- Ey, Supes, ¿qué te pasa, que te veo tan cabizbajo y meditabundo?
- Uf... es que tengo un problema...
- Cuenta, cuenta...
- Pues nada, que el otro día tenía un ratillo tranquilo, y empecé a darle vueltas al perolo, ¿sabes...? La de tiempo que dedico a esto de detener supervillanos, y atajar planes malvados, y salvar la tierra... y gratis, ¿eh? ¡Que a mí esto nadie me lo paga! ¡Sin vacaciones, ni permisos, ni...! ¿Y no va un capullo en el feisbuc que me dice que estoy pasado, que ya aburro...? Y yo, venga a darle vueltas, y más vueltas... o sea, a ver, si no le gusto, pues bueno, pero, ¿tiene el tío que soltármelo? ¿Que no ve que esto no se hace por la fama, ni por el dinero, ni...? Total, que me fui calentando, calentando, y me dije: ¡a la mierda! Y allí mismo me arranqué el traje, lo quemé y juré no volver a ser Superman... ¡nunca más!
- Vaya, sí que es un problema...
- Ya te digo...
- ...con decirte que suspendieron el funeral y todo...