“El cielo es rojo, el calor ha remitido, pero el escenario está vacío y yo estoy sentado solo –tan alto como antaño un pobre soldado romano del frente- y miro las grandes losetas por donde ya no pasearán los pies de los actores, oigo la risa ausente a los chistes de Plauto, tengo nostalgia de Roma y, naturalmente, tengo los obligados pensamientos. Pero ya no puedo, dos pasados completos es demasiado para un día. Miro, bête et méchant, las esculturas de los dioses que no han conservado sus cabezas pero sí su postura, bajo de la cavea a la orchestra por todos esos numerosos peldaños demasiado grandes, allí lanzo un grito que regresa a mí resonando, y ahuyenta una pareja de palomas, ando sobre el proscenium, a lo largo del aditus maximus, miro las columnas grises tan brillantemente torneadas.”
CEES NOOTEBOOM: El desvío a Santiago.