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6 de diciembre de 2014

Las diferencias entre las y los

Como sabes, Google funciona de forma que, cuando estás haciendo una búsqueda, a medida que vas escribiendo, te hace sugerencias.

Hoy he escrito 'las periodistas' y me he dejado llevar. No había acabado de escribir la palabra, cuando  me ha proporcionado estas sugerencias:
 Esas propuestas son una selección de las búsquedas más habituales. Digamos que Google tiende a pensar que los seres humanos somos muy parecidos y que lo que interesa a muchísimas personas puede también interesarnos. Y nos propone la búsqueda más habitual.
Por lo que parece, cuando ciertos ciudadanos buscan información sobre periodistas (mujeres), lo que más les interesa es su belleza; en general, españolas, del mundo y de información deportiva, en ese orden.

Entonces, me he pregutado qué pasaría si usaba el masculino. 
Y, por una vez, he tenido la impresión de que ser mujer y periodista y no sentirse incluida en el masculino genérico no era tan desfavorable como ser hombre. Mira:

4 de abril de 2012

No es él quien se expresa sino su personaje

Lo escribió en noviembre, pero se me traspapeló la idea y hoy, poniendo orden, he dado con ella.
Cito textuales las partes del artículo de Arturo Pérez-Reverte que me interesan. Quien quiera puede leer el artículo entero aquí.
Lo tituló 'Hablando mal y pronto' .
"No soy mal hablado (sic). Al contrario. [...] me precio de no haber sido grosero nunca, incluso ante casos de impertinencia pertinaz. [...] Otra cosa es esta página pecadora y semanal, donde quien se expresa no es el arriba firmante, sino un personaje literario o algo por el estilo, situado a medias entre el novelista que soy, el reportero que fui y el ciudadano de barra de bar inclinado a ajustar cuentas con métodos y expresiones que buscan la eficacia".
Vaya. No era él quien hablaba sino una suerte de personajillo inventado. ¿Con qué fin?
Según datos de la OJD, viejos, pero que tienen su utilidad, la revista en la que publica, 'XLSemanal', tira una cantidad muy superior al millón de ejemplares. Cada siete días, más de un millón de personas tienen la oportunidad de leer lo que Pérez-Reverte escribe y él ha aprovechado esa grandísima tribuna para crear un personaje que no sé si escribe tan bien como sería exigible a un novelista, pero sí sé que carece del rigor que se presume a un reportero. Las cualidades de un ciudadano de barra del bar que frecuenta Pérez-Reverte las ignoro. Me basta leerle a él para saber que no se me ha perdido nada en esa guarida.
Y ahora resulta que no se gusta, que no le gusta su creación, que se distancia de ese personaje al que pone voz cada domingo y al que ha construido semana a semana, palabra a palabra, eligiendo los temas, argumentándolos y dándolos a imprenta.
No reniega del ideario, sino del modo de expresarse y dice de sí mismo que no es "malhablado", aunque él, que aceptó ocupar un sillón en la Real Academia Española, lo escribe en dos palabras.
Se precia de "no haber sido grosero nunca". Sin embargo, son muchas las descortesías hacia quienes no comparten sus ideas, sus anhelos o su vocabulario; ha hecho bandera de la ordinariez y la zafiedad sin reparar en que, muchas veces, declaraba enemiga a gente que para defenderse de su florete no contaba sino con una espada de madera.
No sé, por citar un ejemplo: el 20% de los resultados que da una búsqueda del término feminazi en Google  está asociado a su apellido. Cualquier persona, por ejemplo, una de esas feministas a quienes él tanto ha denostado hubiera preferido crear un personaje que se asociara con igualdad, justicia o derechos humanos.
Lo fundamental de cualquier empresa es el propósito. Y la decencia.

23 de abril de 2010

Conciliamos con la vida privada, aunque tengamos familia


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La conciliación es un viejo concepto. Tanto que los académicos del XVIII ya lo habían introducido en el diccionario.
Pero, a finales de los años noventa, adquiere un significado distinto en nuestro país: Se vincula conciliación a la voluntad por estructurar el trabajo de modo que no suponga un estorbo para el disfrute y el bienestar. Trabajamos para vivir; no vivimos para trabajar. La conciliación adquiere carta de naturaleza con el primer Gobierno de Zapatero.
Como es una reivindicación que surge del feminismo, de la imaginación de mujeres y madres, en los primeros tiempos, se enuncia como 'conciliación con la vida familiar'. Porque son ellas quienes ponen la exigencia en los papeles y proponen que se busquen medidas, que se organice la sociedad de otro modo, que se revisen horarios y procedimientos... Esas mujeres tienen como objetivo ser profesionales y cuidar a sus hijos o padres, o incluso a algún marido desvalido.
Pero para entonces hemos acentuado nuestro espíritu pragmático y sabemos que nuestros afanes prosperan más y a mayor velocidad si son asumidos, necesitados, reivindicados, por los hombres. Para que ellos se incorporen sin reservas a la reivindicación, es necesario enunciarla de otro modo: Conciliación NO con la vida familiar, sino CON la vida privada.
El concepto 'vida privada' es más inclusivo, convence a más gente.
Ya sabíamos de antaño que los logros del movimiento feminista han devenido finalmente en conquistas para todos los seres humanos, independientemente de su sexo o de cualquier otra circunstancia. Por eso animo a que en el futuro transformemos las 7 entradas de ‘conciliación con la vida privada’ de Google en las 18.400 de ‘conciliación con la vida familiar’.


12 de diciembre de 2009

Efectos devastadores de Google, 2

Búsqueda literal de una frase muy original: "El miedo es libre". Resultado: 156.000. Es decir, hay 156.000 entradas en Internet con esa frase textual. Se deben añadir las veces que se ha escrito fuera de la red y las veces que se ha pronunciado. Lo que me estomaga no es que sea un tópico extraordinariamente repetido, sino que no entiendo qué quiere decir. Se repite una frase y se repite y quienes la escuchamos, al menos yo, ni la entendemos.
Veamos cuántas veces aparece en noticias: 11, o sea, demasiadas.
En los medios debería haber un tipo con una libreta: "Eh, usted. Sí, usted, el del miedo es libre. Mañana, no venga, y se lee unos cuantos libros bien escritos, de buenos autores. ¿Cree que sabrá elegirlos o le facilitamos un listado?".
-Y eso, ¿por qué? -pregunta el del miedo es libre.

11 de diciembre de 2009

Efectos devastadores de Google, 1

Hagamos una búsqueda literal en Google: Busquemos las veces que Silvio Berlusconi aparece tratado como 'Il cavaliere'. Resultado 273.000 páginas. Pero las páginas en que aparece la expresión junto a su apellido, sin nombre de pila, se elevan a 650.000.

Me pregunto de dónde esa obstinación por llamar caballero a un villano. ¿Es ésta conducta propia de un caballero?

En la foto, él.