Es curioso que a veces se pueda estar melancólico, se pueda sentir una profunda nostalgia. Ya, lo curioso no es estar en ese estado (limbo de tantos adolescentes, poetas y autocomplacientes, y, bueno, también de gente normal) (y no quiero insinuar que los poetas no sean gente normal) (ni que yo no lo sea) (bueno, tal vez sí, no son gente tan normal) (ni yo) (lo no normal es anormal?) (creo que mejor me callo), sino estarlo por cosas que tienes, disfrutas, saboreas y te acompañan día tras día. Ella y la música me mantienen vivo, pero tengo nostalgia de ambos. (...)