MADRID
No preguntéis cómo es Madrid
Ni los nombres de sus arterias
o por qué tanto tráfico lleva siempre al mismo sitio
aunque no queramos estar ni sepamos cómo
No preguntéis quién diseñó el plano de sus calles
Ni qué mano hacedora orientó sus motivos
para cambiar de sitio los lugares
y mover las horas de mis citas
No preguntéis dónde saldrá el sol mañana
Ni cómo os despertaréis
en una cama con banda sonora Chill Out
entre 4.000.000 de camas
sin conocer siquiera las estaciones de metro
Y no preguntéis
Nunca
por qué en todas las calles
hay más alcantarillas que puertas.
AUTORRETRATO EN LA PARED
Se trata de acomodarse entre una luz y la pared.
Luego se toma un lápiz o un carbón
y se traza el límite de la sombra que aparece en vertical,
con muchísimo cuidado.
Lo he intentado de perfil,
pero resulta imposible si uno vive solo en casa.
Me conformo posando de frente
y el resultado es el correcto.
Luego me siento en una silla
en cualquier sitio entre aquí y allá.
Se trata de que pasen unas cuantas horas.
La estancia no llama la atención
ni en el sabor de sus esquinas.
No hay huellas de cadáveres borradas en el suelo.
Nunca se ha volcado por la ventana
la luz intermitente de un cartel luminoso
durante las noches.
Todo está limpio.
Nada en el ambiente del perfume
de una actriz que ha fracasado.
No hay ningún recuerdo entre los muebles.
Los vecinos apenas rompen el silencio alguna vez
y nunca es por nada importante.
En la estantería están los libros suficientes
para pasar inadvertidos
entre facturas viejas y la propaganda de hoteles cercanos.
Ni una sola botella de licor.
Ni siquiera se acumulan
platos sucios en la cocina.
En la pared el dibujo resiste.
Se trata de que se pase la vida.
CANCIÓN PENÚLTIMA
Si pudiera volver a escribir aquellos versos
acostado sobre la pradera de un parque sin nombre,
a solas;
si pudiera recordar por qué rescaté aquella palabra
que se moría cada dos minutos.
Hice una presa en el río con la silla que robé
de un vagón de circenses,
me reí con los borrachos que guardaba en mi equipaje,
puse detrás de la brújula el imán que descubrí
en un meteorito.
Hice el amor doscientos años con un océano,
aquel océano sin cordura que olvidó colocarse en los
mapas
y se vino a vivir entre las obras del estadio.
Ha quedado poca luz en el paisaje que miro,
no sé si es que anochece o es otra moda que ha llegado
a la
ciudad,
apenas puedo terminar las páginas de estos pasos
sin dormirme.
Y ahí están, al otro lado de los cristales,
las ramas de la insolencia que se mueven con el viento,
y el viento
que siempre las mueve.
© Julio César Navarro
[último poema escrito por Julio César en su libro prepóstumo “Todo sigue así” ].
TODO SIGUE ASÍ
(poesía completa)
Julio Cesar Navarro
PUREZA
Por Esteban Gutiérrez Gómez
No conocí a Julio Cesar, sin embargo, mucha gente me habló de él y de su poesía sin alivio. A finales del año 2008 supe que su enfermedad se había agravado y que Jesús Urceloy intentaba desesperadamente que su poesía se plasmase sobre papel, con forma de libro, y él pudiese verlo antes de morir. Casi lo consiguió. La misma mañana de enero en la que se dirigía al hospital con los libros recién paridos por la imprenta, recibió una llamada que le decía que Julio Cesar había dejado de sufrir.El libro comprende los poemarios Línea 2 (2006), Todo sigue así (2007-2008) y Cada siete de octubre (2008).El primero, Línea 2, es un poemario en el que el poeta nos muestra las estaciones de metro de esta línea como estaciones de penitencia. La oscuridad está presente en el poemario desde el primer poema, una oscuridad en la que guarece su pureza.Todo sigue así era un poemario inédito hasta la aparición del libro. Se tituló originariamente “Madrigueras de un desertor” y fue finalista del prestigiosos Premio Ciudad de Torrevieja, 2007. Se compone de cuatro partes: Domicilios clandestinos, Poemas para asfaltar un par de calles, Callejero de escondites y Mística de sofá. Es a mi juicio un poemario excepcional, donde destacaría entradas como la que abre el libro, Tengo en casa, o los poemas “Madrid” y “La cena”. Está poblado de fantasmas internos de los que más tarde hablaré, descritos sin amargura, casi asumiendo que la vida debe ser eso.Cada siete de octubre contiene sus últimos poemas, casi todos escritos para el taller de Jesús Urceloy, al que acude desde hace cuatro o cinco años. La poesía de Julio Cesar se va abismando, los fantasmas cobran cuerpo y, sin embargo, una placidez aparece al final de cada lectura. Me gustan especialmente los poemas: “El poema perdido”, “La brocha de hacer X”, “Calzoncillos”, “Autorretrato en la pared”, “Dante en mi sótano” o “Fuit”, en estos dos últimos asumiendo algún que otro error.
Julio Cesar habla en su poesía de lugares que evocan sentimientos (sobre todo de Madrid, una ciudad por la que deambular) y de sentimientos que evocan lugares. De sus versos se desprende una nostalgia bárbara, un anhelo de buscar algo perdido que sabe que nunca podrá encontrar. Su sensibilidad extrema lo enfrenta al mundo y le atormenta el alma, porque este mundo no es su mundo.Así no es extraño que sus poemas estén poblados de fantasmas como el dolor (“El jardín de Julieta”), como la soledad (“Palacio”, “Psicoanálisis que el poeta se hace a sí mismo bajando en un ascensor desde el piso 35 de un rascacielos...”, “La cena”, Quisiera ver la soledad con pasos lentos), como el insomnio (“Canto a nosotros mismos”, “Autorretrato de Dios en Soria”), como la tristeza (“El poema perdido”), y todo se resuma en ver pasar lacónicamente el tiempo (“Canción para dormirme o nana”, “La semana”). A pesar de lo que pueda parecer, Julio Cesar Navarro fue un luchador infatigable, un buscador que nunca renunció a sus principios, que hizo aquello que el alma le pedía que hiciese. Aquí queda esa alma, plasmada sobre el papel, para que todos podáis disfrutar de su pureza.
Que no descanse en paz, como dice Jesús Urceloy, que no descanse su alma infatigable, y que seamos capaces de coger su testigo.
poesía completaQue no descanse en paz, como dice Jesús Urceloy, que no descanse su alma infatigable, y que seamos capaces de coger su testigo.
JULIO CÉSAR NAVARRO
Editorial Sloper (Palma de Mallorca 2008)
Por María Jesús Silva
El libro se divide en tres poemarios:
LÍNEA2 (2006)
TODO SIGUE ASÍ (2007-2008)
CADA SIETE DE OCTUBRE (2008)
LÍNEA 2 (2006)
Es un recorrido de la línea 2 del metro de Madrid. El poeta nos muestra las estaciones en el orden original que sigue la línea roja del metro. Empieza en Ventas y termina en Cuatro Caminos. En cada estación se detiene y nos habla de lo que ocurre o imagina que pasa en esas paradas.
Como figuras retóricas aparecen, la topografía, que nos va descubriendo lugares. La prosopografía, que nos describe a las personas en su aspecto exterior. Y, levemente, aparece también la etopeya, que nos habla de algún comportamiento moral.
Ej: pág, 27
PRÍNCIPE DE VERGARALa historia ha sembrado de príncipes las calles de Madrid
con rótulos de metal en las esquinas.
Y en las esquinas permanecen camuflados,
pantalones vaqueros y chaquetas de piel,
horas y miradas de un otoño en zigzag.
Y respiro a paso de tortuga se dieran cuenta
de que falta el aire.
Quiero susurrar en alguna parte que yo pude hacerlo
mejor.
Que en Vergara mi abrazo hubiera emocionado.
Que los hijos de los reyes rehusarán sus coronas
por una noche de primavera.
Y hubiese sido el salmista primero en el palacio del rey
Saúl.
Me da miedo
que al final los príncipes se pierdan
como semillas de mostaza entre los dedos de mi biografía.
Aparecen pensamientos en forma de hipérbole:
Ej: pág, 35
SAN BERNARDO
A Urceloy
Madrid se cambia
entero en 10 minutos,
y sigue igual.
Heráclito se esconde
dentro de los parquímetros.
TODO SIGUE ASÍ (2007-2008)
Está dividido en cuatro partes:
I-Domicilios clandestinos; todos los poemas poseen un epifonema.
Ej: pág, 45
(...) Tengo una casa
una vida intrusa entre los muebles.
Ej: pág, 52
HOGUERA DE HÖLDERLIN
(...)La ilusión de ser un robinsón, pero ni eso,
me rescata un barco y me lleva al caudal de las
multitudes que circulan en una
sala de espera.
En una hoguera en la plaza
lo he perdido todo.
Unido al epifonema hay una máxima o sentencia.
Ej: pág, 48
GLOSA A UN POEMA DE GONZALO RUBIO
(...)Imaginaba, señor, la distancia de una grieta.
Yo era un adorno de bazar en la vitrina,
el ku de una piel sin uso,
que buscaba lo suave en la acera y en los lunes.
Ahora estoy quieto entre puñales de inocencia.
No es que no haya venido nadie.
Es que, señor, ya no hablo.
II-Poemas para asfaltar un par de calles. En esta parte destaca, sobre todo, la Topografía (descripción de un lugar) para ir encuadrando el ‘yo’ poético dentro de esas descripciones, creando de una forma instantánea la etopeya (descripción moral) y el retrato.
Ej: pág, 60
A veces se me olvida que no todo son poemas
ni palabras sin sentido,
que Beethoven ya está muerto,
que las palmeras en Sibaris son artificiales,
que tengo dos camisas sin planchar.
No hay mensajes pintados en las lluvias de Ohio,
las putas de Berlín también aceptan dólares,
cada vez es más duro despertarse en Polonia,
y trescientos batusis alcanzan el Infierno.
Tebas fue destruida, ¿a quién le importa?
Viene por la calle el dibujo de mi infancia
y me escondo en el portal más cercano.
Una modelo romana me quita los pantalones
mientras repaso unas fechas importantes.
He aprendido a decir adiós en varios idiomas,
pero me he dejado en un taxi las ganas de dormir:
A veces se me olvida que puede llover en cualquier
parte,
sí, es verdad,
está lloviendo en Malasaña.
III-Callejero de escondites. En esta parte todos los poemas nos hablan de una tercera persona. El poeta nos va dando las pautas para descubrir a ese alguien del que nos está hablando. Vuelven a aparecer, como figuras retóricas muy marcadas, las enumeraciones y el retrato.
Ej: Pág, 61
En la ducha, aquí en el comedor,
en el puf, sobre aquella alfombra andina
que compré en Bogotá, tras la cortina
que pusimos en el recibidor;
en verano, junto al ventilador;
sobre la lavadora, la vitrina,
en el porche, también en la cocina;
y en invierno, sobre el calefactor;
en la puerta del hall, en el trastero,
en el estanque, en medio del sendero,
en la umbría detrás de la retama,
en la jaula de Bob, en el ropero
y en la mesa de mi despacho... pero
esta noche te esperaré en la cama.
Ej: pág, 86
EPOPEYA DE UN VIERNES DE MARZO
Camino por todas las calles perdiendo la niebla
y pongo en limpio la luz de las farolas.
Es lo que tiene el invierno, que a veces falla.
Cada ciudad se convierte en un saldo de medio millón
de historias;
pero no hay tiempo de saber (...)
Este es el poema que habla de cuando voy deprisa,
del calor, del asfalto, de la gloria, (...)
A la vez que Manhattan bosteza a la sombra de los que
pierden,
admito la piel debajo de mi ropa. (...)
El ruido de una fiesta se marcha en barco (...)
Luego casi olvido,
me olvido y regreso a casa.
Allí, detrás de la puerta, un sillón y la tele y una
alfombra;
a la izquierda la cocina y detrás un dormitorio
sin importancia.
IV-Mística de sofá. En esta parte el poeta utiliza la primera persona para argumentar los poemas, en los que se va mostrando. Así nos habla del desencanto, de los anhelos, del amor, de los pensamientos que le atrapan desde un tren, de un despertar o de los recuerdos de la niñez.
Ej: pág, 104
OSITO DE PELUCHE EN UN DESVÁN
En el desván
se habían refugiado las señales que salvé.
Era como un vagón de mercancías
viviendo sobre nuestra casa.
Se ordenaba el tacto de lo viejo
entre el monólogo de los álabes
y una música de bicicletas antiguas.
Cuando los aviones de Hitler
interpretaron su sonata sobre Coventry,
el niño subió al desván
a esconderse con su osito.
Hay cenizas de nuestra intimidad
que, con el tiempo,
ponen alma a los peluches.
Ahora regreso alguna vez,
por si vuelve a acordarse de mí,
y me quedo quieto en un rincón,
agitado entre mis olvidos.
CADA SIETE DE OCTUBRE (2008)
En este libro también descubrimos la voz poética del ‘yo’, a la que va dando forma a través del símil (comparación) que utiliza reiteradamente en varios de los poemas junto a la anadiplosis (repetición del final de un verso al comienzo de otro) y la anáfora.
Ej: pág, 109
EL PEZ ABISAL
El pez abisal escuchaba
todos los días
canciones llenas de espectros
en la radio del conserje de un hotel barato en las
afueras de París. (...)
Era capaz de poner una nota de oscuridad
en la oscuridad de aquel hotel barato en las afueras
de París. (...)
Ej: pág, 132
ODA A TODAS LAS COSAS QUE SE ROMPEN
Esta mañana he roto un par de platos en la cocina,
he mirado los trozos en el suelo
y he sentido que todas las cosas se rompen. (...)
me sorprendo con este papel en las manos,
y he sentido que todas las cosas se rompen. (...)
el runh-cko runh-cko del motor del ascensor,
y he sentido que todas las cosas se rompen. (...)
la cúpula de Genbaku en Hiroshima,
los canales de Venecia,
y he sentido que todas las cosas se rompen. (...)
los adornos que llevamos
colgados al cuello
como trazas de una madre,
de un amigo,
del amor,
y siento que todas las cosas se rompen. (...)
La totalidad del poemario está escrito en versículo, consiguiendo un ritmo lento y un tono grave.
Lo que el poeta siente, el pensamiento, es el hilo que conduce estos poemas.
El estilo del poemario va desde lo dramático, pasando por lo lírico, con una connotación religiosa.
Los tiempos verbales más utilizados son el imperfecto, quizá buscando el valor durativo de esta forma. También utiliza el pretérito perfecto simple, más característico de la narración. Sin embargo, al utilizar el versículo como forma poética, este tiempo es bastante acorde.
Opinión personal:
Julio César Navarro se muestra a través de estos poemas como se sentía. Con esas emociones contradictorias entre lo correcto y lo incorrecto. Esa dualidad que se forma y aprisiona cuando se tiene un exceso de amor a todo y a todos y no se llega a saber si será entendido y aprobado dentro de los cánones establecidos como aceptables.
Es un viaje interior que nos acerca a sus dudas, miedos, pensamientos, miradas, secretos y deseos. Hay alguna pincelada abstracta de retazos de historias vividas, en las que se intuye, sobre todo, las de la infancia y el comienzo de la adolescencia.