MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Iwasaki y Sumalavia en francés

3.04.2010

Sumalavia y la bella editora de Cataplum-e beben vino de burdeos. Mejor imposible. Fuente: Moleskine

Me alucina el movimiento literario tan intenso de Burdeos. Impresionante. Por ejemplo, me acaba de llegar una buena noticia desde allá. Los editores de Cataplum-e se han lanzado en Francia -más precisamente Burdeos- con un proyecto que se acerca al español Páginas de Espuma. Es decir, microficción. Y además microficción latinoamericana. En Francia, como en toda partes del mundo (menos en EEUU quizá), se ha perdido la tradición del cuento breve y por ello su proyecto tiene un valor añadido. Además, se han lanzado con libros de dos excelentes libros de dos narradores peruanos: Fernando Iwasaki, Ajuar funerario y Habitaciones de Ricardo Sumalavia, traducido por Robert Amutio bajo título de piéces (interesante traducción que vira la mirada del texto de los individuos -los habitantes de las habitaciones- hacia lo formal, las piezas pequeñas (microficciones) como pequeñas habitaciones donde ocurren hechos. Una nueva lectura)

El siguiente será un libro de Andrês Neuman, que no es peruano (ni argentino ni español sino todo lo contrario) pero también un narrador excelente.

Más información sobre la editorial en http://cataplum.free.fr/index.php

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Eric-Emmanuel Schmitt entrevistado

2.23.2010
Eric Emmanuel Schmitt. Fuente: babelia

El libro más bello del mundo y otras historias (Destino) del escritor francés Eric-Emmanuel Schmitt da pie a visitarlo en su casa de Bruselas (comida nacional: las papas fritas), lejos del mundanal ruido parisimo, este autor que no se considera un escritor sino un escriba recibe a Babelia:

Ser el escritor francés vivo más vendido en el mundo y residir en la plácida Bruselas apartado de la vorágine parisina es inaudito. Eric-Emmanuel Schmitt (Lyon, 1960. eric-emmanuel-schmitt.com) lo explica sin más: "Me he separado voluntariamente del mundo literario, teatral y cinematográfico. Si hubiera estado en París escribiría menos o escribiría cosas parisinas, lo que sería peor". ¿Cosas parisinas? "Atendería más a lo intelectual y menos a lo sensible, a lo carnal o a lo poético". [...] Su despacho está hecho una leonera. Sobre la mesa, entre libros y papeles en perfecto desorden, toda la discografía de Beethoven porque está ultimando una Kiki van Beethoven que subirá al escenario en París en otoño. En las paredes, un par de mirós litográficos. Y varias esculturas, entre ellas la concebida por Günter Grass para dar solidez (seis kilos) al Premio del Público que recibió en Alemania. Un equipo de música acompaña al melómano y pianista autor de Ma vie avec Mozart. Si Flaubert probaba sus textos leyéndolos en voz alta, Eric-Emmanuel Schmitt dice que su despacho -con un ancho ventanal abierto al horizonte y al cielo, y un generoso tragaluz- es su oreja. "Me encanta escuchar a los personajes. Sólo escribo cuando me hablan. Tengo el cielo enfrente y encima, y como en Bruselas el cielo es casi siempre blanco tengo la impresión de habitar en una página". Su técnica es básica: dejarse llevar. "Empiezo a escribir a eso de las dos de la tarde. Y enseguida me entra el sueño", lo que justifica la presencia del anchísimo diván frente al escritorio. "Me acuesto un rato y luego escribo toda la tarde. El sueño es como el pasillo por el que llegan los personajes. Cuando estoy agotado, echo otra cabezadita y los personajes se van". Así sin parar, de forma natural. "La verdad es que yo no soy un escritor. Soy un escriba. Los personajes me dicen lo que tengo que escribir".

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Kindle crece

1.15.2010
Kindle en una librería madrileña. Fuente: boomerang

¿Y cuándo en castellano? ¡Cuándo! Ya estoy harto de pagar sobrepeso cada vez que viajo (120 dólares la última vez) Dice la nota:

Kindle amplia la oferta de libros a autores y editores ingleses, alemanes y franceses. Hasta ahora el lector electrónico de Amazon sólo admitía a los escritores y editores estadounidenses. La empresa también asegura que en los próximos meses se ampliará a otros idiomas, previsiblemente el español. Con esta estrategia, Kindle quiere convertirse en el principal sistema a través del cual escritores y editores vendan sus propios productos al lector. Amazon empezó a vender Kindle en noviembre de 2007, pero sólo en Estados Unidos, hasta que a mediados del año pasado el producto se empezó a comercializar en España, siempre a través de Internet.

Les recomiendo que se den una vuelta, al respecto, por el artículo de Edmundo Paz Soldán "Teoría y práctica del Kindle" en El Boomeran(g)

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Camus, 50 años

1.11.2010

Albert Camus. Fuente: muriedas

Los hombres mueren y no son felices. Yo creo que una persona que escribió eso (un diálogo de la obra Calígula) era alguien que sabía algo de la vida. El hecho de que este hombre haya muerto a los 46 años, con un premio Nobel, peleas con Sartre y cuestiones argelinas no resueltas a cuestas, estrellándose contra un árbol de plátano no parece una ironía. En Babelia, se reproduce un texto de Bernard-Henry Levi para homenajear al gran Albert Camus y sus 50 años de muerte. Les dejo el final del extenso texto:
Lo que es cierto, en cambio, es que Camus es, y lo reconoce, un filósofo de un género particular. Es un filósofo que se ríe de los filósofos que ceden al academicismo, la pompa, la oscuridad (véase en la nueva edición de las Oeuvres complètes en La Pléiade, esta pieza inédita, firmada con el seudónimo de Antoine Bailly y escrita probablemente en 1947, titulada L'Impromptu des philosophes, que consiste en un largo diálogo molieresco y muy divertido entre Monsieur Vigne y Monsieur Néant). Es un filósofo que considera desde el primer día, es decir, desde su colaboración en Alger Républicain, que el periodismo es un género filosófico de pleno derecho (no lo expresa con esas palabras, pero ¿qué está diciendo sino eso cuando, en el número de Combat del 8 de septiembre de 1944, propone la fórmula de "periodismo crítico"? ¿Y cuando, ocho días antes, el 1 de septiembre, califica al periodista "crítico" de "historiador cotidiano" cuya "primera preocupación debe ser la verdad"?). Es un filósofo que hace teatro y que, en "esta historia de grandeza narrada por dos cuerpos" en la que se apoya, según él, la esencia de ese teatro, ve otra manera de desarrollar la misma aventura del pensamiento (¿habría hecho teatro, habría escrito y dirigido, sin la presencia constante en él y allí de su querido Nietzsche?). Y es un filósofo que no se conforma con escribir novelas y ve en ese género la vía suprema, por una vez, de la filosofía ("sólo pensamos en imágenes, si quieres ser filósofo escribe novelas", dice en 1936 en el Cuaderno 1; y en su artículo de 1938 sobre La náusea, "una novela no es nunca más que una filosofía puesta en imágenes", de forma que, "en una buena novela, toda la filosofía está en las imágenes"; y después, todavía más tarde, en el Cuaderno 5: soy ante todo un "artista"; quien filosofa es el artista que tengo dentro; y la sencilla razón es que "pienso de acuerdo con las palabras y no con las ideas")... Un filósofo artista. Un filósofo que toma de todas partes las armas que necesita. Un filósofo que, además, nunca ha separado su vida de su aventura intelectual y, por tanto, siempre ha ejercido el doble juego de una vida escrita y unos libros intensamente vividos. Este tipo de filósofo inventa una actitud al mismo tiempo que produce una obra. Es autor de un estilo antes que de un sistema. ¿Pero no es ésa, según sus queridos griegos, la propia definición de la filosofía? ¿No es la imagen suprema de una disciplina que no se atribuía entonces más fin que el de decir bien cómo vivir bien y cómo vivir según el Bien? A ese Camus, ese moralista del que el mismo Sartre elogia, cuando muere, "su humanismo testarudo, estricto y puro, austero y sensual", se le quiere como a un hermano, un hermano pequeño, eternamente joven desde ese día de enero de 1950 en el que el Facel Vega hiere definitivamente un plátano que deja de ser, de pronto, un plátano de papel. Energía y honradez. Verdad y, cuando es preciso, indignación. Otro maestro. Un maestro muy joven. Imposible, incluso y sobre todo cuando se es sartriano, tener razón contra Camus.

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Lo que me trajeron los Reyes

1.07.2010

Valeria leyendo Fragmentos de un discurso amoroso. Fuente: Moleskine

En el Perú, al menos en mi familia, nunca hemos celebrado el 6 de Enero, la Bajada de Reyes. En otros países, ese es el día de los regalos (Andreas no aguantaría tanto). A mí por primera vez, en Buenos Aires, me hicieron un regalo de Bajada de Reyes. Fue Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes. No pudieron regalarme algo mejor para este viaje, para este momento de mi vida. Fue el regalo perfecto hecho por la chica perfecta, una amiga de mi amiga, alguien que no me conoce pero me intuye con enorme sensibilidad. Ayer me pasé toda la madrugada leyendo el libro de Barthes. Cada frase era perfecta. Quizá para eso vine a Buenos Aires, para leer este libro. Para que me lo regalen con tanto cariño. Para entender que no se puede entender lo que nadie, ni Barthes, puede entender. Aquí algo que subrayé a las 4 de la mañana (a pesar del dormonid):
¿Cómo terminar un amor? - ¿Cómo, entonces, termina? En suma, nadie -salvo los otros- sabe nunca nada de eso; una especie de inocencia oculta el fin de esta cosa concebida, afirmada, vivida según la eternidad. Sea lo que fuere del objeto amado, que desaparezca o pase a la región de la Amistad, de todas maneras, no lo veo desvanecerse: el amor que ha terminado se aleja hacia otro mundo a la manera de un navío espacial que cesa de parpadear: el ser amado resonaba como un clamor y helo aquí de golpe apagado (el otro no desaparece jamás cuándo y cómo se lo espera) Este fenómeno resulta de una limitación del discurso amoroso: no puedo yo mismo (sujeto enamorado) construir hasta el fin de mi historia de amor: no soy su poeta (el recitador) más que para el comienzo; el fin de esta historia, excatamente igual que mi propia muerte, pertenece a los otros: a ellos corresponde escribir la novela, relato exterior, mítico.

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Gustavo Guerrero, encrucijada y vía libre

12.21.2009
Gustavo Guerrero. Fuente: clarín

¿La literatura latinoamericana está en una encrucijada? ¿O es más bien un camino largo, una super carretera, sin señales a la vista, paisaje alentador y buen clima? El ensayista y editor venezolano Gustavo Guerrero, además Editorial para Hispanoamérica en la editorial Gallimard, responde a esas preguntas en su oficina a espaldas del Museo de Orsay. Recuerdo ese Museo. Aunque el recuerdo es un poco amargo. Estábamos agotados, había llovido, no nos habían dado cuarrto en el hotel, el Museo era demasiado laberíntico... Bah, a quién le importa eso ahora. Lo que importa ahora es Gustavo Guerrero, quien obtuvo el año pasado el Premio Ensayo de Anagrama y es autor de un texto publicado en Letras Libres sobre la pluralidad de la literatura latinomericana, es interrogado sobre el tema a Clarín:

En junio de este año publicó un polémico artículo en Letras Libres titulado "La desbandada", pero fue el subtítulo de ese ensayo "(o por qué la literatura latinoamericana ya no existe)", el que generó un malentendido. No pocos leyeron que su autor anunciaba el certificado de defunción de la literatura latinoamericana. Al comenzar la entrevista desea dejar en claro este punto. "En realidad –comienza– ese subtítulo lo añadió el editor de la revista. Yo no tengo una visión apocalíptica ni tampoco catastrófica de la literatura latinoamericana. No creo que esté desbandada en ninguna parte ni tampoco que la literatura latinoamericana haya muerto. Lo que ha muerto en todo caso es una cierta manera de entender esa literatura. Creo que la literatura latinoamericana se ha ido transformando, ha cambiado de piel y, en este contexto, han mutado sobre todo los presupuestos ideológicos con los cuales se utiliza esa denominación."Esencialmente son dos los presupuestos ideológicos que, según Guerrero, ya no serían eficaces para dar cuenta globalmente de la "literatura latinoamericana". Se trata de los dos paradigmas principales que apuntalaron, hace 30 años, el nacimiento del "boom". "Yo creo que los fundamentos principales que habían apuntalado el concepto de literatura latinoamericana en los años 60 eran dos: la meta-narrativa de la revolución cubana y la meta-narrativa del realismo mágico. Pues bien: estos dos fundamentos ya no son operacionales. Hoy en día la idea de una literatura latinoamericana está mutando hacia otros territorios. En los años 60, a la literatura latinoamericana se la observaba en el extranjero como una literatura básicamente vinculada al proceso revolucionario cubano, como una especie de vanguardia estética que era proyección de la vanguardia política de Cuba, o de la cultura del realismo mágico o aun del 'Barroco'. Ahora no es más así. Lo importante es observar esa mutación categorial. Eso es más importante para mí que andar anunciando la muerte o el fallecimiento de la literatura latinoamericana." Existen varias razones por las que se vuelve muy difícil abordar la literatura latinoamericana como totalidad. En primer lugar, la superproducción de libros de autores del subcontinente ha derivado en una suerte de "balcanización" del panorama literario. "Hemos entrado en una cultura del exceso –dice Guerrero–, del crecimiento ilimitado, que ha tocado dos límites, uno de ellos es el ecológico, y el otro es el de la irracionalidad económica del mismo sistema. Hemos llegado a un momento en que los libreros a veces ni siquiera abren las cajas de libros que reciben porque no tienen lugar donde colocarlos en las librerías. Como en otros campos de la producción contemporánea, hay una sobreproducción editorial que produce libros-desechos, montones de desechos. Y por 'desechos' entiendo lo que Bauman: bienes que no han sido consumidos por nadie porque no han encontrado su público y cuyo único destinario es la industria del reciclaje".

Por otra parte, habla sobre el concepto de las identidades postradicionales y lo que significa latinoamericano, entre comillas siempre. ¿Una crisis de la representación o una nueva representación?:


[...] estamos entrando en una fase de identidades postradicionales, en donde el asunto identitario no es tan central, entre otras cosas, porque se ha debilitado la relación entre literatura y nación. Desde ese punto de vista, no creo que lo "latinoamericano" (así con comillas) haya desaparecido en realidad como tema, sino que ha mutado hacia otros lugares más discretos o excéntricos. Es decir, se lo concibe de una manera mucho más individual, fuera de un relato colectivo. Creo que la descripción de los problemas, situaciones de vida, conflictos, mitos e historia contemporáneos de los distintos países de América Latina, sigue siendo uno de los temas de la literatura latinoamericana, pero ya no se la concibe colectivamente como una preocupación vinculante y exclusiva. Además, la literatura latinoamericana no se piensa a sí misma en tanto búsqueda de una supuesta esencia común latinoamericana. Esa es, precisamente, la gran diferencia". En este sentido, Guerrero sostiene que las imágenes de autor que reflejan los nuevos escritores tampoco se corresponden (por no decir que son antagónicas) con la iconografía patriarcal, que mostraban los escritores del "boom". "La diferencia está otra vez en la ausencia o presencia de un relato latinoamericanista. Yo creo que un hombre como Cortázar, al menos al final de su vida, sí se sentía como un embajador de América Latina en Europa. Como también creo que Carlos Fuentes encarnó una cierta idea de México; o García Márquez, con su forma de ser dicharachera y un poco descosida, encarnó un cierto cliché caribeñista de la costa colombiana. Ellos, cada uno a su manera, quisieron ser portavoces de su propia cultura, de su continente o de su propio país. Aquí hay una diferencia: esto es algo que creo ya no les preocupa a los nuevos escritores. No pienso que Mario Bellatin se sienta ni embajador ni representante de ningún país o continente, tampoco creo que a Alvaro Enrigue, o a Rodrigo Rey Rosa les importen mucho estos asuntos".


Como conocedor de lo que el mercado europeo piensa y cree sobre lo que debe ser la literatura latinoamericana, y relacionando el Boom Literario Latinoamericano con el que ocurrió con el Boom de la Literatura Japonesa por esos años, dice Guerrero: "En Europa todavía se espera que un autor latinoamericano suene a 'latinoamericano'. Pero quizás el éxito de Roberto Bolaño sea el signo más claro de que las cosas están cambiando. Ojalá que permita hacer evolucionar la mirada europea sobre la literatura de nuestro continente". Y luego enfatiza lo que sucede en Francia:

[...] ¿el mercado editorial francés acepta (es decir, publica) a los autores que escriben por fuera de las estéticas canonizadas por el "boom"? La conclusión no es del todo reconfortante. "En Francia ya hemos pasado el período de euforia de la literatura hispanoamericana. Actualmente, estamos en un período en que la literatura extranjera no se vende demasiado bien y, dentro de esta rúbrica, lo que se vende básicamente es literatura traducida de la lengua inglesa. La literatura latinoamericana tiene una posición residual. Ya no estamos en la época del 'boom' en que teníamos una posición un poco más holgada. Ahora ocupamos un lugar desgraciadamente más limitado, aun en casos de autores de gran prestigio como Bolaño, que no ha llegado a tener aquí los niveles de venta que ha tenido en los Estados Unidos. Con todo, creo que editoriales como Seuil, Christian Bourgois y Gallimard, por citar sólo tres, han ido reflejando en sus elecciones esa diversificación en los modelos actuales de escritura. Si vas al catálogo de Bourgois, puedes encontrar nombres como los de Guillermo Fadanelli, Alan Pauls, Roberto Bolaño; si vienes al mío vas a encontrar a Rodrigo Rey Rosa, a Alvaro Enrigue o a Mario Bellatin; si vas al catálogo de Seuil, vas a encontrar a Martín Kohan, Jorge Volpi o a Santiago Roncagliolo. Digamos que la nueva generación sí ha sido traducida y publicada. No tiene, y eso es lo que lamentamos, los mismos niveles de venta ni de reconocimiento del gran público que tuvieron en su momento los escritores del 'boom' o sus epígonos (pienso en Isabel Allende, por ejemplo). Pero esperemos que esto sea sólo una cuestión de tiempo. En eso estamos trabajando".

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Multan a Google en Francia

12.18.2009
imagen: gentiliza Semana.com. Fuente: diario uno

Una raya más al tigre contra el proyecto Google Books. En Europa no se andan con chiquitas, la verdad. Un tribunal francés lo ha multado a Google por reproducir libros sin permiso. ¿Quién dice que la piratería informática no puede ser sancionada (lean al respecto este debate en GCC)? Dice la nota:

Un tribunal parisino ha prohibido al buscador Google reproducir digitalmente obras literarias francesas sin la autorización de los editores y ha condenado al gigante informático estadounidense a pagar 300.000 euros por daños y perjuicios más intereses. La respuesta del buscador no se ha hecho esperar. "Estamos en desacuerdo con la decisión del juez y apelaremos la sentencia. Los lectores franceses se enfrentan ahora a la amenaza de perder el acceso a una gran cantidad de conocimientos y colocarse con ello a la zaga del resto de usuarios de Internet. Creemos que mostrar un número limitado de breves extractos de los libros cumple con la legislación de derecho de autor tanto en Francia como en los EE.UU. - y mejora el acceso a los libros. Si los lectores son capaces de buscar y encontrar los libros, son más propensos a comprar y leer dichos libros", dice en un comunicado. Los editores del grupo La Martinière demandaron a Google por lanzar en 2006 un vasto programa de digitalización de libros pertenecientes, sobre todo, a bibliotecas estadounidenses y reclamaron 15 millones de euros. A juicio de la editorial, el programa de Google era "no sólo ilegal sino perjudicial y peligroso para los editores". Por su parte, Google, en primer lugar, negó la autoridad del tribunal francés para juzgar la cuestión y por otra apeló al "derecho de información de los usuarios". El tribunal ha fallado que "reproducir integralmente y hacer accesibles estas obras va en contra de los derechos de autor".

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Barthes por Christopher Domínguez Michael

12.15.2009
Roland Barthes. Fuente: daily value

Diario de duelo, el libro de notas de Roland Barthes redactadas durante la muerte de su madre, le permite al crítico mexicano Christopher Domínguez Michael hacer un repaso personal, para Letras Libres, sobre lo que le gusta y no le gusta de Barthes, además de la reseña del libro. les dejo unos párrafos que podrían resumir cada uno de los tres ítems:

Lo que le gusta:

"Me gusta el paladín de la lectura y de sus placeres minuciosos. Barthes, en el fondo (lo dice Antoine Compagnon), hablando de “escritura” dio la batalla por el estilo y en ese sentido nadie menos actual que él. Pero hay otra cosa que me gusta, relacionada con mi propia biografía, en la que está casi ausente la vida como alumno en un salón de clases. Leyendo, sobre todo, las magníficas ediciones de los tres seminarios de 1976-1980 que Barthes dejó inéditos (Cómo vivir juntos, Lo neutro, La preparación de la novela) me admira la devoción con que preparaba sus conferencias, la función amorosa del preceptor, el conocimiento de la retórica de los antiguos, la construcción minuciosa de una verdadera lección magistral en cada clase. La mitología que él mismo divulgó del seminario como falansterio es efectiva, y uno colocaría, ese sitio, en el mapa imaginario del siglo pasado, de la misma manera en que Barthes soñaba con una mesa donde habrían coincidido Mallarmé, Freud y Marx. [...] En Fragmentos de un discurso amoroso (1977) o en Incidentes (1987), su memoria póstuma, y de manera clarísima en los seminarios publicados en esta década, Barthes construye otra imagen, más fascinante aún que la del profeta de lo nuevo: la del responsable funcionario que, feliz en el cumplimiento de su deber, desteje de noche a la vanguardia que tejió de día y se refugia, voluptuoso, en las Memorias de ultratumba. Hace veintiséis años, apenas muerto, un partidario de Barthes, Jonathan Culler, perdió la paciencia y en su monografía (Roland Barthes, 1983) no ocultaba su decepción ante el radical que se volvió respetable, el autor nada muerto y bien vivo que termina encarnando los valores literarios que se supone había negado: el amor por la lengua francesa y la tirria contra quienes la corrompen en la radio y en la televisión, el cultivo de la frase redonda y la transgresión de la transgresión, el sentimentalismo, etcétera [...] Susan Sontag, al escribir su elogio fúnebre, dijo lo esencial: lector de Gide (siempre joven, siempre maduro) y, sobre todo, lector del Diario gideano, Barthes fue un esteta, uno de los estetas más completos (eso lo agrego yo) en la historia de la literatura.6 Más esteta de lo que pudo ser Gide, atemorizado por su conciencia protestante (moralismo o inmoralismo, he allí el dilema) a un grado que Barthes (de origen protestante también) jamás conoció ni le interesó conocer: para eso había estado Sartre. Pongo un ejemplo de suma hazaña de esteta: El imperio de los signos (1970), su libro sobre el Japón. Más allá de lo mucho o poco que haya de realidad en la interpretación, importa el arrebato consecuente del esteta que hace de su ignorancia total de la lengua japonesa una fuente de verdad novelesca y configura una realidad aparte, autosuficiente, legible, una obra maestra del exotismo como nadie la escribió en los años de la decadencia finisecular decimonónica."

Lo que no le gusta

"Quizá pueda explicarme con Sade, Fourier, Loyola (1971), donde están algunas de las mejores páginas que se han escrito sobre el marqués pero donde impera la falla moral del esteta que lastima, a mis puritanos ojos, su herencia. Las vistosas piruetas de esteta logradas por Barthes para no dar una sola opinión ética sobre el mundo sadiano contrastan con el esfuerzo abismal que ante esa misma obra hicieron, por ejemplo, Albert Camus y Octavio Paz. Barthes, en ese equívoco sentido, fue el mejor discípulo del Nietzsche más relativista, aquel que nos ofreció el regalo envenenado de la interpretación permanente. En algunos sentidos, prefiero la algarabía un tanto pomposa (a fuer de sincera) y cursi con que Barthes celebra la escritura a la frígida insolencia de Bataille y Blanchot. Pero voto por Bataille (y hasta por Simone de Beauvoir) ante Sade: tolero poco que se hable de él sin descubrirse ante el problema del Mal. Esa insolente frialdad de esteta, esa pedantería suprema, queda clara, también, en el viaje a China de la primavera de 1974, en el que Barthes acompaña a la plana mayor de Tel Quel a una excursión celebratoria en uno de los momentos más terribles de la Revolución Cultural. Apolítico de corazón y, sobre todo, buen amigo, Barthes se niega a decir gran cosa de un país que le ha parecido nauseabundo y sale bien librado, gracias a la oportunidad de la omisión, del patético chasco del maoísmo francés. Decepciona a los periodistas y al proletariado intelectual, quienes esperan de él una segunda parte de El imperio de los signos, alguna explicación semiótica del reino del Gran Timonel, ignorante de que es poco factible que quien ama Japón ame a China. Pero años después, en una nota de Lo neutro, explica Barthes, despectivo como un Des Esseintes, que lo que el vio durante la Revolución Cultural, la campaña anticonfuciana, se explicaba gracias a la vieja oposición binaria que separa la fijeza del movimiento, a Platón de Aristóteles, a Confucio de Lao Tse. Lo demás, miles y miles de muertos y la destrucción de la intelectualidad china, ¿por qué habría de importarle al gran mandarín venido de París?"

Diario de duelo

"En la vida de Barthes, su madre –Henriette Barthes– es una figura capital. Muerta el 25 de octubre de 1977, desencadenaba, según Barthes, una nueva madurez, una vita nuova que lo transformaría en otra cosa, en un novelista quizá. De hecho, Diario de duelo es un libro redundante: lo propiamente literario que Barthes tenía que decir de su madre está en La cámara lúcida (1980), su primer e involuntario libro póstumo, una encantadora e inteligente reflexión sobre la fotografía, un álbum de fotos escrito de manera vicaria una vez que Barthes, acompañado de su medio hermano Michel Salzedo (su otro S/Z), pasó por la ceremonia impía de revolver los papeles de su madre. Logró Barthes duplicar metafóricamente la muerte de la madre de Proust y convertir a Henriette en un buen personaje-fantasma. Sedimento de otra obra, el Diario de duelo queda implicado en los abusos de confianza propios del aforismo y su cauda de despropósitos mandatados por el estilo, que en Barthes, caray, siempre impera: pareciera que si nunca se permitió escribir mal una frase, ni en el más perezoso de sus proyectos de seminario, las fichas dedicadas tendrían que ser eficaces, bellas y sinceras. Creía Barthes en la sinceridad de la introspección y habría disfrutado de una memoria gemela a la suya, la de C.S. Lewis, sobre su amada muerta: Una pena en observación (1961). El Diario de duelo, finalmente, arroja mucha luz sobre la naturaleza autobiográfica de Fragmentos de un discurso amoroso y sobre toda la parafernalia despersonalizante de Roland Barthes por Roland Barthes: quien predicó la muerte del autor fue un escritor confesional en la línea de Montaigne, Rousseau, Amiel y Gide. Su época –de la que es autor y víctima– lo obligó a un sacrificio estético y escondió su yo sólo hasta que su madre murió: esa, y no la publicidad de su homosexualismo que le pedía su no amigo Foucault, fue su salida del clóset. Me encanta en Barthes su lado, quién lo dijera, Cyril Connolly, autor al que probablemente ignoraba o despreciaba: Roland Barthes por Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso, Diario de duelo, tantas páginas de los seminarios póstumos, se parecen más, mucho más, con todo y sus ínfulas teoréticas, a los libros del crítico inglés (Enemigos de la promesa, La tumba sin sosiego) que a las obras de Gérard Genette o de Deleuze o a las novelas de Sollers. A Barthes, como a Connolly, verdaderamente le importaban las condiciones materiales en que transcurre la vida del escritor, sus alimentos terrestres: qué come, qué lee, cómo ordena su escritorio y su biblioteca, cómo funciona la red de sus amigos, cómo vive la separación de los amantes y de qué manera llora la muerte de su madre."

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La escena sexual de Litell

12.03.2009
Jonathan Litell y metáforas pétreas fálicas. Indiscutible ganador. Fuente: lefigaro


Gracias a la Revista Ñ puedo ofrecer, completa, la escena sexual de Las Benévolas de Jonathan Litell que ganó el Premio Peor Escena de Sexo, venciendo a dignos representantes como Nick Cave, Philip Roth, Amos Oz, Anthony Quinn, John Banville, Richard Milwar y Paul Theroux. Y dice así:

Su vulva estaba opuesta a mi cara. Los pequeños labios se salían levemente de la carne pálida y convexa. Su sexo me miraba, me espiaba cómo la cabeza de un Gorgón, cómo un cíclope quieto cuyo ojo nunca parpadea. Poco a poco la mirada me penetró hasta la médula. Mi respiración se aceleró y estiré mi mano para esconderla: yo ya no lo podía verla pero ella todavía me veía a mí, y me desnudó completamente (aunque ya estaba desnudo). Si solo pudiera endurecerme nuevamente, pensé, y usar mi miembro como un estaca endurecida por el fuego y rendir ciega a esta Polifemus que me convertía en un Nadie. Pero mi pija se mantenía inerte y yo parecía estar convertido a piedra. Estiré mi brazo y enterré mi dedo mayor dentro de este ojo sin límite. Las caderas se movieron levemente, pero eso fue todo. Lejos de lanzarlo, todo lo contrario, lo había abierto aun más, liberando la mirada del ojo escondido. Entonces tuve una idea: saqué mi dedo y arrastrándome con mis antebrazos empuje mi frente contra esta vulva, presionando mi cicatriz contra el hoyo. Ahora era yo que miraba hacía adentro, descubriendo las profundidades de este cuerpo con mi radiante tercer ojo mientras que su tercer ojo irradiaba y nos quedamos mutuamente ciegos: sin moverme, acabé en un inmenso chapoteo de luz blanca mientras que ella gritaba: "¿Qué estas haciendo? ¿Qué estas haciendo? Y me reí en voz alta –la esperma aun desparramándose de mi pene, alegremente- y mordí fuertemente su vulva para tragármela entera y mis ojos por fin se abrieron, claros, y ví todo.

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Baudelaire record

12.02.2009
El ejemplar dedicado. Fuente: revistañ

Y se batió el récord del libro en primera edición más caro del mundo. Se trata de Las flores del mal de Charles Baudelaire, dedicado por el autor. La cifra: 775.000 euros (1,16 millones de dólares). Dice la revista Ñ:

Esta copia dedicada de Las Flores del mal (1857) formaba parte de una extraordinaria colección de libros, documentos y cartas personales del poeta que se vendieron al mejor postor.La colección de unos 180 lotes conocida como el fondo "Aupick-Ancelle", totalizó 4.050.000 euros (6 millones de dólares), el doble de las previsiones.La copia original de "Las Flores del mal", con un valor estimado entre 120.000 y 150.000 euros, impuso "un récord", confirmó el experto de la venta, Francois Vallériaux.Recordó que una anterior copia de esa obra, también con una dedicatoria, alcanzó 560.000 euros en 2007 en la casa Sotheby's de Londres.Este fondo, dispersado hoy en Drouot, había quedado oculto a la vista del público durante 140 años.Los 180 lotes rematados el martes estaban en posesión de Baudelaire cuando murió en 1867. Fueron transmitido de generación en generación, primero del poeta a su madre, Caroline Aupick, que legó la colección al amigo y consejero judicial de Baudelaire, Narcisse Ancelle, que la dejó a sus herederos. [...] Según los organizadores de la subasta, tanto la edición original de "Las Flores del Mal" como la carta de suicidio fueron adquiridas por coleccionistas franceses, por lo que no se espera que salgan de Francia.

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Dejen a Camus en paz

11.24.2009
La tumba de Camus. Fuente: blog sanchez lecuna

La de nunca acabar. Si piensan que solo los países tercermundistas -o en vías de desarrollo- como el Perú o Argentina quieren mover huesos ilustres (Vallejo, Borges) de un lado a otro para llamar la atención se equivocan. En Francia, el presidente Nicolas Sarkozy (conocido por estar casado con Carla Bruni y por tener como hobby mirar nalgas pulposas en las Cumbres Presidenciales) ha pedido que trasladen los restos de Albert Camus al Panteón de París. Los herederos se rebelan. Dice la nota:

Jean Camus dijo que enterrar los restos de su padre en el Panteón sería contrario a los deseos del autor de La peste y no quiere que su legado sea puesto al servicio del Estado. Sarkozy había propuesto el jueves pasado que los restos del autor de El extranjero y fuesen trasladados al Panteón, el monumento en el corazón de París que alberga las tumbas de las grandes figuras francesas, como Voltaire, Víctor Hugo, Zola, Pierre y Marie Curie, André Malraux y Alejandro Dumas, entre otros."Sería un símbolo extraordinario (...) llevar a Albert Camus al Panteón", con ocasión del 50º aniversario de su muerte, afirmó Sarkozy. Pero los hijos del Premio Nobel de Literatura 1957, Catherine y Jean, no parecen muy convencidos con esa iniciativa, según los medios de comunicación franceses.Mientras Catherine se dice "indecisa", fuentes cercanas a su hermano gemelo, Jean, aseguran que éste estima que ese traslado al Panteón no es conforme con la manera austera de vivir de su padre, y piensa incluso que, con su propuesta, Sarkozy busca sobre todo beneficiarse de la memoria del filósofo y novelista.Según esas fuentes, citadas por el diario Le Monde en su sitio en Internet, Jean piensa que los restos de su padre - que nació el 7 de noviembre de 1913 en Argelia y falleció en Francia el 4 de enero de 1960, en un accidente de tráfico - deben permanecer en el cementerio de Lourmarin, el pueblo del sur de Francia donde está sepultado. Ese traslado sería "un contrasentido", opina Jean, señalan las fuentes citadas por Le Monde. Catherine, aunque estima que la propuesta de Sarkozy es un "buen símbolo", señaló el sábado a una emisora francesa "sus dudas" sobre esa iniciativa.Recordó también, en declaraciones a la radio, que su padre padecía de "claustrofobia" y que "no le gustaban los honores", y dijo que no sabía cuál será "su decisión" sobre la propuesta del mandatario francés.

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Eugene Ionesco, 100

11.19.2009
Eugene Ionesco. Fuente: peoplequiz

Este mes se cumolen 100 años del nacimiento del rumano Eugene Ionesco, el autor de obras de teatro como El rinoceronte, La cantante calva o La lección. Ionesco es considerado en las enciclopedias bajo la etiqueta "Teatro del absurdo" que comparte con otros autores como Alfred Jarry e incluso, para algunos, el mismo Samuel Beckett. Sin embargo: ¿Es absurdo la palabra que buscamos para definir este teatro? Dice la nota en Clarín de Jorge Dubatti:

Pero el mismo Ionesco solía reírse de esa expresión: "¿Yo absurdo? ¡Qué absurdo!" y prefería el término "antiteatro". El prefijo "anti" expresa el gesto de violencia y destrucción de las estructuras del teatro anterior, considerado por Ionesco expresión ideológico-poética del racionalismo positivista y el pragmatismo de la burguesía occidental, así como una pérdida del vínculo más auténtico con la condición más irracional del conocimiento poético. En Notas y contranotas Ionesco escribe: "Se ha dicho que yo era un escritor del absurdo; hay palabras como ésas que van de boca en boca, una palabra de moda que ya no lo será. En todo caso, es en sí misma lo suficientemente vaga como para no querer decir nada y como para definirlo todo fácilmente". A Beckett tampoco le gustaba esta categoría crítica, que sin embargo alcanzó tan amplia difusión. En sus conversaciones con Charles Juliet, Beckett señaló: "Los valores morales no son accesibles. Y no se los puede definir. Para definirlos, haría falta pronunciar un juicio de valor, algo que no se puede. Es por eso que nunca estuve de acuerdo con esta noción de teatro del absurdo, porque encierra en ella un juicio de valor". [...] La cantante calva, por caso, Ionesco hace estallar en mil pedazos la intriga lineal aristotélica y prefiere un "volver a empezar" infinito, aunque ya no con los esposos Smith sino con los Martin. La parodia de algunos procedimientos fundantes del drama moderno –el encuentro personal, el método biográfico, la construcción de la ilusión de pasado– alcanza un momento memorable en el diálogo de los Martin, quienes luego de descubrir inesperadas coincidencias en sus vidas, llegan a reconocer que son marido y mujer. El reloj inglés del living inglés suena sin regla comprensible con desquiciadas campanadas inglesas. La entidad psíquica de los personajes es indescifrable y un bombero declara tener que marcharse porque debe apagar "un ardor de estómago". Mientras tanto "la cantante calva sigue peinándose". Para Ionesco, sabotear el sistema del lenguaje natural y el sistema del lenguaje teatral (que mimetiza el natural, a través del realismo lingüístico) es atacar en su centro mismo el principio de realidad. El sabotaje al lenguaje verbal es una de las herramientas fundamentales de su desarticulación de la ilusión del realismo. La realidad –sostiene implícitamente Ionesco– pone así en evidencia su naturaleza de construcción lingüística. Con ello Ionesco se adelanta a los pensadores del "giro lingüístico". El mundo es absurdo porque posee un régimen de realidad absurdo, pero también lo es porque la realidad burguesa ha devenido trivial, irrelevante, frívola: se advierte en sus charlas y hábitos tontos, en su banalidad. Son dos visiones diversas: no hay sentido, o tal vez exista un sentido o sentidos del mundo, pero la historicidad social del hombre burgués les ha dado la espalda, el hombre occidental vive ajeno al sentido.

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RICARDO SUMALAVIA por Daniel Mordzinski

11.05.2009
Ricardo Sumalavia. Foto: Daniel Mordzinski

Daniel Mordzinski anda acumulando millas de viajero frecuente, saltando de Sevilla a Madrid, de ahí a Santo Domingo, París, otra vez Madrid, y así sucesivamente. De sus viajes este año, uno de los más memorables fue la experiencia en Puerto Rico donde, además de fotografiar a escritores portorriqueños como Mayra Montero, Magali García Ramis, Edgardo Rodriguez Juliá y la superretratada y ultrafotogénica Mayra Santos-Febres (que debe contar por decenas los retratos que tiene con Mordzinski), dictó en octubre un taller de fotoperiodismo a estudiantes de Comunicaciones de la Universidad de Sagrado Corazón, titulado "Retratar la palabra" y auspiciado por el Salón Literario Libroamérica en Puerto Rico y la Universidad de Sagrado Corazón. Tanto la visita de Mordzinski como el taller que ofreció son parte de las actividades "De Cara al Festival" que van abriendo camino hacia el Festival de la Palabra, evento para el fomento de la lectura que se llevará a cabo del 5-9 de mayo del 2010 en San Juan de Puerto Rico. Y luego de tantos viajes, de regreso en París, sucedió un encuentro que hace tiempo se anunciaba pero hasta hace unos días se había retrasado injustificadamente: Daniel Mordzinski conoció al fin a Ricardo Sumalavia. La lluvia y un paraguas cortazariano -made in Korea, seguramente, malísimo- son testigos del encuentro entre estos dos buenísimos amigos míos. Qué ganas de estar ahí con ellos. Qué ganas de estar en cualquier parte menos donde debería estar.

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Dany Laferrière, Premio Medicis

11.04.2009
Dany Laferriere. Fuente: cyberpress

No solo en EE.UU. las llamadas "literaturas post-nacionales" o "post-coloniales" tienen éxito. En Francia están arrasando con los Premios este año. Si la franco-senegalesa Marie NDiaye ganó el último Goncourt con Trois femmes puissantes (que, por cierto, ya se confirmó que será publicada en castellano por Acantilado) el también prestigioso Premio Medicis 2009 a la mejor novela escrita en francés fue para el haitiano-canadiense Dany Laferrière por "L'énigme du retour" (El enigma del retorno, editorial Grasset). Da la casualidad que he leído la primera novela de Laferriére, Cómo hacer el amor con un negro sin cansarse, que encontré en remate en El Virrey hace unos años. Y más allá de la propuesta de la identidad, no me pareció interesante. Pero es una novela coloquial, quizá en la traducción perdió su gracia. Dice la nota :

Laferrière cuenta en su novela la dolorosa experiencia de repatriar el cuerpo de su padre, (ex alcalde de Puerto Principe, exiliado bajo la dictadura de Duvalier) al que no había visto en treinta años, desde que el exilio le alejó de su Haití natal. El libro, es también el relato desgarrador del reencuentro de un hombre -que reparte su vida entre Montreal y Miami- con los suyos y con un país en el que se siente un extranjero, un Haití que abandonó de la noche a la mañana tras el asesinato de su amigo periodista Gasner Raymond, y ante el temor de estar también en una lista negra. El escritor, que ganó en la primera vuelta, plantea en toda su obra el tema de identidad nacional, desde su primera novela publicada en Quebec, "Comment faire l'amour avec un negre sans se fatiguer" (Cómo hacer el amor con un negro sin fatigarse, en traducción literal).El jurado consensuó otorgar el premio a Laferrière, cuyo verdadero nombre es Windsor Kléber, en la primera vuelta de la votación, en la que se apuntó cuatro votos frente a una papeleta que fue a parar a Justine Lévy por "Mauvaise fille", y a otra que se llevó Alain Blottière por "Le Tombeau de Tommy".

Por otra parte, el Premio Medicis 2009 a Mejor Novela Extranjera fue para el conocido Dave Eggers y la traducción al francés de su novela What Is the What: The Autobiography of Valentino Achak Deng (en castellano, Mondadori la tradujo como Qué es el qué) titulada en francés Le Grand Quoi y traducida por Gallimard.

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Marie NDiaye, premio Goncourt

11.03.2009
La autora entrando a la ceremonia de premiación. Fuente: la republique des livres

Y siguen los premios literarios. La escritora franco senegalesa Marie NDiaye ganó el Premio Goncourt, el más importante de Francia, con la novela Trois femmes puissantes (Tres mujeres poderosas). Al parecer, este año no hubo sorpresas en el Premio, como suele suceder. La autora, éxito de ventas, era de lejos la favorita. Dice la nota:

La escritora Marie NDiaye, francesa de origen senegalés, se ha alzado este lunes con el premio de novela más prestigioso de la literatura gala, el Goncourt, con la novela Trois femmes puissantes (Tres mujeres poderosas), una narración que ya había cosechado un éxito de ventas. La escritora, de 42 años, de padre senegalés y madre francesa, se crió en los alrededores de París y escribe desde los doce años. En 1985 publicó su primera novela, Quant au riche avenir. De hecho, el editor de Minuit fue a buscarla al instituto con el contrato en la mano. Ahora, en Trois femmes puissantes, en cierta manera autobiográfica, narra la historia de tres mujeres que luchan por sobrevivir. Es una historia contada en clave realista en la que África aparece más que en las otras obras de esta escritora: "He construido un libro como una pieza musical, en el que existen tres partes que se unen por un tema común y recurrente: la fuerza interior que manifiestan las protagonistas femeninas para sobrevivir", ha explicado hoy la escritora después de enterarse de que había ganado el premio.

Pierre Assouline, en su célebre blog, escribe un post al respecto del Premio este año cuyo título resume todo: les-goncourt-sensibles-a-la-puissance-des-femmes. Y cuenta el teje-maneje, el detrás de cámara, del Premio y la cena de celebración. No pueden perderse ese post. Por otra parte, el archi-famoso Frédéric Beigbeder ganó el mismo día el premio Renaudot con la novela Un roman français (Una novela francesa), una especie de contextualización de Madame Bovary con una Emma de los años 70, divorciada. ¿Pero eso no lo hizo ya Amos Oz en Mi querido Mijael?

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Nancy Huston entrevistada

10.07.2009
Nancy Huston. Foto: Daniel Mordzinski. El País

Si Marcas de nacimiento, (Salamandra) de la canadiense Nancy Huston, fue un éxito de crítica al ser traducida al castellano, se espera que con la traducción de una novela anterior pero de tema similar, La huella del ángel, tambipen con Salamandra, se tenga el mismo suceso. En "Babelia" la entrevistan y habla sobre el abandono de su madre, el inicio de la ambición literaria y sobre todo acusa a la literatura francesa contemporánea de ser demasiado intelectual. Siendo la esposa de Todorov, pues, habrá que entender que algo sabe de intelectuales auténticos y de intelectualizantes:

Usted es bilingüe. ¿Cómo elige la lengua de sus novelas?
Depende de los personajes. La huella del ángel la escribí en francés porque discurre en Francia y los personajes hablan en francés. Marcas de nacimiento la escribí en inglés por la misma razón: los personajes hablan en inglés.

En las dos novelas la Historia es determinante y aniquila no sólo a los que la viven sino a sus descendientes.
Es la vida. Es parte de la vida. En los dos libros se habla del impacto de las opiniones políticas sobre la infancia. El hecho de haber vivido un momento político traumatizante a través de los padres predispone a tener tal o cual postura después. Por ejemplo, Saffie, la protagonista de La huella del Ángel, ha vivido un episodio estremecedor: ser testigo de la violación de su madre y su propia violación por las tropas rusas. No fue algo excepcional, como se sabe: hubo 300.000 mujeres violadas en Berlín. El hecho de haber vivido eso, más el hecho de haber conocido a un profesor que culpa de todo a los alemanes hace que crezca un muro entre ella y el resto del mundo, entre ella y su identidad alemana. Además, otro de los personajes de la novela, que de niño fue salvado por los comunistas, siente el impulso casi automático, en plena guerra de Argelia, de ayudar, por su parte, a los oprimidos, a los que él considera oprimidos.

Más que la infancia, el tema de La huella del ángel es el de la inocencia.
R. No creo en la inocencia.

¿Es imposible la inocencia del niño?
Desde que habla de culpables, desde que a él le meten en ese lenguaje, es imposible.

¿Es cierto que el hecho de que su madre la abandonara cuando era niña le hizo novelista?
¿Y eso le extraña?

Algo.
Para mí es evidente. Tal vez lo que diga suene a banalidad: una infancia traumatizada fomenta la vocación literaria. Porque crea un misterio. Para un niño, los padres son como dioses. Si los dioses discuten entre ellos, eso se convierte en algo extraordinariamente impresionante, y si uno de ellos se va pegando un portazo (que no fue mi caso), pues después el niño tiene que saber por qué y recabar la versión de tal y de cual y las sucesivas hipótesis... El niño no deja de reescribir esa historia, que es infinita e inagotable, porque un hecho así, para el mundo de un niño, es inextricable por definición. Así que no hace más que darle vueltas a la cabeza, inventando, adornando la historia. Y de esa invención a la novela no hay sino un paso. En mi caso concreto, además, hay otra razón: el único contacto que yo tenía con mi madre eran las cartas que, con frecuencia, me escribía. Ella, que hasta ese momento era la presencia misma en mi vida, de pronto se volvió sólo escritura: letras, letras...

P. ¿Por qué mantiene que es mejor novelista desde que es madre?
R. Me hice infinitamente mejor. Las Variaciones Goldberg es un libro bonito, un poco cartesiano, es, en el fondo, una idea bonita, pero un libro escrito con la cabeza; los niños te meten en el corazón de las cosas. Y la novela nace del corazón, no de la cabeza, porque habla de la vida material, de cosas muy concretas. La escritora Flannery O'Connor sostenía que la gente que tiene miedo a ensuciarse no debe meterse a escribir novelas. La vida material te ensucia. Además, hay que estar fascinado por los detalles, y lo repito: en relación estrecha con la vida material. Y al contrario, la vida intelectual es la catástrofe de la literatura. Ésa es una de las razones de que no me interese mucho la literatura francesa contemporánea.

P. ¿Por qué? ¿Por ser demasiado intelectual?
R. Piensan demasiado. Son agotadores. Se han convertido en gente muy inteligente. Y la inteligencia es catastrófica para la literatura. Hacen falta también tonterías. Hay que ser un poco tonto. Para mí, escribir dentro de la piel de los niños fue un poco un ejercicio de tontería. No podía utilizar mi inteligencia. Yo soy muy inteligente, pero no podía utilizar mi inteligencia en esa novela. Los niños no podían tener ningún discurso teórico, ni emplear ninguna palabra de más de tres sílabas, ni servirse de la ironía, no se trataba de teorizar, sino de vivir la historia...

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Philip Roth cierra filas

9.16.2009
Philip Roth. Fuente: Bloomberg

Ahora sí no puedo estar de acuerdo con mi maestro Philip Roth, Pip para los amigos. Frente al hecho absolutamente innegable de que la cultura norteamericana, y la literatura en particular, es ombligocéntrica y oclusiva frente a lo que pasa en el mundo, contesta en una entrevista aparecida en castellano en "Clarín" que: "La mejor literatura de los últimos 50 años es la de Estados Unidos" Así tal cual. ¿Se habrá quedado picón porque el año pasado le dieron el Nobel a Le Clezio y no a él como un jalón de oreja por la polémica sobre la decandencia de la cultura francesa? ¿Qué le pasa a Pip? En fin, como sea, lo importante es que sigue escribiendo novelas (estas sí de lo mejor de la literatura universal en los últimos 50 años) y ya se anucnia el nuevo título en EEUU: The Humbling. Aquí algunas preguntas de la entrevista de Antonio Monda:

En "The Humbling", la novela que acaba de entregar, el protagonista es otra vez una persona madura.
-Es un actor teatral de 64 años que descubre que ya no sabe recitar. Es una historia sobre el drama de descubrir que ya no se tiene un talento.

-Otra historia amarga, signada por la pérdida.-
¿Querés que te diga que así veo yo la vida?

-Bastan sus primeros libros para hacer esa afirmación. ¿Puedo preguntarle ahora qué piensa sobre el aislamiento cultural de los Estados Unidos?
-Es una polémica tan ridícula que no logro ni siquiera entender. Sostengo que la literatura norteamericana de la posguerra hasta ahora es la más importante del mundo, con autores como Faulkner, Hemingway y Bellow. Y todavía hoy tenemos autores de primer orden, como Don DeLillo, E. L. Doctorow, Cynthia Ozick, Joyce Carol Oates y Toni Morrison. Me siento en compañía de colegas excelentes.

-Un año atrás me dijo que auspiciaba la victoria de Barack Obama. ¿Está satisfecho con este año de gobierno?
-Estoy muy satisfecho con Obama. Estoy estupefacto con aquello que está haciendo y que está intentando hacer.
A propósito, ya que en el Perú recién se ha estrenado la adaptación que Isabel Coixet hizo de Animal moribundo (titulada "Elegía" por Coixet y retitulada ridículamente "Lecciones de amor")dejo este comentario de Roth sobre las adaptaciones:

-Usted no escondió jamás su desapego respecto de las adaptaciones cinematográficas de sus libros...
-No es un secreto que no soy un entusiasta de aquello que hicieron con mis novelas. Sin embargo, quiero ser claro: sostengo que el cine es una forma de arte no inferior a la literatura, y pienso que existen películas buenas y malas, como las buenas y malas novelas. Por ejemplo, hace poco vi L'heure d'etè de Oliver Assayas que me pareció muy bella.

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La literatura como bluff

9.11.2009
Ilustración. Fernando Gutiérrez. Fuente: elcultural

"Bluff" es el término que el narrador francés Julien Gracq (El mar de las sirtes), en la revista Empedoclé que dirigía Albert Camus, usó en 1950 para calificar la literatura. "Sólo una parte ínfima del público que habla hoy en día de literatura la conoce de verdad" dijo entonces. La editorial española Nortesur ha publicado el texto muy citado en el 2007, cuando murió el patriarca Gracq, pero aún inédito en su totalidad en castellano. Ahora que la publicidad de los libros incluye cifras de venta, las palabras de Gracq no suenan solo acertadas sino incluso proféticas. La revista "El Cultural" ofece algunos fragmentos:

Diríase que la producción literaria contemporánea presiente que tiene por delante, en algún lugar, una cita desagradable; por lo demás, se consuela por adelantado y le pone al tiempo incierto buena cara: está metida hasta el cuello en la actualidad, nos dice, la escriben para su tiempo. En cualquier caso, hay algo que, desde la Liberación, está más claro a cada año que pasa, y es que, pese a lo que afirman las escuelas y el tono cada vez más categórico de los juicios críticos, nadie, ni los escritores ni el público, sabe ya muy bien a qué carta quedarse. Una sensación de desvalimiento, de incertidumbre, de distancia entre ellos y el público va despuntando en muchos escritores, y algo así como la desagradable impresión de caminar por un tablón podrido (¿cuántos, de entre los más conocidos, considerarían hoy en día, sin que cierta angustia les oprimiera el corazón, la posibilidad de ese experimento que les proponía tiempo ha Paul Morand, la de convocar un buen día a sus fieles lectores a las ocho de la mañana en la plaza de la Concorde?). De una semana a otra, las brújulas de los críticos apuntan por turnos hacia todos los horizontes de la rosa de los vientos, vientos que dan ganas de calificar, como poco, de variables flojos. Estamos en una época que, pese la evidente plétora de talentos críticos (quizá sea ésta su marca más característica), parece más incapaz que cualquier otra para empezar a seleccionar por sí misma su propia aportación. No sabemos si hay una crisis de la literatura, pero salta a la vista que existe una crisis del criterio literario. [...]

Existe una carta forzada que resulta lucrativa, y una nada sonora que tiene mucho poder en el mundo de las letras, incluso sobre las mentes más claras: no hay nadie que consiga impedir del todo que se opere en la suya, aunque no sea más que en una proporción modesta, el paso hegeliano de la cantidad a la cualidad en provecho de un nombre que repiten miles de voces. La mirada que se posa en el rostro de un personaje famoso lo ve, incluso a su pesar, como cubierto del sutil barniz que toma del calor de miles de ojos que se abrasaron en él. Tengamos el valor de admitir que lo que hace que una obra "cuente", como suele decirse, para nosotros es a veces "es también" la cantidad de votos que suma y que auguramos con excesiva docilidad basándonos en la intensidad de una campaña electoral que nunca cesa [...]

El suplemento también ha invitado al editor Manolo Borrás, al crítico Ignacio Echevarría y al escritor Andrés Neuman ha dar su opinión.

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Premios literarios franceses

Fuente: maría picci

Gracias a The Literary Saloon me entero de este blog: Prix-Litteraires : Le blog donde colocan las carátulas de las longlist, y luego las shortlist, de los Premios Literarios franceses más importantes que, como saben, empiezan a darse uno tras otro dentro de unos meses. Ahí podemos encontrar la primera selección a los Prix Renaudot, Sélection du Prix Wepler / Fondation La Poste 2009 y los Premios Medicis a novela francesa y novela extranjera. Faltan algunas selecciones, como la del Goncurt o Fémina.

Además, hay un útil cuadro estadístico que nos sirve, por ejemplo, para saber qué libros han sido nominados para dos premios hasta el mometo (Renaudout y Medicis): Alain Blottière Le tombeau de Tommy; David Foenkinos La délicatesse; Jean-Pierre Milovanoff L'amour est un fleuve de Sibérie; Olivier Sebban Le jour de votre nom; Vincent Message Les veilleurs.

Dejo aquí la primera selección de libros que forman parte del Premio Medicis para Novela Extranjera no incluye ningún autor en castellano pero sí algunos célebres como Kadaré, Makanine, Mo Yan, Dave Eggers o Jospeh O´Neill:

Sara Strisberg La faculté des rêves (Stock)
Robert Littell L'hirondelle avant l'orage (Baker Street)
Ismail Kadaré Le dîner de trop (Fayard)
Vladimir Makanine La frayeur (Gallimard)
Tarun Tejpal Histoire de mes assassins (Buchet-Chastel)
Owen Matthews Les enfants de Staline (Belfond)
Abha Dawesar L'Inde en héritage (Héloïse d'Ormesson)
Joseph O'Neill Netherland (Ed. de l'Olivier)
Nadeem Aslam La vaine attente (Seuil)
Yan Mo La dure loi du Karma (Seuil)
Gerbrand Bakker Là-haut, tout est calme (Gallimard)
Dave Eggers Le Grand Quoi : Autobiographie de Valentino Achak Deng (Gallimard)
Phillips Jayne Anne Lark et Termite (Christian Bourgois)

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Calígula de Camus en España

9.09.2009
Ensayo de la puesta en escena de "Calígula". Fuente: elpaís

"Los hombres mueren y no son felices" Todavía recuerdo la conmoción que me causó cuando siendo un adolescente leí en la Biblioteca de la Universidad a la que acababa de ingresar, esa frase en una obra de teatro de Albert Camus llamada Calígula. Por aquellos años (1986) uno no podía asumir su vocación literaria sin leer a Sartre y a Camus. Ya no es así. Y aunque no sé si leería hoy una novela de Albert Camus (sé que una de Sartre no la leería), sí podría ir gustosamente a ver una obra de teatro suya. En especial Calígula que hoy se pone en escena en el teatro Lope de Vega en España. Dice "El País":

"La obra se estrenó en París en septiembre de 1945 y algunos lo entendieron como la reacción de Camus ante los totalitarismos, pero en realidad él la escribió entre 1938 y 1939, la revisó para el estreno y la volvió a tocar en 1957 y, desgraciadamente, murió en 1960; de lo contrario estoy seguro de que la habría vuelto a revisar. Calígula es, sin duda, una de las grandes obras del teatro del siglo XX, pero no habla de los totalitarismos, sino de otra tiranía: de la económica", asegura Santiago Sánchez. La compañía L'Om-Imprebís, conocida por su teatro de compromiso en el que todos los elementos -escenografía, vestuario e iluminación- apuestan al unísono por soluciones innovadoras en escena, está formada por 12 actores, tres de ellos también músicos, pero fuera del escenario trabajan también otros 15 profesionales para crear una versión actual del eterno debate al que se enfrenta el hombre cuando tiene que elegir entre libertad y justicia. "Calígula siente que el mundo no está bien y lo que hace para remediarlo es ejercer el poder al límite. Al final, se equivoca y el reconocer su error es lo que apacigua su alma", reflexiona el director.

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