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lunes, 27 de noviembre de 2023

Desatando la creatividad, Desmitificando la IA generativa- Un viaje a través de lo imaginario

La última actividad a la que asistí con motivo de la Semana de la Ciencia fue acompañada de Iván. A Daniel también le hubiera gustado asistir, pero no pudo por la carga de exámenes y tareas que tiene a sus espaldas. ¡Y es que la cosa iba de IA! y eso llama mucho la atención. El taller se llamaba Desatando la creatividad, Desmitificando la IA generativa- Un viaje a través de lo imaginario y lo organizaba la Universidad Nebrija.

Nada más llegar nos metimos en un laberinto de pasillos y patios con las indicaciones del bedel de la puerta para llegar al aula que nos indicaban en el email de confirmación. Aún así tuvimos que preguntar una par de veces más antes de dar con el sitio. No tuvimos que esperara mucho para sospechar que ahí no tenía pinta que se fuera a dar el taller porque estaban dando otro de energías renovables que no tenía pinta de acabar a la hora que empezaba el nuestro.

Preguntamos a un señor muy amable que nos aconsejó volver a la recepción. Nuestra cara fue un poema, pero el caso es que en el camino de vuelta por el laberinto de pasillos y patios no nos perdimos y llegamos sin problemas. Allí nos encontramos de nuevo al bedel, que intentó ayudarnos de todas las maneras posibles, pero todo daba a un callejón sin salida. Nosotros nos lo tomamos como un juego pistas para vencer al laberinto, pero el bedel no tenía tanta imaginación y se estaba agobiando muchísimo por nosotros porque no encontraba el aula a la que se le había asignado el taller. 

Como última opción nos ofreció acompañarnos a buscar al organizador, que él conocía, pero con la limitación de que no podía alejarse mucho de la portería porque no la podía dejar desatendida. Ya pensábamos que nos íbamos a volver a casa derrotados por el laberinto y una extraña concurrencia de errores y maleficios del laberinto, cuando nos encontramos de frente con una angustiadísimo organizador. Parecía muy aliviado al vernos y nos guio por una camino inexplorado hacia nuestra esquiva aula. Que conste que se equivocó una vez. Cada vez estoy más segura de que esa facultad está viva y cambia los corredores a su antojo.

De la magia de mis fantasías, nos metimos de lleno en la ciencia informática. Sacamos el portátil y nos dispusimos a aprenderlo todo acerca del machine learning, deep learning, IA generativa y ChatGPT.

Lo primero que nos dejaron claro es que La IA que está detrás de la IA generativa y el ChatGPT no se parece ni de lejos a la consciencia humana, sino que está alimentada por millones y millones y mil millones de datos cruzados y ontologías (que cataloga y establece relaciones), así que no le podemos pedir peras al olmo y tenemos que tener mucho cuidado con las limitaciones que tienen estas herramientas. 

Uno de esos límites, por ejemplo, es el lenguaje informal. Si lo usamos existe una alta probabilidad de que no nos entienda y nos dé una respuesta equivocada. En la clase nos pusieron como ejemplo ir suelto al baño, que ChatGPT entendió por ir solo al baño.

Otra limitación son las citas o referencias que nos presentan estas herramientas cuando les pedimos que citen de dónde podemos sacar una información u otra. A veces son documentos que se citan por Internet, pero el documento en sí no existe o es imposible encontrarlo.

Y, por último, también tiene restricciones en problemas de lógica ya que aplica directamente cálculos matemáticos, antes que un razonamiento lógico. Por ejemplo, a la pregunta de cuantas veces se puede restar 1 a 1.111, la mente humana deducirá que sólo se puede hacer una vez, ya que en la siguiente operación el 1.111 habrá sido sustituido por 1.111 con lo que ya no se cumple la premisa inicial de la pregunta, pero la máquina hará sus cálculos sin tener en cuenta esto y restará 1 1.111 veces hasta llegar a 0. Es decir, nos dará una respuesta equivocada.

Una vez nos queda claro que la IA a veces no da con la respuesta correcta comenzaron a explicarnos como usar herramientas de IA generativa para imágenes y herramientas de chat con IA. Lo más importante es ser precisos y dar descripciones lo más completas posible de lo que queremos. Y, aún, así siempre nos sorprenderán los resultados. Si no es lo que queremos, no debemos desanimarnos y volveremos a intentarlo con una descripción aún más precisa.

Los chats son muy útiles para consultarlos en investigaciones o en metodología o procedimientos en el trabajo, pero hay que tener mucho cuidado con dar datos sensibles o privados. No olvidemos que detrás siempre hay una empresa privada a la que pagamos el servicio con nuestra información. ¿U os creíais que esto era gratis? Aquí metimos el tema de cómo vendemos nuestra alma (datos personales) al hacernos perfil en cualquiera de las redes sociales a las empresas que están detrás. Y lo hacemos con gusto e inconsciencia total porque nos gusta lo que nos dan (¿Quién se lee las condiciones que hay que aceptar cuando te das de alta?). El gran hermano de George Orwell llegó hace mucho tiempo, pero con una gran diferencia, proviene del sector privado.

En esta línea, comenzamos a discutir sobre los límites de la moralidad y la legalidad en cuanto a IA. Cada uno tenía una opinión, a cada cual más interesante, pero yo sigo convencida de que la IA no se puede medir con esos parámetros, ya que lo que tienen que respetar estos límites son las personas que las programan y las que las usan. Con lo cual, estamos en las mismas de siempre. La moral y los límites los ponen los humanos y las herramientas son más o menos peligrosas según el mal uso que se haga de ellas. Pero por otro lado, pueden llegar a ser extremadamente beneficiosas si se usan bien.

También hablamos un poco del intrusismo de estas aplicaciones en ciertas profesiones vs progreso. La eterna batalla de profesiones que se crean y se destruyen o transforman y la necesidad de actualización constante en el conocimiento y técnicas de los profesionales. Un proceso que cada vez es más rápido y estresante, lo admito, pero una realidad que hay que asumir, en mi modesta opinión.

De los conocimientos con los que salí de la carrera pocos me resultan útiles a día de hoy. He tenido que reciclarme constantemente con tantos adelantos en comunicación como hay. Incluido el desarrollo en herramientas basadas en IA.

Acabamos el taller con una práctica en la que teníamos que generar la historia de un cómic de cuatro viñetas en el que estuvieran presente unas palabras concretas que nos facilitaban los profesores y luego generar las imágenes de cada una de ellas.

Fue muy entretenido y sorprendente. A veces, hasta una poco frustrante porque las IA no entendían muy bien lo que queríamos y nos presentaban unas idas de olla fascinantes y/o inquietantes.

Lo pasamos genial y aprendimos muchísimo. La verdad que ha sido una Semana de la Ciencia muy aprovechada.

lunes, 23 de mayo de 2022

Darle un smartphone a un niño

Cuando tu niño llega a secundaria la resistencia a ponerle un smartphone en las manos se hace cada vez más difícil. No porque el peque te lo suplique más o menos que en los últimos cursos de primaria, sino porque la gran mayoría de sus amigos y conocidos ya lo tienen y su ocio y relaciones comienzan a girar en torno al maldito cacharro.

Por ejemplo:

- Daniel, ¡qué haces en el recreo?

- Mirar cómo otros juegan

O también:

- ¿Qué tal la excursión?

- Bien, pero me aburrí en el autobús porque todo el mundo va jugando con el móvil.

Yo es que estas cosas no las entiendo. No entiendo que permitan que saquen el móvil en el instituto, ni en actividades lectivas. Que el niño tenga móvil o no, ya depende de las circunstancias de cada familia. Hay situaciones en las que los padres están más tranquilos si el peque puede llamarles en caso de necesidad, por ejemplo si tiene que coger transporte público el solo. Pero en el centro hay teléfono y no existe tal necesidad.

Y ya cuando les apuntas a una campamento en el que la única posibilidad de que contacten contigo es a través de móvil propio, te empiezas a mosquear. Dan por hecho que con 12 o 13 años ya todos tienen uno.

También es verdad que cuatro o cinco días sin que te llamen tampoco es tan raro, y que si pasa algo ya te contactarían los monitores, pero, qué queréis que os diga, al final he caído. Daniel tiene móvil.

No me hace gracia, pero a él le ha hecho una ilusión tremenda. Aunque las reglas son: Lo que digan y estimen oportuno mamá y papá. Nada de contratos, ni acuerdos que luego pueda reinterpretar y usar en nuestra contra. Que lo conocemos demasiado bien. Para empezar el móvil entra dentro del tiempo de pantallas. Puede elegir entre el móvil, la tablet, el ordenador o una consola. Cuando no está dentro del tiempo de pantallas, el móvil está en la mesa del estudio de papá. Y apagado, claro.

Aunque somos bastante blandos porque ahora que todos tienen se hablan mucho por whatsapp y a veces le dejamos consultar el chat de los amigos fuera del horario de pantallas.

Cuando queda con los amigos en el parque se lo lleva porque juegan al escondite con él. Se recorren el barrio poniendo fotos de donde están en sus estados de whatsapp. 

Cualquier día nos llevamos un disgusto porque lo ha perdido o se le ha roto. Me lo estoy temiendo. Porque tengo claro que un móvil no es un juguete ni está hecho para las manos de un niño, pero al final la sociedad acaba imponiendo sus exigencias. Sin móvil acaban desconectados del grupo.

De lo que no se ha librado el peque es de las charlitas sobre uso, abuso y peligros. Se la hemos tenido que dar en varias dosis porque cada una daba lugar a preguntas y debates varios. Y así mejor, porque si es algo largo y unilateral seguro que nos desconecta a los dos segundos y la liamos.

Hemos intentado meter las charlas en conversaciones normales: cuando comentamos una noticia, algo que ha pasado en el cole o algo que le interese y vemos que cuadra, le metemos las perlas de sabiduría o la moraleja.

Sobre todo, que tenga claro que todos, sus amigos incluidos, tienen derechos de imagen y de privacidad, y que vulnerar cualquiera de las normas o leyes supone retirada inmediata del móvil por falta de responsabilidad.

Qué difícil es todo, aunque por ahora no hemos tenido más problema que pasarse de listillo con los turnos de pantalla. Que ya lo hacía antes.

Y el pequeño frotándose las manos porque ya sabe que la fecha límite para tener su móvil es el tercer trimestre de 1º de la ESO.

Que asco da a veces la tecnología.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Los cero escrúpulos de los grupos de interés de los NFTs

Seguramente habréis flipado con el título del post. Estaréis preguntándoos si me he equivocado de blog y he metido aquí una entrada que iba para otro medio, pero no, que va. Esto, desgraciadamente, tiene muchísimo que ver con la educación y el ocio infantil. Y con la poca preparación que tenemos los padres para abordar ciertos temas. En mi caso, el tecnológico. Afortunadamente tengo a mi lado a un señor informática que sabe de lo que estamos hablando.

Pero mejor empiezo por el principio. Estábamos en mitad de la lucha generacional que se suele montar en cada cena y comida familiar cuando Daniel soltó ya la gota que colmó el vaso: "Pues estoy pensando en gastar algo de mi dinero en NFTs y..."...

Yo: "¿Eso qué es?"

El padre: "Por encima de mi cadáver. Eso es un TIMO"

"Pero por quéeeeee", se quejó enfadadísimo, "Todo el mundo dice que gana un montón de dinero con los NFTs. Está comprobadísimo", argumentó levantando mucho la voz.

"QUIÉN lo dice, QUIÉN lo ha probado", le pregunté extremadamente escéptica. "E, insisto, qué narices es eso".

"Muchos Youtubers..." comenzó a replicar, pero abandonó esa línea cuando cayó en que sabe perfectamente lo que pienso de dotar a los youtubers con principio de autoridad sólo porque tienen un número determinado de seguidores. Ya le puedo explicar millones de veces lo fácil que es manipular a la gente por medio de vídeos retocados, montados de una manera u otra o sacados de contexto. Pero se resiste a creerme.

El caso es que cambió de tercio porque sabía que por ahí estaba perdido. "Un amigo mío lo ha probado. Hace dos meses gastó 80 euros y ahora tiene 200", aseguró totalmente convencido. "Mira que me extraña", le contesté yo. "¿De dónde sale ese dinero?". Daniel me miró sin comprender. "Ese dinero que supuestamente le regalan por sus 80 euros, de dónde sale". "Pues de cosas que haga la empresa mamá, yo que sé".

Madre mía, que ignorancia da la juventud y la inexperiencia. "¿Pero tú sabes lo difícil que es conseguir beneficios en las empresas?", le solté ojoplática. 

"Pero ellos sí se forran, que lo dicen los youtubers".

"Se forran estafando dinero a los incautos como tú", se rio su padre. Craso error, porque ya teníamos un niño muy ofendido y nada receptivo.

Frunció el ceño y yo me temí lo peor, así que suavicé mi todo. Le expresé mi miedo a que le engañaran y que tenía que entender que estuviera preocupada. De otro modo no sería su madre. Le expliqué que a mí me sonaba a timo piramidal y que era un tipo de fraude que lleva mucho años llevándose a cabo y que ha engañado a millones de personas, pero, fíjate que luego me enteré de que estaba equivocaba y era otro tipo de timo, el esquema ponzi.

Luego comentando mi indignación sobre cómo se aprovechan de los niños lavándoles el cerebro para que inviertan en la mierda esta y en bitcoins (es que estoy flipando en colores con esto) desde canales de youtube, empresas de videojuegos y personajes famosos a los que admiran en general (que asco de mundo), Jugando en pareja me habló de un vídeo de un youtuber que explicaba muy bien este tema. 

Y es verdad que te queda claro, pero ¡buf! Menudo lenguaje para ponérselo a una niño de 12 años que, por otro lado, seguro que habla aún peor en cuanto se sale del radar materno. En fin, a veces hay que hacer sacrificios en pro de un beneficio mayor y yo pienso que el mensaje del vídeo bien vale que el peque escuche algunas barbaridades. Aquí os comparto el vídeo. Ojo, si pensáis ponérselo a un niño antes tenéis que verlo. Que de verdad que es un bastante bruto.


En fin, siguiendo con mi relato. El caso es que Daniel se sentó en la mesa pensando que ya tenía la vida resuelta si invertía sus ahorros en NFTs. Ahorros que, afortunadamente para él, le administramos nosotros y, gracias a eso, no han acabado dilapidados con micropagos timantes en videojuegos. 

Por lo que decía, esperaba estar ganando unos 2.000 euros al mes en unos seis meses y, vamos, que ya no tendría ni que estudiar, ni que trabajar ni nada. Sólo grabar vídeos y jugar con las consolas. El sueño de casi todo adolescente de 12, por lo visto.

A mí casi me da un ataque y su padre intentó convencerlo en vano de que no hacía más que decir tonterías. Si fuera tan fácil hacerse millonario, todos seríamos millonarios, ¿no creen?

Afortunadamente acabó muerto de la risa con el vídeo de Baitybait, que, reconozcámoslo, no le hubiera puesto en mi vida si no estuviera ante un problema tan grave, y que parece que entendió mejor que las explicaciones de sus sufridos padres. 

Y yo ahora me pongo en situación y pienso: hace como dos meses le di permiso para comprarse un pack de un videojuego por 15 euros por su cumpleaños. Pensé, "vaya forma de tirar el dinero, pero si es lo que ha pedido por su cumpleaños toca hacer de tripas corazón". Sí, ese es el nivel de mundo materialista y consumista en el que se está criando. Si tu hijo te pide tirar el dinero como regalo de cumpleaños, pues hala, que le hace ilusión.

Tengo la culpa, sí. Hay consecuencias si intentas nadar totalmente contracorriente, también. Buscar el equilibrio es muy difícil. Como siempre. No me fustigo. Hago lo que puedo y lo que creo en cada momento analizando cada circunstancia y tomo la decisión que mejor se adapte desde mi punto de vista.

Pero, pongamos que ese día me hubiera pedido comprar un pack de skins para un juego NFTs (compras personajes, u otras cosas, y supuestamente ganas más dinero cuanto más juegues o algo así). 

Supongamos que ese día no está Raúl, que es el que analiza todas estas peticiones porque su formación lo hace más indicado para tratar estos temas (estaba totalmente en contra de comprar el pack de 15 euros, pero yo le convencí porque eso era lo que quería el niño por su cumple. Menuda razón ¿eh?). Supongamos que le doy mi permiso pensando que está pagando por unas skins, unas armas, alguna habilidad extra... yo que sé, lo que suelen llevar los packs que se venden por ahí. 

Y, supongamos que sí, que el niño gana dinero porque hay más incautos que meten dinero detrás de él y financian su actividad. Imagináos el destrozo intelectual para un chaval de 12 años ver que gana dinero tan facilmente y que... ¡oh maravilla! Sólo tiene que invertir más para ganas aún más. ¡Magia!

Y su madre, que está en la inopia porque no tiene ni idea de estos temas, sigue soltando la pasta (o el permiso para gastar la pasta de sus ahorros), pensando que el peque está desarrollando su afición a los videojuegos. Y lo que está desarrollando es una adicción hacia la inversión y encima le están timando con dinero que ni siquiera existe. 

Porque aún no lo he dicho, pero todo este tema de NFTs se manejan con dinero virtual de ese que soy incapaz de entender cómo funciona.

Con el tiempo no sería raro que perdiera todo el interés en formarse para su futuro laboral. ¿Para qué si ya gana dinero? Y de repente, antes o después, todo se va a la mierda, porque así funcionan estos timos. Y tus NFTs pierden valor hasta llegar a lo que siempre han valido en realidad: Nada. Porque, por sí mismos, no valen nada. Lo que les da ese valor es la gente que está dispuesta a pagar por ellos, vete tú a saber por qué.

Y estas consecuencias catastróficas son una suma de los estímulos que le llegan al niño sin control, la ignorancia de sus padres hacia ciertos temas (¡que no se puede saber de todo en esta vida!) y la falta de escrúpulos de los que se están forrando con este timo.

Esto es vender ludopatía a los niños por internet (equivalente a vender drogas en la puerta de un colegio, pero a lo bestia). Eso por un lado. Por otro, el niño paga un dinero real, que va a manos de una empresa a cambio de un item virtual que puede vender por dinero del juego o criptomonedas que no existen (dinero del monopoly, vamos), que deja de existir en cuando desaparece el juego o se borra la criptomoneda del servidor. Sólo son unos y ceros, mientras que el especulador que está detrás de este inmenso timo se embolsa el dinero real. 

Da miedo, ¿eh? 

A mí mucho. Menos mal que Daniel nos lo cuenta todo porque así es su carácter. Menos mal.

P.D.: Para cuando charlas sobre estos temas en los colegios e institutos.


jueves, 21 de octubre de 2021

Educar "sin" pantallas

Vivimos en un entorno en el que las pantallas y los dispositivos digitales están exageradamente implementado en nuestro día a día: móviles, tablets y portátiles, entre otros, invaden los hogares y, claro, están al alcance de los peques desde el minuto uno. Esto significa que su cerebro a medio formar está expuesto a una serie de estímulos sonoros y luminosos muy fuertes que deforman sus conexiones neuronales. A día de hoy ya se sabe que esto es entre malo y malísimo para su salud, pero eso no quita que sigamos enganchando a los enanos en momentos de necesidad. Lo cierto es que es muy difícil apartar sus pequeñas manitas de estos aparatos cuando nosotros mismos ya estamos enganchados hasta la médula. Por eso, cuando vi el libro de Marta Prada (Pequefelicidad), Educar "sin" pantallas, me emocioné. ¿Es posible?

Mis hijos, como casi todos los niños hoy en día, son extremadamente fanáticos de los videojuegos, youtube y demás contenidos digitales. Tristemente, esta situación se agravó muchísimo durante el confinamiento de la pandemia que estamos viviendo (mea culpa). Hoy en día me cuesta muchísimo dirigir sus intereses hacia otros derroteros. Noto que, incluso, han perdido la ilusión por muchas actividades que antes hacían muy ilusionados. Algo puede influir la edad, pero el pequeño tiene la edad del mayor en época pre pandemia y el nivel de enganche es similar. Como veis, todo consejo, indicación o base desde la que empezar es bienvenido.

Cuando empecé a leer el libro me sentí reflejada en mucho de lo que expone. Sí, he tranquilizado a los peques con mi móvil mil veces, los he entretenido con la tele cuando eran bebés, he alargado los turnos de pantallas cuando estaba ocupada y me venía bien, he caído en la falacia de que a los peques hay que meterles en la dinámica digital cuanto antes y en todos los ámbitos porque es lo que les espera... Pues sí, eso les espera, pero no es lo único que deben dominar. Ni lo más importante. Primero es fundamental que aprendan a VIVIR y para eso no hay pantallas que valgan. Al contrario, son un obstáculo al aprendizaje.

Lo que más me ha gustado de este libro es que es realista. No es cuando te quedas embarazada del segundo y el médico te receta reposo, o cuando te dicen que el peque está enfermo y no puede ir al cole. Aquí se tiene en cuenta el contexto: progenitores o adultos al cargo estresados, agotados y con exceso de tareas y poco tiempo libre. Así que no nos van a pedir que hagamos milagros o que lleguemos a unos niveles. De entrada, se agradece que no haya más presión de la que ya tenemos.

Aunque no puedo decir que no me haya sentido culpable en una, dos y muchas más ocasiones leyendo ciertas líneas. He abusado de las pantallas, pues sí. Y no sólo con mis hijos. En cuanto irrumpió el smartphone en mi mi vida tengo que tenerlo cerca en todo momento: Cuando salgo, para oír música, por las mañanas con mi café y twitter... Afortunadamente, en esta casa tenemos también un gran hueco reservado para otras actividades off-line.

Ahora viene lo más inquietante, cuanto más crecen menos tiempo en familia demandan, y menos interés en actividades que no tengan tecnología de por medio. Mi hijo de 12 años da miedo cuando habla. Casi puedes percibir la negra mano de Youtube detrás de sus palabras y la de sus amigos. Y eso que no es de lo más conectados de su pandilla.

La sociedad tiene un virus informático comiéndose nuestros cerebros. Es un hecho. Cada vez dependemos más de los terminales PARA TODO. Es más, si no hay foto, casi que no ha ocurrido. Hasta los niños te lo exigen: "Mira. lo que he descubierto, hazle una foto". Si te paras a pensar da mucho miedo y se agradece que alguien se plante y escriba sus experiencias, su bagaje profesional relacionado con este tema y sus conclusiones. Y además, facilitándonos herramientas para comenzar el camino de la desintoxicación y con una visión tan realista. Las claves: atención, sentido común, debate y un mínimo consenso. 

Me queda mucho por recorrer para intentar arreglar todas esas horas de exposición de toda la familia. Y hay cosas que sé que van a ser imposibles de enderezar, pero lo más importante es dar el primer paso para recorrer el camino. Poco a poco se lleva a todos lados, siempre y cuando nos pongamos metas realistas y estemos dispuestos a salir de nuestra zona de confort por ellos... y por la sociedad en general. No podemos olvidar que los niños de ahora son los adultos del futuro y no podemos dejar que arraigue en sus mentes la idea de anteponer las máquinas a las personas.

Lo que se persigue no es renegar completamente de las nuevas tecnologías, simplemente exponernos a ellas cuando se tiene edad suficiente y el tiempo recomendado o menos. Una de las partes que más me han interesado han sido las referentes al plan pactado de pantallas.

Y podría seguir hablando de este libro tan interesando un buen rato más, pero es mejor leerlo directamente e interiorizarlo según la experiencia y necesidades de cada uno. A mí ahora se me avecina una muy gorda con el comienzo en el instituto de Daniel y la batalla anti smartphone. Deseadme suerte.

martes, 28 de septiembre de 2021

El día que se coló un extraño en el chat de discord de Iván

La infancia hoy no tiene nada que ver con la nuestra, pero NADA NADA. Un día están cantando con la patrulla canina y al siguiente se están creando servidores en Discord para charlar con amigos de clase, por supuesto, bajo la estricta orden de incluir sólo y únicamente a los amigos de clase y nada más. Ni amigos de amigos, ni hermanos, ni nadie más que aquellos para los que específicamente lo crearon.

No te hace mucha gracia, pero tampoco puedes fomentar la discriminación tecnológica de tu churumbel, así que cedes y le dejas proceder. Y llega el día en el que, de repente, te suelta que se les ha colado un desconocido en el chat. ¿QUÉ? ¿CÓMO? 

Lo primero que hizo fue contármelo a mí (BIEN), lo segundo contarme sus planes de expulsarlo del grupo (DOBLE BIEN) y hablarle por privado para conocerle más y averiguar cómo había entrado en el grupo (MAL, MAL, FATAL, HORRIBLEMENTE MAL). 

Tocó charlita "Los peligros de los chats en internet". Le expliqué que ese niños podría ser lo que dice... o no. Y en esta última posibilidad había grandes profesionales del engaño a los que, si se les da la oportunidad, puede hasta destrozarte la vida. El riesgo es muy alto y las consecuencias, muchas veces, irreversibles.

El peque me escuchaba muy atento y, a veces, me interrumpía para preguntarme cosas. "Pero yo no soy tonto, mamá", me decía. "Lo sé", le contestaba yo, "pero es que ellos tienen más experiencia que tú y son expertos en hacer el mal en chats y redes sociales"

"¿Son haters?"

"¡¡¡Peor, mucho mucho peor!!!", más vale exagerar que quedarse corta, "hay que expulsarle, banearle, ¡¡¡denunciarle!!!... Bueno, eso último no, que a lo mejor es un niño de verdad. Por lo pronto, se lo cuentas a tu padre, que es el experto en estas cosas". Y allá que fue el peque a contarle muy emocionado a su padre lo del extraño en su grupo de discord, mientras yo avisaba por whatsapp a los padres de los otros niños de lo que estaba pasando.

Raúl se sentó en el ordenador de Iván y solucionó el problema. Felicitamos al niño por haber actuado tan bien y habernos avisado y todo volvió a la normalidad.

Más tarde nos enteramos que había sido una broma de uno de los integrantes del chat para tomar el pelo a sus amigos. Había pedido a un primo que se uniera al chat y les vacilara. Todo muy inocente. Pero nos sirvió de simulacro y me deja más tranquila que Iván acuda a nosotros ante situaciones de riesgo.

lunes, 19 de abril de 2021

La tablet

A Daniel se le ha roto su tablet. En realidad, sólo la pantalla, pero ya no tiene la misma sensibilidad táctil que antes y falla en algunas zonas. La dejó donde no debía y ¡crash! Al suelo. Como me fastidia. Aunque supongo que menos que a él que anda lamentándose por las esquinas como alma en pena y llorando falsamente por su pérdida... mientras juega con ella, así que pienso yo que tan mal no irá.

En vista de que sus malvados padres lo ignoramos convenientemente cada vez que clama por un cacharrejo de esos nuevo, ha comenzado una dura campaña de presión para que claudiquemos y, no que le compremos otra nueva (sabe que esa va a ser una batalla perdida desde el principio), sino que le dejemos gastarse su dinero ahorrado en una de su gusto. 

Al ser menor de edad, le administramos el dinero y le salvamos de ruinosas inversiones. Algún día nos lo agradecerá. Y, teniendo en cuanta que tiene Play, tablet  (con pantalla rota), acceso ilimitado a la tablet del padre y que hay tres ordenadores en casa... Otra tablet nos sobra. Es verdad que también se le rompió el ordenador viejo que le habíamos cedido (y esa vez no fue culpa suya), pero tiene acceso al de su hermano y al de su madre casi cuando quiere. El tema es que el próximo año comienza secundaria y queremos verle un ordenador nuevo cuando sepamos qué es lo que necesita realmente. Ahora, para ver youtube, hacer power points y jugar a juegos, lo vemos una tontería. En esta casa sobran dispositivos tecnológicos. por lo que su propuesta de compra ha sido rechazado entre mil y un millón de veces.

Pero el niño no se desanima. Al contrario. Vuelve ala ataque con más ímpetu. Su último movimiento casi nos ha convencido de darle el visto bueno a su proyecto "comprar una tablet innecesaria", casi.

Ayer, me pidió el móvil alegando que le apetecía grabar un podcast (esta generación es extremadamente tecnológica en todos los sentidos) y yo se lo dejé porque me pareció una estupenda actividad. Llegó el momento de sentarnos a cenar y nos encontramos con un Daniel muy emocionado y con muchas ganas de enseñarnos el resultado final de su trabajo. Que es éste:


Sólo diré que se nos caían las lágrimas de la risa con este tramposo de once años que sabe más que el Lazarillo de Tormes. ¡Menudo elemento!

No sé si al final lo conseguirá, pero va por buen camino.

martes, 10 de noviembre de 2020

Apprender.com como apoyo extraescolar digital

Ponernos las pilas con la brecha digital ha pasado de necesario a urgente en estos tiempos. La espada de Damocles del confinamiento pende de nuevo sobre nuestras cabezas por mucho que estiremos plazos. Y aunque no llegue nunca a caer (esperemos que no haga falta), lo que se ha demostrado en la anterior cuarentena, que vivimos a partir de marzo, fue que la educación digital es un medio natural para nuestros hijos. Los peques languidecen ante libros de textos y reviven delante de una pantalla con contenidos educativos. Está claro qué es lo que les motiva. Y también que debe de existir un equilibrio. No pueden vivir siempre delante de una pantalla (estudios y ocio), pero no podemos dejar de apoyarnos en la tecnología y más en estos tiempos con tanto riesgo de contagio. Por eso, nosotros buscamos apoyo en apps y juegos online cuando vemos que alguna materia se les atraganta a nuestros peques. Es una manera de motivarles que nunca falla. Por ejemplo, odian el inglés, pero ponles delante de un videojuego. Verás lo rápido que se hacen con el idioma para poder llegar a la victoria.

Esto que os cuento es muy eficaz, pero un robatiempos. Primero tenemos que detectar el problema, luego buscar la herramienta más acorde según las necesidades, que trabaje los contenidos de su asignatura y nivel, etc... Pues hay una plataforma de contenidos educativos maravillosa que nos ayuda a encontrar las apps adecuadas para complementar la educación académica de los niños: apprender, de la que ya te hablé en el post Apprender.sm, un viaje alucinante al conocimiento a través de juegos y tecnología.

Puedes entrar para informarte sobre la fantástica idea que se les ha ocurrido para ayudar a familias y profesores con la educación de los alumnos. Con el plan Apprender Repasando dan la posibilidad de una tarifa plana que te permite el acceso a todas sus apps y su equipo pedagógico. Las app se pueden filtrar por materias, cursos e idiomas y su eficacia y contenidos esta testados por SM, una editorial con una gran experiencia en el ámbito de la educación.

A través de Apprender tenemos acceso a apps y contenido digital desde Infantil a Secundaria: fiable; controlado, sin publicidad y sin compras accidentales; guiado, para poder acompañaros en el aprendizaje y dar respuesta a todas las dudas; y motivador y entretenido, ya que todas las actividades son juegos y retos.

Nosotros hemos probado algunas de sus apps, pero la que más ha triunfado, por ahora, ha sido M.A.R.S:, para repasar en verano. Es una opción divertidísima para estudiar en verano. Lo cierto es que no tuve que insistir nada a los niños estos dos últimos veranos para que se pusieran manos a la obra. Cuando me despistaba ya los tenía con la tablet resolviendo problemas, leyendo extractos o respondiendo preguntas. Nos ha dado un resultado muy bueno y este verano tenemos claro que vamos a adquirir los de este curso para ambos. En el post de Apprender.sm, un viaje alucinante al conocimiento a través de juegos y tecnología, te hablo un poco de esta App, pero también puedes leer M.A.R.S. Misión Aprender Repasando con SM, con más datos sobre ella.

Para los peques va a ser una tentación estudiar de esta forma, con apps interactivas, de realidad aumentada, inteligencia artificial... Así, estudiar comienza a tener otro significado para ellos y convertirse en algo interesante a sus ojos. Si casi te dan ganas a ti de ponerte a investigar y jugar como ellos.

Además, la plataforma facilita a los padres y profesores control y seguimiento de la actividad y uso en los dispositivos móviles que han realizado los niños para estar al tanto y tener un plan personalizado. Por supuesto, ponen a nuestra disposición un servicio tecnopedagogo para responder todas nuestras dudas. La verdad es que lo veo muy completo.

Por lo menos, en lo que respecta a mis hijos, son mucho más receptivos cuando hay un dispositivo digital de por medio.

martes, 11 de agosto de 2020

Depredadores y Animales Extintos

Los niños suelen ser curiosos por naturaleza y, en realidad, les encanta aprender, aunque no a la manera tradicional o de forma obligada. 

Cuando les dejamos a su aire y les damos las herramientas adecuadas son esponjas doble absorción. Y más si estamos hablando de ciertos temas, la mar de atractivos, como todos los que tengan que ver con animales y naturaleza. En mi casa triunfan los álbum ilustrados sobre estos temas.

Si le añadimos realidad aumentada, lo difícil va a ser que suelten el libro. O eso me pasó a mí con ambos tomos de la colección de la editorial Bruño iExplore: Depredadores y Animales Extintos.

Ya sólo los libros sabía que les iban a llamar la atención por su formato extremadamente visual y ordenado por cajas de datos curiosos, maravillosamente presentados. Esta presentación entra por los ojos en cuanto lo ojeas, pero el tema de poder ver a los animales moverse por la habitación o cambiar de tamaño es otro nivel. Quién se resiste a algo así.

Yo soy un poco tecnolerda y me costó más la manipulación de la app, pero mis hijos (que parece que han nacido con un dispositivo digital bajo el brazo) enseguida se hicieron con su funcionamiento y alucinaban en colores. 

Con emoción extrema veían a los animales cobrar vida, salir de las páginas  y actuar de una manera u otra. 

Además, podían consultar toda la información sobre el bicho en la misma aplicación. Incluso, jugar a algún minijuego. Y ya ni os cuento con el tema de hacerse fotos interactuando con los animales, eso es lo más divertido. Esto a veces fallaba, no sé por qué, pero hacíamos pantallazo y listo. ¡Somos gente con recursos! Jajajaja. 

En mi caso, sólo pude instalarme la app de Depredadores, porque la de Animales Extintos no es compatible. Comprobar si te va a funcionar antes de comprar el libro es muy fácil. Sólo tienes que buscar en Google Play iexplore y el nombre del libro y ya te aparecen en la pantalla las aplicaciones si son compatibles. Si no lo son, o no aparecen o te lo indica. 

También puedes hacer la búsqueda más específica con el nombre exacto de las aplicaciones: Extint animals iexplore AR y Predators AR.

También están disponibles en App Store, pero como yo tengo un dispositivo Android no he podido probar cómo funciona la cosa para Iphones.

El caso es que están exprimiendo a tope la aplicación de Depredadores y ya tiene al padre casi convencido para que se instale la otra en su móvil (el suyo sí que es compatible). 

¡Ah! Un consejito, si no os aparece el animal en la app, cambiad de fuente de luz. Cuando yo probé la aplicación el sol entraba a raudales por la ventana y algunos bichos no querían asomar el hocico (o pico), pero cuando la probaron los niños lo hicieron con mucha menos luz natural y funcionaba todo a la primera. Aunque a lo mejor, esto también tiene que ver con que yo sea tecnolerda y ellos genios de la tecnología...

Dejando a un lado la parte digital, les encanta ojear los libros tranquilamente y comentar con nosotros sus descubrimientos o las imágenes que acompañan al texto. Lo que más les gusta son los datos curiosos sobre sus hábitos y las fotos. Se pueden pasar un buen rato comentando cada página entre ellos. Desde luego, sin menoscabo del contenido, aquí lo que destaca es la acertada maquetación. Son uno libros preciosos para mirar y remirar sin límite de edad.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Microlog, taller de diseño e impresión 3D

Por esta casa se estaba rumiando el tema de pedir una impresora 3D para Reyes, pero no acabamos de decidirnos.

A ver, por un lado le vemos muchísimas posibilidades con lo que somos aquí: figuras, tokens, moldes de cocina, piezas de beyblade, insertos... Jolín, el tema es infinito y tienta, tienta... Pero es una pasta y da miedo que al final venga a casa para coger polvo. Así que, cuando vi que, por la Semana de Ciencia, Microlog iba a desarrollar un taller de Diseño e Impresión 3D vi el cielo abierto.

Pero ese cielo se llenó de nubes negras cuando me comunicaron que ya no habían plazas. En fin, qué le vamos a hacer. Por lo menos nos habían puesto en lista de espera.

Y se hizo el milagro. El día antes del día D, recibí un email en mi bandeja de entrada preguntando si seguíamos interesados.

¡Vaya que sí! En Microlog que nos presentamos al día siguiente los cuatro muy emocionados para aprender a utilizar FreeCAD, un programa de uso libre (o lo que es lo mismo: gratis) para diseñar en 3D.

En Microlog, nos recibió Raúl para enseñarnos a hacer unas chapitas con nuestra inicial que luego podríamos poner en un llavero o colgar de nuestro cuello.

La verdad es que fue super amable y comprensivo con el follón que le montaron en un momento los peques allí reunidos.

Como no había ordenadores para todos lo hicieron por turnos. Mientras unos diseñaban su chapita, otros jugaban con los kits ya montados que poblaban las estanterías del aula y que llamaban poderosamente la atención de todos, porque molaban demasiado.

Luego me dijo el profesor, que ellos se dedicaban también a la venta de kits y material steam educativo dirigido a la enseñanza y no sólo a los talleres. Desde luego que allí tenían verdaderas maravillas: coches que funcionaban con diferentes métodos, puertas de todo tipo, circuitos, juegos, norias, robots... Alucinante.

Pero bueno, que me disperso. Lo que decía, mientras unos experimentaban la magia de la electrónica, electricidad, mecánica, etc... Otros iban diseñando su chapita.

Tenías que ir eligiendo las formas geométricas correctas, luego ir cortándolas superponiendo otras y colocándolas en su sitio exacto. Engancha, engancha... Tuvimos muchos errores por el camino, pero cuando al final tuvieron su chapita en las manos los veías muy orgullosos de su trabajo.

Las impresoras a pleno rendimiento causaron sensación entre la chiquillería y los no tan niños. La verdad es que molan mucho, pero nosotros aún no sabemos qué hacer. Ocupa muchísimo lugar, requieren una inversión de tiempo muy grande (tiempo que no tenemos) y no estamos seguro de amortizarla. Dudas, dudas... pero los diseños que puedes ver por internet son una pasada... Ainss

El caso es que el taller en familia nos moló muchísimo y aprendimos mogollón. Por ahora nos quedamos con eso. Es que como caiga la impresora 3D, ya nos veo haciendo chapitas a millones jajajaja