Cuando un
nombre
lo
significaba todo.
Cuando
unos ojos
eran
los
únicos:
aquellos
que esperaba
mirar
cada
mañana.
Ahora ya
no es cuando.
Ahora es
sólo el tiempo
de amar
sin condiciones
de amarlo
todo:
El
viento, el sol, la lluvia,
las
mañanas nubladas,
las
flores deshojadas,
el canto
de las aves,
su vuelo
y armonía,
el rumor
de los ríos,
la
soledad del bosque.
El afecto
en las palabras,
las
sonrisas sin más…
Las manos
tendidas,
los oídos
atentos,
los ojos
alegres
sin
miradas perdidas.
Las
tardes de invierno
al calor
de la lumbre,
los
recuerdos de un tiempo feliz
que nos
abandonó.
Esas
fotos antiguas
de los
hijos pequeños.
Instantes
de juventud
palpitantes
de vida e ilusiones.
Los
largos paseos solitarios
para derrochar
fantasía
en sueños
imposibles.
Ahora en
mis paseos
solitarios
busco la
verdad
que
acepto.
La
realidad es, a veces,
tan dura
como bella.
Los
libros que forjaron
y, aún,
hacen real nuestra historia:
expandieron
el mundo
más allá
de mis límites.
y lo
lamento
porque
cantar alivia
el
sufrimiento.
Me daré
por afortunada
- es
cierto -
aún puedo
escribir
y
expresar lo que pienso.
Alcalá de
Henares, 10 de enero de 2019
Fotografías
y texto realizados por Franziska
Para ser
publicados en
EL JUEGO
DE LA PALABRA DADA-SEGUNDO
PALABRA: *CUANDO
DADOR: NO
PODEMOS RECORDAR SU NOMBRE*
*
“Cuando” fue la palabra que me dio una
persona cuyo nombre he olvidado, en una tertulia literaria. Lo acepté como un
reto y resultó ser mi trabajo de hoy.
Sin embargo, recuerdo muy bien su rostro y una sonrisa
maliciosilla que brillaba en sus ojos. Vivía en ese momento en Torrejón de
Ardoz y hablaba español con un marcado acento inglés. No puedo comunicar con él
y lo siento. Fue en el año 2012.
Raitán