MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Pamuk publica

8.31.2008
Orhan Pamuk. Fuente: wikimedia
Uno tiene la creencia, o el miedo, de que un escritor siga publicando después del Premio Nóbel porque suele ser decepcionante (el único caso raro para mí es el de Coetzee, pero otros amigos no comparten esa opinión). Sin embargo, ante un Nóbel tan joven como Pamuk es imposible no esperar nuevos libros. Y eso es lo que se tiene. La próxima semana, se publicará en turco su nueva novela traducida al castellano El museo de la inocencia . Así lo dice el cable:

Desde el jueves, no obstante, ya era posible comprarlo en muchas librerías que adelantaron su venta. La portada del nuevo libro del novelista cubría todos los escaparates. El museo de la inocencia (592 páginas) explora la historia de amor entre Kemal, un millonario de Estambul, y Füsun, una pariente lejana pobre, una historia al estilo de Yesilçam (el Hollywood turco de los años sesenta y setenta), según explicó Pamuk en una entrevista concedida a la cadena NTV y emitida anoche."Para tener una verdadera relación amorosa, uno debería ser capaz de hablar sobre el amor mirando a los ojos del otro", dijo. La pasión de Kemal le lleva a coleccionar objetos de su amada, del mismo modo que ha hecho el laureado novelista en el proceso de preparación de su libro.Pamuk viajó a museos de todo el mundo y recorrió rastros y bazares en busca de pequeños objetos de la vida cotidiana que le permitiesen hacerse una idea sobre la personalidad de sus antiguos usuarios y le inspirasen sobre las historias de sus personajes. Así, acumuló estatuillas, zapatos viejos o billetes de museos, entre otros objetos, que ahora utilizará para crear un Museo de la Inocencia en la vida real.

Al paracer, Pamuk pretende hacer realidad el Museo de la inocencia de la novela que abriría en dos años.

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Entrevista a Goytisolo

Juan Goytisolo, entrevistado en España. Fuente: Babelia/ Gorka Lejarcegi

Entrevistar a Juan Goytisolo no tiene pierde. En el número de fin de semana de "Babelia" aparece una nueva entrevista al español menos locuaz pero más entrevistado del país en la que declara contundentemente: "La literatura es el dominio de lo raro" Díselo a Bellatín. Acaba de publicar una novela: El exiliado de aquí y allá. La vida póstuma del monstruo del Sentier (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores) y dice sobre ella:
Después de Telón de boca empecé a escribir monólogos, voces que escuchaba, parodias de discursos. Cuando tenía una docena me di cuenta de que había un vínculo entre ellas, de que no eran islas sino un archipiélago. La cita de Karl Kraus que abre el libro es clave: "Que mi estilo se adueñe de los rumores del tiempo". Que nuestra sociedad está atrapada entre el consumismo y el terror, y que el terror también se transformaba en mercancía. (...) Quería indagar en el modo en que funcionan los fundamentalismos, pero no lo quería expresar con un discurso sino estando a la escucha de los ruidos del tiempo, de la prensa y de la propaganda. A mi edad, me he vuelto totalmente escéptico sobre el absurdo de nuestra existencia, y en lugar de manifestarlo de forma dramática lo hago de forma cómica, dejando al lector la conclusión.

Luego, ha hablado sobre lo que para él es el éxito literario:

Nunca he buscado ni la provocación ni el éxito. Ni tener más lectores. Lo que quiero es tener buenos relectores. Un texto literario que obliga al lector a volver sobre él, eso es para mí la literatura. Aunque nunca criticaré a ningún novelista que busque lectores, porque con la novela se puede ganar dinero, en cambio soy muy severo con la poesía. El poeta sabe que no va a ganar dinero y la mala poesía me ofende. Eso sí, cuando oigo que alguien dice que ha escrito una novela que podría adaptarse muy bien al cine veo una falta total de ambición: ¿y por qué no escribe directamente un guión? Luis Buñuel, al que conocía fugazmente, me dijo que le habían propuesto adaptar Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. Dijo que era una obra tan genial que cualquier adaptación suya quedaría por debajo. En cambio le gustaba Galdós porque tenía ideas extraordinarias pero era muy chapucero, y eso le daba el margen creativo que él necesitaba.

Lo que sí no me esperaba en la entrevista es la confesión que hace Goytisolo sobre el ser el autor real de ese espléndido título de Manuel Puig, que es además una espléndida novela, La Traición de Rita Hayworth. Dice:


Estoy un poco a la merced de lo que me envían porque vivo en Marraquech y no hay librerías en español. También me llegan manuscritos y a veces me llevo alguna sorpresa. Ya me pasó con La traición de Rita Hayworth, la primera novela de Manuel Puig. Me di cuenta de que allí había un escritor. El título, por cierto, es mío. Puig me había enviado diez o doce títulos que no me gustaban. Se lo dije y él me explicó que el libro era como la traición de Rita Hayworth. Le dije, ahí lo tienes.

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El anticuario de Faverón

8.29.2008
Manuscrito de Faverón empieza a circular. Fuente: decopasion

Con un título que me recuerda a Walter Scott, un libro cuyas alusiones debe estar en la mente de Gustavo Faverón gran lector de literatura inglesa, me acaba de llegar por atachment la primera novela de Faverón titulada justamente a El Anticuario. Ya la tengo en mi PC y este fin de semana empezaré a leerla. Sin embargo, como suempre, el pesado de Edmundo Paz Soldán ya se anticipó y me dice cómo le fue. Suena bien:
Gustavo tenía una sorpresa para mí. El manuscrito de El anticuario, su primera novela. Acabo de terminar de leerlo. Es una excelente novela, que echa por tierra ese lugar común de que en todo crítico anida un novelista fracasado. El anticuario comienza con ecos intencionales a Borges y Paul Auster, para luego desmarcarse y crear su propio mundo narrativo. Esta es la historia de Daniel, un hombre encerrado en un sanatorio mental, y de los intentos del narrador por comprender por qué Daniel, un día tres años atrás, en un acceso de locura, mató a su pareja, Juliana. La atmósfera es la de un cuento de terror, pero los sustos no tienen mucho que ver con fantasmas góticos sino con las intermitencias del corazón, con los extraños lazos fraternales y sentimentales que nos unen y también desunen. Tengo mucho más que decir sobre esta novela, pero es un poco raro reseñar un libro que por ahora sólo existe como manuscrito. En todo caso, me alegra saber que, una a una, todas las promesas de lo que podía llegar a ser Gustavo están siendo cumplida

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FILBA en Buenos Aires

8.28.2008

Logo del festival. Fuente: filba

Mientras estuve en Europa, me enteré de que varios amigos míos estarían en Buenos Aires para el FILBA, el Festival de Literatura de Buenos Aires, organizado por el MALBA y con el auspicio del Suplemento Ñ. Ellos presentan el festival como "la crema" de la literatura latinoamericana (aunque hay autores de otras partes) reunidos en torno a la figura homenajeada que es Roberto Bolaño. La cita es a mediados de noviembre.

El eje movilizador, que travesará cada una de las actividades del festival –con sede en el Malba– será "la idea del desplazamiento, que en sus sentido metafórico es una especie de cambio en movimiento, la forma en que percibimos la realidad: como un constante cambio de piel", explicó Mariana Sández, directora de programación. Llegarán a la ciudad casi treinta invitados internacionales a los que se sumarán otros tantos escritores argentinos, pero el gran protagonista de la fiesta será el narrador Roberto Bolaño, a cinco años de su muerte y de su consagración, en el encuentro de escritores de Sevilla, a mediados de 2003, como el mejor y más influyente novelista de su generación. De origen chileno pero autodefinido latinoamericano, el autor de Los detectives salvajes, Estrella distante y 2666, que con su muerte prematura pareció cumplir la última condición para convertirse en leyenda. "Es un autor cuya obra es inagotable y no deja de generar interrogantes", consideró Sández.El 12 de noviembre, el arranque tendrá el sello del filósofo y político italiano Gianni Vattimo que, con una conferencia sobre la hermeneútica y el viaje, abrirá los paneles reunidos bajo la temática "Cartografías literarias", dentro de la cual, además, habrá mesas de debate y conferencias sobre la nueva figura del escritor trasnacional y globalizado, la adopción, por parte de los autores, de ciudades ajenas y nuevos idiomas como contexto de escritura. Y también la configuración del escritor en tránsito, prisionero de una agenda que lo coloca hoy en Buenos Aires y mañana en Frankfurt.

La lista de participantes incluye a varios conocidos de Moleskine Literario y el Bogotá39, partiendo por Daniel Mordzinski. Algunos de ellos son: Arnaldo Antunes, Elisa Lucinda y Daniel Galera, de Brasil; Pedro Lemebel, Rodrigo Rojas, Alejandro Zambra, Cecilia García Huidobro y Alberto Fuguet, de Chile; los estadounidenses Nicole Krauss y Mark Axelrod, y los españoles Antonio Gamoneda y Carme Arenas. También Juan Villoro y Mario Bellatin, de México; los colombianos Nicolás Buenaventura y William Ospina; Horacio Castellanos Moya (Honduras), Claire Keegan (Irlanda), Gianni Vattimo (Italia), Daniel Alarcón, Santiago Roncagliolo (Perú), Tomasz Piatek (Polonia) Edmundo Paz Soldán (Bolivia) y el fotógrafo Daniel Mordzinski, que participará del encuentro y retratará a cada uno de sus participantes. También se unirán una cuenta de argentinos, como Leopoldo Brizuela, Martín Kohan, Pedro Mairal, Gonzalo Garcés, Washington Cucurto, Andrés Neuman, etc.

Actualización 29/08.- Me dice Alberto Fuguet que no podrá asistir al FILBA

Actualización 3/09.- A pesar de que Fuguet me dijo que no asistiría al FILBA, ahora ha cambiado de opinión y sí asistirá. Una suerte porque los Alberto siempre tiene algo que decir, polémico y audaz o simplemente provocador, y sería una pena sus ausencia. ¡Disfruta Buenos Aires, Alberto!

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On reading

primera carátula. Fuente: ficlkr


Esta es la carátula de la primera edición, reeditada actualmente, del libro de fotografías del húngaro André Kertész titulado "On Reading" en el cual, como es obvio, captura momentos de lectura. No existe mejor reedición que esa en este momento, en que el Amazon Kindle amenaza con romper la magia que existe entre las páginas en blanco, la penumbra y la lectura. Las fotos que he podido ver son bellísimas, ojalá llegue el libro a Lima. Y si tengo oportunidad de hacerlo, ojalá se lo pueda obsequiar a mi amigo Daniel Mordzinski, si es que no lo tiene ya. Gracias al blog "Papel en Blanco" encuentro algunos de los ejemplos:









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El tamaño sí importa

El tamaño de un libro. Fuente: despertar es morir

Luego de ver la extensísima película The Dark Knight un comentarista de Paper Cuts, David Kelly, no pudo evitarse preguntar -como muchos lo hicimos- ¿no se pudo hacer más corta? Sin duda, hay libros que hubiéramos querido que sean más cortos pero otros que hubiéramos querido que duren mucho más. Estas son algunas de las opiniones que recogió Kelly en el blog sobre libros que debieron durar más:

But are there good or great novels you think could have been longer, or should have been longer? That’s not so easy. One colleague voted for “Atonement.” Another editor here said, “When I finished ‘Middlemarch,’ I was sorry it was over.” A friend who teaches English at Rutgers had a bunch of suggestions: “Great Expectations,” “Goodbye, Columbus,” “A Portrait of the Artist as a Young Man,” “When We Were Orphans,” Endo’s “Deep River” and “Balzac and the Little Chinese Seamstress” (“It easily could have been twice as long”). Another friend — not an editor and not a professor; i.e., a normal person — immediately nominated “Kaaterskill Falls.”
I’d come up with some nominees myself, but this post is already too long.

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Fuguet sobre VLL

8.27.2008
Vargas Llosa adolescente fugueteano. Fuente: fuguetblog

Cuando conocí a Alberto Fuguet todo hacía indicar que no podríamos tener ningún punto en contacto. Por entonces yo andaba despotricando de las novelas callejeras, muy generación X, y él era casi un abanderado de esa generación para algunos autores de entonces. Pero bastó que conversáramos unos minutos para descubrir que había un gancho común, muy intenso: nuestra admiración por Mario Vargas Llosa (que luego compartiríamos con Paz Soldán). Eramos unos "incondicionales" como él nos llama en el artículo. Fuguet no deja de hablar de Vargas Llosa y en este texto, escrito para Perú21, colgado en su blog y titulado El fundador (literario) de la patria, lo deja explícito:

Uno de los regalos más grandes que ha me hecho MVLL es que me hizo pensar que yo también podía ser escritor y que podía ser latinoamericano. Que lo podía imitar: su mundo era su mundo, por cierto, pero también era el mío. VLL me dijo desde muy temprano: la gente de clase media, que toma helados y va a la playa o a colegios horrorosos, también son un tema digno de transformar en arte. Úsalos. Aprovecha tu propia experiencia. No todo es imaginación febril y exuberante. Lo fascinante del primer VLL es que sus libros no parecían arte, no tenían ese olor culterano y denso y, sin embargo, casi de refilón, me hacían sentir cosas. Los libros de VLL parecían inyectados de vida y esa vida venían del norte, de Perú, y desde entonces, para mí, Lima era donde estaba la fiesta, Lima era la ciudad que construyó en mi inconsciente. Vargas Llosa democratizó la literatura y le dio oportunidad a todos para que creyeran en sí mismos. Sólo por eso, que no es poco, estaré siempre agradecido y en deuda. Mi impresión es que no soy el único. Yo, que partí solo, me he ido dando cuenta de que tengo muchos más hermanos de lo que imaginaba. Somos muchos los que creemos en MVLL, que siempre estaremos a su lado, que nos de la mismo sus fetichimos ideológicos. Estamos en todas partes, tenemos sus libros subrayados, y aquellos que no somos peruanos no podemos, no somos capaz, de separar Perú de Vargas Llosa. Perú nos dio Vargas Llosa y Vargas Llosa nos dio el Perú (...) los incondicionales somos aquellos –miles- que admiramos, recomendamos y defendemos a MVLL a pesar de todo: a pesar de algunas de sus ideas; a pesar de que esas mismas ideas lo colocan en el lado de los castigados por los “iluminados y políticamente correctos”; a pesar de ciertos errores mediáticos o ser candidato a la presidencia o a ciertos excesos algo jet-set; todo esto da lo mismo: cuando uno se hace fan-discípulo-adicto a Mario Vargas Llosa, uno sella el pacto con sangre. Para siempre. La amistad y la lealtad –se sabe- está por arriba de todo. Uno en esta vida tiene que ser agradecido.

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No venden

El best seller de la editorial de Javier Marías. Fuente: librería luces

Como una "absurda aventura" califica Javier Marías, en un artículo publicado en el último Babelia, la edición de libros de su pequeña editorial del Reino de Redonda. ¿Demasiado exquisitos? ¿Por qué no llaman la atención a nadie? Y me lo pregunto yo, que no tengo entre mis libros ninguno de esa editorial. ¿O será simplemente una especie de autodenominada "aristocracia" espiritual, a destiempo, que es al mismo tiempo una pésima estrategia editorial? Es decir ¿qué nos quiere vender Marías, títulos o prestigio? ¿Y por qué alguien debería comprar prestigio, si lo que quiere es leer libros? Debería preguntárselo primero Marías antes de enojarse por sus ventas. En fin, así se deprime Marías, arriesgando a decir cifras, lo más temible para un editor:

¿Y las ventas? A diferencia de los editores de verdad, no tengo reparo en hablar de ellas. Nuestro best seller es La caída de Constantinopla 1453, que ha vendido cerca de cinco mil ejemplares, seguido a distancia por El espejo del mar de Conrad, Ehrengard de Dinesen y Vida de este capitán de Contreras, que van por la mitad. Los menos vendidos no llegan ni a mil ejemplares, y son, inexplicablemente, el mencionado Viaje de Londres a Génova, un divertido e inteligentísimo paseo por la España de Carlos III, La nube púrpura de M P Shiel -primer Rey de Redonda-, la novela que inauguró el subgénero "último hombre sobre la Tierra" que luego han copiado tantos, incluido el hoy famoso Richard Matheson de Soy leyenda, y los magníficos cuentos de El brazo marchito, de Hardy, que fueron mi primera traducción, allá por 1974. Tampoco los de Vernon Lee han alcanzado los mil lectores, quizá por ser tan extraña mujer como fue. Sólo dos libros al año, a lo sumo tres, como he dicho. Y sin embargo cada uno lleva tanto trabajo -sobre todo a la encargada de la edición- que ahora admiro a los editores mucho más que antes de iniciar esta absurda aventura, que desde luego trae más sinsabores que ser autor. ¿Cómo es posible que algunos saquen ochenta o cien títulos anuales, si aspiran a hacerlo bien? Claro está que la mayoría cuentan con equipos nutridos, plantilla fija y numerosos colaboradores externos a los que suelen explotar a fondo. Pero aun así. Quizá es que demasiados -por lo que leo últimamente publicado en nuestro país- han renunciado a hacerlo bien: textos lunáticos o pésimamente escritos que nadie parece haber corregido, traducciones desastrosas o demenciales hechas por gente que no sabe la lengua de la que traduce ni la suya propia, erratas sin fin... "Productos podridos", los llamé una vez, ante los que sin embargo nadie protesta en esta época de defensa de los consumidores. Ni siquiera los críticos, que pocas veces ya distinguen cuándo un libro está agriado. Lo que sale de Reino de Redonda es muy lento y modesto, pero al menos se puede tener la certeza de que está en buenas condiciones. Supongo que el verdadero destino de estas publicaciones es convertirse, de aquí a unos años, en objeto de coleccionistas, los cuales acaso busquen desesperadamente el título que les falte para completar su colección. "Doy lo que sea por Browne", dirán. "O por Bruma de Crompton, o por La mujer de Huguenin". A eso quizá se le llama trabajar para la posteridad. Les aseguro que en modo alguno era ésa mi intención.

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Orwell diaries

header de la página web. Fuente: orwell diaries

Una noticia que puede cambiar la manera de encarar los blogs y de incitar a la lectura. A una profesora universitaria británica se le ha ocurrido publicar los diarios de George Orwell como si fueran post de un blog. El resultado es el blog Orwell diaries y podría hacerse lo mismo con centenares de autores. ¿Se imaginan leer en un blog los chismes entre Borges y Bioy Casares? Sería divertdísimo y menos tedioso que cargar con todo el libraco. La nota dice:

Los chicos involucrados en el proyecto afirman que de esta forma se busca captar más atención en la Web para convertir al autor de "Rebelión en la granja" y "1984" en un personaje más relevante para las generaciones más chicas. "Creo que hubiera sido blogger", afirmó Seaton, ya que el escritor era prolífico como un blogger moderno y devoraba las noticias, recortando los artículos que captaban su interés y buscando distintas opiniones acerca de un tema. Sin embargo la profesora aclaró que "el diario no incluye al Orwell más polémico, éste es más calmo y observador". El material que está siendo re-impreso puede encontrarse en el archivo Orwell de la University College de Londres y en las obras completas del autor, pero –según explicó Seaton- "la gente no suele acercarse a estos lugares. Pensé que si publicaba sus diarios en tiempo real, algunos lo encontrarían atractivo". Y parece que no se equivocó, ya que el blog ya lleva 50.000 visitas. La profesora tiene pensado seguir publicando por lo menos hasta 2010.

¿Quién se anima a hacer algo así con las prosas apátridas de Ribeyro por ejemplo? SO post perfectos.

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Grass detrás de escena

8.26.2008
Gunter Grass. Fuente: olganza.com

Todos recuerdan el cuento "Las babas del diablo" de Julio Cortázar, aunque quizá sea sobre todo por la estupenda (aunque una amiga mía la detesta) versión titulada Blow-up que hizo sobre ella Michelangelo Antonioni. Pues Gunter Grass recuerda la película (y probablemente también el cuento) y ha decidido usar el mismo recurso para escribir la segunda parte de su autobiografía (no tan polémica como Pelando la cebolla, la primera parte) en el que el juego de ficción-realidad es más complejo. La espero con ansias:
El Premio Nobel de Literatura Günter Grass se ha dedicado en su nuevo libro, Die Box (La caja), a contar ante todo historias de familia (...) La tentación de ver en Die Box una continuación de Pelando la cebolla -libro que generó un escándalo por la revelación de que Grass había sido miembro de las SS- es evidente, al igual que la de ver la obra como una autobiografía. El personaje central es un escritor cuyas obras tienen los mismos nombres que las obras de Grass. Sus hijos, que son los que van contando la historia, tienen otros nombres distintos a los reales, pero coinciden en el número y en la profesiones. Sin embargo, hay un elemento fantástico que desbarata la idea de que la obra es una mera autobiografía: una cámara fotográfica -la box- que, como lo explica un personaje, ve cosas que no están ahí, cosas que ocurrieron antes o que ocurrirán más tarde o deseos de los personajes fotografiados. Es inevitable pensar en dos cuentos de Cortázar: El apocalipsis de Solentiname y, sobre todo, Las babas del diablo, texto del que partió el italiano Michelangelo Antonioni para rodar su película Blow up. En ambos relatos, la cámara de un fotógrafo descubre verdades horribles que no se ven con la mirada natural. En un caso porque ve de manera más honda y en otro debido a que, como la box del libro de Grass, es profética. El libro está dedicado a la fotógrafa Maria Rama -muerta en 1977-, presunta propietaria de la cámara mágica y a quien Grass pone en su boca una explicación de las particularidades del aparato. La cámara, explica, se volvió loca durante la guerra al ser la única superviviente de un taller de fotografía después de un bombardeo. Una posible lectura del libro -que habría que calificar con novela autobiográfica o, mejor, como autobiografía fantástica- podría concentrarse en las historias de los dos matrimonios de Grass y de algún otro amorío, y en la forma como vieron todo ello sus ocho hijos
Y como nadie está conforme, algunos medios, como el diario Die Welt o la revista Der Spiegel, han mostrado cierta decepción porque, a diferencia de lo que ocurría con Pelando la cebolla, en esta ocasión todo haya quedado en un plano doméstico y no haya escándalos que explotar. Nunca se darán satisfechos los periodistas si no les mandan carne cruda.

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El negocio está

Amazon Kindle. Fuente: appleinsider

Me entero por el blog de Jean Francoise Fogel que Amazon está facturando el 4% por el Amazon Kindle. Como dice Fogel: "el negocio está". Está aún en pañales, pero ya hay reglas claras.Así las expone Fogel en su blog a partir de un artículo del BusinessWeek:
1. La lectura debe ser social. En un mundo conectado a la web 2.0 la lectura no puede mantenerse como un acto exclusivamente individual. Entonces el editor tiene que hace vivir sus libros en los sitios comunitarios como Faceboook.

2. La promoción de los libros tiene que extenderse más allá de las librerías. Cada día hay menos tiendas para vender libros, la supervivencia del libro tiene que producirse fuera de los lugares tradicionales.

3. Hay que crear autores estrella. No hay nada más caro que la celebridad hoy en día. Apostar por alguien ya conocido del público es comprar una persona cuyo agente capta toda la ganancia para su cliente.

4. El trabajo tiene que ser digital. No un poco, no en una u otra fase de la producción sino en todas sus etapas, incluyendo las pruebas.

5. La tienda electrónica es la clave del futuro. Amazon ya tiene su tienda y vende: los editores no pueden huir de su destino.

Me encanta esa última frase: "no pueden huir de su destino" No pues, no se puede. Los escritores tendremos que empezar a soñar con ovejas eléctricas sí o sí.

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Las causas perdidas

Zizek o el chapulín ultra colorado. Fuente: revistaeñe

¡Qué felicidad sentirá el intermezzo Paolo de Lima (inolvidablemente calificado como "democrático" por Carlos Calderón Fajardo) y su collera tropical! ¡Y ni qué decir de esos bloggers anquilosados que pertenecen a la secta de Miguel "ni con el pétalo de una rosa" Gutiérrez! Finalmente se consiguieron un sustento para justificar sus consignas a media voz y sus intrigas. Slavoj Zizek edita un libro titulado En defensa de las causas perdidas en el que defiende a todos estos bloggers radicalmente tímidos como la garúa. El libro, según la nota:
Se trata de una diatriba de más de 500 páginas contra todos aquellos que sostienen que con el fracaso estrepitoso del comunismo ha tocado a su fin la "era de las grandes soluciones" y hay que resignarse al libre mercado, aunque sea atemperado por las llamadas "terceras vías" como el Nuevo Laborismo británico. Despreciativo de obras como El Libro Negro del Comunismo, el filósofo esloveno reivindica las grandes revoluciones como la francesa, la bolchevique o la cultural de Mao, y sostiene que, si acabaron en otras tantas monstruosidades, fue porque sus protagonistas se quedaron a medio camino y no sacaron todas las consecuencias que ofrecían en su inicio.Todas esos momentos revolucionarios, desde el jacobinismo hasta el leninismo y aun el estalinismo, encerraban, según Zizek, un momento liberador, un "exceso" que, lejos de quedar definitivamente abolido, sigue rondando la imaginación como un sueño que espera su eventual realización. El problema, argumenta Zizek sin temor a escandalizar a sus lectores, es que esos intentos revolucionarios no fueron lo suficientemente radicales, pues de otro modo no habrían necesitado el terror físico para imponerse y no habrían degenerado en otros tantos totalitarismos.

Es decir, Zizek dice que los intentos no fueron lo suficientemente radicales. ¿Qué dirán pues aquellos para los que lo más radical que hicieron en su vida es pintar un cartel diciendo "Liberen a la poeta"? Pero bueno, el libro vale la pena porque también hay otras causas perdidas expuestas:
Como los anteriores libros de Zizek y con independencia del rechazo que puedan provocar en el lector sus provocadoras tesis, En defensa de las causas perdidas rebosa de análisis lúcidos y de divertidas digresiones que pueden ir desde el universo de Kafka, las novelas de Chesterton, o el cine, una de sus grandes pasiones, hasta un estudio comparativo de la música de Schostakovich y Prokofiev.

Actualización 27/8.- Por un gesto de coherencia, que debí tener hace años, he eliminado de mis enlaces el del blog "democrático" de Paolo de Lima, lleno de intrigas y de veleidades "revolucionarias". Que lo aguante Zizek y Calderón Fajardo.

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Zambra, boom y bonsai

Bonsai para móviles. Una opción que no se le ocurrió a Zambra. Fuente: lacuevadelbrujo

Que a Alejandro Zambra el Boom fue una resonancia que sonó lejos de su barrio, donde solo se le permitía la entrada a George Perec por lo visto, es algo obvio luego de la elección de los 10 libros que le cambiaron la vida. Pero si eso no bastara, nos dejó en "Babelia" un comentario sobre su relación con los autores del Boom. Vamos a ver cómo trata a sus abuelitos:
Mi generación creció creyendo que la literatura chilena era de color café, y que no había algo así como una literatura latinoamericana. Por eso siento tan lejana la experiencia del boom. Una de las mejores novelas que he leído es El coronel no tiene quien le escriba y una de las peores sin duda es Memoria de mis putas tristes. Pero discutir sobre el boom sería, para mí, tan estimulante como debatir si el conceptismo o el culteranismo. Para quienes nacimos durante los primeros años de la dictadura, la adolescencia coincidió con el retorno de la democracia (de una democracia adolescente, por decirlo con elegancia). Fue entonces cuando llegaron o reaparecieron todos los libros: la literatura del exilio, la literatura latinoamericana y la literatura a secas. Leímos como pudimos, con ímpetu, sin horizontes definidos, sin miedo a la promiscuidad: Yukio Mishima fue nuestro Severo Sarduy, Macedonio Fernández fue nuestro Laurence Sterne, Paul Celan fue nuestro César Vallejo, Álvaro Mutis fue nuestro abuelito, Robert Creeley nuestro amigo mudo y Emily Dickinson nuestra primera polola. Y Borges fue nuestro Borges.

A decir verdad, una experiencia nada distinta a ese eclecticismo que uno sentía cuando era adolescente y en vez de leer el ABC del Boom se compraba esos libritos marrones de Oveja Negra donde llegaban desde Nabokov hasta el ilegible payaso de Henry Miller (may para el que replique). Por eso es más interesante lo que Zambra dice de su propia obra. Ahí sí que es lúcido el chileno:
En cuanto a mí, los libros que he escrito los imaginaba distintos. Pero yo no tengo mucha imaginación: tal vez tengo buena memoria o buena voluntad de memoria, o buena memoria involuntaria. Al escribir Bonsái o La vida privada de los árboles no sabía muy bien qué quería representar. Tal vez nada. Todo lo que puedo decir sobre esos libros es posterior a la escritura, y corresponde, más bien, a la primera y única vez que los leí ya terminados. En ambos libros obedecí al solo deseo de desplegar imágenes que me parecían válidas. Ahora pienso que al escribir esas novelas quería nombrar las vidas medianas y nada novelescas de quienes crecimos leyendo libros de color rojo, beige y café. Ahora pienso que deseaba, quizás, hablar de personajes que no quieren o que no pueden ser personajes, tal vez porque son chilenos. Quizás deseaba hablar de nuestro pobre pasado vegetal, de la impostura, de las frágiles nuevas familias, en fin, de la vida que, como dice John Ashbery, es "un libro cuya lectura alguien ha abandonado", y de la muerte, de los muertos ajenos y de los muertos propios. Pero tal vez me lo invento. Tal vez me proponía nada más que descubrir, para mí, una prosa pasable. Tal vez hablé de lo que hablé porque no quería o no podía hablar de otra cosa o de otra manera. Toda literatura es, finalmente, una falla. Toda literatura es personal y nacional. Toda literatura lucha contra sí misma, contra lo personal y contra lo nacional, porque, como escribe Henry Miller al comienzo de Black Spring, "lo que no está en medio de la calle es falso, derivado, es decir, literatura".

¿Se han dado cuenta de que Zambra menciona a Miller al final de su artículo? ¡Esto es una confabulación!

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Claudel en cine

Philippe Claudel cineasta. Fuente: adn.es

Philippe Claudel es un narrador del cual algunos pueden haber leído, editado por Salamandra, su galardonada Almas grises (título ruso por donde los hay). Pero al parecer, Claudel ha sido también tentado por el cine y el ADN.es aprovecha el estreno de su película Hace mucho que te quiero ("chispeante" la califica The Hollywood Reporter) para enumerar los fracasos de los escritores metidos a cineastas. Dice la nota:

El escritor francés Philippe Claudel es uno de los últimos en probar los poderes de la dirección. Después de presentar, e incluso competir por el Oso de Oro, Hace mucho que te quiero en el Festival de Berlín, ahora estrena esta cinta en los cines españoles. "Todo esto no lo hubiera podido explicar en una novela", explicó hoy el francés en una rueda de prensa, según recoge EFE. "Cuando hice este guión era una historia tan cercana para mí que quería llevarla a la pantalla para poder trasmitir esos silencios y esa luz que lleva implícita la historia. Era como una paleta de colores que quería plasmar", subrayó

Algunos de los fracasos recordados por el ADN.es son:
En las últimas semanas también ha podido verse el resultado de los quehaceres cinematográficos de dos reconocidos escritores: Michel Houellebecq y Alessandro Baricco. Ambos escogieron el prestigioso Festival de Locarno para enseñar sus criaturas, pero ni la adaptación de La posibilidad de una isla del primero ni Lezione 21 del italiano, han logrado convencer a la crítica. La decisión del público deberá esperar hasta este otoño, cuando se estrenen en las salas. Es conocido el batacazo que sufrió Mario Vargas Llosa cuando decidió probar suerte en el séptimo arte. En 1973 creyó que era el más idóneo para llevar al cine su novela Pantaleón y las visitadoras y se puso detrás de la cámara sin complejos. Han pasado 25 años y ahora no tiene problemas en reconocer que preferiría no acordarse de esa experiencia que, como aseguró recientemente en un congreso, fue una verdadera "catástrofe". Y es que controlar los entresijos de la narración y el lenguaje literario no asegura, ni mucho menos, el dominio de la creación audiovisual. El escritor y crítico de cine Vicente Molina Foix también probó una vez este codiciado manjar y salió con indigestión. Sagitario fue su prueba de fuego y, después de ella, decidió que era mucho mejor seguir escribiendo y reservar al cine como mero protagonista de novelas y ensayos. La última película de Paul Auster tampoco dejó buen sabor a la crítica. Aunque fue aplaudido con el guión de Smoke y con la dirección de Blue in the face, La vida interior de Martín Frost, la cinta a partir de una pequeña referencia de su novela El libro de las ilusiones, fue tachada de vaga, cutre y estirada al máximo.

Obviamente, no dice nada de nuestro Alberto Fuguet. ¿Exito o fracaso?

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Museo Ballard

8.25.2008
Apuntes para el Museo Ballard. Fuente: Página12

Después de diez días visitando museos ansiosamente, pensé que el tema no podía interesarme menos y sueño con unas vacaciones en el Caribe donde solo se pueda ver una línea de horizonte y ningún plano, escaleras, ni cuartos numerados. Sin embargo, no he podido dejar de interesarme por este artículo que publica Rodrigo Fresán sobre el Museo Ballard. U museo inexistente, cierto, creado por su propia obra y su biografía. Alguna vez iré, sin duda, aún me quedan fuerzas para un recorrido más si vale la pena. Dice Fresán:

¿Cuál será el aspecto externo del Ballard Museum? ¿Algo parecido al Guggenheim de Bilbao by Frank Gehry, claro exponente de lo que Ballard definió como novelty-architecture dictada por el fantasma de Disney y sus parques temáticos: “una nueva forma de arquitectura, como las películas de efectos especiales, dirigida al adolescente aburrido que todos llevamos dentro” y que “emergerá de su crisálida para tomar vuelo dentro de cien años”? ¿O mejor injertarlo en las diferentes plantas de un rascacielos más o menos en ruinas, con alguien masticando un perro en uno de sus balcones? ¿O arrojarlo a ese agujero gris –esa zona fantasma– que crece en el centro de las rampas cruzadas de una autopista? ¿O será una reproducción exacta de la señorial casa del pequeño Jim Ballard en la Amherst Avenue de Shanghai? ¿O un exclusivo condo a orillas del Támesis? ¿O un club para jubilados en la Costa del Sol? ¿O un centro comercial? ¿O acaso tendrá la forma de un gigante ahogado? ¿O un burgués chalet de Shepperton, afueras de Londres –tanto más grande por dentro que por fuera– donde Ballard vive desde la década de los ’60 y, asegura una leyenda urbana/doméstica, jamás ha pasado la aspiradora o regado las plantas muertas y casi fosilizadas de su sala? ¿O algo hundido en el fondo de una piscina olímpica en el resort estival y helado –cuyo “hogar espiritual yace entre Arizona y la playa de Ipanema”– de Vermillion Sands? O tal vez el Ballard Museum sea una incontable sucesión de fragmentos: su obra –y su vida dentro de su obra– posándose y repartiéndose en una suerte de invasión terrestre pero, también, alien a lo largo y ancho de las bibliotecas del mundo. Sus libros como virósicos agentes transmisores de esa voz que –como dijo Martin Amis, tan ballardiano en Other People, Einstein’s Monsters y en las emocionantes páginas finales de Campos de Londres– para dirigirse “a una parte diferente –una parte que no se había utilizado hasta ahora– del cerebro del lector”.
El reloj en la entrada del Ballard Museum no tiene agujas pero hace oír, con claridad atronadora, sus ticks y sus tacks. Y, sobre su esfera cataléptica se lee la frase que abre el breve prólogo de The Complete Short Stories of J. G. Ballard. En ella, Ballard afirma que lo suyo se resume en una “preocupación por el futuro verdadero que yo veo acercarse por una especie de presente visionario, más que por un interés en el futuro inventado que prefiere la ciencia ficción”. Porque –pocos cohetes, pocos invasores, pocos otros mundos– ése es El Tema en la literatura de Ballard, ésa es su preocupación: el derrumbe de lo que vendrá algún día dentro del está sucediendo ahora mismo. El modo en que el Tiempo se tensa o se expande o se ramifica en múltiples direcciones o, simplemente, se devora a sí mismo.
Pregunta: ¿Qué hora es?
Respuesta: Es hora.

ALgo que me pareció buenísimo es la mención a los cuidadores del hipotético Museo Ballard. Durante todos estas visitas a los museos no he dejé de fijarme en los cuidadores y de colocar su oficio en mi lista de Algo Que Espero Nunca Hacer. Esto dice Fresán:

Los guardias y los guías del Ballard Museum no hablan. Se limitan a señalar el camino a seguir. Alguien ha dicho que se parecen bastante a Bret Easton Ellis y a Chuck Palahniuk y a A. M. Homes y a George Saunders y a David Cronenberg y a David Lynch y a Douglas Coupland y a Ben Marcus y a Don DeLillo y a Haruki Murakami y a David Foster Wallace y a Tom McCarthy y a William Gibson; pero en realidad son todos ellos los que se parecen bastante a Ballard.

Y bueno, obviamente la experiencia del viajero que ingresa en una Museo tan exigente no podrá ser olvidada. La visita promete un cambio radical. Así lo ofrece Fresán:

En resumen: el Ballard Museum invita a destruir el Ballard Museum y los visitantes obedecen. Corren por las diferentes salas destrozando todo, pateando vitrinas, quemando cuadros, desgarrando primeras ediciones. Luego, satisfechos, jadeantes como después de haber experimentado el más trascendente de los orgasmos, regresar a casa y encender los televisores y contemplarlo todo desde la fría ventana del noticiero de la noche. Llamas y explosiones y gente aullando, feliz a la luna o a lo que sea. Después –si hay suerte bailando el vals del zapping– bajo los auspicios del signo zodiacal de la stripper con ascendente en el signo zodiacal de la hipodérmica, sintonizar la transmisión en directo de la Tercera Guerra Mundial, que durará muy poco y que, por lo tanto, muy pocos verán. Para la mañana siguiente, por supuesto, todo habrá sido reparado y vuelto a colocar en su sitio y el Ballard Museum abrirá otra vez sus puertas para recibir a los visitantes que no saben, no sospechan, que ellos son parte de la obra expuesta, que no hay salida, que sólo hay entrada. Bienvenidos sean a dejar de ser para seguir siendo como siempre volverán a ser y como nunca fueron.

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Novedades de setiembre

Novedades en libros. Fuente: el roto

Y ya aparecieron las novedades literarias de setiembre en España, que en Moleskine habíamos adelantado gracias a Juan Palomo. La verdad es que hay algunas cosas que me interesan, y otras que paso de largo. No está especialmente suculento este reentré. Veamos qué ofrece de interesante:

Como en otros años, Gala abre la 'temporada' con Los papeles de agua (Planeta), que analiza el corazón de una mujer fracasada. Llegan obras esperadas como la nueva novela de Juan Goytisolo, El exiliado de aquí y de allá (Galaxia Gutenberg/Círculo); Dietario Voluble (Anagrama), de Vila-Matas; o Todo eso que tanto nos gusta (Destino), de Pedro Zarraluki. Juan José Millás presentará en octubre su nuevo libro de relatos, Los objetos nos llaman (Seix Barral), y Tusquets publicará Todos los cuentos, de Cristina Fernández Cubas: 20 relatos de cinco volúmenes, más uno inédito. Entre los autores latinoamericanos, destaca la publicación de La voluntad y la fortuna (Alfaguara), en la que el mexicano Carlos Fuentes explica la historia de dos hermanos, que continúa un ciclo que abrió hace cinco décadas con su primera novela, La región más transparente, y con la que festeja su 80 aniversario. Latinoamérica estará además representada por El jardín devastado (Alfaguara), de Jorge Volpi; La novela luminosa (Mondadori), del uruguayo Mario Levrero; La lámpara de Aladino (Tusquets), del chileno Luis Sepúlveda; y El canalla sentimental (Planeta), autobiografía de ficción del peruano Jaime Bayly. Aparecerán también nuevas obras de varios premios Nobel: Cuentos europeos (Lumen), con todos los relatos de Doris Lessing ambientados en Europa; y Otros colores (Mondadori), con ensayos, entrevistas y diarios de Orhan Pamuk. Entre los autores extranjeros resaltan Paul Auster con Un hombre en la oscuridad (Anagrama/Ed. 62), Martin Amis, con El infierno imbécil (El Aleph) o John Boyne, autor de El niño del pijama de rayas, que publicará en octubre una relectura del motín de la Bounty (Salamandra/Empúries). Además, Mondadori traduce por primera vez La balada de Iza (1963), de la novelista húngara Magda Szabo. Llegan, además, algunas novedades internacionales como After Dark (Tusquets), de Murakami; Los hechos (Seix Barral), narración autobiográfica de Philip Roth; o El beso de la sirena (Destino), de Andrea Camilleri, son otras novedades internacionales. La novela negra tendrá a algunos de sus máximos representantes: Henning Mankell con El chino (Tusquets); José María Guelbenzu con Un asesinato piadoso (Alfaguara); James Ellroy con El asesino en la carretera (Ed.B); o Joanne Harris con Juegos de caballeros (Grijalbo). También destacan las obras autobiográficas de J.G. Ballard (Mondadori) y del fallecido Kapuscinski, de quien Anagrama recupera el libro no traducido al español La jungla polaca (1962), así como las biografías de Negrín (Crítica) de Gabriel Jackson; de Alfredo Landa (Aguilar) por Marco Ordóñez; (Lumen), o de las actrices de Hitchcock (Lumen), por Donald Spoto. Acantilado publicará por primera vez todas las cartas que envió Apollinaire desde el frente en la I Guerra Mundial a su amiga Lou, así como una amplia selección de la correspondencia de León Tolstoi.En los clásicos literarios, sobresale Cátedra, que conmemora sus 35 años con una selecta muestra de títulos de sus colecciones Letras Hispánicas y Letras Universales, que comienza con obras de Bécquer, Machado, Flaubert, Baudelaire, Calderón o Baroja. En poesía, destaca Tornado (Seix), nueva entrega poética de Pere Gimferrer, continuación de su anterior Amor en vilo.

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Miller reeditado

8.24.2008
Henry Miller. Fuente: sci.muni.cz

Hace poco, dicté la primera clase de la Escuela de Literatura en la CCPUCP y me encontré con un joven que había llevado un libro, Nexus, de Henry Miller. Y no pude evitar pensar, sin decírselo, ¿es que todavía alguien lee a Henry Miller? La respuesta puede estar en esta noticia de "El Mundo". Edhasa acaba de reeditar Primavera negra:
Entre sus dos famosos trópicos literarios, justo a mediados de los años 30, Henry Miller escribió 'Primavera Negra', un título más o menos desconocido, que recientemente fue reeditado por Edhasa (...) Como buen trazado 'milleriano', en esta obra se aprecia un objeto retrospectivo y costumbrista. Se habla de la juventud neoyorkina del hijo de un sastre -como él-, en un barrio más bien pobre, rodeado de alemanes, judíos y polacos acogidos por la pujante América. La temática, que parece un suceder de personas, acaba adoptando la tristeza, la ternura y la manera conclusiva del capítulo de una autobiografía: "La fragmentación de la madurez. El gran cambio. En la juventud, éramos íntegros y el terror y el dolor del mundo nos penetraron por completo(...) Nos levantábamos por la mañana siendo unos seres, y por la noche, completamente ahogados, bajamos a un mar empuñando las estrellas y la fiebre del día". Los pormenores de 'Primavera Negra' se centran en el zoológico del barrio, con los ojos del chico de barrio, que adoraba los urinarios y que admiraba a los golfos problemáticos. El padre de Miller es uno de los centros de la obra, y aunque su familia no viene descrita con profusión, sí sus aledaños: "Los hombres que mi padre quería eran blandos y adorables. Todos y cada uno se desvanecieron como brillante estrellas ante el sol. Se apagaron tranquila y catastróficamente" (...) Entre páginas, asalta el borbotón de palabras, de especial sonoridad, que parece haberse inspirado en 'Hojas de hierba', de Walt Whitman, o 'Temporada en el infierno', de Arthur Rimbaud, y que ha permanecido como nuevo paradigma para muchos autores, entre otros, los beats. Y es que, con su obra, Miller ha hecho del adjetivo algo más maleable, más plástico, más desentendido del escrúpulo moral, más rabioso, y ha compuesto un nuevo canto de belleza, enfermedad y delirio profético: "Una bóveda de obscena angustia saturada de ángeles gusanos que cuelgan del útero caído de un cielo. En este último cuerpo de la ballena, el mundo entero se ha convertido en una pura llaga. Cuando la trompeta resuene de nuevo, será como apretar un botón: al caer el primer hombre arrastrará al siguiente, y éste a otro, y a otro, y así a lo largo de toda la fila, alrededor del mundo, desde Nueva York hasta Nagasaki, desde el Ártico hasta el Antártico".

Después de leer ese párrafo de ejemplo de los adjetivos millerianos, que me he permitido colocar en negrita, vuelvo a hacerme la pregunta con más ansiedad: ¿Es que realmente alguien puede leer aún a Henry Miller?

Actualización 26 de agosto.- Inusualmente, este inocente texto sobre Miller ha ocasionado una serie de comentarios abundantes que no serán pubicados porque ya ha y bastantes blogs dedicados a que los imbéciles lancen sus flatulencias sin moderación. Lo lamento y por favor no insistir.

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Malamud y la infidelidad

Bernard Malamud 1985. Fuente: William E. Sauro/The New York Times

A partir de la biografía de Bernard Malamud Bernard Malamud. A writer´s life, Philip Davis, Oxford University Press, la estupenda narradora Joyce Carol Oates hace una reseña que aparece en el ABCD las letras y que no tiene pierde:
Cuando Bernard Malamud estaba cerca de los sesenta, tras haber ganado el Premio Pulitzer (con El hombre de Kiev, 1966) y dos veces el National Book Award (con la colección de relatos El barril mágico, 1959, y El hombre de Kiev), en la cima de su éxito y, sin embargo, asaltado -como siempre- por las dudas sobre sí mismo, le comentó a un amigo suyo [...] que se arrepentía de no haber conocido el amor de varias mujeres bellas. Esta historia se nos cuenta en una biografía esclarecedora, divertida y que se lee de maravilla, la primera «vida de Malamud» completa que se publica. Malamud estuvo casado con Ann de Chiara desde 1945 hasta su muerte, en 1986, aunque ninguno de los dos le fue completamente fiel al otro: su matrimonio, según la descripción de Malamud, era «nervioso» [...]. Sabiendo cómo Malamud se preocupó toda su vida por las rutinas, los horarios y por dedicar todas las horas del día a su trabajo, su amigo le contestó que esas aventuras amorosas le habrían quitado buena parte de su tiempo: «¿A qué libros habrías renunciado por esos amores?». Malamud se quedó callado un momento y luego respondió: «A ninguno». [...]

Malamud forma parte de esa saga de escritores judíos norteamericanos que revitalizaron la literatura en lengua inglesa en el siglo XX. La lista es larga e incluye escritores que conozco bien, como Salinger o Roth, y algunos que he leído menos pero con admiración, como Saúl Bellow. Pero confieso que a Malamud no lo he leído jamás. ¿Será hora de comenzar? Nunca es tarde para deslumbrarse. Ahora, en España la editorial Acantilado acaba de traducir El dependiente de Bernard Malamud y Mercedes Monmany le hace una reseña en la que nos comenta:
En la época de la Depresión, la misma que recupera para una de sus primeras y más conocidas novelas, El dependiente, de 1957, Malamud cursaría sus estudios universitarios en Nueva York. En esta historia haría revivir el ambiente en el que creció, el de una gris y sombría tienda de ultramarinos que lucha cada día por su sobrevivencia, en la más absoluta de las penurias. Una vida forjada a base de renuncias y sacrificios, más parecida a una cárcel o una tumba en la que se entierran sin cesar sueños y proyectos de futuro. Ahí instalaría Malamud su mística fábula urbana de amor incomprendido: el del dependiente e inmigrante italiano Frank Alpine por la severa e intelectual hija del tendero judío Morris Bober, marcado por la mala suerte. Un amor mezquinamente torpedeado por un cúmulo amargo de prejuicios sexuales, religiosos y raciales.

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Falsedades sobre Rushdie

Salman Rushdie. Fuente: Felix Clay

No solo los escritores ficcionan, sino aquellos que están alrededor de ellos lo hacen. Unos policías, que fueron parte de la delegación que cuidó a Rushdie durante la fatwa, intentaron publicar un libro biográfico sobre Rushdie lleno de anécdotas que resultaron falsas. El autor protestó al leer un adelanto y los biógrafos han corregido los datos. Todos contentos. Dice la nota en The Guardian:

The authors of a book which claimed that Salman Rushdie was nicknamed "Scruffy" by his police protection officers have admitted there were falsehoods in the manuscript and have made amendments accordingly, according to Rushdie's lawyer. The publisher of On Her Majesty's Service hopes to release a revised version of the book next week. On Her Majesty's Service by Ron Evans with Douglas Thompson was originally due to be published on August 4 but was delayed after Rushdie threatened legal action following the publication of extracts in the weekend papers. Rushdie said these portrayed him as "mean and arrogant"; one claimed that during the fatwa against him, Rushdie's guards "got so fed up with his attitude that they locked him in a cupboard under the stairs and all went to the local pub for a pint or two". Rushdie's lawyer Mark Stephens said today that the authors of the book now "accepted that much of the story published in the Mail on Sunday was false". He said that Evans had been "over-egging" his position at the time: "He was a police driver making out he was an armed special protection officer," he said.

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Biografía de Lamborghini

Oswaldo Lamborghini. Fuente: adn cultura

Osvaldo Lamborghini, una biografía, editado por el sello Mansalva, es el esperado libro de Ricardo Strafacce al que ADN Cultura le ha dedicado su espacio principal este fin de semana. La nota principal lo califica de "genio exasperado" y dice:


(...) la figura central es siempre Lamborghini. En su andar cronológico, la biografía desmitifica a su personaje para, al mismo tiempo, hacerlo ingresar en la leyenda viva. De la infancia en Villa del Parque y la admirativa relación con su hermano mayor (el poeta Leónidas Lamborghini), de la adolescencia en Necochea al casamiento en la juventud, del acercamiento al peronismo ortodoxo a la bohemia posterior a El fiord , de Mar del Plata y Pringles al último refugio en Barcelona, va surgiendo el perfil de un escritor convencido de su genialidad y, más tarde, de su inevitable destino póstumo, incapaz casi siempre de conservar un trabajo, ciclotímico en sus relaciones y con un eterno aire desamparado. Esa vida nómada y desordenada, agobiada por el alcohol, por el recurrente cambio de parejas (principalmente heterosexuales, a pesar de lo que podría sugerir parte de su literatura), está impregnada por una sensación de fracaso y esterilidad que recuerda una frase de su relato "El niño proletario": "La exasperación no me abandonó nunca y mi estilo lo confirma letra por letra". Por lo poco que se conocía de esos períodos, es imprescindible referirse a dos partes de esta monumental biografía. Por un lado, la estancia de Lamborghini en Mar del Plata, adonde fue tras el golpe de 1976 a refugiarse en su familia y donde se embarcó en la aventura de fundar la Escuela Freudiana local (compuesta por una única persona: él mismo). Esa estancia en "el páramo", como denominaba al balneario Atlántico por el aislamiento, lo convirtió en un compulsivo escritor de cartas (a Héctor Libertella, Tamara Kamenszain, César Aira, Fogwill). La reproducción de muchas de esas misivas incluidas en Osvaldo Lamborghini... , reveladoras pero también magníficamente escritas, representan, por sí mismas, un acontecimiento. La otra sección, que conjuga alegrías y tristezas, es la última, en que se narra el exilio del escritor en Barcelona, a comienzos de los años 80. La muerte lo encontró allí, a los 45 años, con el cuerpo maltrecho, después de vivir los últimos meses recluido en un departamento. Antes, sin embargo, había podido tener un atisbo del paraíso. Fue en la capital catalana donde encontró, gracias a los buenos oficios de su pareja de entonces, Hanna Muck, las condiciones para dedicarse a escribir sin pensar en cómo ganarse la vida. Y escribió, por cierto. Que Strafacce termine su libro evocando esa circunstancia -y las despedidas que poco después publicarían algunos amigos cercanos- es un acto de justicia poética.

Por otra parte, también hay una entrevista a Strafacce en la que declara las razones para escribir esta biografía:


Si no sonara demasiado tremebundo, diría que el libro no retrata el mito sino que "desmitifica", en fin, muchos aspectos de la vida y la obra de Osvaldo Lamborghini. Tampoco pretende explicar (sería impertinente de mi parte) al autor. Pero es cierto: al relacionar textos y reponer contextos, el libro permitiría, no digo entender mejor, pero sí disfrutar más de esa obra. O disfrutarla de otra manera por lo menos. En lo personal, la investigación me permitió mitigar una curiosidad que me asaltó desde que lo leí por primera vez: ¿cómo será -cómo habrá sido- una persona que escribe así?

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Huellas digitales literarias

Huellas digitales. Fuente: molescularstation

Hace unas semanas, la revista dominical de "El País" me pidió una lista de mis 10 lecturas favoritas de todos los tiempos. Se trataba de elaborar una lista general titulada: Cien escritores en español eligen 100 libros que cambiaron su vida. De esa manera, buscaban una guía para que los veraneantes hagan sus valijas literarias sobre seguro. Se trataba de libros que nos "habían cambiado" la vida, no necesariamente que los considerásemos geniales o superiores (por eso, lejos de un canon literario, era una cuestión de huellas digitales) No pude ver el ejemplar y casi lo había olvidado, pero ahora me encuentro de casualidad con un pdf que contienen los 100 nombres y sus listas, y no puedo dejar de mencionar algunas de ellas, porque estoy de acuerdo o porque estoy sorprendido. En fin, aquí está esas listas y a ver si sigo algunos de sus consejos:

Mario Bellatín
1. El pabellón número 6, Antón Chejov.
2. El proceso, Franz Kafka.
3. Crimen y castigo, Fiódor Dostoievski.
4. Mario y el mago, Thomas Mann.
5. Vidas minúsculas, Pierre Michon.
6. El instituto Benjamenta, Robert Walser.
7. La casa inundada, Felisberto Hernández.
8. Pedro Páramo, Juan Rulfo.
9. El zorro de arriba, el zorro de abajo, José María Arguedas.
10. La traición de Rita Hayworth, Manuel Puig.

Juan Gelman
1. Cántico espiritual, San Juan de la Cruz.
2. Crimen y castigo, Fiódor Dostoievski.
3. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
4. Trilce, César Vallejo.
5. A la sombra de los barrios amados, Raúl González Muñón.
6. Ricardo III, William Shakespeare.
7. Los hundidos y los salvados, Carlo Levi.
8. Elegías del Duino, Rainer Maria Rilke.
9. Poemas, Osip Mandelstam.
10. No amanece el cantor, José Ángel Valente.

Marcos Giralt
1. Tristram Shandy, Laurence Sterne.
2. En busca del tiempo perdido, Marcel Proust.
3. Lolita, Vladimir Nabokov.
4. Corrección, Thomas Bernhard.
5. Temor y temblor, Soren Kierkegaard.
6. Ensayos, Michel de Montaigne.
7. Dublineses, James Joyce.
8. El Aleph, Jorge Luis Borges.
9. Mientras agonizo, William Faulkner.
10. Bartleby, el escribiente, Herman Melville.

Sergio Pitol
1. El Aleph, Jorge Luis Borges.
2. El proceso, Franz Kafka.
3. ¡Absalón, absalón!, William Faulkner.
4. Pedro Páramo, Juan Rulfo.
5. El Doctor Fausto, Thomas Mann.
6. Bajo el volcán, Malcolm Lowry.
7. Los sonámbulos, Hermann Broch.
8. El rey de las dos Sicilias, Andrzej Kusniewicz.
9. El paso a la India, E.M.Forster.
10. El maestro y Margarita, Mijaíl Bulgakov.

Edmundo Paz-Soldán
1. Ficciones, Jorge Luis Borges.
2. La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa.
3. La marcha Radetzky, Joseph Roth.
4. En busca del tiempo perdido, Marcel Proust.
5. De la construcción de la muralla china, Franz Kafka.
6. Anna Karenina, León Tolstoi.
7. Sartoris, William Faulkner.
8. Rojo y negro, Stendhal.
9. Mañana en la batalla piensa en mí, Javier Marías.
10. Gran Sertón: veredas, Joao Guimaraes Rosa.

Iván Thays
1. Ana Karenina, León Tolstoi.
2. Pálido fuego, Vladimir Nabokov.
3. Poesía completa, José María Eguren.
4. La verdadera vida de Sebastian Kinght, Vladimir Nabokov .
5. El Gatopardo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
6. Otras tardes, Luis Loayza.
7. La casa de cartón, Martín Adán.
8. Cuentos, Juan Carlos Onetti.
9. La tía Julia y el escribidor, Mario Vargas Llosa.
10. El jardín de los Finzi Contini, Giorgio Basanni.

Mario Vargas Llosa
1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
2. Guerra y paz, León Tolstoi.
3. Madame Bovary, Gustave Flaubert.
4. Moby Dick, Hermann Melville.
5. Tirant lo Blanc, Joanot Martorell.
6. La montaña mágica, Thomas Mann.
7. Los demonios, Fiódor Dostoievski.
8. Esplendor y miseria de las cortesanas, Honoré de Balzac.
9. Luz de agosto, William Faulkner.
10. Ulises, James Joyce.

Enrique Vila-Matas
1. Diarios, Franz Kafka.
2. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
3. Ensayos, Michel de Montaigne.
4. Jakob von Gunten, Robert Walser.
5. Tristram Shandy, Laurence Sterne.
6. Locus Solus, Raymond Roussel.
7. Aforismos, G.C. Lichtenberg.
8. Bouvard y Pecuchet, Gustave Flaubert.
9. Una temporada en el infierno, Arthur Rimbaud.
10. Elogio de la locura, Erasmo de Rótterdam.

Juan Villoro
1. Aforismos, Lichtenberg.
2. De perfil, José Agustín.
3. Angelus Novas, Walter Benjamin.
4. Ficciones, Jorge Luis Borges.
5. Cuentos, Antón Chejov.
6. La galaxia de Gutenberg, Marshall McLuhan.
7. Capitán Aterras, Julio Verne.
8. La vida breve, Juan Carlos Onetti.
9. Lolita, Vladimir Nabokov.
10. Instrucciones para vivir en México, Jorge Ibargüengoita.

Jorge Volpi
1. Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche.
2. Gödel, Escher, Bach, Douglas Hofstadter.
3. Crimen y castigo, Fédor Dostoievski.
4. Doktor Faustus, Thomas Mann.
5. Cosmos, Carl Sagan.
6. Historias extraordinarias, Edgar Allan Poe.
7. La divina comedia, Dante Alighieri.
8. Guerra y paz, León Tolstoi.
9. Desgracia, Coetzee.
10. Vidas de los doce césares, Suetonio.

Alejandro Zambra
1. Un hombre que duerme, Georges Perec.
2. Las cosas, Georges Perec.
3. W o el recuerdo de la infancia, Georges Perec.
4. El gabinete de un aficionado, Georges Perec.
5. El secuestro, Georges Perec.
6. Me acuerdo, Georges Perec.
7. Pensar / Clasificar, Georges Perec.
8. La vida instrucciones de uso, Georges Perec.
9. Especies de espacios, Georges Perec.
10. Tentativa de agotar un lugar parisino, Georges Perec.

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Encuesta: FIL Lima 2008

Encuesta

Pasó la FIL Lima 2008, más agitada que de costumbre, y he recibido buenos y malos comentarios. Por eso, la encuesta de Moleskine Literario les pide hacer una evaluación de la FIL, con miras a mejorar los aspectos errados y reforzar los positivos. Si quieren hacer comentarios concretos, más allá de votar, pueden hacerlos en este post.

Gracias por participar

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Off topic

Andreas y su primer Moleskine. Fuente: facebook

Este es Andreas, mi hijo, mordiendo el celofán su primer Moleskine. La primera vez que puse una foto suya, una serie de anónimos (los mismos que hoy me atacan en innumerables blogs porque cometí la "osadía" de juzgar al jefe de su secta) me enviaron comentarios diciendo que tenía la misma boca de mandril como la mía. Decidí entonces no volver a colocar una foto suya en este blog y exponerlo al ataque de adolescentes llenos de ira y, por supuesto, sin hijos. Pero ahora aquí está otra vez mi Andreas. Es mi orgullo, mi única vanidad, mi felicidad. No tengo que decir nada a su favor porque sus ojos hablan por él. Esta semana he recibido un terremoto emocional, una profundísima decepción, de la que difícilmente me recuperaré en un tiempo -pero todo pasará, así está escrito-que me ha dejado mudo y por ese este blog no se actualizó. Pero en medio del hundimiento, ha nacido una comprensión: Andreas ya no es ese pequeño al que yo hacía dormir en la madrugada, al que le enseñé a ir al baño contándole cuentos en el water, y ni siquiera el niño que hace unos meses vomitó de ansiedad en el taxi de camino a su examen de inicial a un colegio en el que finalmente no ingresó. El terremoto ha sido en realidad un parto y de ahí ha nacido un nuevo ser: Andreas.

El está en el cuarto del lado, se ha apoderado del playstation de un amigo mío (en noviembre voy a la Feria de Miami y le compro un xbox) y está jugando Kung Fu Panda, pidiéndome ayuda para pasar los niveles. No se da cuenta, pero las cosas han cambiado definitivamente para él y ha dejado de ser un niño para ser una persona. Anoche, mientras dormíamos, recité para él y para mí la oración de Ezra Pound (yo te invito a que entres en tu vida/ yo te conmino a que aprendas a decir: yo/ que no seas una parte, sino un todo). El no lo sabe, pero acaba de separarse irremediablemente de mi lado (siempre seré su padre, pero no lo retendré junto a mí por egoísmo nunca más) y empieza desde hoy su nuevo camino, su propia vida. Será la típica vida de un capricorniano: una vida difìcil, llena de renuncias, distancias y separaciones; no es la vida que yo hubiera querido para nosotros, pero es la vida que le ha tocado vivir y yo no haré nada para impedirlo.

¿Por qué lo digo en Moleskine? ¿Por qué se lo digo a uds? No lo sé. Quizá porque, a pesar de las innumerables acusaciones contra mi blog diciendo que es un copy/paste, en realidad este espacio es mi habitación propia y la única conección que tengo con las personas que me quieren sin conocerme. Las otras, las que me conocen, ya saben bien a qué me refiero y no necesitaban esta explicación.

En la historia sobre la Enciclopedia editada por Anagrama cuenta que Diderot entrevistó a un ciego cuyo único modo de "ver" el mundo era palpando los objetos con las manos. Diderot le preguntó qué le pediría a Dios si lo tuviese al frente. Estaba convencido, por supuesto, de que el ciego le pediría un par de ojos para "ver" de verdad. Por eso la respuesta del ciego lo dejó sorprendido: "le pediría brazos más largos". Su respuesta me conmovió muchísimo, era tremendamente sabia. No debemos pedirle a Dios la capacidad de cambiar las cosas que no son para nosotros, pero sí que nos ayude a comprender profundamente aquello que nos ha tocado vivir.

Ha llegado el momento de pedirle a Dios que nos dé, a mi pequeño Andreas y a mí, brazos más largos.

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Obsesivo Kohan

8.18.2008
Apuntes de Martín Kohan. Fuente: la nación

Y yo que pensé que la única obsesión de Martín Kohan (dentro de poco, mi compañero en el jurado del concurso de cuentos de la revista Paula) era la marca Adidas. Pues no. Leo en el blog En Minúscula de Ezequiel Martínez sobre una nota que le hicieron a Kohan en "La Nación" donde confiesa cuál es su verdadera obsesión. Cuenta:

"Empecé a notar que si me imponía una disciplina, si anotaba exactamente la cantidad de páginas y el tiempo dedicado al estudio, rendía más. Pero una vez una profesora decidió sacar un texto del material por estudiar y tuve que leerlo igual porque ya lo había anotado en la agenda. Le respondí a la agenda y no a la realidad. Desde ahí, empecé a anotar lo que ya había hecho. Ahora ya tengo controlado el control (...) Mis agendas funcionan como un diario porque anoto las cosas después de que las hice. A veces también registro lo que tengo que hacer, pero sólo si estoy muy seguro de que voy a hacerlo. Si después no lo hago, me produce un trastorno grande. Trabajo, llamadas, reuniones, lugares, todo gira en torno del ritmo de trabajo que me impongo: cuánto tengo que leer, cuánto tengo que escribir."

En esa libreta, por ejemplo, está claramente anotadas las 5073 horas dedicadas a mirar fútbol en 20 años. Impresionante. Eso sí, es de lamentar que las libretas no sean Moleskine.

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Peter Brook, premio Ibsen

Peter Brook. Fuente: The Guardian

El dramaturgo británico Peter Brook recibió el premio Ibsen dotado con 2,5 millones de coronas noruegas (314.000 euros o 461.000 dólares), y que recibirpa el próximo 31 de agosto en Oslo, coincidiendo con la celebración del Festival Ibsen. Este es el segundo año que se otorga. Dice la nota:

El dramaturgo británico Peter Brook fue distinguido hoy en Oslo con el primer Premio Internacional Ibsen por demostrar a lo largo de su obra artística la capacidad del teatro para unir a los seres humanos, según el fallo del galardón. El jurado, presidido por la actriz noruega Liv Ullmann, destacó el "talento único" de Brook para probar que "la cultura pertenece a todos, que ningún grupo ni nacionalidad puede reclamar la propiedad de una obra, un poema o la expresión artística sobre un escenario".

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La polémica de Oviedo

8.17.2008
José Miguel Oviedo. Fuente: zona de noticias

En el 2001 apareció el cuarto tomo de la Historia de la literatura hispanoamericana (Alianza) de José Miguel Oviedo. No sé muy bien la razón por la que Abelardo Oquendo le dedicó dos artículos (aquí el primero y el segundo) en las últimas semanas a esa historia literaria. El hecho fue comentado por Gustavo Faverón en su blog, en el que también citó un artículo de César Hildebrandt al respecto (que no vale la pena enlazar porque no contribuye al debate) y uno de Juan Morillo Ganoza en Perú 21 donde se quejaba de que no existiese ningún miembro del grupo Narración en la lista de Oviedo. Hoy, José Miguel Oviedo comenta el texto de Juan Morillo Ganoza y contextualiza los ataques en blogs y prensa mencionando mi reseña sobre Miguel Gutiérrez (escrita sin conocer los artículos de Oquendo). Dice Oviedo:
(...) se ha desatado una polémica desde diversos periódicos, suplementos y blogs, en la que no tengo más remedio que intervenir ya que se ha centrado, para sorpresa mía, en los autores peruanos que incluí en -o, mejor, excluí de- mi Historia de la literatura hispanoamericana, cuyo cuarto y último volumen apareció el 2001 (Madrid: Alianza Editorial). Todo comenzó cuando en su columna de "La República" Abelardo Oquendo hizo un paciente y razonado recuento de los poetas y narradores que figuraban en mi libro desde el siglo XIX hasta hoy: 30 poetas y 21 narradores, cómputo que yo mismo ignoraba. Eso coincidió con un comentario bastante crítico de Iván Thays (El Dominical, 3 de agosto) a la reedición de un ensayo de Miguel Gutiérrez -con quien yo había polemizado hace un tiempo- sobre la generación del 50. Pronto los dos asuntos confluyeron en una serie de ataques, condenaciones y denuncias de mi presunto "canon", visto como una turbia maniobra para desterrar del paraíso literario a los escritores que no me gustaban. El más estridente fue César Hildebrandt, quien, con su santo furor inquisitorial de siempre, nos atacó, por distintas razones, a Oquendo y a mí. Y luego volvieron a aparecer en el horizonte los amigos, simpatizantes y admiradores de Gutiérrez, que no querían perder la oportunidad para señalar que su exclusión y la de otros de su grupo Narración era una forma de venganza ideológica, para lo cual reactualizaron un viejo y largo memorial de agravios.

Oviedo afirma que, en realidad, todo canon es subjetivo y, por consiguiente, jamás pretendió hacer de su historia literaria un libro canónico:
Como explico en la Introducción a mi trabajo, decidí (...) hacer una historia literaria que fuese un recuento crítico, una relectura y revaloración de los textos para establecer cuáles tenían alguna vigencia histórica, histórico-literaria o estética dentro del proceso general; eso supone una revisión y valoración de las obras del pasado y del presente que tuviesen validez para el lector de hoy. Traté de hacer una historia viva, vista desde la actualidad, no una simple arqueología del pasado. Establecí unos criterios para hacer esa selección, procuré aplicarlos del modo más coherente posible y, al mismo tiempo, reconocí que el esfuerzo tenía ciertas limitaciones y riesgos: los de mi información, los de mi memoria, los de mi visión crítica y mis gustos personales; es decir, señalé con claridad que la subjetividad era, como en cualquier trabajo crítico, un elemento que, inevitablemente, formaba parte de mi Historia..., escrita con la convicción de que todo es relativo y nada es permanente. Nadie lo sabe todo, pero, como decía Alfonso Reyes. "todo lo sabemos entre todos". ¿Cómo puede alguien ser entoces tan despistado, tan perverso lector como para creer que mi intención era crear un "canon" absoluto, indiscutible y, sobre todo, interpretar las necesarias exclusiones como un mero propósito de silenciar a ciertos escritores o grupos? Toda historia literaria es imperfecta y la mía, por supuesto, no escapa a esa regla.

Y en cuanto a la supuesta "censura" a los miembros del grupo Narración, Oviedo es clarísimo en afirmar lo que piensa sobre esos autores y las razones por los que no los consideró en su lectura de la literatura latinoamericana:
(...) en un artículo publicado en "Perú21", Juan Morillo atribuye la ausencia de Miguel Gutiérrez y otros del grupo "Narración" a mi negro resentimiento y rencor ideológico porque, hace varias décadas, me abstuve de contestar una encuesta de la revista homónima, en la que mi nombre apareció al lado de "una ominosa franja en blanco", humillación de la que habría querido vengarme ahora. La teoría es psicológicamente interesante pero tiene el defecto de ser falsa: de esa pequeña anécdota no guardaba ningún recuerdo, aunque ellos la tienen archivada para usarla en una ocasión oportuna. No, la razón por la cual esos escritores no aparecen en mi libro es otra: considero que la contribución del grupo (separo de él a Vargas Vicuña) a la literatura peruana es mucho menor de la que ellos creen y que, dentro del contexto hispanoamericano, su ausencia no es nada digna de lamentar. El problema es que cultivan un concepto de la literatura tan anticuado como su nostálgica visión de una China maoísta y de una "guerra popular" que (afortunadamente) sólo existen en su imaginación, como parte de su petrificado canon personal.

Lo que no alcanzo a comprender es por qué los miembros del grupo Narración, que surgieron como una oposición al Canon literario oficial, contra los críticos que llaman "carlistas" como José Miguel Oviedo, y contra la misma historia "criolla y occidental" de la literatura peruana, ahora quieren integrar ese canon y le reclaman a un crítico que desprecian su inclusión. ¿Patean el tablero cuando les conviene y lo restauran cuando lo necesitan? Supongo que a estas alturas pedirle coherencia a los del grupo Narración sería excesivo. Por lo menos, un poco de vergüenza ajena creo que sí se les puede pedir.

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