Llevaba ya más de una semana sin publicar y todo tiene una explicación; empezaron los meses intensos de verano y con ellos la oportunidad de trabajar en una cocina profesional, lo que como entenderéis, me resta tiempo para otros menesteres.
Sin embargo y como tengo alguna que otra receta archivada y pendiente de publicación, lo iré haciendo durante este mes con la frecuencia que el horario de trabajo me permita.
La de hoy es una receta sencilla, como todas las que propongo y sobre todo tradicional. He utilizado lacón cocido, pero como siempre indico, el relleno lo podéis modificar a vuestro antojo.
Aprovecho también para recomendar dos productos de la empresa Harinas Santa Rita que he utilizado en la elaboración de las croquetas. Con la harina especial para croquetas y bechamel, el resultado está garantizado, ya que queda una masa suave y cremosa que no he conseguido con otro tipo de harinas. Y como remate, el rebozado de crujiente pan cracker, que envuelve a las croquetas con una capa crujiente de pan rallado con una textura más gruesa de lo habitual.
CROQUETAS DE LACÓN
500 ml. de leche entera
4 cucharadas soperas de harina para croquetas y bechamel Santa Rita
1 cucharada sopera de mantequilla
2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
1 cebolla pequeña
250 grs. de lacón cocido y picado
2 huevos
nuez moscada
En una cazuela amplia ponemos el aceite y la mantequilla a calentar.
Pochamos la cebolla bien picadita y dejamos que se cocine a fuego suave hasta que esté blandita. Salamos ligeramente (no pongáis mucha cantidad, ya que el lacón le aporta mucho sabor).
Cuando la cebolla esté hecha, añadimos el lacón picado.
Damos unas vueltas y a continuación añadimos la harina para croquetas y bechamel de Santa Rita. Revolvemos bien hasta que el aceite absorba la harina.
Añadimos la leche a temperatura ambiente. No es necesario que esté caliente.
Con unas varillas revolvemos continuamente hasta que todos los grumos se hayan disuelto. Rectificamos de sal y añadimos una pizca de nuez moscada.
Seguimos trabajando la masa hasta que se desprenda de las paredes de la cazuela y la vertemos en una fuente engrasada hasta que esté completamente fría y manejable. Si la podéis hacer de víspera mucho mejor, así el enfriamiento está garantizado.
Una vez la masa lista, vamos dando forma a las croquetas. En esta ocasión las hice redonditas para diferenciarlas de las que tengo hechas de pescado.
Si os fijáis, he colocado una lámina de film plástico sobre la encimera. De esta manera cuando acabo el trabajo, recojo el film y la encimera queda limpia.
Una vez redondeadas, las paso por harina.
Luego las baño en huevo batido.
Y finalmente en el pan cracker de Santa Rita.
Cuando ya están todas listas, se puede empezar a freír las que vayamos a comer y las que sobren, pues directamente al congelador.
Una vez fritas, las dejamos sobre papel absorbente antes de servir.
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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