La vida me encuentra sincera y abierta
a emprender caminos y nuevos destinos.
Sin mirar atrás: no quiero añoranzas
que bailen la danza del nunca jamás,
del no volverá, del amor perdido…
Y de los trescientos sesenta y cinco días
que hemos vivido, descuento las horas
de todo el trastorno, de todo el dolor,
de todo el desconcierto que hemos sufrido.
Este mundo incierto que hemos construido
no sin desparpajo, se ha venido abajo.
Y los albañiles ya no tienen tajo.
Y aún los científicos, se apuntan al paro.
Y aunque no haya pan para tanto chorizo,
a río revuelto, seguirán pescando
pues aún hay peces que siguen picando.
Pero esto se arregla, lo veréis, muchachos.
Nada de recortes, pero habrá “reformas,”
porque hay que nadar y guardar la ropa.
Y en lo personal, ¿qué queréis que diga?
Mi pensión la veo cada vez más chica.
Mis necesidades, cada vez más grandes.
Todo va al revés. No lo arregla nadie.
Y en este mundo que gira y gira
¿quién se acuerda ya de la peseta o de la lira?
Del euro somos, él nos posee y domina.
¿Estamos todos locos? ¿Es que ya no pensamos?
Como un rebaño confuso y asustado somos.
Como corderos buscamos refugio en el balido ajeno.
También como ellos perderemos la lana que nos cubre.
Y llegará el momento que ya tostados, bien al humo
o sobre el fuego abrasador de las carencias
desfilaremos, despacio, hacia el mundo acogedor de las estrellas.
No, si mirándolo bien, todo se arregla.
Alcalá de Henares, 29 de diciembre de 2011
Texto e imágenes realizadas por
Franziska, alias Raitán