El taller en el laboratorio también incluyó oler diferentes líquidos que eran el producto de extraer aromas por separación y unos brandis aromáticos.
El orador incluso nos explicó de forma práctica como hacer un vermut exprés.
Fuente: Imidra |
El taller en el laboratorio también incluyó oler diferentes líquidos que eran el producto de extraer aromas por separación y unos brandis aromáticos.
El orador incluso nos explicó de forma práctica como hacer un vermut exprés.
Fuente: Imidra |
Pero, la íbamos a pifiar un poco, como casi siempre, porque me encantan experimentar, pero no tengo alma de científica y siempre suelo liar algo.
En fin, que le pusimos mucha agua y aquello no espesaba ni p'atrás. Intenté colarlo, pero se había disuelto demasiado, así que lo colamos con una servilleta, que... ejem... estalló. Fue un efecto curioso que dejó la cocina hecha un cristo y nos hizo reir. Al menos los estábamos pasando bien.
Cuando ya nos íbamos a rendir y dejarlo para otro día tras comprar más maicena, em di cuenta de algo que lo cambiaria todo.La maicena se iba posando poco a poco en el fondo y al retirar el agua que daba una masa bastante compacta en el fondo, que cuando cogías se volvía líquida a gran velocidad y se escurría por tus dedos. ¡El fluido no newtoniano! ¡Eureka! Y qué divertido es manipularlo. No veas como engancha eso de apretar que se solidifique dejarlo en tu palma de la mano y se vuelva líquido tan rápido.
"¡Hay que hacer más!", exclamaba emocionado el mayor. Y se me ocurrió contarle que había visto un experimento en youtube en el que los hacían a los grande y al pisarlo el líquido se convertía en sólido y la gente no se hundía. Para qué quiero más, ahora lo voy a tener en el cogote para comprar 20 toneladas de maicena y llenar la bañera. Eso no va a pasar, pero a lo mejor un barreñito...
El último día sacamos los palos de brocheta y nos deleitamos con el resultado. Era precioso.
Daniel se los quiso comer, pero le quité idea de la cabeza cuando le mostré una mosca muerta en uno de los vasos. Como los dejamos en una terraza, estoy segura de que muchos insectos se pusieron las botas con el experimento.Además, ese subidón de azúcar no puede ser nada bueno para la salud de nadie. Aunque, pensándolo bien, esto no debe ser muy diferente a una caramelo o piruleta.En fin, que el experimento es divertido, colorido y requiere de paciencia. Ideal para pequeños científicos.Aprendemos sobre el proceso de cristalización: cuando una solución sobresaturada sufre la evaporación se vuelve más saturada y las moléculas de azúcar cristalizan sobre la superficie que encuentran, en este caso, el palillo de brocheta.Las fieras se lo pasaron genial, aprendieron un montón y se fueron a casa con bolsas de tela, libretas, pai pais, una botella que mantiene el agua fría y una toalla "enfriante". No podían poner un pero al planazo que les había preparado su madre.
Aún así, sé que me la volverán a liar al próxima vez que les apunte a algo chulo. Los conozco como si les hubiera parido. ¡ Y además los tengo muy mal acostumbrado! Cualquier día me pongo en huelga y que se busquen la vida.
Durante todos estos días hemos comentado grandes aportaciones de mujeres a la ciencia y curiosidades interesantes. Como por ejemplo, hablamos de Hagnódica, una griega que se hizo pasar por hombre para poder estudiar medicina y convertirse en ginecóloga. Casi la ejecutan por ello cuando la descubrieron, pero afortunadamente para ella, sus pacientes hicieron piña para defenderla y seguir teniéndola de médico.
También de la inventora de las cookies, Ruth Graves, que las creó de casualidad porque se le había acabado el cacao y decidió meter trozos de chocolate en un momento de inspiración. Mirad lo lejos que ha llegado su idea.O que la forma de calcular la distancia de una estrella según su luminosidad se descubrió gracias a la investigación de Henrietta Leavitt.
Asimismo, debatimos sobre cómo se ha ninguneado a la mujer en las crónicas históricas y por qué pasaba esto. Vimos que hace muy poco que se está trabajando por dar visibilidad a estas figuras y que se están lanzando campañas para fomentar el estudio de las ciencias entre las niñas para acabar con estereotipos arcaicos que lastran a las peques en ciertas áreas del conocimiento.Es muy interesante escuchar lo que los peques tienen que decir y sus puntos de vista sobre estos temas.
En cuanto a los experimentos, intentamos tres muy sencillitos: uno nos salió regular, otro regular tirando a mal y el último muy bien. Fue el que más disfrutaron.
El primero fue el de la famosa tinta invisible de zumo de limón. Es muy fácil de hacer. Primero exprimimos el limón, luego usamos el zumo para pintar los mensajes secretos en folios y por último cogemos un mechero, una cerilla o una vela y con mucho cuidado aplicamos calor en la zona pintada.Con el calor el ácido cítrico del zumo se oxida y se vuelve marrón dejando al descubierto el mensaje secreto. Mis hijos nunca se cansan de ver este efecto.
Lo malo es que pintaron folio enteros y yo me quemaba con el mechero. Y encima, no sé qué pasaba que a veces había que estar un buen rato para que apareciera el mensaje y ¡acabe quemando algunos folios! Para despiporre de la audiencia infantil que se partían con mis vicisitudes. Al final sólo conseguí resaltar pequeñas partes entre agujeros de quemado. Un poco desastre, pero se lo pasaron bien.El siguiente experimento pintaba ser muy fácil, pero algo tuve que hacer mal porque conseguimos unos resultados muy endebles. La historia era que teníamos que poner un espejo inclinado dentro del agua en un envase transparente y apuntarle con una linterna. Entonces saldría un precioso arco iris. O así nos lo imaginábamos nosotros.Yo creo que no le pillamos el ángulo porque lo que salía era una luz irisada preciosa, pero más blanca que la piel de un zombie. De repente, nos salieron unos colores muy muy suaves y volvieron a desaparecer. Por supuesto, lo niños decidieron que había sido un éxito total y para qué seguir perdiendo el tiempo, pero yo me empeñé y me empeñé, pero por mucho que movíamos el espejo sólo conseguimos que se repitiera de vez en cuando el efecto de ligero color. Lo bueno es que los niños se emocionaban cada vez que lo veía. Lo malo: que yo quería un arco iris de verdad grumpf.
El último experimento que hicimos, que fue el que yo pensaba que no saldría ni de broma fue el que mejor resultó. Les encantó.Os cuento cómo hacerlo. Necesitamos hielo, un vaso de agua fría, sal y una cuerda o hilo de lana. Ponemos el hielo en el vaso, luego le ponemos encima la lana, rociamos generosamente con la sal y ¡tachan! el hilo se queda pegado al hielo y podemos pescarlo. ¡Ualaaaaaaa! Incluso podemos hacer el molinete un rato antes de que se despegue o intentar encestar en los vasos balanceando los hilos. O a eso se dedicaron los peques mientras yo explicaba el experimento con escasa atención por parte de la audiencia que gritaban regocijados cada vez que un hielo se estampada en algún lugar de la cocina o acertaba en el vaso salpicándolo todo. Cuando recogí todo, ya me escucharon con más tranquilidad. Resulta que cuando metes un hielo en agua fría se produce un equilibrio entre el agua que se congela y el hielo que se derrite. Pero cuando añadimos la sal rompemos este equilibrio y el punto de congelación se concentra en el lugar en el que ha comenzado a derretirse el hielo más deprisa. Es decir, donde echamos la sal, que es encima de la lana, con lo que ésta queda atrapada en el cubito. ¡Tachan! ¿A que es alucinante?Yo es que soy la primera en asombrarme con estas cosas.
Si queréis montar la fiesta de la ciencia (que para eso no hace falta ningún día Internacional, sólo ganas y curiosidad) también podéis coger ideas del post que hice para Ociofrik.
Necesitamos:
- 2 mandarinas.
- 2 recipientes transparentes.
- Agua.
Y ya. Más fácil imposible.
Preparación:
Colocamos los recipientes llenos de agua uno al lado de otro.
Pelamos una mandarina y la colocamos junto a la otra, que estará sin pelar.
Más fácil todavía, ¿verdad?
Experimento:
Convocamos a los churumbeles alrededor de la mesa donde tenemos todo preparado y les explicamos que vamos a meter cada mandarina en un envase diferente. Y les hacemos LAS PREGUNTAS: ¿Cuál de ellas creéis que flotará? ¿Por qué?
Mis peques, que de tontos no tienen un pelo, cayeron enseguida que aquí había trampa, así que eligieron la mandarina sin pelar, pensando que lo lógico era la pelada por tener menos peso. Por supuesto fueron incapaces de darme una explicación. De hecho, yo tampoco caí en ella. Me lo tuvo que explicar Lidia vía Instagram.¡Comienza el espectáculo! Cada peque coge una mandarina y la introduce en el recipiente más cercano a él y ¡Wualaaaaa! Efectivamente, la mandarina sin pelar flota y la pelada se ha ido directa al fondo. ¿Por quéeeeeeeeee?Explicación:
Muy sencillo, mis queridos científicos (muy sencillo cuando te lo explican jajaja), la piel de la mandarina es muy porosa y guarda burbujitas de aire que impiden que se hunda hasta el fondo. En cambio, la pelada no tiene poros en los que guardar aire con lo que se ve arrastrada, irremediablemente, hasta el fondo por su peso (¿o era por su densidad? ¿O era algo de la gravedad? Yo que sé. Soy de letras).
Resultado:
Niños flipados y pidiendo más experimentos, muchos más. Pues nada habrá que seguir muy de cerca el Instagram de Lidia a ver si me ilumina de nuevo y tenemos otras sesión de ciencia divertida en casa este puente de diciembre :)
¡Muchas gracias Lidia!