Un
paquete de tabaco
puede ser
y es siempre
- al
derecho como al revés-
un
paralelepípedo,
perfecto
estimulador
de mi
pragmático primo.
Primogénito
primario
sale
pronto de su armario.
Emplea su
patrimonio
adquiriendo
un palco entero
para disfrutarlo
a solas.
Lo merece
su persona.
Coleccionó
cajetillas
y
mil cajas de cerillas
que
empleó para quemar
dentro de
la chimenea
toda
clase y ralea
de
olorosos tabacos.
Se dijo
que, en paralelo,
llegó,
invariablemente,
a establecer
su pasión
para
gozar con los colores
que
brotan en las praderas
al final
de los inviernos
y en
todas las primaveras.
Concluye
la historia aquí.
Mi primo
adquirió un prado
situado
en una cuesta.
En él, tiene
una casa erguida,
orientada
a Poniente
donde se
sonroja el Sol
y el Alba
se adormece.
Un balcón
de corredores
donde
canta un ruiseñor.
Un
tractor casi amarillo.
Una
higuera centenaria.
Un
carretón de madera
y de
cáñamo, una espuerta.
Puntual,
cada mañana
observaba
la escena.
Aún
seguía en su palco.
El negro
telón subido.
Un grajo
revolotea.
Alboroto
en el corral.
Cantan
los gallos con brío.
La
función ya va a empezar.
Alcalá de Henares, 26 de julio de 2021
Texto e imágenes originales de Franziska
PALABRA
DADA: PARALELEPÍPEDO