Durante años,he cargado con la espina de haber leído Monkeyman & O'Brian... y no haber escrito un post al respecto. ¿Como hemos conseguido evitar glosar las festivas aventuras de un Gigantesco Astronauta Gorila Interdimensional y su, ehem, neumática compañera? Demasiada responsabilidad. Tanta belleza... por suerte, hoy el Tete, un clásico moderno por méritos propios, me releva de tal responsabilidad.
Brillantemente, como no podía ser de otro modo.
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En la imagen 1 vemos cómo Ann se queda traspuesta contemplando a ese enorme y fornido palafrenero gorila embutido en un traje de astronauta.
Pero es que a continuación (imagen 2) el gorila empieza a quitarse el traje, mientras Ann afirma que su voz es tranquilizante.
Ann no puede apartar los ojos del gorila, mientras su diminuta amiga japonesa intenta llamar su atención. "¿Ann? Ojos aquí arriba, por favor".
Ann, tras despertar de su trance, lleva al simio a su casa y lo conduce a su habitación (imagen 3).
Le pide a su amiga que traiga bebida abundante. ¿Querrá alcohol para emborracharlo, o agua para no deshidratarse? La emoción está servida.
En la imagen 4 Ann se pregunta "¿por qué no lo intentamos?",
...mientras que en la imagen 5 la mirada del gorila no deja lugar a dudas. Esos ojitos tiernos, esa sonrisa...
La imagen 6 nos deja todo claro: un guiño es un guiño, aquí y en monolandia.
Por último, las imágenes 7 y 8 muestran el desenlace de esta historia de amor. Una semana después, Anna se levanta de la cama, se pone su albornoz y se dirige al comedor, donde se encuentra al gorila que... se presenta.
Es bueno saber el nombre de las personas los simios con los que una intima, ¿no?