplo Juan L. Ortiz, cosa que me parece absolutamente pornográfica. 

Fuente: Revista ARTiempo nº 5. Revista mensual de arte y espectáculos. Buenos Aires, marzo 1969. Gentileza de Federico Barea y su súperarchivo.

viernes, agosto 19, 2016

Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de mariani, bebedor y poeta incansable, escritas por él mismo y algunos amigos (Federico Barea)

Este es el prólogo que Federico Barea escribió para la reciente recopilación de poemas del sátrapa reynaldo mariani, prolegómenos, mamotretos y reluctancias (Instituto Lucchelli Bonadeo, 2016). Gentilmente cedidas por su autor, estas líneas recuperan el impulso de una vida puesta en juego en la poesía y en la escritura. mariani, bardo itinerante (en todos los sentidos del término) dejó una obra pero también una vida que bien valen la pena conocer y rememorar. El libro, bajo el cuidado obsesivo y generoso de Barea, es una de las sorpresas del 2016 y, desde este humilde blog, lo recomendamos con fervor. Lean, pues, este bello prólogo.




Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de mariani, bebedor y poeta incansable, escritas por él mismo y algunos amigos (Federico Barea)

a Juan Ruperez

El 23 de Julio de 1968, en el nº 291 de la revista Primera Plana se publica "El cuchillo sobre el agua", un relato de mariani. En esa época, los autores publicados por la editorial Sudamericana aparecían antes en la revista junto a una breve presentación del autor. Allí se lee:
Nació en Buenos Aires hace 32 años y en el último lustro su nombre se asocia ineludiblemente a la poesía. Curiosamente, el primer libro que publicará Mariani –bajo el sello Sudamericana, con cuya autorización se anticipa este texto– se llama Siete historias bochornosas y es una colección de relatos. Sus poemas –desparramados en Opium, revista de la que fue fundador, entre 1963 y 1967, y en otras hojas literarias– alcanzaron a configurar también un libro que permanece inédito: cinco tentativas de edición atravesó Prolegómenos, mamotretos y reluctancias y Mariani no sabe ahora si intentará una sexta, dado que cada una de las anteriores se cruzó con una catástrofe económica que impidió su lanzamiento.
Probará, en cambio, estrenarse como dramaturgo, con Sub y La felicidad de ser felices, dos piezas cortas que están en lectura en estos momentos en la sala Planeta.
La sala Planeta de Suipacha y Paraguay nunca estrenó estas obras. De hecho, no se sabe dónde están, como gran parte de la producción de mariani. Este libro intentará remediar, en parte, dichas pérdidas.
mariani, como es de imaginarse, no fue exactamente un laburante, aunque se sabe que durante un breve período trabajó como consignatario de hacienda. Vivía en Benito Juárez al 4000, bien Villa Devoto. Su bar era El Moderno, donde paraba junto a otros bohemios. Muchos de ellos vivían en el melancólico, un petit hotel de Belgrano donde también él recalaría un tiempo. Una vecina de habitación recuerda que al poeta le gustaba mucho el surrealismo pero Kafka lo obsesionaba. Por otro lado, comenta “nunca vi una cosa igual, las chicas hacían cola en las escaleras del melancólico para estar con él, no sé qué tenía”. Con Ruy Rodríguez, Sergio Mulet e Isidoro Laufer editó la revista Opium, que duró 4 números (se dice que hay ½ número más pero hasta ahora nadie lo recuerda exactamente). En esos años, la denominada manzana loca, ubicada en el microcentro, reunía bares, la Universidad de Filosofía y Letras y el Instituto Di Tella. Allí mariani participó en las obras experimentales Jazzpium y Simulacro.
Cuenta su amigo Jorge Anitua que por esos años mariani recibió una herencia y le prestó parte a José Falbo para que plantara su editorial. “El resto de la guita se la robaron en un tren cuando volvía borracho al melancólico. Después empezó con el 'no se puede vivir más acá'. Ya había empezado la dictadura de Onganía y entre el 'documentos documentos' y un altercado que tuvo con las fuerzas policiales (salió a la calle en pijama y lo quisieron meter preso), decidió que el país de la bossa nova sería su destino”.
Antes de partir, en 1969, actuó con sus amigos Sergio Mulet, Poni Micharvegas, José Peroni y Gregorio Kohon en la mítica película de Becher Tiro de gracia, donde también actuaron Juan Carlos Gené y Susana Giménez (!) con música de Manal.
Ese mismo año, en el nº 5 de la revista ARTiempo, escribió:
MARIANI PAR LUI MEME

Por cierto que no es tan fácil escribir sobre sí mismo, al menos así me lo parece. Porque no se trata simplemente de aparecer de pronto en el escaparate i anunciar con cierta displicencia, no exenta de un toque de (¿falsa?) timidez, que p.ej., uno fue gestado hace unos 33 años, que no sabe en qué lugar ni en qué momento se produjo i que no tiene ni idea del por qué de dicha gestación. Que, además, tras sortear más o menos inconscientemente la escuela primaria, uno (otra vez) transitó tres meses por la industrial de la nación, cuatro por el colegio nacional grñptpuc! i seis o siete por el comercial númerotanto i que una vez harto de toda la patraña, decidió irse a vagabundear por las provincias, las gobernaciones, los territorios, ir i venir alegremente a veces, o soportar terroríficas heladas en la patagonia ancestral, abrazarse en las calderas cordobesas o puntanas o prestarse a ser una marioneta en manos de los “zondas”, “pamperos” u otros fenómenos por el estilo que corretean con entera libertad – los únicos que aquí parecen gozar de este raro privilegio- por las llanuras de todos conocidas. Claro, se puede agregar que “uno” emprendió mil tareas distintas i que ninguna le importó de verdad un ardite, salvo aquella que sin saber cómo, ni exactamente cuándo, se le montó un días sobre los hombros para no dejarlo ya ni a sol ni a sombra: escribir. Una tarea que en principio tal vez no se elija, pero que sí se habrá de elegir un día, tras la consabida sucesión de dudas i conflictos, entre abandonarla aterrorizado para dedicarse a tener buenos modales o aceptarla i proseguirla, pese a todo, hasta agotarla o agotarse en ella.
De modo que aquel que comenzara como un entusiasta se transforma de repente en un frenético. I durante quince años tacha, rompe, copia, plagia, vuelve a tachar, patea las sillas, los espejos de luna de los roperos, que siempre reflejaban la imagen de un tipo despeinado i con los ojos a punto de saltársele de las órbitas. Un tipo que abandonó cientos de poemas, docenas de relatos en sus inicios, alguna novela en el estilo de… Hasta que un día el joven desaliñado se da cuenta que hasta entonces sólo ha estado susurrando más o menos correctamente, que no es eso de lo que se trata, de ninguna manera, que uno quiere “decirlo”, maldita sea la cosa, que de esto sí se trata. I vuelta a romper, tachar, corregir, pegarle al espejo, i así…
En fin, para qué continuar con una enumeración como ésta, que es totalmente antiperiodística i que apenas si consigue reflejar esa tensa i abrasadora pasión por las letritas i/o las palabritas que uno padece. Ya es hora de tomar el toro por las astas. O, dicho de otra manera: de ir al grano. I aquí nos encontramos con que el grano tiene un nombre 7 HISTORIAS BOCHORNOSAS, tal el título de lo que vendría a ser “mi primer libro”, dicho así, en voz no muy alta. Sólo 7 de las innumerables historias que se me han ocurrido a través de los años i muchas de las cuales les conté a mis amigos, a mis amantes, a mis conocidos, a mis enemigos, etc., i que ahora, al fin, me he decidido a contarles también a mis desconocidos. Algunos se preguntarán de qué tratan las historias. En la mayor parte tratan de situaciones, situaciones más o menos bochornosas... situaciones no del todo simpáticas que expelen un olorcillo que... bueno, bueno. I que envuelven a personajes como -tal vez- usted. O su tío mariano. O su querido peter. O su tía mariugenia. O sus primos mnbaduel i arturito. Está claro, ¿verdad? Bien, entonces sólo resta decir que el libro salió hace unos dos meses aproximadamente: que la mayor parte de la “crítica” (¡?) le tiró con todo lo que tenía a mano -i algo más también-, cosa que me satisface pues, como dijo el delirante de la mancha, “Ladran sancho. Señal de que cabalgamos” o algo así.
Tristeza não tem fim

Según sus amigos no aguanta más y en 1970 se escapa a Brasil. Sin embargo, en 1973 publica en Buenos Aires 7 poemas grassificantes en Ediciones de la Flor Alta. Suponemos que fue en una escapada ya que también en 1973 saca en San Pablo, con traducción de Chico Bezerra, 7 poemas. Lamentablemente, el libro no es bilingüe, como afirma alguno de sus biógrafos, por lo que, con Luciana Duarte y bajo la supervisión de Ruy Rodríguez, hemos traducido estos poemas. Ahora sí bilingües. Ninguna de las dos versiones es mariani a secas, pero es lo que hay, considerando que, como dice Ruy “perdimos más de la mitad de mariani”.
Ya en 1964 Ruy Rodríguez había publicado en el nº 83/84 de la revista Leitura de Río de Janeiro un artículo sobre Opium y mariani titulado “Um grupo e um poeta na argentina” donde se leía una nota que mariani le enviara a Ruy: “Mis poemas, o cuasi-poemas, son así, posiblemente feos, posiblemente fríos, posiblemente malos; son así, simplemente. Tienen de todo. Yo tengo de todo y de nada... Y todo es una gran confusión, una gran contradicción. Está bien, no me quejo; no me interesa determinarlo; no creo en el bien ni en el mal. Ni en lo que está bien o en lo que está mal. Al diablo con todo eso! Sólo existe lo que uno HACE; yo lo veo así y por lo tanto lo expreso de esa manera. Hacer: verbo. Verbo: vida. Vida: poesía; y poesía de alguna manera es belleza porque la vida no lo es. En la vida hay belleza y fealdad; calor y frío, terror y alegría... En fin hay de todo...”.
En Río de Janeiro encontró cierta estabilidad, hasta fue padre de una niña. Incluso se sabe que tuvo un trabajo de los denominados decentes: vendedor en una zapatería. Y que escribió para algunas revistas. El periplo lo llevó a Buzios, donde después de un intento frustrado por vender panchos y coca en la playa terminó vendiendo libros sobre una manta. Allí conoció a Jim Thompson. Al poco tiempo, su entusiasmo por la cachaça lo llevó a dormir y a mendigar en la estación de buses y después en la puerta de una panadería (Enrique Symns lo retrató durante esa época en su libro En busca del asesino). El negro Miranda relata un encuentro con él, en Buzios, donde le compra comida y lo lleva a pasear en su Ford Falcon. mariani hacía días que no comía y gritaba desde el asiento de atrás: “la felicidad es comer pollo y viajar en Falcon”. Cuenta Ruy que cada tanto llegaban desde Brasil noticias acerca de las distintas “muertes” del poeta, otros decían que estaba en la cárcel y otros que lo sabían en un psiquiátrico. Al fin, su hermano Atilio fue quien logro repatriarlo.
Al volver estuvo por Buenos Aires, por la Patagonia un par de años y luego voló a Madrid donde publicó (junto a Pepe Mayoral, quien aparece bajo el heterónimo de García Smith y como "irresponsable" de la Editorial Diógenes Internacional) el único número de Damajuana. Poesía Aleatoria, en 1999. Josetxu Gómez Andechaga lo bancó un tiempo durante su estadía en España pero mariani era verdaderamente intratable y terminó volviendo a las calles hasta que lograron regresarlo a Zapala, Neuquén, donde además de varios libros hizo la revista de culo al barro. Ese fue su periodo más productivo, con tiempo de corregir y publicar en forma artesanal. Estuvo bien acompañado por amigos, fernet, faso y escritores hasta su muerte en 2004.
En el 2005 la editorial La Grieta publicó de manera póstuma, Mariani a secas, que reúne los poemas del último mariani que él mismo seleccionó. Luego, casi diez años después, La Grieta publicará una edición fallida de Prolegómenos, mamotretos y reluctancias, en el 2014 donde se reunían sus poemas de juventud. Hoy se juntan aquí ambos libros y otros poemas para resarcir la ausencia de ambos libros en el circuito porteño, que a fin de cuentas, siempre fue su hogar.

Federico Barea
Buenos Aires, Septiembre de 2015

domingo, junio 12, 2016

algunos poemas de reynaldo mariani y presentación de prolegómenos, mamotretos y reluctancias


La editorial Instituto Lucchelli Bonadeo acaba de publicar prolegómenos, mamotretos y reluctancias, de mariani (el poeta reynaldo mariani). Miembro de la revista Opium en los años 60, poeta beatnik y nómade, amigo de Marcelo Fox, de Ruy Rodríguez y de otros bohemios de aquella época, esta nueva antología seleccionada y prologada por Federico Barea permite recuperar una voz poética que se había perdido en libros inhallables y publicaciones poéticas efímeras.
El miércoles 15 de junio a las 19 hs. en el bar Mordisquito (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1830 - CABA). Presentan Ruy Rodríguez y Rubén de León. Tocarán Claudio Sánchez y Alfredo Slavutzky.


Gentilezas de Federico Barea, van algunos poemas de mariani como muestra y en un próximo post comparto el prólogo a prolegómenos, mamotretos y reluctancias.

IDILIOS

sopla el viento cálido del este
su caricia es demorada i penetrante
algarabía de colores, aromas, formas!
la floresta toda es saturnal festejo, i bebe

mariposas ebrias en el prado
leves roces, finas vibraciones
sorprenden a las flores
las envuelven, las abrasan, las voltean...

trazos giros signos
siguen su camino
suaves sueltos libres

la tarde es poseída ahora por silencio
algunas hojas caen del árbol
se posan sobre la tierra húmeda
estremeciéndose apenas

lasas
se entregan a la quietud del todo

tierra, hojas, mariposas, árbol
viento..., son música diversa
i el soplar, estar, caer, volar
vibrar
es música-memoria
de lo que es
de lo que fue
i de lo que va a ser
o no

'97/'00

POETAS SIN PADRINO

"never more", said the raven
"never more".
-e a poe-

hallarán qué amargo nuestro gusto amargo es i dichoso
que nuestro sabor, a equívocos; i el olor: a bienimal sin filtro

que nuestros días/noches, transit, no merecen
la atención de los biógrafos, ni de nadie

i que nuestras pieles carnes tripas
secas magras flojas
i vísceras enrarecidas por la mucosidad ambiente
configuran un todo sombrío, anormal, ominoso
i decadente, tal vez
o rigurosamente ingobernable-incoercible?

si persisten, hallarán también que nos carcomen
nos acosan, nos acaban porqués, cómos i quizascuándos
científica, civil i castrense(mente?) condenables

ay, prometeos
orfeos, charlie parkers
sin Futuro-galardones-mausoleo-lauros-crédito-sitial
en LA academia-almuerzos-guitA-gloriA-CD Room-patio i dep de serv

sucia! es la imagen de vuestra imagen otro tanto
i sucias! las heridas-pústulas que nO
no cicatrizarán nuncA

'68/'98

GÁTIDOS

aparecen i se perfilan i trotan i mían te siguen se enredan-confunden con tus piernas tropiezas los pisas maldices que chillan se apartan no cejan se enredan maúllan van-vienen-van i se agitan i saltan i claman tú sabes qué hambre! te apremian te urgen ...que esperen! no esperan lamentan comida! los amas-los odias-los amas que mían te arañan las piernas qué hambre! se quejan... el cuenco la ración el platito la leche sonríes de dientes les sirves i se abalanzan se empujan se apiñan derraman no importa que callan i por fin "se organizan" i lamen o sorben o mastican con furia i te olvidan mastican o lamen o sorben te sientas suspiras i fumas.

tú fumas i piensas. ellos comen.

terminaron se hartaron te ignoran caminan se estiran bostezan se lamen-relamen se enarcan no eructan-eructan se arquean se van i alguno te mira al pasar caminando i se va con los otros que se dispersan o vuelven i se lamen se lavan se echan o sientan erectos o se acuclillan o saltan sobre la pared hacia el techo o trepan al árbol la parra o sobre el pilar a mirar a lo lejos silencio te sirves un vino silencio.

tu bebes i piensas. ellos ocian.

...que corren que frenan que saltan que paran que arrancan que rotan i retozan contentos? (tan serios)... subiendo-bajando-rodando... o se congelarán un instante acechantes... tensos... pegados al suelo... un pasito... una pausa... otro paso... el apronte... la espera... i el salto! sobre una presa algún 'algo' amarillo o verdoso que revolotea/ba entre las plantas las flores las ramas las hojas la blanca pelota pinchada un bichito o el pichón que cayó que se agita que gime que chilla!!... sus plumas.

tú te atragantas. ellos devoran.

devoran se lamen se lavan se echan o sientan digieren bostezan se paran se estiran te miran mían te olvidan se alejan los llamas te ignoran se echan al sol o a la sombra del árbol la parra las plantas que huelen que muerden silencio caminan i paran orinan o cagan te miran tú fumas se encogen se estiran i un ruido cualquiera que un perro un caballo a la puerta se alarman se tensan vigilan no es nada se calman se abstraen en un punto lejano o cercano cualquiera no sabes se paran-se sientan-se paran-caminan-se alejan i alguno se acerca te roza i le tiras la cola i se queja i te araña muy leve i te mira (se mofa?) no es nada es en broma no importa sonríes te mira te lame se vuelve se arquea se estira se junta con otros dormitan silencio atardece la brisa el cigarro el vinito meditas.

tú meditas. ellos...

i oscurece i te vas para el cuarto i son dos o tres que te siguen los pisas tropiezas maldices i entran i corretean i saltan sobre o se ocultan bajo la cama o la mesa o el sofá i reaparecen se estiran súbito se lamen i/o se despulgan despiojan o deslendran te miran-te ignoran i miden calculan i saltan sobre la mesada i caminan los frascos la jarra de lata es el vaso de vino! que eluden i bajan i corretean tras una araña que huye i se oculta o tras la polilla que atrapan i se disputan i desmenuzan-devoran se lamen i enfilan hacia la repisa que recorren que cae algún libro no importa... i se descuelgan se miran se enfrentan se trenzan fingiendo que luchan o luchan en serio revolcándose retorciéndose bufando i gruñendo i se apartan se miran se vuelven i juegan con un zapato o la pierna de un pantalón o una media o saltan sobre la cama tu cama o sobre la mesa tu mesa i transitan el tratado de la deseperación-la olivetti-el proceso-pessoa-ezra pound tu regazo suspenso sus uñas... te aguantas... se acomodan runrunan i fumas i bajan/los bajas silencio se van a la cama tu cama se acomodan los miras te miran... sus ojos... te invitan les hablas te ignoran (te niegan?) se aovillan se duermen.

tú piensas. ellos existen.

zapala '00

HISTORIA REPETIDA
(5 tanguitos provocados por la música de astor piazzolla)

"el espíritu, no la letra"

I
desde cuándo de estas manos mías
aleladas, apretadas manos de tormentas
las putas que yo amo
consecuentemente
mueren de vez en cuando en buenosaires
asestando
escamoteando
copyright
dedicatoria

II
ciudad
cuándo reaparecerá tu voz
rompiendo la intermitencia desta yuvia
amanecida fina mañana burocrática
ante mis ojos en desuso
-tu voz
(porque yueve fantasmal en buenosaires)

III
cuando apareciste vos
todo el asfalto cotidiano se convirtió de pronto
en un inmenso valle, verde, hasta entonces desolado
i clamoroso de silencios que giraban
silencios que giraban

IV
desde los últimos recónditos lugares
desde este destemplado buenosaires
desde los inicios mismos destas noches mal paridas
que ni siquiera acaban mal
qué significa, ciudad
exiliarse repetirse en cada esquina
cada mar
al sur

V
por dónde seguiré buscando tus caricias, tus gemidos
que no olvido
preguntándole a qué vivos repentinos luminantes
letreros de neón
si es que te vieron
pasar por dónde, digo, les grito
"mozo!, sirva otra copa..."
me pregunto

'64/'68


(THE END)

por tanto, con un final-continuidad en inglés
me hago a un lao, ciudad, me desencanto
de Ud i de los Ud sin alas
desembarazo de sus caderas represivas
i me despido de Ud
tras mucho mordisquear
vacilar, palpitar, buscar
i rebuscar qué
entre sus húmedos, vómitos vacíos

i masacres, pisotones i alaridos que no es preciso repetirlo
pulsan sensibles las más íntimas de los nuestros nosecuántos

me borro, me hago humo, ciudad amadaodiada, aseguran-
do morosa i/o estúpidamente mi bolsa de los silencios vagos

i «una colección de signos a veces indescifrables» -sic

doble entonces mi perro (por última vez?)
sus esquinas, ciudad, resignadas al mismísimo mismismo

sin otra, i a la espera de sus, nos reiteramos sus, etc

SS -pánico? -V/catálogo (el suyo)
atte
... deseos de un prox
 

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