Literatura peruana en proyección
9.30.2007Como saben, el Perú es el País Invitado de Honor en la Feria Líber que se está celebrando en Barcelona ahora mismo. Desde el suplemento Babelia, que publica El País, me pidieron un artículo de 900 palabras sobre la proyección actual de la literatura peruana. No querían un who is who, me especificaron, sino unas notas de guía para saber cuál es -o debería ser- el rumbo de la literatura peruana que está teniendo cierta resonancia (Curb Your Enthusiasm) en España y América Latina. En fin, les dejo aquí el enlace al texto que apareció el sábado en Babelia.
Dice el final del texto: "¿Cuál es el rumbo de la literatura peruana actual? Habría que decir que el desconcierto, pero queda mejor decir que la pluralidad. Muchos temas, diversos estilos, pocas reglas. La pluralidad y la dispersión no es una respuesta, como podría creerse, a la falta de ambiciones o al descreimiento, sino a la movilidad del canon literario. Si no se toman en cuenta las variantes perdemos el sentido global. Cuando hablamos de "literatura realista", por ejemplo: ¿es Alonso Cueto en La hora azul realista del mismo modo como lo es Enrique Prochazka (Casa), Carmen Ollé (Retrato de mujer sin familia ante una copa), Santiago Roncagliolo (Abril rojo) o Edgardo Rivera Martínez (País de Jauja)? ¿Puede calificarse la obra de Mario Bellatín (El Gran Vidrio) como fantástica, o la de Peter Elmore (El fondo de las aguas) como policial? Del mismo modo, en poesía la palabra "vanguardia" resulta insuficiente para entender conceptos poéticos tan insulares como el de Jorge Eduardo Eielson o Carlos Germán Belli, por poner dos ejemplos. ¿Son los nudos verbales de Eielson vanguardistas como lo son las sextinas de Belli? Es lo de siempre. Durante décadas cualquier concepto de literatura nacional ha resultado pronto obsoleto porque, en lugar de hacer hincapié en la diversidad, buscan simplificar en trazos y esquemas algo que siempre se les escapa de las manos. Frente a las dicotomías y las divisiones doctrinarias, las obras más interesantes que han aparecido en Perú (y añadiría en Hispanoamérica) son las que han logrado unir los dos ángulos. Obras de ciencia-ficción con contenido social, poemas vanguardistas con métrica perfecta. Lo que era difícil digerir en los años setenta, resulta muy simple y hasta obvio en los poetas y narradores más jóvenes, aquellos que a duras penas pasan los 30 años (por ejemplo, narradores como Daniel Alarcón, Luis Hernán Castañeda, Johann Page, Edwin Chávez, Carlos Yushimito o Ezio Neyra; poetas como José Carlos Irigoyen, José Miguel Herbozo, Cecilia Podestá o Diego Lazarte). Escapar de los moldes, buscar sus propios antecedentes, mezclar géneros, desconfiar de los conceptos más inmediatos de nacionalidad y no aspirar a la "consagración" dentro de un canon unidireccional es lo suyo. O debería serlo. De lo contrario, la literatura peruana seguirá siendo una lista de nombres y títulos de interés nacional que sirve para solventar la canasta básica familiar de profesores y críticos literarios, y una lista alternativa de escritores excéntricos donde los lectores encuentran respuestas o mejor aún, muchísimas preguntas".
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