
Si la música consigue transportarte a territorios en los que físicamente no estás, a estados emocionales que no albergabas en el momento de la escucha, a nostalgias de momentos pasados y anhelos de futuros no previstos, a deseos de abrazar a quien conoces y charlar con quien aún no, entonces la música consigue su principal función, la de crear ensoñaciones oníricas o casi reales en las que sentirte reconfortado. (...)