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marzo 17, 2015

HE LEÍDO





LA ESCALA DE LOS MAPAS
BELÉN GOPEGUI
Editorial Anagrama, 1993

La escala de los mapas, cuenta la historia de Sergio Prim, geógrafo, y de su amor platónico Brezo Varela. El amor soñado se hace real y en ese instante el protagonista, un tanto asocial, no sabe reaccionar, no tiene ni idea de cómo conducir su vida a partir de ese momento. En realidad le paraliza el miedo y no es capaz de tener una relación normal, el miedo a no cumplir las expectativas de la persona amada, el miedo a enfrentarse a la realidad de una relación que sólo imagino. La mente de Sergio Prim no para de cavilar, de fingir, está lleno de desvelos, no puede descansar. Se intuye que el miedo a ser amado puede llevarle muy cerca de la frontera de la locura.
Es una novela intimista, con cierto grado de misterio, narrada con un lenguaje poético y llena de metáforas.
No es una novela larga, pero requiere mucha concentración su lectura, incluso hacer paradas, algo que a mí particularmente me apasiona.

Un fragmento:

Cae la lluvia, pasan los minutos rojos como el vino que bebo para aturdir mi corazón, y me pregunto si debo hablarle a Brezo confidente, tan perdida, o bien si he de dirigirme a ustedes, ojos mudos, corazones documentalistas, destinatarios últimos de mi descubrimiento. Sepan, en fin, que al salir del museo, Brezo se declaró muy cansada, pidió un taxi y sugirió que fuéramos a mi apartamento. Un programa de radio sobre el cuidado de los cactus se adueñó de la atmósfera sin que ninguno de los dos opusiéramos resistencia. Ella iba medio dormida; yo me arrepentía de haber cedido a su insinuación: alborotaba mis planes. Sergio esperaba que aquella noche selláramos un pacto y hubiera preferido un terreno neutral, jugar la partida rodeados de extraños que dificultasen el paso hacia los cuerpos. Mi primer movimiento será una retirada en toda regla, y diría así: “Óyeme, loca, muchacha que acaricias las tazas como si fueran gatos y a n hombre como si fuera una banda de música, óyeme: yo ya no tengo ímpetu. Han pasado los años y me he instalado en el retraimiento. Vivo como ese pequeño país autárquico que ponían de ejemplo en los colegios, soy Albania. Mi medio natural es sobrio, retazos de llanuras insalubres, mesetas desiguales y un complejo de montañas abruptas (…)”.

BELÉN GOPEGUI