Podría haberle llamado "quiche", pero teniendo una palabra en castellano que puede sustituir perfectamente a este galicismo, pues prefiero utilizarla...
La receta de hoy está sacada de una revista, no me preguntéis de cual, pues tengo la costumbre de recortar la receta sin mas. Eso si, con las modificaciones pertinentes que ya sabéis que nunca hago nada al pie de la letra y ademas para adaptarla a los ingredientes que tenía en casa.
En la receta original utilizan unicamente salmón ahumado, pero como yo tenía una hermosa cola de salmon fresco decidí que la utilizaría en esta ocasión, eso sí, añadiendo un poco de salmón ahumado para darle ese toque más intenso.
El salmón es un pescado azul, de color gris plateado, oscuro por el lomo, con manchas negras en los costados y salpicado de algunas motas de color rojo.
Es el rey de los ríos y a mi me parece uno de los más hermosos pescados que existen. Consumido por el hombre desde tiempos muy lejanos, su existencia se encuentra amenazada debido a la polución de las aguas y la creciente construcción de embalses que les impiden el ascenso hasta la fuentes de los rios, dónde van a desovar.
Si a todos éstos inconvenientes añadimos las excesivas capturas que se realizan, cada vez más importantes, comprenderemos que los salmones hayan desaparecido de muchos ríos que eran ricos en esta pesca.
El salmón viene de las aguas frías del mar rebosante de grasa y energía y al llegar a las costas se dirige exactamente a la desembocadura del río dónde nació. ¿Qué instinto le guía hasta el mismo sitio a través de tantos kilometros que le separan? Todavía no se sabe cómo resuelve el salmón éste problema, pero se supone que puede ser guiado por el olfato.
Por investigaciones efectuadas, se ha demostrado que algunos salmones pueden recorrer miles de kilómetros a una media de casi 100 al día.
El salmón posee una carne exquisita, muy aromática, entreverada de finísimas capas de grasa, por lo que apenas necesita elaboración en la cocina.
Si a todos éstos inconvenientes añadimos las excesivas capturas que se realizan, cada vez más importantes, comprenderemos que los salmones hayan desaparecido de muchos ríos que eran ricos en esta pesca.
El salmón viene de las aguas frías del mar rebosante de grasa y energía y al llegar a las costas se dirige exactamente a la desembocadura del río dónde nació. ¿Qué instinto le guía hasta el mismo sitio a través de tantos kilometros que le separan? Todavía no se sabe cómo resuelve el salmón éste problema, pero se supone que puede ser guiado por el olfato.
Por investigaciones efectuadas, se ha demostrado que algunos salmones pueden recorrer miles de kilómetros a una media de casi 100 al día.
El salmón posee una carne exquisita, muy aromática, entreverada de finísimas capas de grasa, por lo que apenas necesita elaboración en la cocina.
fuente: El libro de los pescados (Carmen Vélez)
Ahora que ya conocéis a mi "amigo", os explico la receta.
TARTA DE SALMON
Ingredientes: molde de 22 cms.
masa:
150 grs. harina trigo
90 grs. de mantequilla
1 huevo entero
una pizca de sal
relleno:
150 grs. de salmón ahumado
300 grs. de salmón fresco
3 cebollas
4 huevos
200 ml. de nata
tomillo
pimienta molida
sal
Antes de nada preparamos una masa quebrada con los ingredientes mencionados. Cuando tengamos todo integrado, espolvoreamos con harina y guardamos en el frigorífico.
A la cola de salmón le retiramos la piel ayudándonos con un cuchillo bien afilado. Podéis pedir que os lo hagan en la pescadería, pero ya sabéis que a mi me encanta enredar...
Picamos las cebollas y las ponemos a pochar en dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
Cuando estén transparentes, añadimos el salmón fresco en trocitos pequeños, así como el tomillo.
Damos unas vueltas y en cuanto cambie de color el pescado, añadimos el salmón ahumado troceado y retiramos del fuego. Dejamos enfriar.
Estiramos la masa y forramos el molde. Con los recortes, formamos un borde que pegamos con huevo batido.
En un bol batimos los huevos. Añadimos la nata y el compuesto de pescado ya frío. Vertemos todo el conjunto sobre la base de pasta quebrada que tenemos en el molde.
Introducimos a horno precalentado a 200º C durante unos 35 a 40 minutos.
Dejamos reposar unos 5 minutos antes de desmoldar y servimos templado.
Texto y fotografías © lacocinadelechuza.com