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15 de septiembre de 2016

Primer día de clase (en bachillerato)


Iba a retomar el curso con una entrada a propósito de la reválida en el bachillerato, pero me contuve. La escribí hace días, la revisé, la comenté con un compañero, la dejé enfriar y cuando he vuelto a leer el texto me ha parecido tan visceral que he optado por guardarla en borrador. En su lugar, empiezo con los restos del naufragio: una imagen que guardo desde hace algún tiempo y que parece dibujada en sintonía con el desolador paisaje de la LOMCE. Así que, tras el descarte, empiezo contando cómo he empezado el curso con 1º de bachillerato. 

Dentro de las directrices de funcionamiento de mi centro, los primeros días hay que presentar la asignatura, explicar los objetivos, los contenidos, los criterios de evaluación, y realizar una prueba inicial evaluable.  Todo se andará. Pero, tras pasar lista, he inaugurado el curso con una sentencia, un acertijo, un consejo, dos etimologías y varias imágenes. Todo ello con la intención de hablarles de lengua y de hacer que piensen sobre el uso que hacemos de la misma, además de reflexionar sobre el  proceso de aprendizaje.

1) UNA SENTENCIA.— No he podido evitar hablar de la reválida. La sentencia resume perfectamente el estado de la cuestión. Por más que se hable de las pruebas, nadie sabe exactamente cómo serán. No hay modelos. Las decisiones están en el pantanoso terreno de la política. Dios quiera que el electorado recapacite y los resultados viren en la dirección contraria a la de los dos anteriores comicios.  
Una vez los he puesto sobre aviso, hemos comentado la afirmación y les he ilustrado sobre el recurso de la paradoja, lo que ha sido para ellos una novedad.

2) UN ACERTIJO.— A continuación, les he planteado un acertijo que me proporcionó hace tiempo @mcadenato. En la imagen aparece también la solución, pero yo no la he dado inmediatamente. Valiéndome del recurso de la intriga, he dejado la solución en el aire y he pasado al consejo. 3) CONSEJO.— En este caso también he planteado la pregunta sin dar la respuesta. Sus aportaciones han sido razonables: primero se estudia y luego se aplica lo aprendido. Incluso hay quien ha sugerido que primero se aprende y luego se enseña lo aprendido para afianzar el aprendizaje (¿tendrá alma de maestro?). Después de debatir con ejemplos lo fácil que es olvidar e incluso desaprender, les he dado la respuesta que había preparado: seguir aprendiendo. Me interesa que sean conscientes de que el aprendizaje es continuo, de que no es sino un proceso marcado por la continuidad, por eso les he hecho la reflexión del uso de la perífrasis durativa. Vamos a estudiar los verbos, pero más allá del paradigma, vamos a analizar la estilística. Creo que los he convencido.  


Hemos vuelto sobre el acertijo. No daban respuestas, aunque hay quien ha apuntado una lectura visual y, en lugar de ver una "u", ha visto una gráfica, cuya interpretación ha sido que, a veces, se aprende con facilidad y otras cuesta esfuerzo. ¡Siempre me sorprenden! La solución se obtiene mediante el recurso del calambur, un juego de palabras que se asemeja al truco de la chistera. De una frase, sale otra, como por arte de magia. Por este camino, también hemos hablado de metáforas y de otras figuras que afectan al significado. Como era esperable, ha surgido el eterno debate sobre la enseñanza memorística.


4) DOS ETIMOLOGÍAS.— Y antes de las imágenes, les ha llegado el turno a las etimologías. La de "alumno" me ha servido para hablar de cómo las palabras, en su viaje en el tiempo, van ampliando o restringiendo sus significados. Así "el que debe ser alimentado" ha pasado a ser "el que debe ser alimentado intelectualmente". 
Y las etimologías nos han dado pie a hablar del compromiso recíproco de aprender juntos. Sé que a mí me corresponde proporcionarles el "alimento", abrirles el apetito del conocimiento; y a ellos, recibirlo con afán, con voluntad, no obstante, el aprendizaje debe ser recíproco. Creo que estas cuestiones deben tratarse desde el primer día. 


 4) VARIAS IMÁGENES.— Y para terminar, hemos acabado la clase con el comentario lingüístico de varias imágenes. Son cuatro capturas de pantalla de Twitter en las que asoman la ambigüedad (el perro de Messi), la homonimia (calle), la polisemia (sueño) y la importancia del orden de los elementos de la frase (persona sin hogar de veraneo).  Evidentemente, en su primer día, no han atinado con los conceptos que explican todos los fenómenos, pero sí han hecho un esfuerzo por explicar con sus palabras la extrañeza que provocan los juegos de palabras y los deslices. Creo que han aprendido a mirar los textos desde otra perspectiva. Así se empieza el difícil camino de descubrir y analizar las trampas del lenguaje.





Y hemos puesto el broche con otro recurso, el retruécano:
Y aquí termina el primer día de clase, que no es lo mismo que la primera clase del día. 


16 de septiembre de 2014

Alfabeto de proyectos

Con la S de sensaciones y Con la D de deseos

El curso pasado bauticé todas las propuestas con una letra, de manera que a final de curso teníamos nuestro propio alfabeto de proyectos. Ya di cuenta de algunos: Con L de Lenguas y Con F de futuro, pero las circunstancias personales me obligaron a reducir la actividad en el blog, por lo que no puede publicarlas todas. De vuelta a las aulas, comparto la actividad con la que inicié el curso pasado y la elegida para este que acaba de empezar.

Con la S de sensaciones
El primer día de clase docentes y alumnos reanudamos nuestro trabajo con cierta agitación. Unos y otros llegamos a las aulas cargados de nuevas experiencias que, sin ninguna clase de duda, han ido forjando nuestra identidad.
El curso pasado me pregunté qué siente un alumno de 1º de ESO cuando pisa por primera vez el instituto. Y con la idea de hallar respuestas preparé Con S de sensaciones, una actividad de sencilla ejecución, pero que aporta muchas pistas sobre cómo es el perfil emocional de los alumnos y ayuda a compartir las sensaciones que les inquietan a su llegada al instituto.


He aquí algunos ejemplos: Árbol de sensaciones

Con la D de deseos

Este año he iniciado el curso con el mismo grupo de alumnos, haciéndoles memoria de las sensaciones que expresaron el año pasado. A todos les parecía que había transcurrido una eternidad y muchos han confesado que las sensaciones de miedo, inseguridad y temor que casi todos manifestaron se desvanecieron en pocas semanas. ¡Qué rápida hacen la adaptación!

Y tras las sensaciones, hemos dado paso a los deseos, con la propuesta de Aulablog (#refrescatuaula). Y como hiciera @evroes, también les he pedido a mis alumnos que resiguieran el perfil de su mano y que expresaran sus deseos

Casi todos comparten el deseo de aprobar y de ser felices (¡cómo no!). Al tiempo que iba pasando por las mesas, he ido redescubriéndolos. Allí está el que quiere pegar el estirón, el que quiere caer bien, el que no quiere defraudar a sus padres, el que quiere pasar desapercibido, el que no quiere que le llamen la atención en clase, el que no quiere quedarse atrás, el que aspira a aprender de sus errores, el que desea despertarse cada día con una sonrisa... Detrás de muchos deseos, asoma la vitalidad de unos adolescentes de 14 años rebosantes de energía, pero también he adivinado algunos temores: miedo al fracaso, a la repetición, a la exclusión...  Habrá que estar atenta.


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Quizá te interese:
Lectura recomendada: "Septiembre" de Juan José Millás (10/09/2004).

16 de septiembre de 2011

Crucipresentaciones


Leí en Nimias cosas mínimas esta original presentación de su autor y me decidí a convertir la idea en una actividad para el primer día de clase. Crucicosas sobre mí es también deudora de una propuesta que el curso pasado dio sus frutos y que conocí gracias a Guillermo Gómez (5 cosas sobre mí). 

Ahora estamos en pleno proceso a la espera de los resultados, pero como ya hemos completado la primera parte os presento el documento:

crucipresentaciones



Desarrollo de la primera sesión:
Primero los alumnos han elaborado un perfil de mi persona a partir del crucigrama. En cada una de las afirmaciones hay un dato (afición, estado civil, actividad profesional…), pero no todos son explícitos, sino que algunos han debido inferirlos. El tono distendido de algunas afirmaciones y el hecho de que haya datos escondidos ha favorecido el clima de acercamiento, aunque también ha disparado la imaginación de algunos.

Además, he salpicado el crucigrama de conceptos lingüísticos, que he destacado en negrita. ¿Con qué intención? Pues con la idea de tomar el pulso a los alumnos y saber hasta qué punto estaban familiarizados con ellos (¡no quería hacer una prueba de nivel!). Así que una vez he dado por bueno mi perfil (todavía me río de algunas observaciones), nos hemos dedicado a organizar los términos y a clasificarlos (ortografía, léxico, morfología, sintaxis, variedades de la lengua). Ha sido una sesión con mucha participación (en algún momento con sobredosis), en la que me ha sorprendido la naturalidad con la que hablaban de cuestiones de lengua. En realidad, escapaba a mis propósitos del primer día tratar temas como las variedades dialectales o la historia de las palabras -el caso de SOS- con la profundidad con la que lo hemos hecho. 

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Generador de crucigramas
Otra propuesta: El juego del cementerio

1 de septiembre de 2011

MI PRIMERA VEZ

La primera vez que cuento los prolegómenos de mi primera vez (como docente)
Hacía escasamente unos meses que me había titulado en Filología Hispánica y deseaba con todas mis fuerzas tener un trabajo “donde sea y como sea”. Desobedecí mis deseos y el miedo me empujó a rechazar un trabajo de profesora de español en Libreville (Gabón). Bastó un no para diluir el arrojo que mostré cuando viajé a Madrid a presentar mi solicitud. No fue la primera vez que me he sentido una miedica. Ha habido tantas que no consigo ordenarlas en el tiempo.
Sí recuerdo que la segunda oferta que se me presentó fue dar clases en un internado (en el que años más tarde se rodarían algunas escenas de Soldados de Salamina). Ya conocía el régimen de vida de estas instituciones desde la otra barrera. Ahora iba a ser parte del engranaje. Esa fue mi primera vez como docente y la primera vez que sufrí la mordedura de un perro. Yo debía presentarme al centro a primera hora de un lunes. Salí de casa cuando todavía era de noche, pues me esperaba una hora y media de viaje. No había nadie en las calles y empezaba a refrescar. Al torcer una esquina de camino al garaje, apareció un perro (perrito faldero, para ser exactos) y, en un visto y no visto, se aferró a mi pantorrilla izquierda e hincó sus colmillos en la carne. Para zafarme, sacudí la pierna varias veces hasta que noté el desgarro. Como pude, di la vuelta, entré en casa e hice dos llamadas: una al centro para comunicar lo sucedido, y otra al médico de la familia. Tres semanas después me subí por primera vez a una tarima, sin miedo y con una cicatriz que todavía hoy es motivo de preguntas. Los días previos a ese instante deseado, inventarié los mejores momentos de mi pasado de estudiante (a los que sí supe poner en orden) y, como en un remake profesoral, mi primer día de clase  fue un homenaje a uno de mis más admirados profesores.

Este texto no es más que un ejercicio de escritura (sincero, eso sí) similar al que voy a pedir a mis alumnos en este curso que empieza.  Mi primera vez es una sección que El País ha incluido como novedad en la Revista de verano, que se publica en agosto. Es innegable que el título es un reclamo, pues cuando leemos “Mi primera vez”, nuestro pensamiento nos sitúa en el terreno de la sexualidad. No obstante, las firmas que han sido invitadas a colaborar cuentan, con pericia literaria, experiencias de muy diversa índole.
Voy a invitar a mis alumnos a que indaguen en su memoria, con el fin de que rescaten el recuerdo de una primera vez  y lo cuenten. Pero antes, haremos una lectura crítica de la siguiente selección (punto de vista, orden temporal, transcripción de citas, marcas de subjetividad...):


La primera vez que vi un muerto (Wendy Guerra)
La foto de familia (Mnauel Rivas)
Con Rubén (Carme Riera)
De cuando Eva encontró a "Rita" (Juan Cruz)
La suerte del principiante (Ignacio Martínez de Pisón)
Sesión de polo de limón (José María Guelbenzu)
En torno a unos zapatos (Andrés Neuman)
Vivir para contarla (Martín Caparrós)



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Actualización 05/09/2011: Recomiendo leer Mi primera vez por Eduardo Muñoz Uribe
Actualización 17/09/2011: Juan Antonio Cardete recomienda este fragmento de Luis Landero.

9 de septiembre de 2007

Primer día de clase: trucos

A punto de iniciar el curso, ando preparando las primeras clases con cierto mimo. El primer día es muy importante. Javier contaba en un post cuáles son sus trucos para captar la atención de los alumnos. Su aportación se enriqueció con nuevas propuestas, en los comentarios. Y la verdad es que algunos de sus trucos me resultan familiares.
Quisiera añadir a la lista de propuestas la que realizo cada año que empiezo con un grupo totalmente nuevo para mí.
Primero me presento. Puesto que sé que algunos me conocen (es lo que tiene vivir en un pueblo), tengo que mostrarme algo distante. Ya habrá tiempo para recuperar la confianza.
Antes de entrar en clase, yo ya he leído varias veces los nombres y apellidos de todos para familiarizarme.
A continuación, deben presentarse ellos.
Para ello, les muestro una lista de adjetivos. Ellos no lo saben, pero detrás de cada adjetivo hay el recuerdo de un alumno que he tenido en cursos anteriores. Este año, pasaré el vídeo; en otras ocasiones, he impreso cada adjetivo en una hoja y los he ido mostrando (como si fuera una azafata de la lotería). Ese es el plan B, por si falla la tecnología. Los alumnos deben elegir dos adjetivos que definan su carácter. De uno en uno, se van presentando. Pronuncian su nombre y justifican su elección. Mientras, un secretario o yo misma, va anotando en la pizarra los adjetivos seleccionados y el número de personas que lo ha elegido, no el nombre.
Al final, aparece reflejado en la pizarra un perfil del grupo que acostumbra a ser bastante exacto. Mientras ellos memorizan las palabras y las asocian a los nombres de sus compañeros, yo voy entrando en situación con la información que ellos me proporcionan.
Desde el principio, establezco las normas para el desarrollo de la actividad. Estar atentos durante el visionado del vídeo (habrá dos pases). Seguir un orden en el breve discurso de las presentaciones (primero el nombre, después la escuela de la que proceden y, por último, la justificación de los adjetivos elegidos). Guardar silencio durante las presentaciones de los demás.

El guión está listo, ahora sólo falta que la representación salga bien.



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