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sábado, 24 de junio de 2023

Celebraciones de fin de curso

El tiempo pasa volando y ya tenemos la época preferida de los niños encima: ¡El verano! Esas vacaciones en las que se pueden olvidar del cole porque no hay amenaza de examen a la vuelta, ni trabajos que entregar... Y si les han puesto deberes son voluntarios y no va a haber nadie esperándolos. 24 horas libres 7 días a la semana durante más de dos meses. ¡Como para no celebrarlo por todo los alto!

Y menudas fiestas se han montado lo peques. El mayor, me vino un día y me suelta que sus amigos y él querían ir a un restaurante de carne brasileña para poner broche de oro al fin de curso. Y tan de oro. ¡¿Qué pasó con el McDonald! ¡¡Qué tienen entre 13 y 14 años!! Y ya quieren ir a asadores de carne.

En fin. Ha sido un curso duro. Han trabajado muchísimo. Y han conseguido pasar limpios. Bueeeeeno. Se lo merecen. Y si es algo puntual... ¡y qué narices! Que me hace ilusión que tengan buen paladar y no se conformen con comida rápida.

El caso es, que al final, no salió barato, pero tampoco tan caro. Era una restaurante de esos que te van trayendo diferentes tipos de carnes hasta que te hinches por unos 15 euros. Lo único que era obligatoria consumir una bebida y un postre y eso subía el precio del menú casi 10. Pero valió la pena, porque Daniel vino entusiasmado. Por lo que contó los debieron tratar muy bien porque debe ser raro ver niños de esas edades por ahí. O eso me imagino yo.

El más peque también se lo pasó genial. El última día de cole les montaron un fiestón flipante con baños de espuma, atracción de wipeout, castillo hinchable, espectáculo de magia y ciencia... ¡Jolín! Me hubiera encantado ir.

Al día siguiente, los padres les montamos un picnic pantagruélico en el que nos pusimos las botas a lo bestia mientras los peques jugaban con las pistolas de agua. Ahí sí que pude ir y me lo pasé muy bien. Los planes de que cada padre lleva algo para comer, o bebidas o menaje para comilona en el parque me encantan.

Y no contentos, el sábado les hicimos felices volviendo a Running Sushi in market, que les encantó la otra vez que estuvimos. Como la otra vez salimos de allí rodando porque todo nos resultaba delicioso y apetecible. Antes de la hora que te dan para que te comas todo lo que quieras pescar de la barra rodante ya estás harto de sobra, pero la tentación es tan grande que no puedes evitar caer en la tentación unas cinco o seis veces de más. Es una lugar muy divertido y original. Encima la decoración es la de un mercado oriental que mola un montón.

Ahora los peques a disfrutar del verano a tope :)

lunes, 14 de noviembre de 2022

El día de Acción de Gracias

 

¡Aclaremos! No hemos celebrado el día de Acción de Gracias que ni nos va ni nos viene ni sabemos la tradición que guarda detrás, pero sí que teníamos pendiente una cena temática de las que solemos celebrar con una amiga desde hace tiempo. Ya hemos tenido mexicana, oriental, alemana, hindú... Y en esta ocasión nos pareció muy al hilo americana, concretamente los platos tradicionales de Acción de Gracias, ya que la fecha de su celebración en EEUU está muy cerca (24 de noviembre).

Tocaba en casa de mi amiga así que ella se encargó del plato principal, pavo relleno, y yo del postre. En principio iba a ser tarta de calabaza (la preferida de las fieras), pero me encapriché en hacer también de manzana (de mi preferidas). También leí que era muy típico el cóctel sunrise, que es facilísimo de hacer: zumo de naranja, granadina y tequila. Nosotros los hicimos virgin y pasamos del tequila porque no le iba a dar más salida y comprar una botella entera para unos chorritos no merecía la pena. Además, como habían menores mejor sin alcohol.

Mi amiga tuvo problemas para encontrar el pavo porque por aquí cocinar pavos enteros no se estila, así que acabó agenciándose dos pollos rellenos alucinantes. Estaban que te mueres. Y la salsa que hizo... ¡te chupabas los dedos! Tan bueno estaba que me hinché a lo pavo (valga el juego de palabras) y luego no me podía ni mover. ¡Que hasta tuve que desabrocharme el botón del pantalón.


Es que también probé las dos tartas, acompañadas de helado de vainilla, tal y como decía en la receta de la tarta de manzana. Menudo banquete. 

Las recetas de las tartas las busqué en una página que rezaba: Postres típicos de Acción de Gracias. Justo lo que yo quería. El problema es que llegado el momento descubrí que estaba fatal redactada. De hecho, había ingrediente que te pedía que luego nunca se añadían en la explicación del proceso. Total, que tuve que improvisar. Menos mal que salieron aparentes y gustaron. Yo no apostaba un duro por ellas. La de manzana llevaba un glaseado que di ya por perdido y lo hice por otra receta. Me quedó rarísimo, pero estaba bueno, que es lo importante. A los niños les encantó.

Mi amiga aportó también una ensalada riquísima. Lo dicho, casi estallamos de tanto comer.

Durante la comida comentamos el origen de esas fiestas, pero nadie lo tenía muy claro. Entre todos y basándonos en lo que habíamos visto en series y pelis  norteamericanas dedujimos que era algo así como que para animar a los británicos a ir a América les prometieron tierras fértiles. Después de un viaje terrible con muchos desastres, carencias, peligros, enfermedades, etc... los colonos llegaron a la "tierra prometida" y lo primer que comieron todos ellos, casualmente, fue un pedazo de pavo relleno delicioso, porque ellos lo vale. Durante la comida dieron gracias por haber logrado llegar a SUS tierras, que en realidad ya eran de otros, pero no tardaron en resolver ese pequeño inconveniente al estilo tradicional: con sangre y barbarie.

Esta explicación no tiene base histórica porque no nos hemos molestado en investigarla. Simplemente fuimos tirando de hilos de lo que sabíamos gracias a los productos audiovisuales consumidos que hablaban sobre el tema. Así que no nos hacemos responsables de su fidelidad histórica. Sólo queríamos pasar un buen rato.

Después de comer, recogimos todo (más mi amiga que nadie, la verdad) y nos dispusimos a jugar a "Sigue la pista", expansión de "Detectives", mientras los niños huían de las garritas del gatito de la casa, que es una monería muy traviesa.

El juego nos gustó mucho porque sigue la mecánica del juego base, pero introduce el tema de que estamos a finales de los años 70, con lo que no contamos con internet y hay cosas que hay que consultarlas en la biblioteca o en una base de datos con fondo negro y letras verdes (a mí me entró nostalgia y todo).

Más de tres horas después resolvíamos el misterio con gran éxito. En ese tiempo, los niños se habían aburrido del gatito y se había dispersado. Los dos mayores se habían ido a dar una vuelta y el pequeño se había enganchado a la Switch. Algo que al minino no le había hecho ni la más mínima gracia, con lo que invirtió muchos esfuerzos en recuperar la atención del pequeño humano, aunque fuera a zarpazos.

Yo había llevado el juego que me inventé para Halloween de "La copa envenenada", porque no habíamos podido jugarlo la noche más terrorífica del año. Y empezaba a temerme que tampoco podríamos en esa ocasión, pero los adultos estuvieron más que dispuestos a jugar aunque tuvieran que elegir las copas de los dos niños ausentes. Como transcurrió el tema os lo cuento en otro post que éste se alarga demasiado ;)

martes, 12 de julio de 2022

Mercado medieval de Covarrubias 2022

Mucho ambiente, muchas cerezas y mucho calor hemos encontrado este año en la Fiesta de la Cereza y Mercado Medieval de Covarrubias. Y muy a gusto que hemos estado entre caballeros, damas, una bailarina exótica, el señor obispo, la muerte y más personalidades que han tenido a bien acercarse a ver que se ofrecía en los puestos artesanos entre plazas y callejuelas empedradas. Porque este pueblo es un marco ideal para este tipo de celebraciones. No en vano fue declarado uno de los pueblos más bonitos de España en algún momento de la vida (no soy de memorizar fechas, lo siento).

El caso es que me vestí de aldeana y me fui con la familia a recorrer esas calles en las que se respira historia antigua. Con casi toda la familia, porque el mayor de los churumbeles decidió que se estaba mejor en la casa de anchísimas paredes de la abuela y que ya saldría cuando bajara el sol.

En nuestro camino encontramos verdaderos tesoros por los puestos, sobre todo gastronómicos, que somos de buen comer y los olores alimentaban por sí solos. 

Nos cruzamos con todo tipo de anacronismos, pero si se le echa imaginación a la cosa todo se arregla y el viaje en el tiempo se vive más. 

La banda medieval que recorría el pueblo se oía desde lejos y los bufones anunciaban su llegaba con acompañamiento de  carcajadas y aplausos. 


Hasta podías escuchar el clink clink de las espadas de los que se lo habían currado tanto que llevaban armas muy realistas. Supongo que serían del grupo del Club Deportivo Princesa Kristina de Noruega que nos sorprendieron con una interesante charla sobre las armas de la época y sus usos. 

Encima te dejaban cogerlas y hacer un poco el tonto con ellas bajo su atenta supervisión. Porque molaban mucho, pero estaba bien claro que no eran juguetes.

Estuvimos un buen rato bajo un sol abrasador de medio día escuchando cómo sólo los caballeros podían llevar espadas, pero que los plebeyos se las ingeniaban muy bien con dagas y hachas, porque, en esa época, ¿quién no tenía un hacha en casa? Con lo útiles que eran. Igual servían para pertrecharte de leña que para rebanar miembros, marcar costillas o cortar carnes varias. 

Nos contaron muchísimas cosas y curiosidades que hicieron que sudar como cerdos hubiera valido la pena más que de sobra. Y cuando terminaron, me enzarcé en un duelo con la bailarina que acabó con muchas risas y la bendición del obispo, al que casi acabamos ensartando. En los mercados medievales puede pasar de todo.

A nuestro paso vimos pequeños trozos de representaciones teatrales y mucha gente pasándolo bien, pero he de confesar que acabamos dentro de un bar disfrutando de una bebida fresquita que nada tenía de medieval. Cada uno sobrevive como quiere jajajajaja





lunes, 3 de mayo de 2021

El mejor día de la madre

He pasado el mejor día de la madre desde que me convertí en una. Se han alineado los astros y me han regalado un día tranquilo. ¡Eso vale oro!

Para empezar, se acordaron de cerrar la puerta del salón para dejarme dormir un ratito más sin sobresaltos ni gritos. La cosa empezó de forma inmejorable.

Me levanté de buen humor y me puse a hacer los desayunos codo con codo con el progenitor.  Las fieras pusieron mucho de su parte para portarse bien y, aunque no fue todo perfecto, sí que se notó la buena intención. Oye, algo es algo.

Además, me dejaron jugar tranquilamente al juego de Hodwarts en twitter que había puesto en marcha la Comunidad bloguera y que fue de lo más emocionante hasta el final con un montón de pruebas y retos curradísimos. Normalmente me miran de forma crítica o censuradora cuando paso mi límite de enganche al móvil, pero ese día hicieron la vista gorda con su tuitear madre. Por cierto ¡quedamos segundas! ¡Oeeeee oeeeee oeeeeee! Y lo pasamos genial. Que gente más requetemaja que juega a estos juegos.

Raúl me hizo otro regalazo inesperado. Se encargó de la comida y no me dejó mover ni un dedo. Menudos judiones nos hizo. Para chuparnos los dedos. Vale, que luego recogí yo la cocina, pero no cocinar y que te pongan el plato caliente delante es un lujazo más que suficiente.

Luego me entretuvo a los peques mientras yo me relajaba, aunque acabé pegando unos cuantos gritos a la prole. ¡Pobres! Habían gastado todos sus puntos de voluntad por la mañana y era normal que se empezaran a demandar. Así que el progenitor hizo otro gesto de amor y se los llevó a casa de su madre para seguir celebrando el día con quien le dio la vida y la que le dio la vida a su madre, dejándome a mí en la paz y la gloria.

Y esperando un paquete especial. Un pack que me tocó en un sorteo de Mi cita con Madrid y que es una fiesta para los sentidos. En primer lugar, incluye un libro maravilloso de esos que te remueven por dentro y que es imposible leer sin los sentimientos y emociones a flor de piel, Momentos que marcan la piel de David García Marín. Y para crear un ambiente ideal para sumergirse en la lectura, qué mejor que vino blanco afrutado con DO Madrid y una tosta con mermelada de fruta de la pasión con vodka, ambos de Taninos asesinos. Para el punto final, dos tabletas de chocolate con leche de autor, uno de almendras y otro de limón... mmmmm... Qué maravilla. También se incluía en el lote un planificador diseñado por la ilustradora Ana Marín que me va a venir de miedo con todos frentes que tengo abiertos.

Cuando tuve el paquete en mis manos, que por cierto, me entregó al organizadora del sorteo en mano (¡qué ilusión me hizo conocerla en persona!), me fui corriendo a casa de mi suegra para felicitarla a ella y a mi abuela política (a mi madre ya lo había hecho por teléfono, que vive muy lejos como para visitarla en tan celebrado día). Y allí me encontré con que me hicieron la cena. Casi lloro de la emoción. No tuve que cocinar en tooodo el día. Ni me corté, ni me quemé, ni me di golpes tontos (la cocina es la habitación más peligrosa de las casas con diferencia)...

Y disfruté de una cena improvisada que sólo la magia de las mamis (en este caso la de mi suegra) puede hacer surgir de la nada. Después de un ratito de charla y risas nos volvimos a casa a disfrutar de la sesión de cine en familia. Por supuesto, me tocaba elegir a mí y tenía muy claro la película que quería ver: Wolfwalkers. La disfruté como una enana, aunque me decepcionó un poco al no poder evitar compararla con la anterior producción de sus directores, La canción del mar.

Así terminó un día redondo y relajado para esta agotada mami ;)

viernes, 27 de diciembre de 2019

Los Packs de Mamá Leona

Es difícil no apoyar proyectos tan bonitos como el de Mamá Leona, una diseñadora que apuesta por el emprendimiento con unos preciosos packs de fiestas y láminas muy originales.

Tiene unos monísimos para fiestas Navideñas, como la que se nos avecina de fin de año. Llenemos todo de ositos polares, pingüinos o cervatillos.

O convirtamos el salón en un pueblo navideño. Es una forma maravillosa de añadir magia a estas fiestas y los peques lo van a flipar. Y los mayores. A quién no le gusta crear le ambiente propicios para cada ocasión.

Además son tan fáciles de preparar que podemos contar con la participación de los más peques de la casa. Seguro que les hace una ilusión tremenda y tenéis un tiempo divertido para toda la familia.

Por cierto, que también tiene un pack específico para montar en nochevieja un glamuroso rincón de las uvas y un photocall en el que inmortalizar el momento de un forma muy divertida.

Pero no sólo encontramos estos packs tan bonitos entre sus diseños, si visitas su web descubrirás otras maravillas, como el mapamundi para viajar con los niños a través de la imaginación o las láminas personalizadas o de familias en las que reflejan a todos por medio de preciosos dibujos, que regalo más original para estos Reyes.

Espero que tenga mucho éxito en su proyecto y haga más cosas bonitas.

lunes, 27 de marzo de 2017

7Funcenter Alcalá, un lugar increíble para divertirse en familia

Pensábamos que nuestra aventura matando zombis en Zero Latency había sido lo más... Hasta que conocimos 7Funcenter, otro lugar que nos dejó sin palabras... y sin aliento porque no paramos de saltar, trepar y reírnos a carcajadas compartiendo un tiempo maravilloso con nuestros hijos. Personalmente, me dieron la oportunidad de volver a mi infancia y no la desaproveché. Es difícil elegir entre machacar zombis y volver a ser un niño jajaja

Mis niños estaban encantados de tener a mamá y papá al lado mientras hacían el cabra en las distintas actividades que ofertan en este centro de ocio tan original: escalada, camas elásticas, realidad virtual y castillo laberinto de bolas, entre otros. En este último, los adultos no pueden entrar. Es el único lugar en el que no pudimos seguir a nuestros peques en su juego.

Lydia, de Historias de Pitufines, y yo no podíamos imaginar lo que nos íbamos a encontrar al traspasar los torniquetes de entrada. Es algo que hay que vivirlo, no basta con que te lo cuenten (como el juego de realidad virtual de los zombis).

Pero vayamos por partes, empecemos por la experiencia con los simuladores. Tienen uno de un coche de carreras en el que creo que me cargué a todos mis competidores a base de tortazos. Me volví loca pisando el acelerador alegremente jajaja.

Pero esto no es nada comparado con el Birdly, un simulador de realidad virtual en el que te conviertes en un pájaro y sobrevuelas Nueva York. La sensación es flipante. Puedes acelerar, hacer picados... y te encuentras con algunas sorpresas en tu vuelo. Esto hay que probarlo al menos una vez en la vida. Estas dos máquinas tienen la limitación de la altura. Si el niño es muy peque no llega a los mandos y no puede jugar. Eso le pasó a Iván, pero ya le he prometido que volveremos a esta sala cuando haya crecido lo suficiente. No puede esperar...

Con la emoción del vuelo aún por las venas nos introdujeron a una sala que ya llamaba la atención por sus vivos colores. Nos pusieron un arnés y nos invitaron a escalar por la pared que más nos gustara. Las había para todos los gustos, colores y dificultad. Te enganchaban el arnés con un gancho que tenía un método de seguridad especial para que sólo pudiera desengancharlo el monitor. Así es imposible que un niño se desenganche por error.

Las reglas son sencillas, una vez que comprueban que el arnés está bien puesto le enganchan una cuerda en el lugar elegido y ¡a escalar! cuando llegué arriba de mi primera pared (una facilita) me sentí genial, aunque debí poner una cara muy graciosa cuando nuestro guía me pidió que me soltara para dejarme caer. ¡¡¡Queeee!!! ¡Que estaba muy alto! Aún así, confié en su palabra y me solté. He de confesar que caer también es extremadamente divertido, aunque tardé un poco en pillarle el tranquillo.

Todas las posibilidades de escalada son chulísimas. Desde la pared doble transparente en la que dos escaladores compiten para ver quién llega antes a la cima mirándose a los ojos, hasta el camino de columnas, la de las figuras geométricas o la que forma el logotipo del centro.

Niños y mayores saltábamos de una a otra alegremente midiendo nuestras fuerzas y habilidades. Mis hijos alucinaban viéndonos hacer el mono como si fuéramos un niño más. Estaban encantados de compartir ese tiempo con nosotros.

De ahí pasamos a otro lugar alucinante, el paraíso de las camas elásticas. La de saltos que pudimos dar y la de caídas graciosas. Nos partíamos de la risa. Las hay grandes, pequeñas, alargadas, con partes inclinadas... Lo dimos todo en esa zona.

Y sólo quedó probar la zona del castillito con piscina de bolas. Ahí sólo podían acceder los niños. Después de todo lo que habíamos pasado, los papis los mirábamos hasta con envidia. Aunque he de confesar que yo ya estaba destrozada de tanto ajetreo y ejercicio. Destrozada, pero feliz.

Foto de Lydia de http://historiasdepitufines.com
Nuestro guía nos enseñó las habitaciones donde se celebraban los cumpleaños, muy espaciosas y decoradas de forma alegre; la sala en la que hacen un espectáculo de pompas que debe ser alucinante y el rocódromo, aunque eso ya era para profesionales. De hecho, tienen oferta de formación la mar de interesante.

Fueron unas horas intensas y extremadamente divertidas. Ni que decir tiene que vamos a repetir y que mis hijos no paran de hablar de 7Funcenter con los ojos brillantes de la emoción.