mayo 30, 2015






37. Ars poetica o Quién inventó el corazón urbano -México y Jujuy-


El invierno, dijiste, es una forma intranquila. A veces asusta, como un deseo que fuera a cumplirse. Las cosas van al encuentro de la catástrofe, con tela de la que nace la enfermedad  y el lenguaje. No hay estación más antigua. Nada y todo lo anuncia: el cartelito que dice Ahora, para llamar a Dios, hay que mandar un número más, los chicos que juegan a la pelota en la plaza del Proceso, la deleznable televisión en los bares y también esa torre erguida en el centro de lo inhabitable, la eterna cosa del ser, adonde viene a sentarse, prolijamente, Nadie. Cada invierno se encrespan las leyes de la noche, y en ese juego, seguramente ciego, un animal destruye la emoción que fuera suya, como quien busca un texto donde morir.

MARÍA NEGRONI
De su libro BUENOS AIRES TOUR


mayo 22, 2015

HE LEÍDO



DESFRÍO

Esther Ramón

Editorial Varasek

La poeta Esther Ramón nos presenta Desfrío, un libro dividido en tres fases de temperatura. Desfrío es la temperatura en conversión, empieza con una temperatura extrema que paraliza a -20 ºC y termina con otra temperatura extrema que desintegra a 15.000.000 ºC, en el recorrido que enlaza ambos extremos se encuentran los 25 ºC. 

A -20º hay un dolor que late en estos poemas. El dolor viviendo dentro, despacio, derramándose por los órganos, dolor de personas, la separación, el encadenamiento, los árboles. Un dolor que atraviesa la luz en una experiencia interior hacia el exterior, rasgando la tela, abriendo las bocas del hambre, en un tren que avanza, en el peldaño de una casa. 

A 25º se intenta olvidar ese dolor, se piensa en la posibilidad de estar muerto, la posibilidad de ser piedra, de asumir la ruina: del desastre de los huesos esparcidos como almendras, o alcanzar el risco/ donde anidan las piedras. La posibilidad de hacerse un cuerpo/ de madera (quizá aludiendo al cuento de Pinocho, quizá al ataúd que recoge los cuerpos) el hueso de una boca/ apretada que te borra/ las líneas.

A 15.000.000º el frío no existe y nos adentramos en el calor del centro de la tierra, en el puro magma incompatible con la vida. Todo se abraza y se desintegra.

Desfrío está lleno de aves, aves tordas, aves pálidas, palomas de acero, grajos, garzas. Pájaros que pueden habitar y sobrevivir en condiciones extremas, pájaros solitarios y en bandadas, pájaros que no se mueven, pájaros de futuro. 
Con estos versos comienza el primer poema del libro:

Qué pájaro y a quién
pertenece.
Dónde está el nido
de origen, el salto
derramado.

Con estos versos acaba el último poema del libro:

Sobrevuelan
la corteza
en la misma
bandada.

Hay un vuelo alto y un vuelo bajo, a ras de tierra, hacia el centro de la tierra, que nos acompaña en toda la lectura.


Dos poemas:

El diálogo con las piedras
se inició de madrugada.
Con los dedos
palpé sus nombres,
se abrían mansamente.
Aroma excesivo:
plantas que exudan savia
al comienzo de un incendio

al final de una
tormenta.

Me contaron historias.
Rastros de la memoria
de imantación.
Extrajeron heces
sedimentadas de los
estómagos tanto tiempo
inactivos.
En sus vetas conté
glaciaciones y los rayos
que alteran la polaridad.

Custodian el estuche
geminado.
No quiero abrirlo.
¿Y por qué
nos despiertas?

La cabeza se borra,
envuelta en una manta
de colores intensos.
No podían callar.
Recordaban brazos,
haber cavado orificios
en la arcilla.
Desgarros,
una barra metálica
donde aferrarse,
la sacudida eléctrica
que las reanimara.
Querían echar a andar.
Inventé un cuento
para adormecerlas.


*

Si lo sueltan
en la boca del pozo
volará hacia abajo,
creerá que el agua
es un cielo con peso
que ya no sabe
respirar.
Plumas mojadas,
pegadas al cráneo,
precipitado al fondo
de la disolución,
quién lo busca,
una partida de buceadores,
una bandada sumergida,
cuál es su piedra,
dónde cae el pájaro
inverso.

ESTHER RAMÓN
De su libro DESFRÍO
Varasek Ediciones

mayo 17, 2015

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Somos lo que hacemos y, sobre todo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Eduardo Galeano