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14 de enero de 2009

Mi... de televisión

De vez en cuando, es sano desatar nuestra ira ante lo que nos incomoda. Quise escribir este post ayer, pero la prudencia me aconsejó que cotejara mis opiniones respecto de lo que os voy a contar.
Anoche, se estrenó en TV3 un programa que tiene como protagonistas a los adolescentes (oik mentns?). Se presenta con la intención de dar voz a los jóvenes para saber qué piensan, qué les preocupa y cómo se relacionan con el entorno (traduzco del catalán) .
El anuncio en la prensa me despertó la curiosidad y a la hora en punto (22.15h) estaba en el sofá, en compañía de mis dos hijos (12 y 16 años), preparada para ver el estreno. Nada de lo que vi me satisfizo. Si os digo que los temas estrella fueron el tamaño del pene y de las tetas y la masturbación, ya os podeís hacer una idea. 
El formato del programa es una copia exacta de otro que se emitía con un público infantil y que gozaba de mucha aceptación. Era ingenuo y entrañable. El de ayer fue pura bazofia. Reclutaron a un grupo de estudiantes, que por las edades deberían estar cursando segundo ciclo de ESO y bachillerato, para que hablaran de los problemas que la pubertad les acarrea. En una sala aparte, a la que denominan "la sala del pánico", unos padres (pocos) esperaban que el conductor del programa les pasara la palabra para ratificar lo que sus hijos declaraban.
Así un joven confesó que tenía un problema de sudoración importante en los pies y que cuando tenía una cita con una chica se los lavaba previamente. Cuando conectaron con los padres, éstos afirmaron que era cierto, con un tono discreto, la madre, y con un desprecio insultante, el padre. Otro explicó su sorpresa el día que descubrió que el miembro le había crecido considerablemente. La madre lo confirmó y añadió que era una cuestión de herencia. El padre no pudo alardear porque no estaba entre "los elegidos". Otra joven admitió que se masturbaba, y otro dijo haberlo hecho en grupo. Éste último remató su intervención con un gesto acústico poco ejemplar.
No sigo, porque creo que lo relatado es suficiente para que entendáis mi rabia. Mis alumnos tienen otras preocupaciones (seguramente éstas, también). 
Mi ira no va dirigida contra los jóvenes, sino contra quienes los utilizan para conseguir cotas de audiencia a costa de rebajar la calidad de las emisiones. 
Vuelvo al principio. Hoy he preguntado a muchos alumnos si vieron el programa y sí, algunos lo vieron. 
-¿Os gustó?
- Moló un montón.
Cuando les he hecho la reflexión sobre qué imagen dio el programa de los jóvenes, se han dado cuenta de la manipulación que pueden ejercer los medios. 
En fin...