Copy Paste alemán
2.16.2010En el 2008, Mario Bellatin hizo un artículo sobre Yasunari Kawabata, que se publicó en un diario argentino, que fue considerado como genial y profundo por muchos. Lamentablemente, el editor olvidó colocar una nota a pie de página que decía "hecho con la técnica del copy-paste". ¿Por qué lamentablemente? Porque ese artículo era, en realidad, más que un artículo periodístico una suerte de intervención artística y una pregunta sobre la crítica literaria y su capacidad de explicar a un autor. Y es que para escribir ese artículo Mario Bellatin voluntariamente recortó y pegó varias reseñas a sus propios libros y solo se limitó a cambiar, en el Word, la palabra "Bellatin" por "Kawabata". Al final, alguien reconoció sus propias palabras dirigidas a otras y se armó un escándalo pequeño y luego minúsculo y olvidado bajo la alfombra que, lamentablemente también, no puso en cuestionamiento lo que debía cuestionarse sobre el arte y la crítica literaria. En fin, eso viene a cuento porque en Alemania una chica de 17 años se ha convertido en un best-seller usando la técnica del copy-paste. Pero, a diferencia de Bellatin, ella no ha querido cuestionar nada sino pasarse de listilla. Por eso recurre al famoso y fallido argumento de la "intertextualidad". Lo realmente divertido es que atraparon a la chica de un modo, por decirlo así, bastante alemán. Y es que la muchacha habla todo el tiempo de una discoteca a la que no tiene acceso por ser menor de edad. En América Latina, o incluso en EEUU donde todos tienen cédulas falsas para entrar donde sea y comprar lo que sea, ese detalle sería intrascendente. Así dice la nota:
Una novela de una adolescente -la autora se llama Helene Hegemann y tiene 17 años- se ha convertido en uno de los temas de discusión en los círculos literarios alemanes, no sólo por el sorprendente éxito que ha tenido, sino por haber agitado la discusión sobre el plagio. Axototl Roadkill, ése es el nombre de la novela de Hegemann, habla del mundo de los excesos de drogas, sexo y alcohol de ciertas fiestas berlinesas; ha saltado al quinto lugar de las listas de libros más vendidos y ha sido escogida entre las candidatas al Premio de la Feria del Libro de Leipzig. Esa es la parte positiva de la historia. La parte negativa es que, después de que un bloguero la acusase de plagio, Hegemann ha admitido que ha tomado parte de sus libros de otras fuentes y se ha disculpado por no haberlas mencionado convenientemente. No obstante, Hegemann rechaza la acusación de plagio y dice que de lo que se trata es de "intertextualidad", y que, si a todo escritor que hiciera lo que ella ha hecho se le acusara de plagio, la vida literaria terminaría por acabarse. La primera sospecha fue que Hegemann había tomado algunos pasajes de su libro de una novela llamada Strobo, escrita por un autor que utiliza el pseudónimo de Airen y cuyos temas giran también en torno a las drogas, el sexo y el alcohol. Airen también tiene un blog, en donde se dedica a registrar experiencias de fiestas extremas. En las dos novelas, y con frecuencia en el blog de Airen, aparece la discoteca Berghain, donde Hegemann tiene vedada la entrada por ser menor de edad. Ese detalle fue el que generó las primeras sospechas de algunos que creyeron ver en la prosa de Hegemann descripciones de ese lugar que resultaban demasiado vividas para alguien que no lo había visto nunca. Hegemann sostiene que no conoce la novela de Airen pero sí su blog, del que admite haber sacado algunos pasajes, en un procedimiento que ella considera en principio legítimo. A la larga, sostiene Hegemann, las experiencias que ella cuenta no son las suyas -dice que, por ejemplo, ella no consume drogas-, sino las de un personaje ficticio que ha creado. La editorial Sukultur, que publicó la novela de Airen sin que ello tuviera mayor resonancia más allá del mundillo subcultural berlinés, no admite los argumentos de Hegemann. "Naturalmente Helene Hegemann no tiene que consumir heroina para escribir sobre la heroina. Para escribir sobre la Edad Media tampoco hay que hacer un viaje a la Edad Media. Pero uno no puede sencillamente copiar otras novelas sobre la Edad Media", dice la editorial en su página web. Entre tanto, Sukultur y la editorial Ullstein, que publicó la novela de Hegemann, han llegado a un acuerdo. Ullstein ha dicho que todas las dudas sobre derechos de autor han sido aclaradas y que se han conseguido las autorizaciones necesarias. Sin embargo, eso no parece haber puesto fin a la polémica sobre los límites entre el plagio y la llamada intertextualidad, que, desde otra perspectiva, ha sido abordada por el crítico suizo Philipp Theisohn en su reciente libro Plagio: una historia no original de la literatura. Theison, naturalmente, ha sido consultado por los medios alemanes sobre el caso Hegemann y ha dicho que, aunque naturalmente es posible partir de la idea postmoderna de que todo está escrito y de que ya no se puede ser original, el escritor que asuma esa idea tiene que reflejarla en su obra y no ocultar su procedimiento. Airen, cuya verdadera identidad se desconoce, ha dicho, en declaraciones al diario Frankfurter Allgemeine, que Helene Hegemann no le ha hecho nada y que, si en la próxima edición se reconoce la deuda con sus textos, él dará el asunto por saldado. El blogero y novelista clandestino ha leído el libro de Hegemman y dice que es el tipo de libro que a él le gusta leer, que estaría igualmente bien sin los pasajes que la autora tomó de sus textos.