MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Rushdie sale del escondite

2.26.2010
Salman Rushdie. Fuente: ábrete libro

¡Finalmente! Era obvio que esto debía suceder. Salman Rushdie ha decidido contar la historia de su famosa fatwa y las consecuencias en su vida. Seré el primero en conseguir ese libro que narrará una de las muestras más intolerantes contra un escritor desde el juicio a Oscar Wilde. Dice la nota:

El autor de Hijos de la medianoche (premio Booker) siempre ha sido parco en explicaciones sobre ese periodo, pero ahora, a sus 62 años, se declara dispuesto a escribir "una historia que es sólo mía". Ha contribuido a motivarle la exposición que estos días le dedica la Emory University en Atlanta, con un despliegue de sus papeles personales, cartas, cuadernos, fotos, dibujos e incluso manuscritos inéditos que concibió durante esos 10 años de semirreclusión. El futuro libro no precisará de las reconocidas dotes de Rushdie como fabulador, porque los hechos que desencadenó la fetua superan el dramatismo de cualquier ficción: su traductor japonés fue asesinado, sus colegas noruego e italiano escaparon a sendos atentados y otro, frustrado, contra su traductor al turco acabó con violentos disturbios en aquel país.

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Santiago Gamboa entrevistado

11.18.2009
Santiago Gamboa. Foto: Marcel.lí Sàenz. Fuente: elpaís

En el jardín de la casa donde Mahatma Gandhi pasó sus últimos días, en Nueva Delhi, el flamante ganador del Premio La Otra Orilla del Grupo Editorial Norma, Santiago Gamboa, comenta sobre la novela ganadora Necrópolis, que ocurre en Jerusalen y es, según el autor, "una especie de revisión y de relectura mía del Decamerón en una clave contemporánea". Dice la nota de Ana Gabriela Rojas en "Babelia":

"La literatura convierte todo en ficción", opina Gamboa. La ciudad de Jerusalén es el origen, pero lentamente para los personajes empieza a ser la metáfora de una ciudad acosada, cercada, martirizada y ellos están defendiendo sus historias, sus propias vidas, sus creencias más íntimas. Así, cada una de las historias dentro de la historia trata grandes temas: la lealtad, la amistad, la traición o la muerte. Son temas muy tradicionales en la literatura, pero a la vez muy profundos y humanos, dice el escritor. Por la gran variedad de personajes y de historias, Gamboa considera su séptima novela la más ambiciosa hasta ahora. Le llevó cuatro años de trabajo durante los cuales "la escritura física fue sólo el momento final donde convergió todo el trabajo previo, de pensar y madurar lo que quería contar". Necrópolis retrata a personas solitarias rodeadas de un mundo que no las comprende o que las agrede. Buscan en su interior, en su imaginación o en su fe algo que les permita continuar, seguir vivas. La historia tiene un sabor descreído, nihilista, "pero es lo que tengo en el espíritu y de lo que puedo escribir ahora", explica el autor. Después de los 40 años, "uno cambia la sonrisa, el humor y la alegría por una elegante melancolía", cuenta. También podría ser que la jocosidad de sus lecturas de otras épocas ha quedado atrás y que ahora está influido por escritores como Sándor Márai o Thomas Bernhard. Sin embargo, su novela arranca al lector unas buenas carcajadas. "Yo sigo la regla de Julio Cortázar con mucho cuidado: divertido no es lo contrario de serio, es lo contrario de aburrido. Uno puede ser divertido y muy serio. De hecho, una de las cosas más serias que hay es el humor".


En la nota le preguntan por qué hay tanto sexo en sus novelas. Gamboa aclara:

"En mis novelas hay exactamente la cantidad de sexo necesaria para los personajes, mas no para el autor, ¡imagínate!", ríe. Los personajes son personas solitarias, que necesitan alivio, y el sexo es una manera muy a mano de sentirse feliz. El sexo es un momento extraordinario, en donde el presente es lo único que existe, y se acaba el dolor: "Por eso es algo que a mis personajes les hace tanta falta y yo escribo lo que ellos necesitan".

Finalmente, también le preguntas -¡a estas alturas!- por qué escribe. Con paciencia de Gandhi, Santiago Gamboa responde:

Escribo porque me gusta leer. El mundo de la literatura es donde yo siempre he querido vivir. Me gusta muchísimo más que el mundo real. Así, intento entrar más al fondo de la literatura y dar un poco. Además, creo que soy una persona que no puede elegir no escribir". La literatura no es una carrera, reflexiona, es más bien como "una vida, un destino". El novelista es alguien que está atrapado por un gusto que le lleva a hacer cosas que una persona normal no haría: pasarse horas y horas frente a un ordenador en soledad escribiendo.

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Rushdie sobre la novela

9.22.2009
Salman Rushdie. Fuente: revistañ

A diferencia de algunos escritores, como Vargas Llosa o Saramago, Salman Rushdie es un convencido de la informática. Rushdie ama al Google, por ejemplo, y está feliz de haber nacido en una época donde existe esa herramienta de búsqueda. Y es que Salman Rushdie se encuentra en la Coruña para asistir al X Congreso "La novela en la era de la revolución comunicativa global". La noticia además, trae dos novedades interesantes: la escritura de Luca y el fuego de la vida, su nueva obra, y la participación en el film basado en Hijos de la medianoche.

El escritor, autor de títulos como La sonrisa del jaguar, Hijos de la medianoche o Versos satánicos, se mostró confiado de que la irrupción del libro electrónico no supondrá la desaparición del libro en papel, ya que la fortaleza de éste último reside en que la comunicación con el lector es "muy íntima y muy inusual", lo cual asegura su durabilidad. "Me gusta el papel y me gusta la sensación de tener un libro en mis manos", afirmó, aunque apuntó que emplea también el formato electrónico, sobre todo en sus viajes, para leer y también para documentarse para la elaboración de sus novelas. En este sentido, vaticinó que ambos formatos coexistirán y bromeó argumentando que el libro electrónico no te lo puedes llevar a la playa, porque se llena de arena; ni al baño, porque se puede mojar con el agua.(...) Salman Rushdie apuntó que la literatura "dura mucho más que el escándalo" y rechazó el calificativo de controvertido, que espera que se pueda retirar de su nombre pronto, ya que cree que el problema radica en que "vivimos en una era en la que la gente está asustada y cuando alguien tiene una opinión fuerte es un personaje controvertido". El escritor angloindio acaba de publicar en España su novela La encantadora de Florencia, en la que trata sobre el inicio de las comunicaciones entre Occidente e India en el siglo XV, lo que calificó como el inicio de la comunicación global. En la actualidad trabaja en la continuación de un libro para jóvenes que escribió hace 20 años para su hijo mayor y que ahora dedica al pequeño bajo el título "Luca y el fuego de la vida", que saldrá publicado en inglés el año que viene. También está inmerso en la adaptación al cine de su novela Hijos de la medianoche, dirigida por la indo-canadiense Deepa Mehta, una novela que abrió las puertas a los escritores indios y paquistaníes y que consideró "interesante" revisarla después de tantos años.

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Biografía "tolerada" de VS Naipaul

9.17.2009
Biografía de Naipaul. Fuente: under my byline

"Sin coacciones" Después de leer libros como La sombra de Naipaul de Paul Theroux, y de conocer la múltiple chismografía en torno a V.S. Naipaul y su mal carácter, parace imposible que alguien escriba una biografía del narrador nacido en Trinidad -de casualidad- y éste no meta la mano. Pero al parecer Patrick French en El mundo es así (editado en castellano por Duomo editores) logró el objetivo. La moda de las "biografías toleradas" empieza a brillar entres los premios Nóbel, parece. Dice el ABC:

Naipaul confiaba en Patrick French: «Esperaba que yo hiciera un relato justo, equilibrado e imparcial de su vida», dice el biógrafo. Fueron cinco años de intenso trabajo de alguien que, como French, cree que «cuando se escribe una biografia los documentos escritos son lo más importante siempre. Mucho más que las entrevistas al propio biografiado a otras personas». El Nobel, incluso, se interesó por la obra. «Sí, mostró interés –explica Patrick French- pero siempre respetó lo que estaba haciendo, sin coacciones y dándome entera libertad para escribir lo que yo considerase oportuno. Hasta se sorprendió cuando le redescubrí hechos que él ni siquiera recordaba». Naipaul nació en Trinidad («Sí, nací allí, pero fue un error», dijo en alguna ocasión), pero tal y como explica French, «siempre le ha gustado mostrarse como alguien que vivió en Inglaterra, que siempre ha sido un británico. Sin embargo, la influencia del Caribe en él ha sido enorme. Muchas de las cosas que me parecían inexplicables en torno a él cobraron sentido cuando pasé algún tiempo allí, en la misma Trinidad». Las vidas de los creadores no suelen ser vidas ejemplares, precisamente. Pero eso, según Patrick French, no debe ser óbice, sino acicate para que el lector se interese por un autor. «No, no creo que se deban desligar obra y personalidad. No, desde luego, en el caso de V.S. Naipaul. Además, a él no le importa hablar de su, digamos, mala conducta, algo que la mayoría de la gente no hace». Quizá todo se deba a que la mejor creación de Naipaul es el propio Naipaul, obra que también merecería otro Nobel como ratifica French. «Sin duda, es es lo que ha ocurrido. Su vida ha sido la creación de su propio personaje».

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Saviano y la vanidad literaria

6.30.2009
Roberto Saviano. Fuente: alhadra digital

El nuevo libro de Roberto Saviano editado en España es una recopilación de crónicas periodísticas del famoso autor de Gomorra. El título es La belleza y el infierno y tiene como atractivo principal algunos textos escritos después de su éxito editorial con Gomorra. El prólogo, por ejemplo, parece que es digno de leerse. En "El País" lo entrevistan y ahí responde sobre cómo le cambió la vida la fama y confiesa, vanidad de vanidades, que es uña y mugre con Salman Rushdie. Parece que uno puede sobrevivir a la camorra pero no a las peleas literarias de "famosos vs excluídos":

En el prólogo hace una especie de alegato de la defensa.
Me defiendo ante los lectores de las calumnias que me lanzan. Me dicen que soy un producto de marketing, que copio, que soy un escritor de un solo libro y un solo tema. Siempre he dicho que los lectores hacen posible y peligroso el oficio de escribir. Gomorra ha vendido más de tres millones de copias en el mundo y sus lectores saben ahora que Italia es el segundo país del mundo donde hay más personas protegidas, después de Colombia.

Pero esa vida ha tenido cosas positivas.
He conocido a Salman Rushdie y, cada vez que tengo un problema, le mando un mensaje y me ayuda. Me dice que no me haga un mártir de mí mismo, que vea chicas, que me busque un exilio de oro, que no me martirice para ser coherente con el personaje. Una vez no me querían dejar volar con Air France, decían que los pasajeros tenían miedo. Me dijo: “llama a Le Monde y diles que no te dejan”. Lo hice, Le Monde llamó a Air France y se arregló. Siempre recordaré que cuando estuvimos juntos en Estocolmo dijo que lleva todavía dentro las heridas que le produjeron los colegas.

¿Así que lo peor es la envidia de los otros escritores?
Lo digo en el libro: siento orgullo de ser atacado por ese tipo de escritores y políticos que me acusan de representar una puesta en escena y de pillar dinero. Ahora sé que solo el negocio bueno gana al negocio malo. Gasto 10.000 euros al mes en abogados para defenderme. Te dicen que has plagiado, te intimidan con querellas criminales… La noticia sale en los periódicos y cuando ganas han pasado cuatro años. El odio nace de que sienten que eres diferente. Hay muchos políticos y escritores que creen que todo es lícito, viven en la impunidad total. El mecanismo que me empuja a escribir es justo el contrario de ese cinismo. Creo que hace falta cambiar las cosas. Me niego a sucumbir al conformismo. Ellos saben que la mayor parte del país está de su parte. Que nadie sale a la calle a protestar por nada, que la gente adora ser representada por políticos que encarnan sus contradicciones. La gente siente que Berlusconi tiene los mismos vicios y contradicciones que ellos, por eso están cómodos con él. Si tratas de cambiar eso, les quitas el sueño. Pero no hablar de las cosas solo sirve para esconderlas y escurrir el bulto. La indiferencia de los italianos, esa forma de acostumbrarse a cualquier cosa, ha contagiado a la sociedad civil, a los periodistas, a los líderes de opinión. Pensar o escribir que las cosas deben cambiar te convierte en un apestado. Dicen que lo haces porque no has llegado donde esperabas, porque no tienes enchufe… Te llaman inadaptado, dicen que eres poco fiable, que estás fuera del sistema. Ese cinismo está devorando el país.

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Margo Glantz en Chile

6.10.2009
Margo Glantz. Fuente: eluniversal

Una de mis escritoras favoritas, como autora y como amiga, es la mexicana Margo Glantz. Cuando Mario Bellatin estuvo alojado en mi casa, pude conversar con ella por skype. Eran los primeros tiempos de la gripe y todos los del DF estaban refugiados en su casa por recomendación del Estado. La hermosa casa de Margo, en Coyoacán, debe ser un lugar ideal para refugiarse, pienso. Sin embargo, esos días confusos ya pasaron y Margo ha dejado el DF y se encuentra en Chile donde declara que está escribiendo un libro de viajes. Quienes conocemos a Margo sabemos de su fascinación por los viajes, fascinación que comparte con amigos entrañables como Sergio Pitol y Mario Bellatin (con quien viajó a la India, precisamente). Sin duda, será un libro extraordinario. La entrevista Patricio Tapia para Revista de Libros:

-¿Le obsesionan los viajes?
-Estoy escribiendo ahorita un gran libro de viajes, del cual se ha desprendido una parte que es el viaje a la India y también hay fragmentos en Saña. He escrito mucho sobre viajes concretos, pero también abordaré los viajes en general. ¿Por qué viajo? Soy de una familia de inmigrantes, mis padres viajaron a México. Y como ellos nunca tuvieron una situación económica muy boyante, nos mudamos muchas veces de casa. Ahí empezaron mis viajes. Mi padre fue un viajero y para mí era fascinante cuando regresaba a casa con regalos para sus hijas. Me dije, de grande quiero ser viajera. Lo he sido y sigo siéndolo. Si no viajo, no tengo futuro.

-Se han puesto de moda los libros autobiográficos. "Las genealogías" fue un ejercicio suyo previo a esto. ¿Cómo surgió?
-Era la posibilidad de recuperar una historia familiar que por demasiado cercana era desconocida. Una historia que implicaba distintas geografías, culturas, distintas lenguas. Y lo visceral que era ser hija de dos judíos ucranianos a quienes frecuentaba íntimamente pero al mismo tiempo desconociendo lo que eran. Las genealogías me dio la posibilidad de recuperarlos y de recuperarme en parte.

-Sus "autobiografías literarias" parecen referirse a sus lecturas...
-Soy hija de un poeta. Desde muy niña estuve en contacto con los libros, sujeta al efecto, contaminada por los libros. Esas lecturas influyen necesariamente sobre la actividad y personalidad de cada quien y se convierten en parte de la propia circulación biográfica. Incluso llega un momento en que las lecturas se han digerido de tal manera que no sabemos de dónde vienen.

-También está de moda incorporar fotografías en los libros. Usted suele hacerlo...
-Creo que lo he hecho hace más de treinta años y no creo ser la primera. Sebald lo puso de moda y lo trabaja mucho Mario Bellatin. Ya había ilustraciones en mi primer libro, Las mil y una calorías.

-Pero las fotos más que ilustraciones, se incorporan al texto (sea sobre el cabello o tarjetas postales).
-Creo que era natural incluir un álbum de fotos en Las genealogías. Completaba y al mismo tiempo tiraba en otra dirección al propio libro. En el de los cabellos me parecía que una parte de él no funcionaba sin ilustraciones. Y en el otro era importante reproducir las tarjetas postales: era un comentario a ellas y, al mismo tiempo, era el recuerdo de un episodio de la historia nacional y de una estética kitsch.

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La huella del elefante

6.08.2009
Mujer elefante. Fuente: patriciagomezpoesía

Shâkyamuni Buddha, en el Mahâ-parinirvâna Sûtra, nos dice:

Entre todas las siegas, la cosecha de otoño es suprema. Entre todas las huellas, la huella del elefante es suprema. Entre todos [los tipos de] smriti, el smriti de la impermanencia y la muerte es supremo, porque con él eliminas todo el apego, la ignorancia, y el orgullo de las Tres Esferas [del Deseo, la Forma y lo Informe].

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Naipaul ensayista

5.14.2009
V.S. Naipaul. Fuente: nytimes

Un recodo en el río es el título de la primera novela del premio Nóbel indio V.S. Naipaul, que acaba de ser traducida y editada en España por Mondadori. Mercedes Monmany la califica en una reseña en ABCD las letras como "una de las más brillantes, potentes y críticas novelas producidas sobre el espinoso y siempre difícil de encarar tema del caos de la descolonización". Pero no es la única novedad de Naipaul en España. También acaba de editarse una colección de ensayos suyos bajo el título El escritor y los suyos (Debate). Monmany también dedica unas líneas de su reseña a los ensayos:

(...) el estupendo ensayo El escritor y los suyos. Maneras de mirar y de sentir es la última obra publicada por este autor. En ella, mezclándolo sin cesar con retazos de su autobiografía -la de un joven nacido en la periferia de un gran Imperio que abandona, gracias a una beca, su isla de origen y sus raíces, para encontrar «su camino como escritor» en Londres, un mundo en el que muchas veces siente que no hay sitio para él-, habla de Derek Walcott, Evelyn Waugh, Graham Greene, Aldous Huxley, Flaubert, su admirado Maupassant, su a menudo criticado Gandhi, o de esa insólita y fiel amistad que lo unió al escritor Anthony Powell, protagonista del espléndido capítulo «Una manera inglesa de mirar». En estas páginas, Naipaul siempre regresará al principio de todo. A «un sentimiento que ha durado toda mi vida»; a una manera de mirar y sentir determinada fuertemente por una presencia y figura esencial en su vida: su padre, periodista y escritor de relatos sobre la vida india local y autónoma de Trinidad. Alguien que hizo nacer en él la pasión por narrar, gracias a unos relatos que «me deslumbraban y me conmovían profundamente».

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Las adaptaciones según Rushdie

4.02.2009
Dublineses, de John Houston, una buena adaptación según Rushdie. Fuente: pablocine

El muy mencionado y citado artículo de Salman Rushdie sobre las adaptaciones literarias al cine, que fue colocado en su momento en Moleskine Literario y que ha sido removido de la columna en The Guardian donde fue publicado porque terminaron su derechos, ha sido traducido en gran parte y publicado en el ABCD las letras. Pueden leerlo en este enlace. Dejo aquí el párrafo dedicado no a las malas adaptaciones, que abundan, sino a las buenas:

(...) la adaptación puede ser una fuerza creativa, además de destructiva. Cuando Rod Stewart canta Downtown Train casi iguala a Tom Waits, y cuando Joe Cocker canta With a Little Help from My Friends logra la rara proeza de cantar una canción de los Beatles mejor que los propios Beatles, lo cual resulta menos impresionante cuando se recuerda que el cantante original era Ringo Starr. Actualmente estoy dando un curso en el que se subrayan algunos de los casos en que libros excelentes se han adaptado para crear películas excelentes -La edad de la inocencia, de Edith Wharton, se transformó en La edad de la inocencia, de Martin Scorsese; el retrato de Giuseppe di Lampedusa de la Sicilia de 1860, El Gatopardo, se convirtió en la mejor película de Luchino Visconti; Sangre sabia, de Flannery O´Connor, se transformó en una maravillosa película de John Huston; y con su película Grandes esperanzas, Lean produjo un clásico que puede compararse con la novela de Dickens sin resultar inferior a ella en absoluto, una película que permite al menos a este aficionado al cine perdonarle sus posteriores meteduras de pata con Pasaje a la India. Hay muchos otros ejemplos de adaptaciones buenas. Hoy en día, poca gente lee la obra maestra francopolaca del siglo XIX de Jan Potocki Manuscrito encontrado en Zaragoza, pero les animo a descubrirla por su alegría y excentricidad, por su surrealista, sobrenatural, gótico y picaresco mundo de gitanos, ladrones, alucinaciones, inquisiciones y un par de hermanas increíblemente bellas que, por desgracia para los hombres a los que seducen, son sólo fantasmas. Sus cualidades fueron captadas a la perfección por el director de cine polaco Wojciech Has en su película de 1965 El manuscrito encontrado en Zaragoza, que deberían ponerse a buscar ya mismo. La película de 1955 de Satyajit Ray La canción del camino no sólo igualaba, sino que superaba, el clásico bengalí de 1929 escrito por Bibhutibhushan Bandhopadyahya, en el que está basada. Huston parece haber sido un adaptador de buena literatura especialmente dotado, y su película Dublineses, basada en Los muertos, de Joyce (tal vez la mejor novela corta escrita en lengua inglesa), da vida al relato de forma vívida y apasionada; aunque justo al final, cuando la cámara enfoca el exterior a través de una ventana para observar la nieve que cae y las famosas palabras de Joyce se apoderan de las imágenes de Huston, hablando de la nieve que caía levemente atravesando el universo y que caía levemente también, como el descenso de su final postrero, sobre todos los vivos y los muertos, recordamos cuál es la diferencia entre la excelencia y la genialidad. Dublineses es una película excelente, pero las últimas frases de la historia de Joyce la superan sin esfuerzo.

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Rushdie en Barcelona

Salman Rushdie. Fuente: abc

Salman Rushdie ha estado de BookTour por España presentando su última novela, publicada por Mondadori, La encantadora de Florencia. Después de una novela política como Shalimar, el payaso, ahora regresa al territorio de la fantasía y la fábula. Un hombre no es el mismo cuando está casado con la mujer que ama que cuando ha sido abandonado por esta, obviamente. ¡Ay, mi Salman! ¡Ay, Padma! Ayer se presentó en Barcelona y fue entrevistado para el diario ABC. Aquí algunas preguntas:

-«La encantadora de Florencia» plantea un cambio de dirección, una ruptura respecto a su anterior novela, «Shalimar, el payaso».
-Con «Shalimar, el payaso» me encontré escribiendo sobre una actualidad demasiado cercana, así que sentía que tenía que hacer todo lo contrario. Y desde que empecé a estudiar siempre me han fascinado los siglos XVI y XVII, en parte porque la literatura de ese periodo es increíblemente rica.

Ha dicho que últimamente se siente «menos político» que antes. ¿Sería esto la causa o la consecuencia de un libro como «La encantadora de Florencia»?
-Creo que más bien la causa. Aun así, el corazón de este libro es una contemplación de la naturaleza del poder, así que sí que aparece la política. Pero lo que creo que me estaba ocurriendo es que había mucho ruido a mi alrededor y mucha gente pensando sobre mí como si fuera un escritor de no ficción. La gente me empezaba a ver como a un comentarista político, no como a un artista imaginativo. Así que sentía la necesidad de volver a este tipo de trabajo, a hacer ficción. Supongo que un libro como este es una manera de huir de la época contemporánea, pero encuentro más agradable estar en un paisaje como el de «La encantadora de Florencia» que en los Estados Unidos de George W. Bush.

(...) también le ha permitido reivindicar la figura de Maquiavelo.
-Siempre había querido escribir sobre Maquiavelo, porque creo que la historia le ha tratado de una manera injusta. Cuando estudiaba en Cambridge vi «La Mandrágora», que era tremendamente ligera y divertida, y lo primero que pensé fue: «¿Maquiavelo escribió esto?». Y, cuanto más leía sobre él, más descubría lo poco que tenía que ver la imagen que nos ha llegado de él con la realidad. Y eso es algo sobre lo que yo sé un poco, ya que yo no soy como la persona que se han inventado sobre mí, así que quizá dentro de cien años alguien haga por mí lo que yo he hecho por Maquiavelo.

-Una de las constantes en toda su obra y eje central de «La encantadora de Florencia» es la división entre Oriente y Occidente. ¿Cómo ha cambiado su idea sobre el tema en los últimos años?
-Después de los atentados del 11-S, todo el mundo se fija en este tema, en el contraste de culturas. Toda mi vida he celebrado esta mezcla de culturas y lo he visto como algo enriquecedor, pero ahora hay mucha gente a la que le atemoriza y, si quieres ser honesto como escritor, no puedes obviar eso. Así que lo que ha cambiado no ha sido mi idea, sino el mundo.

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Rushdie sobre Bolaño

3.26.2009
Salman Rushdie y Roberto Bolaño. Fuente: el universal

Y aunque el Festival de Nueva York aún no ha empezado, algunas declaraciones de los asistentes ya empezaron a circular por todos lados, en especial las de Salma Rushdie quien se ha declarado fan de Roberto Bolaño en una conferencia ofrecida en el Instituto Cervantes de NY. Al parecer, los únicos escritores que no le caen bien a Salman son los que escriben sobre la India. Sus declaraciones son muy generosas:
"El éxito tardío de Roberto Bolaño (1953-2003) con 2666 es una muestra de lo poco que se traduce en Estados Unidos" (...) Rushdie (Bombay, 1947) se mostró satisfecho con la acogida que el público y la crítica estadounidenses han prestado a la novela del escritor chileno, ganadora este año del premio del Círculo Nacional de Críticos Literarios de EU y que ha hecho que muchos vean a Bolaño como la nueva estrella de la literatura latinoamericana. "Nadie sabía quién era Bolaño y eso hacía muy difícil que alguien apostara por traducir un libro de mil páginas", explicó Rushdie, quien aseguró que llega "tarde a la fiesta por Bolaño", ya que aún no se ha leído 2666, aunque actualmente tiene entre manos Los detectives salvajes, que se publicó en EU en 2007. El autor anglo-indio se mostró muy interesado por la obra del chileno, ya que "Bolaño es algo nuevo llegado de América Latina, el tercer paso que llegó después del `boom` latinoamericano y el movimiento `antiboom` que lo siguió después".

También aprovechó la oportunidad para quejarse de las pocas traducciones al inglés que se realizan:
El problema es económico. El coste de las traducciones es alto y el mundo editorial de manera general no quiere hacer frente a ello. Pensando en Bolaño, son libros muy grandes y el coste tuvo que ser alto", explicó Rushdie sobre el hecho de que 2666 llegara a EU cuatro años después de su publicación en España. "Lo importante es conseguir que las obras se traduzcan. Una vez que la traducción existe en inglés no es tan difícil conseguir que se publique", ahondó Rushdie, cuyo agente en EU, Andrew Wyli, es el mismo de Bolaño.

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Moravia y Pasolini en la India

3.24.2009
Una calle en Bombay. Fuente: bbcnews

El escritor Alberto Moravia, su esposa Elsa Morante (también gran escritora) y el cineasta Pier Paolo Pasolini, decidieron viajar a la India en 1961. Fruto de ese viaje fueron dos crónicas, una escrita por Moravia (Un´idea dell´India) y otro por Pasolini (L´odore dell´India). Vicente Molina Foix aprovecha el interés que ha despertado la India en general, y su literatura en particular, para recordar ese viaje y las diferencias notables entre los dos creadores italianos. Moravia, por cierto, a quien admiro muchísimo (mucho más que a Pasolini, ciertamente, aunque no pueden medirse igual dos formatos distintos como el cine y los libros), no queda muy bien parado. Dice la nota en ADN Cultura:

Pasolini se va entusiasmando con las gentes y paisajes que conoce ("Aunque la India sea un enfermo de miseria, vivir en ella es maravilloso porque carece casi totalmente de vulgaridad"), si bien no deja de mostrar el pesimismo, digamos histórico, de sus últimos años de vida; como en el resto de los países subdesarrollados que había recorrido, el poeta y cineasta augura para la India los peligros de una ?occidentalización´ mecánica y deteriorada que, efectivamente, se ve hoy en algunas de las capitales más limitada o superficialmente prósperas del país. Esa amargura social de Pasolini constituyó, según la confesión de Moravia, un punto de fricción dialéctica durante el viaje; mientras el primero presagiaba, como ya hemos dicho, que el Tercer Mundo acabaría siendo desvirtuado por la revolución industrial y el rampante consumismo a imitación de Occidente, el segundo sostenía la opinión de que el Tercer Mundo como tal desaparecería por una inercia propia. Enfrentado a la visión bucólica de su querido Pier Paolo, sin duda teñida por la nostalgia de su propia infancia y adolescencia en la zona rural del Friuli, el más urbano Moravia afirma que "de la cultura campesina ya no se puede esperar nada bueno", por lo que, añade, "es mejor poner punto final y llevar a cabo verdaderamente la revolución industrial". La divergencia amistosa de los dos viajeros no afecta a lo que la lectura comparada de los dos libros de tema indio pone en evidencia: Moravia es un buen novelista, pero un escritor literariamente mucho más limitado que Pasolini. Una idea de la India se inicia con un falso diálogo entre dos interlocutores, en el que la voz que habla por Moravia acepta implícitamente la consideración del fundamento religioso que Pasolini defendía en El olor de la India , pero despojándola de las connotaciones positivas que aquél le daba. "La India es el país de la religión como situación existencial", y a su vez, concluye el autor romano, "los indios son el pueblo más indiferente ante el sufrimiento de todos los que conozco en el mundo". Hay que decir que esa indolencia se le debió contagiar a Moravia durante el viaje, pues su voluntad de narrador objetivo llega a ser despiadada en el episodio del mendigo que él mismo llama "el monstruo": desfigurado por la enfermedad, sin frente, sin nariz y sin barbilla, a la vez que enmudecido, el escritor lo compara a una serpiente que sólo abre la boca para encontrar algo que comer o a alguien a quien morder.

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Rushdie no cree en las adaptaciones

3.02.2009
Escena de Slumdog Millonaire. Fuente: the guardian

Salman Rushdie no está nada feliz con el Oscar a Slumdog Millionaire, la adaptación de Danny Boyle de la novela Q&A de Vikas Swarup. Al hablar de las adaptaciones literarias en el cine, y su complejidad, dice en una columna en The Guardian:


What can one say about Slumdog Millionaire, adapted from the novel Q&A by the Indian diplomat Vikas Swarup and directed by Danny Boyle and Loveleen Tandan, which won eight Oscars, including best picture? A feelgood movie about the dreadful Bombay slums, an opulently photographed movie about extreme poverty, a romantic, Bollywoodised look at the harsh, unromantic underbelly of India - well - it feels good, right? And, just to clinch it, there's a nifty Bollywood dance sequence at the end. (Actually, it's an amazingly second-rate dance sequence even by Bollywood's standards, but never mind.) It's probably pointless to go up against such a popular film, but let me try. The problems begin with the work being adapted. Swarup's novel is a corny potboiler, with a plot that defies belief: a boy from the slums somehow manages to get on to the hit Indian version of Who Wants to Be a Millionaire and answers all his questions correctly because the random accidents of his life have, in a series of outrageous coincidences, given him the information he needs, and are conveniently asked in the order that allows his flashbacks to occur in chronological sequence. This is a patently ridiculous conceit, the kind of fantasy writing that gives fantasy writing a bad name. It is a plot device faithfully preserved by the film-makers, and lies at the heart of the weirdly renamed Slumdog Millionaire. As a result the film, too, beggars belief. It used to be the case that western movies about India were about blonde women arriving there to find, almost at once, a maharajah to fall in love with, the supply of such maharajahs being apparently endless and specially provided for English or American blondes; or they were about European women accusing non-maharajah Indians of rape, perhaps because they were so indignant at having being approached by a non-maharajah; or they were about dashing white men galloping about the colonies firing pistols and unsheathing sabres, to varying effect. Now that sort of exoticism has lost its appeal; people want, instead, enough grit and violence to convince themselves that what they are seeing is authentic; but it's still tourism. If the earlier films were raj tourism, maharajah-tourism, then we, today, have slum tourism instead. In an interview conducted at the Telluride film festival last autumn, Boyle, when asked why he had chosen a project so different from his usual material, answered that he had never been to India and knew nothing about it, so he thought this project was a great opportunity. Listening to him, I imagined an Indian film director making a movie about New York low-life and saying that he had done so because he knew nothing about New York and had indeed never been there. He would have been torn limb from limb by critical opinion. But for a first world director to say that about the third world is considered praiseworthy, an indication of his artistic daring. The double standards of post-colonial attitudes have not yet wholly faded away.

Pero se equivocan las notas de prensa al comentar esta columna, como si fuera un simple ataque a Boyle y a la novela de Swarup. Lo cierto es que la columna de Rushdie es muy interesante, llena de ejemplos de adaptaciones erradas y de grandes logros en la unión cine-literatura. No es la de Swarup, por cierto, la única adaptación que estuvo tentando al Oscar. También El extraño caso de Benjamin Button lo es, a partir de un cuento de Francis Scott Fitzgerald. Sobre esta película y su cuento que le precede, dice Rushdie:


In 1921, F Scott Fitzgerald wrote an odd little story called "The Curious Case of Benjamin Button", about the birth, to "young Mr and Mrs Roger Button", of a male baby who is born as a 70-year-old man and who then lives backwards, getting younger all the time, until at the end of his life, baby-sized and shrinking slowly in his white crib, he is sucked away into nothingness. In 2008, this little squib of a tale was turned by Brad Pitt and the director David Fincher into a $200m film. However, the difference between the story and the movie is unusually great. In Fitzgerald's story, Benjamin is born as a full-sized septuagenarian male. It is never explained how Mrs Button managed to give birth to such a large baby without being torn in half. Indeed, Mrs Button never gets a look-in. In the story, Benjamin's life is lived largely in the private sphere, apart from an excursion to fight in the Spanish-American war, while in the movie he becomes involved in so many of the public events of his time that the picture might almost have been called Zelig in Reverse, or perhaps Forrest Gump Goes Backwards. (The screenwriter of Forrest Gump, Eric Roth, who adapted that screenplay from the novel by Winston Groom, is also responsible for Benjamin Button Perhaps the biggest difference between the two works is that, other than sharing the idea of a man who lives backwards in time, their stories are entirely different; the film is not really an adaptation of the book, but almost entirely Roth's creation. And while Roth and Fincher's film is essentially a bravura special-effects performance helped by two fine acting performances, by Pitt and Cate Blanchett, it doesn't finally have anything in particular to say. Fitzgerald's story is at least a comedy of snobbery and embarrassment which, while maintaining a deliberately frothy and light tone, enjoyably satirises the social attitudes of late 19th and early 20th-century Baltimore.

También menciona las terribles adaptaciones de los libros de Gabriel García Márquez (uno de los escritores favoritos de Rushdie) y la que considera algunas excepciones a la norma de las terribles adaptaciones: Volker Schlöndorff y su película sobre El tambor de hojalata de Gunter Grass o los hermanos Coen adaptando a Cormac McCarthy:

The films of García Márquez's masterpieces, in particular, are travesties, replacing the writer's imaginative precision with a lazy exoticism that betrays the originals profoundly without even knowing it is doing so. However, Schlöndorff's Tin Drum stands as a magnificent exception with, at its heart, the electric performance of David Bennent as Oskar Matzerath, the Peter Pan among the million lost boys and murderous pirates of Nazi Germany: little, stunted Oskar, the other boy in classic literature who never grew up. I've tried to find more films that disprove the British producer's dictum, and could add, for example, the Coen brothers' No Country for Old Men, a film that succeeds by keeping very close, scene by scene, line of dialogue by line of dialogue, to Cormac McCarthy's novel, and There Will Be Blood, which succeeds by the opposite method, making a free, loose and largely successful adaptation of Upton Sinclair's novel Oil!; but the failures are so much more frequent than the successes.

En fin, el artículo es muy extenso pero vale la pena leerlo todo y varias veces. Un gusto para los cinéfilos y los literatos. No se pierdan las anécdotas sobre la propia experiencia de Rushdie con las adaptaciones en el cine o el teatro.

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Festejos por el Oscar

2.24.2009


Carátulas de las reediciones de Anagrama de películas premiadas en el Oscar. Fuente: anagrama

No solo en Dharavi, el tugurizado pueblo joven de India donde se filmó Slumdog millionaire, se celebró a lo grande el triunfo impactante de la película de Danny Boyle en los Oscar (se llevó todos los premios importantes en los que compitió, que incluyen edición, música, adaptación, dirección y mejor película); también se escucharon hurras y bravos en una oficina de puerta roja en el tercer piso de la calle Pedro de la Creu, en Barcelona, pues Anagrama con estupendo ojo compró los derechos de la estupenda novela "Q&A" (traducida como ¿Quién quiere ser millonario?) de Vikas Swarup. Como un adicional -de yapa, como decimos aquí- Anagrama también editó hace años la novela El lector de Bernard Schlink, que será reeditada con nueva carátula gracias al Oscar a la adorada Kate Winslet (por cierto, yo hubiera aprovechado para poner el fotograma de Kate en la bañera). En el blog de "La Butaca.com" aparece un interesante artículo donde se compara la novela de Swarup con la adaptación libre que hizo el guionista de Boyle. Aunque no estoy de acuerdo con aquello de que al simplificar algunos aspectos y potencializar otros la película obtiene "un resultado incluso más satisfactorio que las páginas de las que parte", sí me parece significativo que Jordi Revert (autor del post) subraye que la pobreza que presenta Boyle es apenas la punta del iceberg de la sordidez real y dolorosa que muestra Swarup en su novela. La representación de esa sordidez y la perversidad de los que rodean al protagonista (en especial el conductor del programa, algo apenas entrevisto en la película) hacen más notable el triunfo y la perseverancia del personaje. La película puede ser más ágil -gran edición- y concreta que la novela en sus recortes de digresiones, pero la novela es mucho más contundente en su propósito final.

Por cierto, no todos celebran el triunfo de Slumdog millonaire. Salman Rushdie, por ejemplo, tiene una opinión negativa de la novela como lo muestra blogacine. En una entrevista declaró:


No soy un gran fanático de Slumdog Millionaire. Creo que visualmente es brillante. Yo tengo problemas con la trama. Creo que no es convincente. Simplemente, algo así no puede pasar. Yo no soy adverso al realismo mágico, pero éste debe tener cierto grado de plausibilidad, y yo siento que hay tres o cuatro momentos en la película donde la trama desborda esa regla… Y al parecer soy el único que piensa eso.

Por otra parte, un amigo me comenta que Rushdie dijo también que "no hay clise sobre la india del que no abuse la película". Aquí debo hacer una alerta spoiler, por si acaso, porque adelantaré algunas situaciones de la película. Yo creo que el problema de Rushdie, en ambos comentarios, como el de muchos que han juzgado Slumdog Millonaire como un argumento inverosímil en medio de una India que exporta pobreza y Taj Majal al mismo tiempo, en el mismo tamaño postal digamos, es que no han descubierto que Boyle ha interpretado (yo creo que con mucho acierto) la novela de Swarup como un cuento de hadas, una fábula maravillosa, que encuentra su metáfora perfecta -que en una reseña fue vista como un error o exageración- en el episodio en que el niño tiene que hundirse en el silo, llenarse de mierda y correr entre la multitud para conseguir -cosa que finalmente hace- el autógrafo de su actor favorito de Bollywood. Más que un efectismo o facilismo, esa escena a mí me convence de lo que ocurrirá en la película: Jamal no se detendrá nunca, aunque para conseguir lo que quiere tenga que hundirse en la mierda misma. Es una fábula de superación personal, una hermosa fábula debo añadir, conmovedora y al mismo tiempo sabia que nos enseña a confiar siempre en nuestra propia fuerza antes que en la ayuda de los demás (Boyle varias veces explota el recurso de las orejas de Jamal como ejemplo de interiorización y aprendizaje del dolor y las malas experiencias en favor de obtener respuestas correctas, en más de un sentido). Algunos personajes estereotipados y clisés son necesarios, como en toda fábula o mundo imaginario. Los tiene Juan Carlos Onetti, los tiene Rulfo, los tiene por supuesto Borges. Y los tiene, sin duda, el mismo Salman Rushdie. Pero los estreotipos, cuando están a favor de la trama y no a manera de parche, tienen sentido porque son reales. Vivimos en un mundo de clisés, donde los malos se visten de malos (cuántos asesinos o violadores se dejarían los bigotes de los malos de cine mudo para retorcércelos si pudieran) y la gente generosa, casi siempre, lo es de manera estereotipada pero no por ello menos grandiosa. La tan criticada escena de los créditos finales, es decir el baile, que es un guiño al cine musical de Bollywood por supuesto, tiene total coherencia en ese contexto: cualquier película que termine con un beso, así cualquier cuento de hadas que termina diciendo: "y vivieron felices por siempre", solo es un punto suspensivo. Sabemos que la vida no es así. Pero lo que se celebra en la película y en la novela no es el futuro, sino el presente. Y eso es lo que sucede cuando uno baila, celebra el estar vivo, celebra el presente inagotable (por eso, señores, por eso, por eso yo bailo salsa). Una gran novela, una muy buena película y un Oscar más que merecido. ¿Se puede pedir más? Sí, solo que la protagonista, Freida Pinto, hubiese escogido para subir al escenario un Galliano más luminoso, más intenso, para resaltar su bello rostro como lo resalta la fotografía y el vesturario de la película todo el tiempo.

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Un relato infantil para adultos

2.23.2009
Carátula de la novela. Fuente: estudioenescarlata

Como "un relato infantil para adultos" ha calificado Rodrigo Fresán la última novela de Salman Rushdie, recién traducida al castellano por Mondadori, La encantadora de Florencia. En la estupenda reseña que acaba de publicar en ABCD las letras, empieza citando aquel momento del clic, el big bang, que lanzó a Rushdie a la literatura y que es un leit motiv que se presenta en la mayor parte de sus obras:

Casi no hay entrevista en la que Salman Rushdie no señale y ubique a su big bang artístico en ese día mágico en el que, con poco menos de diez años, entró a un cine de Bombay para ver El mago de Oz y, 101 minutos más tarde, salió de allí convertido en otra persona, en un escritor. Y está claro que la influencia y el alcance de la radiación color rubí del clásico de 1939 ha sido larga y poderosa. No hay título en la obra de Rushdie (Bombay, India, 1947) que no aparezca marcado por la idea de atravesar una «membrana» que separa a un mundo de otro o, para ser más específicos, que divide a Oriente de Occidente. Así -ya sean los niños mágicos de Hijos de la medianoche, los arcángeles en picado de Los versos satánicos, los iluminados envejecidos de El último suspiro del moro, los rockers en fuga de El suelo bajo sus pies, los artistas de circo de Shalimar el payaso-, todos sus personajes son recorridos por la idea del tránsito de una cultura a otra, del pasaje del dócil blanco y negro al más rabioso tecnicolor, impulsados por la magia torrencial de palabras apasionadas. La encantadora de Florencia -que puede ser considerado un relato infantil para adultos del mismo modo que Harún y el mar de las historias fue entendido como un relato adulto para niños- no es la excepción a la regla y nos trae al Rushdie más Rushdie de todos.

Por otra parte, anuncia que en esta novela Rushdie es más Rushdie que nunca. Es decir, que no deja de lado ese maravilloso poder de imaginación y libertad que no está atado a ningún convencionalismo "políticamente correcto" ya sea nacional o literario. Esa autonomía de la imaginación, que algunos críticos como la Kakutani vieron como un error o un cansino loop en las novelas de Rushdie, para Fresán es el valor agregado:

(...) no está de más advertir a los exploradores que en La encantadora de Florencia, Rushdie -alguien que siempre hace lo que se le antoja, que no pide permiso a nadie y a quien nada preocupa- es más Rushdie que nunca. Y que abundan aquí sus tics, sus gracias, sus magias, sus travesuras -más que juegos- de palabras, sus malabarismos y caídas libres. Por lo que quienes no disfruten de sus modales harán bien en no bajar del barco; mientras que sus seguidores serán recompensados con uno de los viajes más regocijados y regocijantes por la movediza tierra firme de un universo que es suyo y sólo suyo. En el inicio de la novela, describiendo al «Mogor dell´Amore», dice Rushdie: «Era capaz de soñar en siete lenguas: italiano, español, árabe, persa, ruso, inglés y portugués. Había adquirido las lenguas del mismo modo que los marineros adquirían las enfermedades; las lenguas eran su gonorrea, su sífilis, su escorbuto, su paludismo, su peste. Tan pronto como concilió el sueño, medio mundo empezó a balbucear en su cerebro, contando prodigiosos relatos de viajeros. En este mundo a medio descubrir, cada día traía consigo noticias de nuevos encantamientos. La ensoñadora poesía de lo cotidiano, visionaria y reveladora, aún no había sido aplastada por la estrecha y prosaica realidad. Siendo él mismo narrador de relatos, se había sentido impulsado a abandonar su casa por historias asombrosas, y por una en concreto, una historia que lo enriquecería o le costaría la vida». Pero está claro que Rushdie nos habla de Rushdie, del encantador de Bombay, de su capacidad para seducir contando, de su convencimiento de que una buena trama -un Había otra vez?- es la más grande de todas las riquezas. Bienvenidos a la noche 1.002

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¿Dónde estuvo Rushdie?

2.20.2009
Salman Rushdie tras la puerta. Foto: Daniel Mordzinski. Fuente: revista ñ

Todos sabemos dónde estaban la mayoría de escritores ingleses mientras se supo que había caído una fatwa sobre Salman Rushdie: en el velorio de Bruce Chatwin. Incluso empezó la broma -que luego descubrieron que no era tan graciosa- según la cual ahora venían por Bruce, pero que no ensuciasen los trajes porque tendrían que volver la próxima semana por Salman. Humor británico, que le dicen. Lo que no sabemos es qué hizo Rushdie, dónde se fue a esconder, saliendo del velorio. En el suplemento Ñ desentrañan el misterio: estuvo en una cabaña de Ian McEwan.

A casi veinte años del día en que Rushdie fue condenado a muerte por el Ayatola Komeini por la publicación del libro Los versos satánicos, fue revelado que recibió protección de Ian McEwan quien lo escondió en una cabaña en Costwolds, una región campestre en el sur de Inglaterra. Ambos llegaron a esa casa días después de que se estableciera la fatwa (sentencia de muerte) el 14 de febrero de 1989."Nunca olvidaré la mañana siguiente que llegamos, al despertar. Era un momento terrible para él. Estábamos parados uno frente al otro en la cocina haciéndonos café y tostadas, escuchando las noticias de las ocho en la BBC. El tipo que estaba al lado mío de pronto era protagonista de todos los títulos. Hezbollah había dispuesto todo su aparato para liquidarlo", contó McEwan en una entrevista que la revista New Yorker publicará la semana que viene. Cuando Rushdie se refugió en el cottage de McEwan, Irán ofrecía a los potenciales verdugos del autor anglo-indio una recompensa de tres millones de dólares. A esa altura la novela había sido prohibida en decenas de países islámicos. Fanáticos religiosos salieron a quemar ejemplares del libro en Londres. Rushdie se volvió clandestino.

La nota también comenta los daños colaterales (asesinatos, incendios, etc) de la fatwa y un espeluznante juego aparecido hace unos días, pese a que la sentencia fue ya rebatida "oficialmente":

La fatwa, en cambio, tuvo daños colaterales. En Tokio fue asesinado Hitoshi Igarashi, el traductor japonés de sus libros. En Milán apuñalaron al traductor italiano y en Oslo fue baleado el editor de sus libros para Noruega. Diez años después, en 1998, Teherán ablandó su postura diciendo que "ni apoyaba, ni impediría las operaciones para asesinar a Rushdie. La fatwa, menos virulenta, sigue en pie. En Teherán anunciaron ayer el lanzamiento de un juego para PC llamado "Matar al apóstata" que no es otro que Rushdie.

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¿Pamuk sobre la India?

Orhan Pamuk. Fuente: full moon fever

¿Orhan Pamuk quiere escribir sobre la India? La noticia está en boca de todos desde que un periódico turco afirmara que el Premio Nóbel viajó ahí en secreto. ¿Abandonará su querida Estambul para ficcionar a la India? Habrá que esperar para saberlo. Por lo pronto, todo parece indicar solo unas vacaciones:

El diario turco Aksam afirma que el viaje de Pamuk a la India se ha mantenido secreto, pero su editorial Iletisim lo ha confirmado."Sí, Pamuk está ahora en la India. Fue allí sólo de vacaciones, por razones privadas. Por lo que sabemos hasta ahora, su viaje a la India no tiene nada que ver con una nueva novela", dijo un portavoz de la casa editorial. Desde que ganó el premio Nobel, Pamuk ha vivido sobre todo en Estados Unidos y, según las informaciones divulgadas en la prensa turca, la semana pasada voló al Estado de Rajistan, en India occidental, para pasar al menos dos meses en busca del material para su nueva novela.

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Paquistán también existe

2.17.2009
Publicidad de book tour de Mohsin Hamid, "a pakistani voice". Fuente: siliconeer

Opacada por la emergente, arrasadora literatura de la India, la literatura paquistaní escrita en inglés siempre ha sido considerada la hermana menos talentosa, la Heinrich Mann de esa familia, digamos. Sin embargo, el éxito de The Reluctant Fundamentalist de Mohsin Hamid (que estuvo en la shortlist del Booker hace dos años), una novela que busqué infrutuosamente en España por cierto, ha hecho voltear un poco el reflector hacia la hermana menos afortunada. Claro, justo le tocó un momento en el que la literatura India está boyante, pero los paquistanís defienden su propio mini-boom en The Guardian:

"Some of us have been writing for many years but suddenly we've had four or five novels coming out together and that's created a buzz," said Shamsie, whose latest work is an ambitious story that starts off in Second World War Japan and moves to post-9/11 Afghanistan. "Indian writing has been established for 25 years or more, since Midnight's Children (Salman Rushdie's book, published in 1981). Pakistani writing is very much in its infancy. "Pakistani writing is like the new young fast bowler on the scene but Indian writing is like the spinner who's been going for years and whose greatness is assumed."

Desde luego, la política ocupa el tema central de esta literatura escrita, hasta el punto de que es casi inconcebible una novela sin este tema (Mohsin Hamid lo justifica así: "Great fiction comes from the tension that produces those dramatic political developments"). Además, las obras más exitosas han sido realizadas por jóvenes privilegiados, una pequeña élite que ha logrado educarse fuera del país:

Readers have embraced the political nature of much of the new Pakistani fiction, looking perhaps for an explanation of the country's turmoil, which has accelerated after it sided with the West in the "war on terror". "If you've grown up in Pakistan, to sit down and write something that's not political is almost impossible," said Hanif, a former air force pilot. "I'm sure that the headlines make people curious about Pakistan but when they read these stories, I hope it's done on their own merit." The Pakistani writers causing most excitement tend to be young and from the country's upper class, having grown up in Pakistan in the 1980s. Mohsin Hamid said that, for Pakistan's small English-speaking elite who had been able to live an insulated lifestyle up to the 1980s, coming of age under the oppressive dictatorship of General Zia was a "dramatic wrenching change" that created a fertile ground for writers. "There's a desire now to dine on Pakistani writing cuisine. It's coming at the same time as some really amazing Pakistani writing," said Hamid, who lives in London. "Great fiction comes from the tension that produces those dramatic political developments. Pakistan has been going through really interesting times. As writers process that through their fiction, they're coming up with an art with a real urgency and personal need."

En The Guardian aparece, además, una lista de libros al respecto para no perderse:


Kamila Shamsie's epic novel Burnt Shadows tells the story of three families, spanning decades and continents. Stretching from the detonation of the nuclear bomb in Nagasaki in 1945 to Afghanistan in the wake of 9/11 via India and Pakistan, it's a sweeping narrative with a breath-taking climax. Shamsie was born in Pakistan and lives in London.

Mohammed Hanif's darkly comic first novel A Case of Exploding Mangoes - shortlisted for the Guardian's first book award last year - takes as its starting point the plane crash in which Pakistan's military dictator General Zia ul Haq died on 17 August 1988, offering increasingly bizarre explanations for the event, from mechanical failure to a blind woman's curse.

In Other Rooms, Other Wonders is a collection of linked short stories about an extended Pakistani landowning family in Lahore. Daniyal Mueenuddin, who practised law in New York before returning to Pakistan to manage the family farm, has created a revealing glimpse into the complexities of Pakistani class and culture.

The Reluctant Fundamentalist by Mohsin Hamid sees Pakistani Princeton graduate Changez buttonhole an American stranger in a Lahore cafe to tell how his high-flying career and budding relationship in Manhattan started to crumble following the attacks on 9/11. The narrative shows how Changez really feels about the attacks. Hamid grew up in Lahore, attended Princeton like his protagonist, and lives in London.

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La película sobre ¿Quién quiere ser millonario? arrasa

2.13.2009
Cartel de la película. Fuente: bso

Como comenté unos post más abajo, la extraordinaria novela de Vikas Swarup, ¿Quien quiere ser millonario?, publicada por Anagrama, ha sido llevada al cine por el inglés Danny Boyle con tremendo éxito. Hoy se estrena en España (y en el Perú pronto, gracias a su nominación al Oscar) y los comentarios son de lo más prometedores. Dice el ABC, por ejemplo:

Parte «Slumdog millionaire» de una idea insuperable, un hilo conductor capaz de pescar sin anzuelo ni cebo géneros e historias de lo más dispar, preparado para soportar cualquier digresión sin romperse nunca. Un chaval de los arrabales más míseros del planeta está a punto de ganar la versión india de «¿Quién quiere ser millonario?», en la que no falta ni el Carlos Sobera de turno, pero en versión maquiavélica. ¿Es Jamal un tramposo?, ¿le han pasado antes las respuestas?, ¿recibe ayuda exterior de algún modo?, ¿tiene suerte? Arranca pues la película movida por la intriga; nadie se explica cómo un semianalfabeto criado, es un decir, en las chabolas de Bombay puede albergar los conocimientos necesarios para ganar una cantidad de dinero que en pocos lugares resultaría tan obscena. Está claro que el muchacho es cuando menos sospechoso. El interrogatorio policial permite profundizar además en una cuestión pocas veces abordada: ¿cómo sabemos lo que sabemos?, ¿de dónde procede la información que protegemos hasta del alzheimer más agresivo?, ¿quién llenó nuestro disco duro de fruta u hojarasca? Pregunta a pregunta, el joven Jamal desgrana así dieciocho intensos años de recuerdos cargados de humor, de picaresca y de drama, pero sobre todo de drama. Porque si Bombay resulta fascinante, nunca deja de ser terrible. La espléndida fotografía del filme, por fortuna, no incurre en ninguno de los pecados capitales del turista, del preciosismo al regodeo más o menos disimulado en la pobreza del otro (aunque si en la India se han sentido parte de una exhibición pornográfica para espectadores del todavía primer mundo, no cabe negarles también ese derecho). La mirada de Danny Boyle tampoco parece esconder vestigios de colonialismo. Muy al contrario, intenta contaminarse y mancharse hasta donde es posible en una sociedad tan viva que cambia a ojos vista.

Si es así, el espíritu de la novela de ha permanecido intacto en su paso al cine. Aunque algunos críticos nacionalistas de la India ya se han apresurado en censurarla diciendo que es "Pornografía de la pobreza para el deleite de los occidentales" y también "Un filme comercial, efectista, sin sustancia". Era previsible.

PD.- A propósito de cine, y de manera completamente off topic pero feliz por el éxito de una cineasta peruana que realmente tiene la cabeza sobre los hombros, dejo aquí el comentario tremedamente elogioso sobre el debut en Berlín de La Teta Asustada de Claudia Llosa, a quien hace competir con el gran Angelopoulos, que queda mal parado con un argumento contundente. Dice el crítico:

Hay más verdad, sentimiento, poesía y generosidad en un solitario minuto de Magaly Solier cantándole en quechua al plano de su película y al público de la rueda de prensa que en los ciento veinticinco (por no hablar de los miles anteriores) de «I skoni tou chronou», del griego Angelopoulos, que se pasaba ayer en la sección oficial (...) No deberían verse casi juntas dos películas tan remotas entre sí, pues al lado de la sencillez, compasión y profundidad de «La teta asustada», aún quedaba más expuesta la pedantería, la frialdad y la vacuidad de «El polvo del tiempo», que así podría traducirse la película del griego Theo Angelopoulos,

Por cierto, para acentuar que la visión del crítico del ABC fue compartida, hoy se informó que La Teta Asustada ganó el prestigioso premio de la FIPRESCI en el Festival de Cine de Berlín. Es el premio que otorga, ni más ni menos, que la Asociación de Críticos y que antecede al Oso de Berlín. La expectativa crece.

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India, adiós al exotismo

2.11.2009
Escena de la película Slumdog Millonaire basada en novela de Vikas Swarup. Fuente: wikipedia

La estupenda novela ¿Quién quiere ser millonario?, de Vikas Swarup, convertida en una interesante película inglesa de Danny Boyle titulada Slumdog Millionaire, es solo la punta del iceberg de lo que está ocurriendo con la literatura de la India. No sé si realmente la India ha dejado de ser un territorio exótico para la mayoría de nosotros. Pero lo que sí es un hecho obvio es que, más allá del exotismo nacionalista que le exigen ciertos lectores y editores, los autores indios han aprendido a representar su país desde diversas perspectivas y universos. Pluralidad, ese es el nombre de la buena literatura actual. Tanto aquellos que viven en su país como aquellos que han hecho su carrera en Inglaterra, los escritores de la India están escribiendo obras extraordinarias que han tomado por asalto las mesas de novedades de España. Así deja constancia Mercedes Monmany en ABCD las letras. Empieza hablando de Adiga, el reciente premio Booker, y su Tigre blanco:

Siete serán las cartas que Balram Halwai, el protagonista de Tigre blanco (Miscelánea), la novela del autor indio Aravind Adiga que se alzó con el último y prestigioso Premio Booker, le dirige al primer ministro chino Wen Jiabao, de visita en Bangalore con el propósito de reunirse con un grupo de empresarios que le relatarán las claves del «milagro económico indio». Unas cartas escritas siempre a medianoche, como aquella legendaria del 15 de agosto de 1947 en que Jawaharlal Nehru proclamó, desde el Fuerte Rojo de Delhi, la ansiada y largamente esperada independencia de India. Para narrarle la verdadera historia del boom económico indio, que los ha conducido a un fabuloso desarrollo como país, Balram se ofrece a sí mismo, y a la turbulenta historia de su vida y de su país, como ejemplo. Esa India que le ha permitido a alguien como él, gracias a oscuros pactos con el diablo, lograr una insólita ascensión social «desde las tinieblas hasta la luz». Salir de los anónimos subsuelos que se esconden bajo los imponentes edificios de los barrios residenciales de Delhi, donde vive la nueva burguesía del high tech, habrá sido a costa de lo más siniestro e inconfesable: corrupción, traición, robo... y asesinato (...) Un joven representante de una de las más poderosas literaturas emergentes de nuestros días, la angloindia -o la india, sin más-, que sería el cuarto autor de esa procedencia en alzarse con el Booker Prize, tras Salman Rushdie, Arundhati Roy y Kiran Desai (El legado de la pérdida, Salamandra), hija de la célebre Anita Desai.

A partir de ahí, Monmany abre el abanico de temas y autores de India que están alimentando la literatura contemporánea:

Historias de regresos y confrontación con pasados que hay que reintegrar de nuevo: ahí estaría la excelente novela La cámara de los perfumes (Alianza), primera obra, de raíces autobiográficas, del periodista y editor Inderjit Badhwar, en la que el protagonista retorna a India con motivo de la muerte de su padre, mientras rememora sus años de Universidad en EE.UU., en la década de los 60, cuando su identidad india le confería un estatuto semiheroico entre estudiantes devotos de Ginsberg y Marcuse. Confrontación con un pasado de luchas revolucionarias que otro de esos típicos personajes deseosos de borrar las huellas de su identidad -personajes que tanto abundan en las creaciones del mestizo Hari Kunzru, hijo de británica e indio y autor del éxito mundial El transformista (Alfaguara)-, compondría en Mis revoluciones (Alfaguara). Pero también conoceremos viajes problemáticos al pasado, esta vez desde el frenético mundo urbano, representado por megalópolis como Mumbai o Delhi, hasta unos orígenes rurales, extremos que en India significan fracturas planetarias. Así lo narrará S. Shankar en una novela aparecida estos días: El viaje no ha terminado (La Otra Orilla). En ella, Gapalakrishnan, funcionario jubilado de Nueva Delhi, regresa a su pequeña localidad del sur de India para hacerse cargo de un importante puesto simbólico: el de patriarca de su estirpe, vacío tras el fallecimiento de su padre. Otra importante primera novela, la de Selina Sen (Un espejo florece en primavera, Siruela), tendría como trasfondo argumental las muchas veces violentos conflictos interculturales producidos tras la partición de 1947, que separó India de Pakistán, y de nuevo a Bangladesh como Estado independiente en 1971, provocando la mayor migración en la historia del subcontinente asiático. Aunque otro centro neurálgico y narrativo que se repetirá estos últimos años es ese monstruo fascinante constituido por la gigantesca ciudad de Bombay, o Mumbai, como es llamada ahora. Una vorágine fabulosa que va desde las estrellas rutilantes del Bollywood local o los fastuosos hoteles de factura colonial, hasta la más pavorosa e inimaginable pobreza y marginalidad de los sórdidos y atestados barrios de desheredados que circundan obscenamente ese mundo de lujo y refinamiento. Así lo narrarían la monumental y genial obra de Suketu Mehta Ciudad total. Bombay perdida y encontrada (Mondadori); el no menos grandioso thriller de uno de los más relevantes autores indios de nuestros días, Vikram Chandra (Juegos sagrados, Mondadori), o la excelente e innovadora concatenación de historias, verdadero alegato contra cualquier tipo de fanatismo religioso, de otro de los más celebrados jóvenes escritores actuales, Altaf Tyrewala, autor de Ningún dios a la vista (Siruela). Una megalópolis que también serviría de turbulento decorado para la novela ¿Quién quiere ser millonario?, de Vikas Swarup (Anagrama), en la que se ha basado la película Slumdog Millionaire.

Y finalmente, en este recuento en el que solo extraño alguna novedad de Vikram Seth (autor de dos novelas extraordinarias: la tolstoiana Un buen partido y esa pequeña joya sentimental titulada Una música constante), menciona a dos pesos pesados: los exitosos Jhumpa Lahiri y Rushdie:

Dos obras de dos de los principales autores angloindios del momento aparecerán próximamente en nuestra lengua: la última y esperada novela de Salman Rushdie, La encantadora de Florencia (Mondadori), en la que su autor emprende el viaje que llevó a Marco Polo hasta el Kublai Khan, pero de forma inversa, con la invención literaria de un indio que sale al encuentro de Europa. Y, en Salamandra, unos sutiles y magníficos relatos (Unaccustomed Earth) de la neoyorquina Jhumpa Lahiri, nacida en el seno de una familia bengalí. Un libro sobre ese tipo de pequeños detalles escapados de los clichés habituales o, si se prefiere, de ese «exotismo de pacotilla», como lo llama Rushdie.

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