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2 de marzo de 2020

¿Necesita mujeres el patriarcado?





No soy aficionada a las películas de James Bond. En general, me parecen estereotipadas, androcéntricas y previsibles.
Esta semana, Fernando Goitia entrevista a Daniel Craig para el XLSemanal.

La razón de la entrevista es que el actor abandona el papel y es normal que se piense y pregunte quién le sucederá. Pero, claro, hay formas de preguntar y de contestar. Estas:


"XL. ¿Cree que el mundo está preparado para una 007 negra?
D.C. El mundo está preparado para lo que sea, pero tampoco veo la necesidad de poner a una mujer en el papel de Bond. Es una respuesta equivocada a ese debate. Lo que se necesita, en general, es escribir grandes papeles para mujeres y hacer buenas películas".

La cuestión incluye la raza y el sexo, o sea, una mujer negra. Me pregunto qué significa estar preparado cuando se habla del mundo, porque en mi concepción del universo -como en la de tanta gente- hay muchos mundos y todos están en este.

Una pregunta de ese tenor encierra el riesgo de que la respuesta sea negativa. ¿Por qué riesgo? Porque un periodismo comprometido no debe dar pie a que se expresen ideas contrarias a los derechos humanos y la igualdad de mujeres y hombres es uno de ellos. Una cosa es que el entrevistado motu proprio se exprese en ese sentido y otra que se le invite a hacerlo.

Afortunadamente, Craig responde que sí, pero apostilla que no ve la necesidad. El patriarcado y quienes, aún sin saberlo, lo defienden no ven necesidad alguna de que las cosas cambien, de que los puestos acaparados por varones sean ocupados por mujeres. Por eso, no se hacen "grandes papeles para mujeres" ni se dan oportunidades a las directoras, por ejemplo.

Y con esas estrategias se nos cuela el patriarcado en las creencias.

En la foto, Lashana Lychn, agente 007 en 'Sin tiempo para morir'.

4 de septiembre de 2015

38 razones para vomitar

Traigo aquí un artículo de Juan Manuel de Prada en el XLSemanal. He marcado en rojo las desfachateces de este individuo. Yo creo que están claras las razones, pero acaso no sea así.

Por cierto, ¿soy la única a quien, cuando lee a Prada, le suena la voz de Marhuenda?


Una secretaria judicial se ha declarado partidaria de perseguir el piropo, aduciendo que «supone una invasión a la intimidad de la mujer» y que «nadie tiene derecho a hacer un comentario sobre su aspecto físico». Sospecho que esta buena mujer (1) confunde el piropo con la grosería burda y soez, porque no conozco a ninguna mujer española a la que le ofenda el piropo (2), como no conozco a nadie en sus cabales a quien le amargue un dulce (3). Los piropos halagan a la mujer sin complejos (4) que los recibe, que gusta de ver celebrada espontáneamente su belleza (5), aunque a veces ensaye un mohín de disgusto (6) (pero es mohín de coquetería(7)); y la mujer sin complejos que ya no los recibe añora los piropos de antaño, cuyo recuerdo guarda como un tesoro (8).
Piropo significa, literalmente, 'fuego' en griego; y es como un beso de fuego que se arroja a la belleza que pasa desprevenida a nuestro lado, incendiando de rubor sus mejillas (9). El piropo es un impulso de la más delicada y noble estirpe (10), porque además de denotar finura de espíritu en quien lo improvisa (11) (y hay piropeadores con una inspiración poética que ya quisieran para sí muchos versificadores coñazos (12)) es desinteresado (13), ya que no busca recompensa (14) (aunque conozco alguna mujer que se quedó tan prendada de la elegancia de un piropo recibido en la calle que llegó a casarse con el piropeador (15)). El piropo es el más bello hijo de la galantería (16), injertada en el efusivo carácter español, que necesita conmemorar poéticamente la belleza fugitiva (17) (y por eso Eugenio dOrs definió el piropo como «madrigal urgente»). El piropo es todo un género literario (18), aunque sea de transmisión oral; y pretender perseguirlo legalmente es tan desquiciado como pretender prohibir el ditirambo (19). Que se persiga la grosería bestial me parecería bien, como me parecería bien que se prohibiera el vómito bilioso de los zoilos, porque ambos denotan amargura y bajeza moral; pero la grosería es al piropo lo mismo que el fariseísmo a la santidad (20) o la bravuconería a la valentía. Y no veo yo la razón por la que los santos y los valientes deban recibir el castigo que merecen los fariseos y los bravucones (21).
Fuera de los países latinos el piropo no se entiende y se toma por «invasión de la intimidad» y todas esas majaderías políticamente correctas (22) de la secretaria judicial. He aquí un subproducto del puritanismo protestantoide (23), que nunca pudo piropear a la Virgen María (¡llena de gracia!), ni venerarla bajo las mil bellísimas advocaciones que por estas tierras se estilan, y terminó pensando desquiciadamente que todo piropo era cosa sucia (24) y malintencionada; legado aciago que luego el negociado feminista haría suyo (25). Julio Camba contaba la anécdota de una escritora inglesa que, paseándose por Cádiz, fue piropeada muy galanamente por un gaditano, lo que provocó sus iras; y airada fue a denunciar al piropeador ante un guardia urbano, quien a su vez la piropeó también, provocando que a la escritora inglesa le diese un telele de furia (tal vez fuese tan fea que sospechase que los piropos eran sarcasmos (26)). Esta anécdota demuestra que los gaditanos, amén de finísimos guasones, son gente muy sufrida y abnegada, porque hay que tener muchas tragaderas para piropear a una escritora inglesa (27).
Yo no acabo de entender por qué llamar 'guapa' a una mujer, si se hace -como exige el piropo- de forma ingeniosa y admirativa, pueda ofenderla  (28) e «invadir su intimidad». Puedo entender, en cambio, que el piropo ofenda a la mujer que no lo recibe (29), como a Hera y Atenea ofendió el juicio de Paris, hasta el extremo de que se coaligaron para amargarle la vida (y, con la suya, la de todos los troyanos); y es que nada hay tan temible como el enojo de la mujer despechada a la que han hecho sentirse fea (30). En este sentido, mucho más eficaz que perseguir el piropo sería declararlo obligatorio (31) por ley, de tal modo que no hubiese mujer que no recibiese piropos al pasearse por la calle; y además debería exigirse (32) (¡con amenaza de sanción en caso de incumplimiento!) esmero y entusiasmo al piropeador (33), para evitar que su piropo pareciese desganado o fingido. Así no habría discriminación alguna para las mujeres (34), que lejos de sentirse «invadidas en su intimidad» se sentirían unánimemente halagadas (35); y los hombres aguzaríamos el ingenio una barbaridad, que falta nos hace, porque la contaminación de la corrección política nos ha tornado insípidos y ramplones delante de las mujeres, por miedo a enojarlas (36), y chocarreros y bestiales cuando ellas no están delante, por encono de machitos resentidos. ¡Piropos que quemen en los labios y hagan arder las mejillas es lo que necesita este pueblo (37) que se ha ido quedando sin fuego, y no majaderías políticamente correctas que vengan a apagar su rescoldo moribundo (38)!

Lo puedes leer aquí

3 de septiembre de 2015

¿Las niñas no montan a caballo?

Es una entrevista a Miguel Ángel Perera, torero. Sorprende la transparencia con que deja ver su machismo. Marco en rojo las cosas que más me llaman la atención.

[...]
XL. ¿Cómo es Verónica?
M.Á.P. Es una mujer que ha estudiado dos carreras, pero que le apasiona el campo; llevaba la ganadería con mi suegro. Tenemos mucho en común.
XL. ¿Y le dijo que sí a la primera?
M.Á.P. No, me costó. Es hija del cuerpo: hija, hermana y cuñada de toreros... No fue fácil conseguirla, pero soy buen muletero [ríe].
[...]
XL. Se casaron hace un año y esperan una niña.
M.Á.P. Yo hubiera preferido un niño... Los hombres somos muy egoístas y queremos un niño para nosotros, para montarlo a caballo...
[...] 


La puedes leer entera aquí.

1 de abril de 2015

¿Será lo suficientemente elocuente mi silencio?

Es buena esa, eh! Jajaja. Estas que estás diciendo son frases mías, sí; para que luego digan que son frases machistas". Entrevista entera, aquí.

12 de marzo de 2015

Cuando no existes para el sistema

A veces leo viejas revistas. Tiene una ventaja: se distingue con precisión lo efímero. Lo interesante no tiene fecha de caducidad.
Llego a un reportaje sobre cáncer de mama en hombres. Es un texto de Fernando Goitia. Cinco hombres a los que les han extirpado un pecho hablan de su experiencia, de lo desconocida que era para ellos la enfermedad, de la sorpresa de descubrirse un bulto y del susto de un diagnóstico que creían solo posible en mujeres. Bonito reportaje. Uno de ellos dice:
Me quedo un rato ahí, colgada de ese sumario con las puntas de los dedos, a punto de caer a algún lugar, imposibilitada para pasar página.
Se me vienen a la cabeza todas esas denuncias de diagnósticos mal hechos porque durante años los médicos no han alcanzado a comprender que quizá los síntomas en mujeres y hombres eran distintos, que la posología de ciertos medicamentes es incorrecta en mujeres porque los hombres, como norma general, son de mayor tamaño que ellas....
Uno de estos hombres mastectomizado se muestra quejoso porque, cuando se enteró de que sufría cáncer de mama, una de las preguntas del formulario que debía rellenar era sobre un posible embarazo. "Ni siquiera el sistema se entera de que nosotros también sufrimos cáncer de mama", se dice.
La queja de que el sistema no se entera se me hace muy familiar. Lo extraordinario es que quien la formule sea un hombre. Estamos las mujeres tan acostumbradas a que se nos presenten a la firma textos diseñados para hombres...

Vuelvo a lo desvalido que ese hombre enfermo se siente porque el formulario está diseñado para mujeres.
A ver si van a tener razón las feministas y lo que no se nombra no existe.

29 de diciembre de 2014

De obispos, putas, divas y periodismo

Me lo contó una alumna en clase. Probablemente, les estaba hablando de la entrevista y de cómo titular y no titular. El periodismo es ética en esencia o no es periodismo. La ética no es eso que se debe sacar para las grandes noticias de la economía, la política y la guerra y dejarla en el banquillo cuando hacemos pequeñas informaciones. En cada palabra que escribo, me comprometo y comprometo mi firma.
La alumna me contó un chascarrillo: Llega un importante dirigente  religioso a la ciudad y, en la misma escalinata de avión, uno de los reporteros le pregunta si esta vez visitará tal barrio (el de las putas). El religioso contesta que no y el medio titula: "Esta vez, no visitaré el barrio de las putas".

Me he acordado de ello al leer este titular:


Veamos de dónde sale:

 La entrevista completa, aquí.


27 de noviembre de 2014

¿Que no es feminista? Ok ¿Que no es machista? ¿¡!?

En el  XLSemanal de 9 de noviembre entrevistaron a Selu Figuereo, el de El Barrio. Te dejo la entrevista. Puedes leerla entera aquí. Marco algunas cosas que me llaman la atención.


XLSemanal. Si le digo «buenos días, Barrio» queda muy raro, ¿no?
El Barrio. Rarísimo, sí [sonríe]; mejor llámame Selu.
XL. ¡Vale! Hijo de levante, pero de Cádiz por encima de todo.
E.B. Es normal: por el Estrecho nos entra un viento de levante africano, caliente y marinero, que nos pone contentos.
XL. Tres años sin sacar disco, ¿qué ha hecho en todo este tiempo?
E.B. Componerlo, grabarlo y ser padre. Tengo dos niñas muy chiquititas: una de tres años y la otra de once meses.
XL. Está bien que un hombre aparque su trabajo para ejercer la paternidad.
E.B. No sé. Muchas veces es mejor estar cantando que con las niñas, del coñazo que te dan [ríe].
XL. ¿Ha acabado hasta las narices?
E.B. Totalmente [risas]. Sacar disco es un descanso. Las dos son levante total.
XL. Supongo que, ahora, tendrá más amor que desamor.
E.B. Claro. El amor de mi mujer y mis hijas. A esta edad, eso de que te dejen plantao a cada momento ya no me pasa.
XL. Una de sus canciones denuncia el maltrato.
E.B. 'Donde se esconde el miedo' es un tema sobre la violencia de género porque me preocupa, por ambos lados. No soy ni feminista ni machista.
XL. Pero no va a comparar el maltrato a la mujer con el que recibe el hombre.
E.B. No, pero están muy mal los dos. Si no quieres a alguien, déjalo: aún podéis llegar a ser amigos. Un adiós a tiempo es más bonito que un sin adiós.
XL. En otra canción habla del quinto mandamiento: no matarás, pero, más que el quinto, nos falla el séptimo...
E.B. ¡Hostia! A ese falta toda España. Aquí ha robado todo el que ha podido.
XL. «Todo lo que tengo me lo he ganado a pulso». ¿Tiene mucho?
E.B. Lo que me hace falta para vivir: la nevera llena. Lo que no tengo es para gastar en un bingo. Soy ahorrativo y miro el día de mañana.
XL. Por cierto, cada año saca un modelo de sombrero nuevo.
E.B. Sí, he logrado que una sombrerería catalana me regale dos cada año.
XL. Con sombrero, ¿se siente más Chaplin, Bogart o Indiana?
E.B. Más Bogart, sin duda; me siento más gánster que aventurero o cómico.
XL. Sus fans se tatúan su cara, ¡ya son ganas!
E.B. [Risas]. Sí; no soy agraciado de cara, y tenerme tatuado para toda la vida...
XL. ¿La cara de quién se tatuaría Selu?
E.B. La de Cristo. Soy muy creyente.

¿Te imaginas que una madre dice en público que los hijos son un coñazo y que ha acabado hasta las narices?



Como asegura que "no es machista ni feminista", miedo me da asomarme a la letra de 'Donde se esconde el miedo'. Te la dejo:

1 de octubre de 2014

Ese tono tan familiar, afectuoso, cómplice

¿Es mi impresión o en los titulares de esta información se les ha pasado poner el apellido? Para verla mayor,  puedes pinchar sobre la foto o directamente irte al sitio web.

Esta es una de las asimetrías más habituales en el tratamiento de hombres y mujeres en los medios. A ellos se les llama por el nombre y apellido o solo por el apellido, mientras que a ellas las llaman por su nombre y apellido también o por el nombre de pila. Como en este caso, con ese familiar y cómplice Inés. Se trata de Inés de la Fressange, una importante diseñadora de moda y modelo.
La asimetría en el tratamiento de los nombres puede adoptar dos formas aún más graves: Llamarlas con el artículo femenino determinado por delante: "la Aguirre" (61.400 entradas en Google), "la Penélope" (63.300), "la Cospedal" (58.300)... O, incluso, por el hipocorístico: Espe (a Esperanza Aguirre), Pe (a Penélope Cruz), Malena (a Magdalena Álvarez).
A ellos también los llaman por el hipocorístico a veces. Por ejemplo, Pepiño a José Blanco. Cuando lo hacen con hombres la intención es claramente descalificatoria. Por eso debe entender de forma distinta a ese tono afectuoso, familiar, cómplice, que acaso podría reivindicar para sus textos una revista femenina. Además, ¿quién les ha dicho a esas periodistas que sus textos deben tener ese guiño, en lugar de la elegancia de la profesionalidad?

12 de agosto de 2014

Pérez-Reverte asegura que los maltratadores son de derechas

Hasta hoy, lo mío con Pérez-Reverte era, ¿cómo diría yo?, era inocente, o postureo. En cuanto hablaba de las mujeres y repetía lo de feminazis y caricaturizaba todos los intentos de hacer lenguajes inclusivos, y eso, yo no estaba de acuerdo con él; me parecía que desaprovechaba una tribuna alta, con grandes tiradas y elevado índice de lectura. Si acaso, le reprochaba que no usara esa arma didáctica tan importante para cuestiones de fundamento y, sobre todo, por los derechos humanos. A un tío que ha cubierto tantas guerras se le supone una postura favorable a las víctimas, y se le supone, además, un olfato muy desarrollado para identificar quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos. Se les suponen, a todos menos a éste.
Pero hoy leo:
"...está científicamente probado que los maltratadores siempre son de derechas...".
Y ya se me salen las antenas. Ojo, Lucía, terreno pantanoso.
Pero sigo:
"Si en España basta que una señora diga en una comisaría que su marido o su novio la maltratan para que, con sólo su palabra, sin averiguación ni comprobación previa y garantía mínima de veracidad, el fulano pase esa primera noche automáticamente en un calabozo, y mañana ya veremos...".
 Primero, lo que está científicamente probado es que los maltratadores son de izquierdas, de derechas, apolíticos, del Barça, del Athletic, antifútbol, ricos, pobres, pensionistas, de clase media, chinos, guatemaltecos, alemanes, vascos, abogados, analfabetos, borrachos, abstemios, amantes de la ópera... O sea, cualquier cosa.
Segundo, mientras Reverte escribía de género, de palabras, y le salía la bilis, me parecía un desperdicio de espacio, pero hubiera defendido su derecho a decir lo que quiera, a seguir diciendo majaderías. Cada cual es libre de malograr su imagen pública y si él lo desea, yo le apoyo. No habría creado una oenegé, pero si alguien me hubiera preguntado, habría reivindicado su derecho a la libertad de expresión.
Pero ahora ha sobrepasado la línea. El maltrato a las mujeres no es un juego. Ahora ya sé hasta dónde llegan su iniquidad y miseria moral. Y llegan mucho más allá de lo que alcanza mi respeto. Lo ha perdido.
Porque...
Si esto no es alinearse con quienes hablan de denuncias falsas, se le parece demasiado.
El artículo completo, aquí.