MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Guillermo Saccomanno, premio Seix Barral

2.09.2010

Guillermo Sacomanno. Fuente: letraviva

El escritor argentino Guillermo Saccomanno ganó el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral con la novela El oficinista. El jurado estuvo integrado por José Manuel Caballero Bonald, Pere Gimferrer, Rosa Montero, Elena Ramírez y Ricardo Menéndez Salmón. Dicen que está deslumbrado y que, desde hacía años, no se sentían tan entusiasmados con un ganador. Lo cierto es que la simple referencias a sus influencias literarias (Ballard, Kafka, Dostoievski, Philip K. Dick, Gogol) han generado muchas expectativas para quienes, como yo, conocíamos su nombre pero no su obra. Lamentablemente, Saccomanno no pudo asistir a la ceremonias pues estaba reponiéndose de una meningoencefalitis en Buenos Aires. Silvina Friera en Página12 comenta extensamente la noticia:

El título, tan anodino y prometedor, atizó la llamita de la curiosidad desde el comienzo. Los miembros del jurado se quedaron “boquiabiertos” después de leer la “extraña” e “inquietante” El oficinista, de Guillermo Saccomanno, con la que acaba de ganar el premio Biblioteca Breve, dotado de 30 mil euros. Cuando relajaron las mandíbulas y cerraron la boca, aún bajo los efectos de la intensidad y originalidad del texto, no tuvieron que discutir el veredicto. Por unanimidad, entre los 414 manuscritos que concursaban, eligieron la novela del escritor argentino, presentada bajo el seudónimo de Calemo, que se publicará a fin de mes, en España y la Argentina, a través del sello Seix Barral. En el Museo Marítimo de Barcelona, durante la conferencia de prensa, Rosa Montero elevó el texto premiado a la categoría de “suceso literario” y garantizó que no dejará “indemne” a ningún lector porque contiene una “moral sumamente turbadora”. Dicen que nunca un jurado se mostró tan exaltado y contundente. El telón de fondo de la historia premiada es una ciudad arrasada por atentados guerrilleros, amenazada por hordas de hambrientos, niños asesinos y perros clonados. En esta urbe infernal, vigilada por helicópteros y bautizada con lluvia de ácido, se recorta el opaco y desencajado protagonista de la historia, un hombre dispuesto a la humillación con tal de conservar, con uñas y dientes, su trabajo. En este mundo absurdo, que responde a la lógica de la degradación del sujeto, el oficinista, un asesino en potencia, se enamora y se permite soñar con ser otro. Una pregunta sobrevuela por las páginas de esta novela, que encierra una antiutopía, un mundo Ballard, pero también Dostoievski: ¿de qué abyecciones es capaz un hombre por aferrarse a un sueño? Saccomanno, él mismo lo reconoce, ha incentivado el culto del “escritor salvaje” desde que se recluyó en Villa Gesell, hace más de veinte años, para desintoxicarse de la ciudad y del ambiente literario. Algún malintencionado podría sospechar que ese costado salvaje del flamante ganador se impuso y que por eso decidió no viajar a Barcelona a recibir el premio Biblioteca Breve, que han ganado nada más ni nada menos que Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa, Juan Marsé, Guillermo Cabrera Infante, Carlos Fuentes y Gioconda Belli, entre otros. Seguirá siendo un “buen salvaje” y empecinado, pero las razones de ese faltazo obedecen a un virus que suena a trabalenguas macabro. (...) Rodrigo Fresán recogió el premio en su nombre. “Es un libro extraño, en el mejor sentido de la palabra, pero coherente con la obra de Guillermo. No es un libro común, va a sorprender mucho”, anticipó Fresán, para quien los libros de Saccomanno “se pasean por muchos lados, son como postales”. (...)Aunque el ganador no pudo hacer declaraciones, en un texto de su autoría distribuido por la editorial Planeta, Saccomanno cuenta que escribió la primera versión de El oficinista en el verano de 2003, tan sólo en un mes. “Ignoraba que su proceso de corrección y ajuste me llevaría seis años”, admitía allí el flamante ganador del premio Biblioteca Breve. “Seis años en los que pasé por diferentes estados de ánimo. En todos fui el oficinista. Es cierto, lo fui alguna vez. Quizás ahora, al escribir, no tenía que observar tanto a los otros como a mí mismo. Si hay una clase que conozco y repudio es la clase media. La clase a la que pertenezco. Se define por su capacidad de sometimiento y traición. Una clase que, en su afán de trepada y con tal de no descender un peldaño en la escala social, se identifica con sus enemigos, los ricos. Es decir, el poder.” Saccomanno plantea que lo peor del poder es que “nos inficiona”. Después de despotricar contra la clase media, “tan prolija”, “tan capaz de canalladas cobardes”, se pregunta, en una vuelta de tuerca flaubertiana: “¿Acaso soy mejor tipo por ser escritor? El oficinista también soy yo”. [...] Ballard, Kafka, Dostoievski y Philip K. Dick son algunos de los nombres que lanzó el jurado como brújulas para orientar la atmósfera de la novela premiada. “Por la noche, cuando la city se apaga, en los umbrales de esas catedrales del dinero, bajo las recovas de una avenida y hasta en las cabinas de los cajeros automáticos, empieza a verse a los sin techo, aquellas y aquellos desgraciados pestilentes expulsados de un sistema en el que creyeron”, recuerda Saccomanno en su texto. “Más de una vez, mientras observaba este contrapunto macabro, me preguntaba cómo escribir sobre estos personajes, que quizá no sean tan diferentes en su degradación del Akaki Akákievich de El capote, de Gógol. O del hombre del subsuelo de Dostoievski. También, ¿por qué no?, Bartleby. ¿Y Samsa? También. Nada es casual: en un principio esta novela se llamaría La perspectiva Nevski. Porque ésta sería una novela rusa. Existencias desesperadas en un mundo absurdo que responde a una lógica: la destrucción del sujeto. En este sentido, al modo ruso, esta novela no es de amor, sino de la búsqueda de amor. Aunque suene cursi. Aunque el amor esté en extinción. Una novela de soledad. Si lo prefieren, una experiencia rusa. De hecho, el protagonista de esta novela es ‘tan ruso’.” Saccomanno tiene una gran obra que comienza a instalarse poco a poco en España. El año pasado obtuvo el primer reconocimiento internacional cuando 77, la tercera parte de su trilogía conformada por La lengua del malón (2003) y Un amor argentino (2004), ganó el prestigioso premio Dashiell Hammett a la mejor novela publicada en español en la Semana Negra de Gijón. Entonces, se tomó tres bourbon para festejar lo que consideraba una “grata sorpresa”, porque no se tenía mucha fe. Lo que más le importaba de ese premio es que lleva “el nombre de Hammett, un escritor que dijo ‘no’ en tiempos en que escasean los hombres que dicen ‘no’”. [...] Colaborador habitual de Página/12 y maestro de talleres literarios en los que se han fogueado varias generaciones, el escritor suele advertir que “son las escrituras las que tienen que establecer las discusiones”. Cuando se publique El oficinista, en breve, los lectores podrán disfrutar esa perturbadora, sobria, onírica e incluso profética novela que ha deslumbrado al jurado español.

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Kenzburo Oe entrevistado

1.27.2010
Kenzaburo Oe. Foto: David Coll. Fuente: elpaís

La publicación en castellano (Seix Barral) de Renacimiento, la primera novela de la trilogía que Kenzaburo Oe publicó hace una década, ha despertado el interés de España por este extraordinario escritor japonés. En "Babelia" lo entrevistan en su casa en Tokyo. Por cierto, yo acabo de tragarme su novela como quien se come una píldora. Es estupenda. Además, en la extensa y cálida entrevista, Oe habla de su vejez, opina sobre el éxito de Haruki Murakami y dice algo que, seguramente, Mario Bellatin -gran lector de la literatura japonesa desde hace décadas, y de Oe en especial- habrá recortado: "todo escritor es manco":

Renacimiento es la primera novela de una trilogía que usted comenzó hace casi una década. ¿Qué van a encontrar los lectores españoles en este primer volumen?
Es una gran alegría que se publique en español. Es el segundo idioma al que se traduce, tras el alemán. La edición que ha hecho Seix Barral es estupenda, pero lo que más me gusta es que le hayan puesto el título de Renacimiento. Es el título que le hubiera querido poner, aunque el que tiene en japonés y en la traducción al inglés -que se publica en primavera- es Changeling.

Ese título viene dado por Outside over there, un libro de Maurice Sendak que juega una parte importante en esta novela. ¿Por qué le ha gustado tanto un título que no guarda idéntica relación con el original?
Tengo un amigo al que conocí cuando tenía 16 años. En esa época yo quería estudiar matemáticas o física hasta que él me dijo: "Lo tuyo es la literatura. Y el cine, el dibujo, la música...". Él me inició en la creación artística, y eso me cambió para siempre. Este amigo se convirtió en una suerte de tutor y gracias a él conocí a la que ahora es mi esposa [Yukari Oé es hermana de Itami]. Más tarde, él se convirtió en un director de cine. Su nombre: Juzo Itami. Siempre hemos sido amigos y siempre he tenido una vida en pareja con esta persona.

P. De hecho, usted ha titulado esta trilogía como la de las "extrañas parejas".
R. Así es. En concreto parto de la idea de la seudopareja, un concepto que tomo prestado de un párrafo de El innombrable de Samuel Beckett. Itami y yo siempre hemos sido una pareja. Hasta que él se suicidó. Hasta entonces él vivía haciendo películas y yo publicando libros. Mi trabajo siempre ha tenido una faceta política y él nunca quiso saber nada de eso, así que llegó un momento en que ya no nos veíamos tan a menudo. Por eso cuando falleció empecé a recordar la juventud que vivimos juntos y a pensar en mi propia vida. Y aunque mi amigo no puede resucitar, lo que yo intentenacimiento. Y también el mío propio. Ése es el tema principal de esta obra. De ahí que me guste tanto el título en castellano. El día después de su muerte recibí un fax de Edward Said muy emotivo que me hizo pensar en todo esto. Más tarde leí el cuento de Sendak, y eso redondeó el punto de partida para Renacimiento.

P. Y Renacimiento sería la primera de una serie de tres novelas.
R. En efecto. Y en todas ellas el protagonista es un escritor llamado Kogito. La segunda obra de la trilogía se podría traducir como El niño de la triste mirada. Hace referencia al "caballero de la triste figura", porque en este caso narra la relación de Kogito, literato y moralista japonés, con el Don Quijote de Cervantes. El ten Quijote de Cervantes. El tercero se llama Adiós a mis libros, un canto a esta vida dedicada a la literatura.

(...)

P. De todos sus álter egos, Kogito es el que más se ha prodigado en sus novelas. ¿Es el que más se ha acabado desligando de Oé?
R. Así es. Y creo que esto se percibe aún más en mi último libro, que se acaba de publicar en Japón. El título en castellano sería algo así como Muerte por agua, y se inspira en el de la cuarta parte del poema de T. S. Eliot La tierra baldía. En esta novela ha llegado un momento en que ya no sabía si estaba escribiendo sobre mí o sobre Kogito. Muchos jóvenes me dicen que mis libros son mediocres porque no tienen un clímax final debido a que Kogito no mata a nadie, no huye etcétera. (Ríe). Claro, yo les respondo que Kogito, al igual que yo, tiene que escribir, tiene que subsistir pese a ser un personaje. Es complicado. De todas maneras, con Muerte por agua Oé ya ha terminado de decir todo lo que ha querido decir a través de ese moralista que es Kogito. Como escritor, echo un vistazo a mi vida y pienso que soy una especie de moralista, al igual que Don Quijote o Sancho Panza. Continuamente me pregunto por la condición humana. Y creo que Cervantes también lo hacía. Y aunque yo no puedo definirme como un moralista oficial, siempre quiero introducir en mis libros la figura de un moralista que padece la era contemporánea. Éste es el tema principal de toda mi literatura. Cuando empecé esta trilogía tenía más de 60 años. Por eso pensé escribir esta obra sobre mí mismo y sobre el tiempo que he vivido en este país que llaman Japón.

(...)
P. Por otro lado, también hizo una clara referencia a la Secta de la Verdad Suprema en Salto mortal, uno de sus últimos libros publicado en castellano. ¿Cree que la sociedad japonesa ha reflexionado lo suficiente sobre todo lo que pasó hace casi quince años?
R. Nada ha cambiado. Los ataques terroristas sirvieron de alarma para la sociedad japonesa. Nos alertaron de que estamos cerca de algo mucho peor. Pero el tema no se trató con el suficiente peso. Haruki Murakami escribió un libro muy necesario sobre el tema: Underground. Es estupendo.

P. Desde luego es un trabajo periodístico excelente, aunque aún está inédito en español.
R. Qué lástima. Murakami es un tipo interesante, lo conocí una vez durante una entrega de premios.

P. Su Kafka en la orilla me recuerda a sus descripciones de los bosques de Shikoku.
R. Es verdad. Lo que pasa es que mis libros no se venden ni una centésima parte de los suyos (ríe).

P. Ventas al margen, usted acaba de publicar Muerte por agua en Japón. No sería la primera vez que dice que éste va a ser su último libro.
R. Sí, lo he pensado muchas veces (ríe). A mis 74 años veo Renacimiento, y creo que ya no voy a poder escribir algo de semejante nivel. Para mí Muerte por agua es el final de una saga de cinco obras. Con este último puedo dar por cerrada la obra de mi vejez. Soy escritor y aún estoy vivo y es posible que me encuentre ante otra obra que quiera escribir. Me gusta mucho el Quijote y lo he leído muchas veces. Mucha gente ha escrito un Don Quijote. Günter Grass tiene su Tambor de hojalata, por ejemplo. Yo desde pequeño he tenido el sueño de escribir un libro en el que el protagonista diga "yo soy Cervantes" o "yo soy Don Quijote". Sin embargo, de momento yo sólo he escrito uno en el que el protagonista puede decir que se llama Kogito (ríe). Dentro de toda mi obra hay una persona, un personaje que está separado del resto. Y el modelo está ahí [señala a Hikari, que está detrás de nosotros, ojeando el periódico]. Si aún vivo tres años más, me gustaría escribir un libro en el que Eeyore [el nombre que Oé utiliza para los personajes basados en su hijo] explicara la historia contemporánea a través de sus ojos. Sería ficción, por supuesto. Al igual que el Oskar de Grass toca el tambor para darse a conocer, mi Eeyore tendría su música. Ahora que lo pienso, creo que existe la clara posibilidad de que un libro así vea la luz.

P. ¿Y qué hay de ese destino que los dos protagonistas de Renacimiento ven escrito en el poema Adieu de Rimbaud?
R. Ese destino no se ha hecho realidad. Cuando pienso en el verso "Entraremos en las espléndidas ciudades"... Nosotros no hemos llegado a poder vivir juntos ese renacimiento maravilloso del que hablo en la novela. Rimbaud es un punto de partida para la literatura moderna y, como Rimbaud, todos los grandes autores de la modernidad tienen algo que han perdido, algo que les falta. Todos escriben sobre un héroe que ellos no han podido ser, el mismo que yo no he podido ser. Y la forma inicial, el prototipo, es Don Quijote, de Cervantes. Él tenía un brazo inutilizado y le llamaban manco . Pienso que todos los grandes autores del siglo XX, desde García Lorca hasta Günter Grass, son mancos, les falta algo. En francés el verbo manquer indica un déficit en la persona, es muy significativo. Yo tengo tantas manques . Hace 46 años que vivo con mi hijo, que es deficiente. Y siento que ésa es mi gran manque. Él también es manco, pero él es mi héroe y a mí me gustaría que él fuera el héroe de esta nueva novela que ahora está en mi cabeza. En cualquier caso, yo no tengo ni un destino ni un talento tan grande como Cervantes (ríe). Yo de momento he venido hasta aquí agarrado del brazo con Kogito y es posible que antes de morir pueda mostrar al mundo un libro en el que aparezca su destino . Hace apenas tres semanas que presenté el nuevo libro en Japón. Y aún no le he dicho a nadie nada sobre este nuevo proyecto. Usted es el primero que lo escucha.

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Oe reseñado

1.15.2010
carátula del libro en versión japonesa. fuente: cogito-kobo

Una gran noticia para quienes, como yo, creemos que si el Premio Nobel se pudiese dar dos veces Kenzaburo Oe debería ser el primero en volver a ganarlo. Seix Barral ha decidido editar la trilogía inédita en castellano del gran Kenzaburo Oe, que se inicia con Renacimiento y continuará con ¡Adiós a mis libros! y El chico de la cara melancólica. Kogito, el personaje central, es un alter-ego del escritor, con el típico sello de novela autobiográfica como lo son obras posteriores como Una cuestión personal. Mercedes Monmany le hace los honores:


En Renacimiento, Kogito es un escritor que empezó a cultivar el género novelístico a los veinte años recién cumplidos. Después de escribir durante veinticinco más, se percató de que había llegado «a un punto de inflexión» en su carrera. Cuando pasó de los cuarenta y cinco, las cifras de ventas de sus libros «empezaron a bajar» y, en el proceso, como le recordará su cuñado desaparecido, «perdiste a los grandes lectores de tu juventud». Conforme al carácter neurótico que siempre le caracterizó, la conciencia de tener que salir del atolladero creativo sumió a Kogito en una gran crisis que le impedía avanzar en nuevas obras, hasta que se dio cuenta de que para salir de ella el único remedio era sencillamente ponerse de nuevo a escribir. Es en esos momentos, en los cuales experimenta una mayor dificultad para expresarse y, sobre todo, para entender el lenguaje y «las palabras de directores de cine y guionistas de edad parecida a la suya, hasta de los comentaristas de arte y sociedad», cuando recibe la fatal noticia de que su cuñado, su mejor amigo e interlocutor desde la infancia, acaba de fallecer. Algo que sucedió en la realidad, ya que Juzo Itami, famoso cineasta y cuñado de Kenzaburo Oé, se quitaría la vida, conmocionando a la sociedad japonesa: muchos vieron en ello la mano de la banda criminal yakuza. Fue ese cuñado el que, conociendo el pesimismo de su amigo Kogito, «crearía una barrera para que no se suicidara». Apoyando su valía, sus posibilidades geniales y su originalidad, Goro le animará a presentarse a un conocido premio. A él y a otros amigos también muertos, Kenzaburo Oé les dedica su trilogía; como él mismo dijo, «para poder dialogar con ellos». Eso es lo que hará con su cuñado desaparecido, mediante un procedimiento de su invención: conversar, alternando perfectamente las voces, como si estuviera aún vivo, con una treintena de cintas grabadas que el muerto le ha legado, junto al poema preferido de los dos en su juventud: Adieu, de Arthur Rimbaud.

También pueden leer la reseña que hace Rafael Narbona en "El Cultural" de hoy.

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Lorrie Moore come zanahorias

11.12.2009
Lorrie Moore. Fuente: flavorwire

Vestida de negro, Lorrie Moore está sentada en esa terraza de un bar-restaurante, con una tira de zanahoria entre los dedos como si fuera un largo cigarrillo que se lleva a los labios, al mejor estilo de las antiguas estrellas del cine. Mira a los ojos, y suelta el humo invisible para reconocer: "Sí, en esta novela he tratado de reflejar el mundo surgido en mi país después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Es un pequeño golpe bajo a la vida estadounidense", y cierra su actuación hollywoodesca dando un mordisco a su colorido cigarrillo. Así empieza la excelente crónica que Winston Manrique Sabogal ha hecho de una visita a Lorrie Moore, la autora del libro más comentado del año en EE.UU., Al pie de la escalera, editado en castellano por Seix Barral. Y aunque algunos narradores latinoamericanos como Edmundo Paz Soldán y Rodrigo Fresán han coincidido en que la mejor Moore no es la novelista, sin duda las virtudes de la escritora (su sensibilidad, su fragilidad, su humor sarcástico) están presentes aquí como en Anagramas u Hospital de ranas, sus otras novelas. Copio aquí algunos momentos de la extensa crónica publicada el fin de semana pasado en "Babelia":


En su crujiente compañía, Moore recuerda que ganó a los 19 años un concurso de cuentos en la revista Seventeen. Y cómo ahora, 33 años después, ha publicado tres libros de relatos, acaba de editar su tercera novela y es miembro de la Academia de las Artes y las Letras de América desde 2006. No sabe muy bien qué ha cambiado en la literatura, ni en la suya en particular, en todo este tiempo. Lo único claro es que ahora tiene un hijo adolescente, se ha divorciado y se han mudado del Este al Oeste, a la mitad de Estados Unidos. "Aquí hay un muy buen resumen de la sociedad estadounidense. Al principio no era consciente de eso, de todo lo que había aquí, y ahora estoy tratando de reflejarlo. Éste es un micromundo del país con todos sus microambientes políticos, culturales, sociales y de sueños". Calla un instante y su voz pausada encuentra un punto de cambio como narradora: "Antes, cuando era más joven, escribí mis dos novelas, Anagramas y El hospital de ranas, sobre mujeres mayores, y ahora que ya soy mayor escribo sobre una mujer joven", y se interrumpe con una risa clara y dosificada. "Eso quería hacer en esta novela. Quería contar estas cosas como un resumen de Estados Unidos".
¿Acaso la tan mentada y esperada gran novela de la sociedad estadounidense del siglo XXI?
Silencio...
Al pie de la escalera tiene más dosis de su humor envenenado, a veces usado por sus personajes como escape al dolor, mientras se explaya en las descripciones del ambiente y las psicológicas de personas puestas en un cruce de caminos frente a temas como los prejuicios en torno al racismo, la inmigración, la adopción, las nuevas familias, la religión, los miedos modernos, la guerra, la desolación de ciertas pasiones y la culpa y la expiación. Un paisaje devastador que descubre Tassie Keltjin, una joven universitaria, en su travesía hacia la vida de verdad, teniendo como fondo la larga y oscura estela del 11-S y la guerra de Irak.
A Moore no le queda la menor duda de que no somos impermeables al tiempo. A su arte para moldear las vidas solapadamente, y a pesar de quien sea. "Las cosas cambian, las ideas cambian, las familias cambian. Las cosas que importan en el mundo. Y ahora resulta que ese paradigma que teníamos en Estados Unidos de la sociedad inmigrante se ha roto. Eso me ha llevado a abordar este tema que es fundamental. Antes, mis dos primeros libros hablaban de la familia. Cada libro es diferente".
Su aproximación y percepción de la gente y la manera como refleja sus relaciones personales y sentimentales en sus libros ha variado. Y para demostrarlo toma prestada una frase de unos amigos que le han dicho: "Lorrie, tú escribes todo el tiempo sobre los sentimientos mutuos entre hombres y mujeres; pero ahora te preocupas de cómo las mujeres fracasan unas con otras", y termina subiendo las cejas.
Cuando la luz empieza a tornarse bronceada, y a regalar los últimos haces de sol danzarines, Lorrie Moore, con el cigarrillo-zanahoria entre los dedos, reconoce el alcance que quiere darle a su novela; la de una obra que represente y retrate el mosaico de la sociedad estadounidense del nuevo siglo XXI, engendrada súbitamente tras los atentados terroristas de Al Qaeda en 2001 en Nueva York y Washington. Le gustaría que Al pie de la escalera fuera una especie de espejo en el cual se pudieran mirar sus compatriotas. Porque de ese suceso procede la nueva sociedad que ella describe. De ahí que defina la novela como "un pequeño golpe bajo a la vida estadounidense", tras lo cual suelta el humo invisible de su cigarrillo-zanahoria.


(...)


...Y Lorrie Moore estira la mano hasta el centro de la mesa donde está el Rilish para coger otra tira de zanahoria y volver a jugar, entre risas, a la fumadora glamourosa de los años treinta. Ya no hay sol. Sólo una luz cobriza que lo baña todo bajo el susurro de la parra movida por la brisa como preámbulo a sus ideas sobre los miedos contemporáneos que palpitan en Al pie de la escalera.
Insiste en el temor ante la desconfianza o descalificación que ahora se da a alguna persona según su credo. Miedos individuales y miedos colectivos que parecen acorralar a la gente en su novela. "Cada generación tiene su colección de nuevos miedos", reconoce resignada. "Es también una forma de confrontar el mundo. De cómo tú miras ese mundo y cómo tú sacas lo que tienes para salir adelante en la vida. Cada uno de nosotros asumimos unos temores, es interesante, y son diferentes sus grados en cada persona".
Aunque en el camino se han perdido cosas que no comparte, como cambiar privacidad por seguridad. "Cuando John Kerry dijo que se debía tratar como una cosa más, yo estaba de acuerdo, pero cuando lo pusieron más grande y lo exageraron lo convirtieron en un problema. El terrorismo es una manera de manipular a la gente".


(...)


Y para que todo encaje, Lorrie Moore tiene que inventarse un mundo perfecto para su obra, acorde a lo que va a contar. Sin olvidar, recuerda, que también tiene que traer a él cosas del mundo real, que es lo que al final contribuye a hacerlo creíble y verosímil. Reconocible para el lector. En su caso, con temas cotidianos poblados de personajes cuyos mundos interiores ella muestra como seres a veces inconformes o amordazados o devastados por frustraciones, desencuentros o sueños.
Sus manos, que a veces acompañan a sus palabras, aquí ganan protagonismo. Confiesa que no piensa en el humor cuando escribe. "Las cosas tienen humor en sí mismas. Es cuestión de saber verlo. En esta novela creo que no hay mucho, pero mi editor me dijo que era muy graciosa", y sonríe perpleja porque no termina de entenderlo.
Cuando intenta explicar la procedencia de su ironía y de aquello que parece políticamente incorrecto, manda atrás su brazo izquierdo, que se topa con una ramita de parra descolgada como una serpiente que le hace girar rápidamente la cabeza. Se percata de lo que es, sonríe y sube las cejas mientras dice que "es importante la interacción que tienen las personas, mostrar el mundo interior y exterior del individuo. Arrostrar dichos mundos. En el cine es difícil hacer esto, pero en la literatura se puede hacer con tres o cuatro frases".


(...)


Así, entre la crianza, la mudanza, las clases y la adaptación a la nueva vida en Madison, a finales de los noventa, empezó a concebir Al pie de la escalera con algún rasgo autobiográfico. La escritura llegó después del 11-S. Luego tardó un año en arreglar lo escrito porque lo que pretendía era que la novela reflejara el mundo surgido de allí. Mientras tanto la gente se preguntaba dónde estaba la autora de Pájaros de América. Y ahora que ha vuelto, después de once años sin publicar, lo dice: "Me he repartido entre varios quehaceres. En un año pensé que ya tenía toda la novela en la cabeza, pero resultó que eran únicamente 50 páginas. Y, encima, la historia era muy triste, así que tuve que rehacerla. Además he publicado cuentos en revistas como The New Yorker y en The Guardian".
Una hora después, dentro del restaurante, al final de la cena, Lorrie Moore lee el comienzo de su novela en inglés como en un recital secreto... Luego pregunta cómo suena en su traducción al español. Se recuesta en la silla, y escucha atenta: "El frío llegó aquel otoño y a los pájaros cantores los cogió desprevenidos. Cuando la nieve y el viento empezaron a ser intensos, demasiados habían sido engañados para quedarse, y en vez de partir hacia el sur, en vez de haber volado ya hacia el sur, estaban acurrucados en los jardines de las casas, con las alas ahuecadas para conseguir un poco de calor...". Sonríe... Le gusta lo que ha escuchado en un idioma ajeno al suyo. El sonido de ese comienzo cuya imagen presagia la historia por venir.

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Fresán sobre Lorrie Moore

10.27.2009
Lorrie Moore. Fuente: the guardian

Edmundo Paz Soldán, al mejor estilo lapidario de John Crace, dejó en el status de su Facebook una breve -pero suficiente- crítica a la nueva novela de Lorrie Moore: "Leyendo a la novelista Lorrie Moore. Extrañando a la cuentista Lorrie Moore". Acaba de aparecer la novela en castellano bajo el título Al pie de la escalera, editada por Seix Barral, y en el ABCD las Letras Rodrigo Fresán la reseña de inmediato. Y al parecer, comparte la opinión de Paz Soldán. Una pena, porque yo espero mucho, muchísimo de Lorrie Moore (y Hospital de ranas me encantó). Pero si la comparan con Chandler de Friends me fregaron. Difícil sacarse esa imagen. Dice Fresán:

(...) ahora es el turno de la joven veinteañera Tassie Keltjin: hija de una familia despareja, enamorada de un cada vez más inquietante falso brasileño, y atrapada en la vertiginosa órbita de un matrimonio disfuncional que la emplea como canguro todo terreno y la involucra en las maniobras de adopción de una pequeña afroamericana mientras, ahí afuera, se suceden los días que van del 11-S a los inicios de la invasión de Irak. Y Tassie se mueve de un lado para otro y no deja de contarnos lo que sucede a su alrededor con los modales de una virtual Lady Seinfeld. Es decir: como si estuviera sobre el escenario de un club nocturno como experta stand-up comedian pero, al mismo tiempo, aquejada del mismo síndrome que sufre el Chandler Bing de la serie Friends. Es decir: Tassie (y Moore) no puede dejar de hacer chistes. Sin parar. Varios por página. Y -se sabe- no todos los chistes son buenos. El problema es que Moore (Tassie) no parece o no quiere darse cuenta de ello. Y esta irrefrenable adicción a disparar one-liners en ocasiones da en el blanco y, en otras, hiere a alguien que pasaba por ahí. Dicho esto, Al pie de la escalera pone en evidencia el hecho de que Lorrie Moore es una cuentista genial y, apenas, una muy buena novelista. (...) Al pie de la escalera es, sí, la muy esperada primera «novela-novela» de Lorrie Moore y, como tal, se disfruta mucho pero no termina de conformar del todo. Resultan admirables los tramos en los que Tassie se relaciona con Sarah -la inminente madre adoptiva a la que no puedo sino imaginar con el rostro y el nerviosismo de otra Moore: Julianne; Zooey Deschanel, de paso, sería una perfecta Tassie-, pero no parecen tan logradas las escenas en que la protagonista regresa a su hogar o conversa con sus amigas o con su hermano «marca Salinger». De este modo, en buena parte del libro, todo parece fluir con un curioso ritmo entre insomne y sonámbulo mientras, entre ocurrencia y ocurrencia (impagable el apunte sobre la falta de un editor y corrector de pruebas al «Génesis» de Dios), uno comienza a intuir que oscuras nubes se acercan desde el horizonte, que todo lo que hemos vivido hasta ese momento no es más que la calma que precede a una tormenta. Y el último tramo de la novela -truenos y rayos- es una densa y monstruosa sucesión de catástrofes sin anestesia que dejan a Tassie girando en falso pero no por eso privándose de soltar alguna broma fuera de lugar. Los lectores piadosos y comprensivos dirán que la indefensa Tassie utiliza el humor como mecanismo de defensa. Pero -insisto- basta recordar la elegancia con que alguien como Anne Tyler (o la misma Moore en su cuento antes citado) le abre la puerta a la desgracia para comprender qué es lo que no acaba de funcionar en Al pie de la escalera. La inequívoca sensación entonces es que el libro se ha escapado de las manos y de la cabeza de Moore y, como Tassie, después de tropezar, ha caído rodando por los escalones.Y quizás todo esto suene más ominoso o negativo de lo que en realidad es. Recapitulemos: esta no es una mala reseña sino una reseña desilusionada; y Al pie de la escalera no es un mal libro sino un muy buen libro que podría haber sido una obra maestra y no lo es. Uno de esos libros que vuelven a poner de manifiesto la insalvable distancia que hay entre el ingenio (Moore fue genialmente ingeniosa en Autoayuda) y el genio (Moore fue ingeniosamente genial en Pájaros de América).

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Premio Nacional en castellano

Kirmen Uribe y su esposa Nerea, felices. Fuente: Santos Cirilo/ El País

Al fin, el libro ganador del Premio Nacional de España, Bilbao - New York - Bilbao, de Kirmen Uribe, escrito originalmente en euskera, será publicado en castellano por Seix Barral. El primer tiraje será de 30,000 ejemplares. Nada mal. Ahora todos podrán saber el acierto o desatino del jurado. ¿Eso es lo que queríamos, no?

El pasado día 14 Kirmen Uribe (Ondarroa, Vizcaya, 1970) ganó el Premio Nacional de Narrativa con su primera novela, Bilbao - New York - Bilbao, escrita en euskera. El libro había ganado ya el premio de la Crítica y el del gremio de libreros de Euskadi pero no tenía editor en castellano. Esa misma tarde empezaron a lloverle las ofertas y al final será Seix Barral, la editorial del grupo Planeta, la que la publique en traducción de Ana Arregi. Será en febrero y en una primera edición de 30.000 ejemplares. "Más que una traducción es una versión porque he ampliado algunas historias para matizar detalles que están claros para un lector vasco pero que puede que no lo estén tanto para los demás", comenta Uribe a este diario en conversación telefónica. Bilbao- New York -Bilbao -"el título se mantiene en inglés porque es lo que pone en los billetes de avión"- narra el vuelo entre el aeropuerto de Sondika y el JFK de la gran manzana. A bordo de esa aeronave, el narrador (que tiene mucho del propio Kirmen Uribe) reflexiona sobre la escritura de la propia novela en la que trabaja y que relata la vida de tres generaciones de una misma familia: la de la preguerra, la de la época franquista y la del propio autor.

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La Dublinesca de Enrique Vila Matas

9.24.2009
Enrique Vila Matas en Barcelona. Fuente: elmundo

En un traspaso editorial más comentado que el de Cristiano Ronaldo a las filas del Real Madrid, Enrique Vila Matas abandona el sello de toda la vida, Anagrama, un sello que sin duda está cortado a su justa medida (siendo jurado por varios años del premio Herralde, además de ganador del mismo) para pasarse a Seix Barral. Aún la sorpresa de verlo con una camiseta distinta no se esfuma, pero la novela que publicará con Seix Barral ya es un hecho (se editará en marzo del 2010). Se llamará Dublinescas y habló de ella para "El Mundo":

¿Cómo será la trama de 'Dublinesca'?
R. Es un libro sobre alguien que tiene un sueño premonitorio y apocalíptico que ocurre en Dublín. Por eso, anunciará su viaje a la capital irlandesa. Una vez ahí, la novela transita y muestra los sentimientos de ese sueño, dentro de una atmósfera relacionada con la ciudad que ha visto pasar la cumbre de la literatura desde la era de la imprenta.
Será una especie de paseo por el puente que uniría esa cumbre -representada por el 'Ulises' de Joyce-, con su posterior descenso: la figura y obra de Samuel Beckett. Al mismo tiempo, actuará como comentario y observación a la etapa de transición entre la era Guttenberg y la era digital, que es la época en la que hoy vivimos.

¿Qué novedades hay respecto a sus obras anteriores?
R. Quizás es la primera vez en que una de mis novelas está calculada para que tenga una gran diversidad de lecturas; aspira a dar mucha libertad al lector. Me gustaría que sus tramas internas permanecieran ocultas hasta el mes de marzo, aunque creo que jamás sabré contarla ni siquiera yo mismo: para mí es la tipica historia que sólo se puede conocer una vez la has leído. Por otra parte, creo que jamás podría resumirse en dos segundos, ni leerse de un tirón. Sin ser difícil, está concebida para ser leída con detenimiento y concentrarse en cómo avanza la acción.

¿Cómo se siente al escribir después de tantos años?
R. Es complicado. A veces uno se pregunta: '¿Qué hago yo en mi casa tratando de escribir bien esta página durante las últimas cinco horas?, ¿cómo es posible que siga interesado en esto?' Pero lo necesito. Escribir forma parte de mi realidad. Incluso me ayuda a pasar el tiempo. Es algo que está ahí, que siempre estará, y que siempre tendré conmigo. En última instancia escribo, como diría Borges, aunque sólo sea para 'justificar toda mi vida con un trabajo bien hecho.'

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Bautismo, Comunión, Confirmación

9.02.2009
Jorge Volpi intenta establecer el Acta de Nacimiento de los narradores latinoamericanos últimos. Fuente: flickr

En el excelente blog "En Minúscula" -que está celebrando su post 200- de Ezequiel Martínez leo un comentario al libro de ensayos (¿llegará a Lima?) de Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar, ganador del Premio Debate-Casa de América. Ahí Volpi se atreve a hablar de una "generación de nuevos escritores latinoamericanos" que ahora bordea entre los 50 y 35 años, y que, como generación, digámoslo así, habría tenido su bautismo en el Congreso de Lengua de Trapo "Líneas Aéreas" (1999), su comunión en el Encuentro de Narradores en Sevilla (organizado por Seix Barral en el 2004) y su confirmación en el Bogotá39 (2007). Me alegra haber participado de los tres eventos, al igual que Jorge Volpi, aunque en el de Lengua de Trapo no estuve de cuerpo presente sino como uno de los casi medio centenar de antologados. Ya veremos cuál es la partida de bautismo de la nueva generación, los menores de 35 años, algunos de los cuales participaron en el B39 a manera de fetos tempranamente expuestos a la luz del día. Comenta Ezequiel Martínez:

“Para mí, el nacimiento oficial de la nueva generación de escritores latinoamericanos -pomposa y burda manera de enunciarlo, pero así suele figurar en los programas- ocurrió en Madrid, en 1999, en el congreso organizado por la editorial Lengua de Trapo y la Casa de América de Madrid”. El obstetra que le pone la firma a esta partida de nacimiento es el escritor mexicano Jorge Volpi. Para escarbar en las justificaciones de tanta certeza, hay que leer su nuevo libro de ensayos El insomnio de Bolívar (Debate, ganador del Premio Debate-Casa de América), que esta semana llega a las librerías argentinas. Volpi anota otras dos fechas con sus coordenadas que terminan de dibujar su carta astral del conjunto de narradores latinoamericanos nacidos a partir de los 60, año más, año menos: una reunión en 2003 convocada en Sevilla por la editorial Seix Barral a la que asistieron diez escritores "jóvenes" más Roberto Bolaño y Guillermo Cabrera Infante; y el encuentro de Bogotá 39 (los 39 escritores más destacados de América Latina menores de 39 años), en 2007.El autor, que estuvo en las tres citas literarias, le dedica casi todo un capítulo a la génesis y situación actual de esta generación de narradores que desde entonces ha sido empujada a reflexionar sobre las características propias de la literatura al sur del Río Bravo. "Se nos exige un ejercicio de autoanálisis (...) y todos desconocemos, en realidad, lo que significa ser un escritor latinoamericano", informa Volpi haciendo memoria ante aquella presión por cocinar algo parecido al boom o a la estela dejada por Roberto Bolaño, que pudiese definirse con algún apodo. Luego de un minucioso rastrillaje de títulos, nombres y apellidos, Volpi llega a algunas conclusiones tajante: “No podemos leerlos como parte de un rompecabezas latinoamericano, porque ese rompecabezas es una ilusión; no hay nada que construir con ellos”, o "La literatura latinoamericana es, de manera irremediable, una entelequia, una agrupración artificial sin sustento".

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El año del libro-flotador

8.05.2009
Flotador. Fuente: moédetriana

¿Cómo es posible que en plena crisis, la industria del libro en España siga vendiendo igual que en años anteriores o incluso superando sus ventas? ¿Y por qué, si es así, es cada vez más complicado que una editorial grande apueste por autores "de culto" o de celebridad más literaria que marketera? Muy fácil: todo se resuelve con la teoría del momento, la que todos comentan en las ferias de libros y congresos literarios: el libro-flotador. Así lo resume Carlos Geli en Babelia:

"Sin esos libros, los libreros este año tendríamos que hibernar". Ni la librera ni los títulos a los que se refiere son cualquiera. La primera, Núria Pons, es la responsable de la macrotienda Bertrand, segunda librería más grande de Barcelona. Los autores que salvan al gremio en año de crisis son: Larsson con su trilogía, Stephenie Meyer, Ildefonso Falcones, Javier Cercas, Ken Follett y John le Carré, que han publicado libro en el curso 2008-2009, ahora acabado. Y seguirán salvando el año otros que vendrán en breve: Isabel Allende, Anthony Beevor, Eduardo Mendoza, Henning Mankell y Dan Brown, por citar algunos. "Gracias a las reservas, hicimos el 10% de la facturación mensual en sólo un día y en el global nos incrementó las ventas en un 20%. Nos salvó el trimestre", apunta Txon Pagès, de la librería Etcétera, en el barcelonés Poblenou, refiriéndose al último Larsson. Pero la magia sueca no es patrimonio de la tienda pequeña. "Los dos primeros días hicieron el 40% de las ventas y nos ha subido la facturación un 15%", admite Pons. "No me gusta hablar de libros-flotador, pero ellos solos generan entre un 15 y un 20% de los ingresos en un año cuyo primer trimestre cerramos con un 10% por debajo del 2008", calcula Fernando Valverde, presidente de la Confederación Española de Gremios de Asociaciones de Libreros (CEGAL). Y constata: "Este 2009 está siendo generoso en libros así". (...) "La crisis ha agravado este mercado polarizado; hoy aún es más suicida tener los almacenes llenos, por eso se filtra mucho más y salen los nombres que salen", según la editora Elena Ramírez (Seix Barral), que quiere dar su golpe el 20 de octubre con Eduardo Mendoza, del que publicará su debut en el relato: Tres vidas de santos. La última obra de Mendoza, El asombroso viaje de Pomponio Flato, sólo alcanzó los 400.000 ejemplares. Algo parecido espera Tusquets, que en octubre lanzará la última aventura del inspector Kurt Wallander de Henning Mankell, El hombre inquieto: 100.000 ejemplares de salida. Todos son reticentes a traducir en cifras la cantidad que puede sumar un libro así a la facturación anual. Cavallero confiesa una: "Follett solito aporta el 15%". Mendoza es un ejemplo de autor-marca. Son los que garantizan ventas estratosféricas, aunque sea a pequeña escala. Un ejemplo, el historiador Anthony Beevor con El día D (sobre Normandía), que Crítica editará el 10 de septiembre (25.000 unidades). ¿Se fuerza a esos autores a aparecer más en tiempos de crisis? Ramírez precisa que al ser valores seguros, "igual se intenta colocarlos en el segundo semestre para cerrar bien". Pero no es tanto que se les conmine a tener obra como que "se exploten varios formatos de una misma obra suya", añade . (...) Decir que libros así perjudican a la librería tradicional es excesivo, precisa el director general de Random House Mondadori. "Creo que perjudican a todos porque llevan el riesgo editorial al máximo por las inversiones que requieren y sacan oxígeno a libros que en otro momento hubieran tenido mayor suerte en la calle". Para la editora de Seix Barral, la gran batalla es el espacio y desechar esos puntos de venta es un lujo: "Aunque estos libros pueden desvirtuar las librerías más literarias y perjudicar a sellos como el nuestro". "Se puede ser elitista, pero no tener esos libros hoy, sería del género tonto, porque mueven la caja registradora", dice Pons, desde Bertrand. Y así, los libreros, admite, descongelan los pedidos a los editores y la rueda libresca vuelve a girar. Como un flotador.

Al respeto, pueden también leer el interesante post de Ezequiel Martínez en su blog en revista Ñ.

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Alumna y maestra

6.04.2009
Amy Hempel, llamada "reina del minimalismo", recién traducida en España. Fuente: nysocialdiary

Rodrigo Fresán decide bajarse dos pájaros de un tiro en su reseña del fin de semana en ABCD las letras, en la que comenta los libros de relatos traducidos recién por Seix Barral: Cuentos completos de Amy Hempel (Chicago, 1951) y Nadie es más de aquí que tú de Miranda July (Vermont, 1974). Sin embargo, antes de compararlos debemos resaltar la conclusión: "uno de ellos lleva en la portada el nombre de una alumna más que aventajada mientras que el otro ofrece la fotografía de una maestra insuperable". Porque la de Hempel -calificada muchas veces como la actual "Reina del minimalismo"- es una obra consagrada mientras que la de July es un auspicioso debut. Dice Rodrigo Fresán:

(...) uno piensa que estas dos podrían ser grandes amigas o, mejor, la hija temprana de una madre precoz. Dicho esto, Nadie es más de aquí que tú, de July, es un excelente debut mientras que Cuentos completos, de Hempel, reúne toda su obra hasta la fecha, por lo que sería injusto establecer comparaciones. Pero sí se pueden apuntar ciertas diferencias más allá de que Cuentos completos y Nadie es más de aquí que tú no sean libros con relatos sino, por fortuna, libros de relatos. Y puedan leerse como organismos a los que potencian la suma de sus partes y acaben configurando un todo armónico y casi novelesco al que no le sobra ninguna de sus piezas. A Hempel a menudo se la considera minimalista. Pero fue el crítico Robert Towers quien propuso una etiqueta alternativa que sólo sirve para ella: Amy Hempel es una «precisionista». Y el término me parece más que apropiado. Y, además, permite la sutil variante fonética de «preciosista» cuando se traslada su efecto a la sutil variación sobre el aria de Hempel que ejecuta Miranda July. Preciosista de precioso en el sentido que a veces tiene esa palabra en inglés -precious- para señalar cierta afectación inicialmente no condenable pero sí finalmente decisiva.
Maestra y alumna. De este modo, aunque habiten un mismo territorio, hay una diferencia clara entre Hempel y July que no pasa exclusivamente por la experiencia y veteranía sino por esa fina pero insalvable línea que separa al ingenio del genio. Así, digámoslo, July -acaso un tanto contaminada por el lenguaje de otras actividades como el cine y la música y sus «actuaciones» en internet -es, como alguna vez lo fueron las aforistas Norah Ephron y Fran Lebowitz, ingeniosa. Hempel -para la que, se nota, todo empieza y termina en la palabra escrita- es, sí, genial.
De ahí que lo recomendable sea comenzar por Nadie es más de aquí que tú y ser seducidos y tal vez, con el tiempo, abandonados por los encantos de relatos como «El patio común», «Algo que no necesita nada» y «El equipo de natación». Y después enamorarse y casarse hasta que la muerte nos separe de Hempel y de relatos como «En el cementerio donde está enterrado Al Jolson», «La parte más femenina de ti», «Ofertorio» y esa obra maestra que es «La cosecha». Y por las dudas: lo que hacen Hempel & July no es literatura feminista sino literatura escrita por mujeres. Como la de Ann Beattie o Alice Munro o Deborah Eisenberg o Mavis Gallant o Joan Didion o Lorrie Moore.

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¿Premian a Juan Bonilla?

5.14.2009
Juan Bonilla. Fuente: universidad de cádiz


Un dato -con dardo malicioso- del blog la Papelera de Juan Palomo:

Aunque hasta el próximo 28 de mayo no se hará oficial, me cuentan que Les Princes nubiens, la versión francesa de Los príncipes nubios de Juan Bonilla, premio Biblioteca Breve en 2003, es el flamante ganador del Prix littéraire des Jeunes européens 2009, en dura liza con La Désobéissance de la inglesa Naomi Alderman (1974); Tchatche ou crève, de la polaca Dorota Maslowska (1983); Je suis une vieille coco, del rumano Dan Lungu (1969); Entre le chaperon rouge et le loup, c´est fini, de la sueca Katarina Mazetti (1944) y Battements d´ailes, de la italiana Milena Agus (1959). Vaya mi enhorabuena al poeta y narrador gaditano, aunque no deje de resultar sorprendente que también en la UE consideren “jóvenes” a autores que, como Agus, rondan la cincuentena, cuando no la superan cumplidamente, como Mazetti. Ay qué vieja estás, Europa.

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Isaac Rosa, premio Lara

3.18.2009
Isaac Rosa. Fuente: adn.es

Y el premio Fundación José Manuel Lara Hernández a la mejor narración publicada en 2008 fue a dar a manos de Isaac Rosa y su novela El país del miedo (Seix Barral). Ya antes había anunciado la shortlist. Me quedé con las ganas de que se lo lleve Lolita Bosch. La nota en El País:

El país del miedo, la última novela de Isaac Rosa, publicada por Seix Barral, ganó anoche el premio Fundación José Manuel Lara Hernández a la mejor narración publicada en 2008. El autor señaló, al recoger el galardón, que seguramente era un premio contra pronóstico, ya que las quinielas apuntaban a Ana María Matute y su Paraíso inhabitado, como vencedora. "El país del miedo", afirmó su autor, "es una novela de miedo, sobre el miedo y contra el miedo". "Intenta ser un libro de resistencia, para que rechacemos todas las tentativas para dominarnos". Se trata del libro más personal del autor, que aseguró que ha asumido riesgos, porque se trataba de una ruptura con sus libros anteriores. Cinco obras optaban al premio, dotado con 150.000 euros, y que fue adjudicado durante una cena en Madrid.

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Clara Usón, premio Biblioteca Breve

2.10.2009
Clara Usón abrazando su anterior libro, Perseguidoras, editado por Alfaguara. Fuente: elmundo

La catalana Clara Usón, nacida en 1961, ganó ayer el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral con la novela Corazón de napalm en el que recrea los locos años 80 españoles, la fiesta que no termina, llena de punk, rock español, drogas y mucha marcha (que conocemos bien por las primeras películas de Almodóvar). Dice la nota:

Ese mundo, personificado en Fede, hijo de 13 años de unos padres con problemas de drogadicción, que no encaja con su madrastra, que se cree maduro, que quiere saber de su madre y que tiene como ídolo a Sid Vicious es el que protagoniza Corazón de napalm (...) "Los niños nacidos en los ochenta son hijos de padres poco convencionales, por lo que más que ser hijos son padres de sus padres", definió al protagonista Ángeles Caso, escritora y miembro del jurado, que destacó la temática innovadora de la novela. "Fui un poco loca e inconsciente esos años; la persona que soy se explica en gran medida por lo vivido durante ese periodo", admitía ayer, vestida muy formal, Usón. El libro alterna la historia de Fede con la de Marta Valdés, una pintora desconocida que intenta sobrevivir "y medrar" en la Barcelona artística, en tiempos en los que el marketing lo invade todo. Las trayectorias, paralelas, se acabarán cruzando al final. "La historia de Fede es dramática, mientras que la de la artista responde más a una comedia de enredo", asegura la escritora, que, sin ambages, se siente mucho más identificada con esta parte de su novela. "La pintora es un poco mi álter ego", afirma Usón.

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Finalistas del Premio de Novela Fundación Lara

1.21.2009
Lolita Bosch finalista. Fuente: yes, you are right

Apareció ya la shortlist del Premio de Novela Fundación Lara, un premio organizado por Planeta con la venia de las principales editoriales españolas (Algaida,Anagrama, Destino, Espasa, Lengua de Trapo, Mondadori, Planeta, Plaza & Janés,Pre-Textos, Seix Barral, Siruela y Tusquets) paar elegir a la mejor novela del 2008. El ganador se llevará 150,000 euros en plena crisis económica. La shortlist tiene a una querida amiga mía como una de las elegidas, Lolita Bosh. He aquí la lista completa:

La familia de mi padre, de Lolita Bosch (Mondadori)

Sal, de Manuel García Rubio (Lengua de Trapo)

Paraíso inhabitado, de Ana María Matute (Destino)

El comienzo de la primavera, de Patricio Pron (Mondadori)

El país del miedo, de Isaac Rosa (Seix Barral)

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Catherine O´Flynn en español

1.16.2009
Catherine O´Flynn. Fuente: the independent


Juan Palomo, en su blog "La Papelera de Juan Palomo" que se publica en El Cultural, comenta la aparición del nuevo "fenómeno" literario británico. Lo que perdimos (What Was Lost) de Catherine O´Fynn que va por Seix Barral. Habrá que ver si la novela supera a la historia de su publicación, que no es ni de lejos tan dramática como la de John Keneddy Toole. Igual, tómenlo como un regalo para el lector que firma como "decepcionado" unos posts más abajo:

Esta temporada Seix Barral lanza Lo que perdimos, de Catherine O’Flynn, uno de esos libros que nos reconcilian con la letra pequeña de la literatura, repleta de obras rechazadas que luego fueron éxitos mundiales (J. K. Rowling, Golding, John Kennedy Toole). El último lo protagoniza O’Flynn (1970), una ex funcionaria de correos irlandesa que ha vivido mucho tiempo en Barcelona, y que envió su primera novela, Lo que perdimos, a decenas de agentes y editores. En balde. A nadie parecía interesar esta historia de fantasmas en la que un empleado de seguridad de un centro comercial de Birmingham descubre en unas cámaras de circuito cerrado a una niña que había desaparecido hacía veinte años. Unos veinte agentes literarios de su país rechazaron el libro de esta mujer que, mientras, se ganaba la vida como dependienta y taquillera, hasta que una pequeña editorial, Tindal Street Press, apostó por un libro que ha sido el éxito de la temporada pasada en Gran Bretaña: además, ha conquistado el premio Costa a la mejor primera novela del año (el antiguo Whitbread), el Galaxy British Book Award, el Jelf Group Award, y ha sido finalista del Booker, del Guardian First Book, del Commonwealth Writers prize....

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Mucho más Roth

11.11.2008
Un libro más de Philip Roth. Fuente: boomerang

Cuando estaba a punto de dejar mi habitación en los Condes de Barcelona, luego de tres horas de pelear por cerrar las maletas con tantos libros como había comprado, volví tras mis pasos para ver si se me había olvidado algo. Y debajo de mi cama, no sé cómo llegó ahí, descubrí que estaba dejando Los hechos, la autobiografía que Philip Roth publicó hace 20 años y ahora ha traducido Seix Barral. No pensaba leerla en el avión, pero como no iba a abrir las maletas para fajarme otra vez con ellas, llevé el libro en mi bolsa de mano y lo leí. La parte del padre me agotó (sobre todo porque parece un esbozo para lo que sería la tremenda Patrimonio) pero la historia de amor que le sigue me fascinó. Pero no crean que este libro es la única novedad de Roth en las librerías. También ha salido, vía Mondadori, otro libro: Lecturas de mí mismo, de la que me entero por el Boomeran(g). Ya será para mi próximo viaje; en mis maletas no cabía ningún Roth más. Dice la introducción:

Algunas de las ideas del libro las he tenido en mente desde que empecé a escribir. Me refiero en particular a ideas sobre el estilo y la narración. Por ejemplo, el libro avanza por medio de lo que mientras escribía empecé a considerar como «bloques de conciencia», pedazos de material de diversas formas y tamaños amontonados y que se mantienen unidos por asociación más que por cronología. Intenté vagamente algo parecido en Deudas y dolores, y desde entonces he querido abordar así una nueva narración, o dividirla de ese modo. Luego está la cuestión del lenguaje y el tono. Desde el comienzo con Goodbye, Columbus, me ha atraído la prosa que tiene los giros, las vibraciones, las entonaciones, las cadencias, la espontaneidad y la soltura del lenguaje hablado, al mismo tiempo que está sólidamente anclado en la página, sujeto por medio de la ironía, la precisión y la ambigüedad propias de una retórica literaria más tradicional. Evidentemente, no soy el único que quiere escribir así, ni se trata de una nueva aspiración en el mundo, sino que es la clase de idea literaria, o de ideal, que me propuse en ese libro

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Los sueños reales de Cueto

10.31.2008
Carátula del libro. Fuente: planeta


Hoy, mientras los niños piden caramelos o chocolates que no comerán, los jaraneros preparan las chelas y los chiquillos limeños discuten cuál es La Fiesta de Halloween que no deben perderse, debe salir de imprenta, o quizá ya está siendo repartido en librerías, un nuevo libro de ensayos de Alonso Cueto que lleva un lindo título Sueños reales. Aparece bajo el sello Seix Barral y la contratapa anuncia:

Leer, como soñar, es un acto de hipnosis. Hechizados por un gran libro, sentimos que mientras dura la lectura, sus ficciones son verdaderas. Al igual que un sueño, una gran obra literaria toma los elementos de la realidad para sus construcciones imaginarias. Solo cuando despertamos o cuando dejamos de leer, nos damos cuenta de que todo ese mundo que se nos aparecía tan cercano e intenso, era una creación. En este libro, Alonso Cueto escribe sobre las vidas y las obras de algunos de los escritores que todos amamos. La sublime lascivia de Vladimir Nabokov, la influencia de la hija trágica de James Joyce, la frustración esperanzada de Italo Svevo, los gloriosos fracasos de Joseph Conrad, la envidia de Gustave Flaubert por Madame Bovary, la secreta amante epistolar de Juan Ramón Jiménez, son entre muchos otros los temas de estos ensayos. Para el autor, leer no es solo descubrir quién fue cada autor sino lo que significó o puede significar en la vida de cada uno de nosotros. Una ocasión de conversar más plenamente con el mundo que nos rodea y con nosotros mismos, de satisfacer nuestra necesidad de sueños reales.

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El penúltimo maestro

10.29.2008
Roberto Bolaño. Fuente: lanzallamas.com

Lo que más me entusiasma de la nota que apareció en "El País" (además de agradecerle la gentil mención a mi nombre) de Javier Rodríguez Marcos sobre Roberto Bolaño es el título: El Penúltimo Maestro. Sí pues, siempre hay espacio para uno más. Hay que esperarlo con esperanza y sin desesperación. Y cuando aparezca, como cuando apareció Bolaño, podremos decir que ya tenemos un nuevo Penúltimo Maestro y seguir esperando al próximo hasta que descubramos que los verdaderos maestros no son los que tienen algo interesante o importante que decir, sino aquellos que nosotros elegimos libremente como maestros cuando aprendemos el arte de ser discípulos.
"La literatura no está para dar a conocer la realidad de los países latinoamericanos, para eso está Halcón Viajes, que te proporciona billetes baratos". Roberto Bolaño, que frecuentaba poco los saraos de escritores, dijo esto en un encuentro de narradores latinoamericanos celebrado en Sevilla en junio de 2003, es decir, pocas semanas antes de su muerte. Aquellas jornadas -que dieron lugar al volumen Palabra de América (Seix Barral)- fueron inauguradas por Guillermo Cabrera Infante y contaron con la participación de autores nacidos en los alrededores de los años 60 como Rodrigo Fresán, Santiago Gamboa o Iván Thays. Su conclusión fue rotunda: el nuevo maestro era Roberto Bolaño. Sin pretenderlo y casi a su propio pesar, el escritor chileno se había convertido en el eslabón perdido entre dos generaciones. Aunque el mundo no se diera por aludido, narradores como Juan José Saer, Di Benedetto, César Aira o Fogwill habían demostrado ya que entre Macondo y McOndo había vida inteligente. Pero tuvo que llegar Bolaño para poner boca abajo para siempre las viejas controversias entre regionalismo y cosmopolitismo, alta cultura y cultura pop, Borges y Manuel Puig.

Este post me salió medio Osho Zen, ¿no? Es que no como.

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¿Para qué sirve la Literatura?

10.26.2008
metal pen. Fuente: grand illusions

Mientras está en la dulce espera (según lo que he sabido, el que está con mareos y angustias pre-parto es él) Gastón García recupera su Barrio Chino para hacer tres posts ligados para recomendar el libro de Antoine Compagnon publicado por Acantilado: ¿Para qué sirve la literatura? En el primer post, recupera algunas definiciones que arrancó como periodista a algunos de sus entrevistados. En el segundo post, se ocupa específicamente del libro de Compagnon. Y en el tercer post, publica algunas de las respuestas de autores universales.

Y mientras ustedes leen los post que ha colgado Gastón en "Barrio Chino" yo me quedo con esta definición de para qué sirve la literatura de la freak Carson McCullerss que encontró Rodrigo Fresán y supo colocar, en el momento preciso, en el prólogo a El aliento del cielo (Seix Barral), la antología de cuentos y novelas breves de la norteamericana:

No me gustaría vivir si no pudiese escribir... La escritura no es solo mi modo de ganarme la vida; es como me gano mi alma".

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Lo que se viene en el 2009

10.20.2008
¿Quién se anima a publicar en español a Uwe Tellkamp? Fuente: revista ñ

Se termina la Feria de Fráncfort y con ella, los anuncios más bien tímidos de los libros que se vienen en el 2009 según El País. Tendremos por ejemplo: Los vampiros de Guillermo del Toro, el cineasta mexicano en su primer incursión novelística empieza ni más ni menos que con una trilogía que editará Suma de Letras. Luego está el regreso a la novela de Lorrie Moore con A gate at the stairs (Una puerta en las escaleras) que será el bombazo de Seix Barral (que le ganó así una autora símbolo a Salamandra). Planeta se hizo del thriller Julieta de Anne Fortier, del que dicen que une El código Da Vinci con Romeo y Julieta (¿?) El historiador Anthony Beevor dará a luz Normandía, que publicará Crítica. Ritournelle de la faim, la nueva novela del reciente premio nobel Le Clezio, no entró en subasta en Francfort, pero tanto Seix Barral como Tusquets reeditarán sus títulos antiguos. La peur (El miedo), de Gabriel Chevalier, una novela autobiográfica publicada en los años 30, es la autobiografía de un combatiente de la primera guerra mundial y se lo quedó Acantilado. Mientras que Anagrama consiguió la joya de la corona de Gallimard: La meilleure part des hommes, relato sobre el sida en los años noventa escrito por un joven de 27 años, Tristan Garcia. Sin embargo, hasta ahora lo que no consigue comprador en España es el libro Der Turm (La torre) de Uwe Tellkamp -ganador del premio de los libreros de Alemania y éxito de ventas inmediato- que relata los últimos años de la Alemania comunista a través de una familia aristocrática. Y es una pena porque, a juzgar por la nota en la Revista Ñ, Tellkamp no es moco de pavo y realmente puede ser un autor interesante. Dice Clarín:

La torre es su tercera novela. Por la anterior, Der Eisvogel (El pajaro de hielo), fue comparado con Houellebecq, aunque su caso quizás recuerda más al de Jonathan Littell: un escritor joven que se atreve a poner sobre la mesa de sus editores un novelón de mil páginas con preocupaciones temáticas y estilísticas poco habituales. Porque aunque su obra entra en el género de "novelas de la reunificación" que han abordado otros autores como Thomas Messig o Ingo Schulze, Tellkam es ajeno a las preocupaciones vanguardistas de sus compañeros de generación, y el tratamiento que emplea le aproxima, según quienes lo han leído, más bien a Thomas Mann y a su visión de la burguesía alemana culta de principios del siglo XX. Quizás por ello algunos criticos le han reprochado un supuesto conservadurismo estético y político. En su fallo de esta convocatoria, el jurado ha destacado que "la gran novela de los años previos a la reunificación de Uwe Tellkam La torre traza en una plétora de escenas, imágenes y formas discursivas el panorama de una sociedad a la que le acecha su final (...) Uwe Tellkamp envía a su rebelde protagonista Christian Hoffman a un viaje infernal desde su entrada en el servicio militar hasta consumar las acciones represivas del Ejército Popular. El lector se ve envuelto como nunca antes por los aromas, las expresiones y la mentalidad de los últimos años de la RDA".

El único problema es que el original del libro tiene 972 páginas. Vamos a ver quién se compra el rollo de mandar al mercado (40 euros por lo menos en precio de tapa) este apetitoso ladrillo.

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