+ sobre libros
Hasta que lanzamos la propuesta #secundariasenprimerplano, muchos me han preguntado la razón de mi silencio en este espacio -tan querido, por otra parte-. No hay uno, sino muchos motivos, pero todos son ajenos a lo laboral, pues sigo a pie de aula, con una intensa actividad, con alumnos de bachillerato y de 2º de ESO, pergeñando nuevos proyectos, readaptando otros, y muy ilusionada con mi quehacer en la biblioteca del centro. Y de un aspecto de esta última faceta es del que voy a hablaros, no sin antes recomendar tres libros, cuya temática gira en torno a la lectura:
Ángel Gabilondo, Darse a la lectura. RBA (2012) | Emilio Lledó, Los libros y la libertad. RBA (2013) | Antonio Basanta. Leer contra la nada. Siruela (2017).
Son libros de los que me resisto a hacer una presentación (y menos una reseña), porque no merecen ser reducidos a un comentario, aunque este sea elogioso, merecen una visita, una lectura pausada y consciente. Solo destaco una cita de Basanta en la que este apela a la desobediencia de los docentes, una desobediencia necesaria, a mi entender:
Son libros de los que me resisto a hacer una presentación (y menos una reseña), porque no merecen ser reducidos a un comentario, aunque este sea elogioso, merecen una visita, una lectura pausada y consciente. Solo destaco una cita de Basanta en la que este apela a la desobediencia de los docentes, una desobediencia necesaria, a mi entender:
Ellos han de ser los primeros en defender y liderar el valor supremo de su labor. Manteniendo el combate implacable contra la rutina y el desánimo. Oponiéndose decididamente a directrices y procedimientos que saben profundamente ineficaces.
+ sobre lectores
El aspecto del que hablo más arriba es del club de lectura. En el curso 2013-2014 cogí el relevo de la biblioteca del centro de manos de Sonia, una madre del AMPA que hizo un trabajo voluntario e ingente. En el proyecto de biblioteca puse el acento en la dinamización de actividades sobre lectura informacional y literaria. En ese contexto, nació Bibliocata, nuestro club de lectura. En junio, ¡el club cumple cinco años! Y creo que hoy es una buena ocasión para exponer algunas consideraciones sobre sus integrantes:
Quienes participan en las sesiones del club son alumnos a los que ya les gusta leer, que aceptan voluntariamente participar, sin que por ello reciban ninguna compensación en la nota. No se apunta al club el que detesta la lectura ni el neolector. Con esto quiero decir que la función del club no es hacer lectores, sino conseguir reunirlos -porque haberlos, haylos-, evitar que se diluyan entre el conjunto e incluso que abandonen la lectura por la presión académica y, como contrapartida, ofrecerles un espacio de conversación, un lugar en el que darles voz, en el que empiecen a perfilar su propio canon de lecturas y den el paso de la literatura juvenil a la de adultos. Porque el club de lectura no es una fábrica de lectores, no lo es ni lo será; en todo caso, es una oportunidad que ofrece la biblioteca del centro a quienes no hay que motivar para que lean, porque el gusto por leer lo llevan de serie, a quienes no les arredra el compromiso de la lectura, a quienes no miden los libros por el grosor, en definitiva, a quienes tienen la necesaria disposición hacia el silencio que requiere la lectura, pero también el prurito de comunicar lo leído.
A todo esto, conviene recordarlo: el club de lectura se sitúa en las lindes de lo académico y lo curricular, discurre en paralelo, pero no precisa ni de lo uno ni de lo otro. No se puede, por tanto, hablar del club en términos de diversidad por arriba. En el club se detiene la maquinaria de la medición de resultados y el contador horario. En el club el tiempo lo ocupa la palabra y esta se alimenta de las experiencias que sus participantes han vivido después de adentrarse libremente en todo tipo de historias (reales, fantásticas, distópicas...).
Durante los tres primeros años, el club estuvo formado por alumnos de Segundo Ciclo de ESO y bachillerato. La propuesta de participar en él se hizo a través de las tutorías, pero funcionó también el hecho de que fueran usuarios asiduos de la biblioteca, lo que propició que nos conociéramos y los libros se convirtieran en tema central de nuestras conversaciones. Si se ha mantenido la participación, si ha tenido continuidad, ha sido por el interés de los alumnos.
A la vista de que este año algunos miembros del club acaban sus estudios y abandonan el centro (otros ya lo han hecho), he iniciado un club de lectura con alumnos de 1º de ESO. Hice la difusión el día de la visita a la biblioteca, actividad incluida en el Plan de Acción Tutorial. Levantaron la mano 15 alumnos de un total de 80. Esa es la proporción. Menos de una cuarta parte. ¡Pero no por ser minoría hay que olvidarlos! En la primera reunión en la que se debaten las preferencias y se decide el primer título, no paraban de hacer propuestas, todos habían leído la saga de Harry Potter y Los juegos del hambre, entre otros muchos títulos. Muchísimos. Son voraces y entusiastas y buenos lectores. Y, después de varios encuentros, debo decir que también son muy agradecidos.
¡Feliz Día del Libro!
¡Feliz Día del Libro!
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