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sábado, 18 de noviembre de 2023

Del vino al vermut: la ciencia de los vinos aromatizados

Dentro de la Semana de la ciencia me apunté a un taller sólo para adultos porque incluía alcohol: Del vino al vermut: la ciencia de los vinos aromatizados. ¡Que ganas de aprender sobre vinos aromatizados! la experiencia me encantó, fue muy completa. Estaba organizada por Imidra en el Centro de Innovación Gastronómica, que es un lugar donde la investigación, la innovación y la promoción de los productos de Madrid se dan la mano. Allí se experimenta con ingrediente producidos en Madrid para dar lugar a nuevos productos gastronómicos, según nos explicó su directora, Almudena Lázaro, en su charla introductoria.

Después de hablarnos de los sectores gastronómicos más sobre de la Comunidad; liderados por el vino, el aceite y la carne de Guadarrama; pasamos a un laboratorio en el que actualmente se llevan dos líneas de investigación principales, una gira alrededor del pan y otra sobre el vermut.

Allí nos explicaron cómo funcionaban los aparatos que manejaban, tanto científicos como culinarios y el por qué de cocinar al vacío: entre otras cosas, porque no se necesitan temperaturas tan altas para elaborar las recetas y los productos no pierden tantos nutrientes como con otras formas de cocinar y se preservan mejor los sabores. Bueno se habló de muchísimas más cosas, tanto de vino, como de vermut, pasando por las uvas, y también de otro tipo de alimentos. Todo muy interesante y ameno. 

Nos contaron que allí hacía pruebas para obtener vermuts que entre sus ingredientes tuvieran hierbas autóctonas de Madrid como artemisa, manzanilla, anís o ajenjo, e vez de las habituales como vainilla, canela o cardamomo.

También usan para el mismo efecto aceitunas de Campo Real liofilizadas, que nos dieron a probar y estaban crujientes y buenísimas. También nos dieron a probar una chuche, al estilo de gominola, de madroños y otra de madroño y chocolate blanco, ¡deliciosas!

El taller en el laboratorio también incluyó oler diferentes líquidos que eran el producto de extraer aromas por separación y unos brandis aromáticos.

El orador incluso nos explicó de forma práctica como hacer un vermut exprés.


Por último, nos llevaron a la sala de catas y nos dieron a probar tres vermuts blancos y tres vermuts rojos para un estudio de producto. Por cierto, si quieres participar en sus estudios y catas sólo tienes que rellenar este formulario que se encuentra en su web.

Lo pasé muy bien y me fui de ahí encantada con la experiencia y todo lo que había aprendido.

Fuente: Imidra


martes, 28 de febrero de 2023

Fluido no newtoniano

"Mamá, quiero hacer una experimento". Paren máquinas. Una madre como yo nunca puede desoír una petición de tal envergadura si proviene de una de sus fieras. A lo mejor no la puedo realizar en el momento, por fatla de tiempo o materiales, pero queda registrada y seguramente hasta pongamos fecha en el calendario para su ejecución.

Quien tenía tal petición era Iván y acordamos que ese fin de semana llevaríamos a cabo el experimento. Pero se me olvidó. Y él no me lo recordó, así que el lunes, entre curro, recoger y limpiar, me acordé de repente y saqué el hueco necesario. Porque mi niño no se podía quedar con las ganas y porque yo tampoco me podía quedar con las ganas. Y porque Daniel también se quiso apuntar y al final hasta el padre estuvo metido en el ajo.

Afortunadamente teníamos todos los ingredientes: maicena y agua.

Pero, la íbamos a pifiar un poco, como casi siempre, porque me encantan experimentar, pero no tengo alma de científica y siempre suelo liar algo.

En fin, que le pusimos mucha agua y aquello no espesaba ni p'atrás. Intenté colarlo, pero se había disuelto demasiado, así que lo colamos con una servilleta, que... ejem... estalló. Fue un efecto curioso que dejó la cocina hecha un cristo y nos hizo reir. Al menos los estábamos pasando bien.

Cuando ya nos íbamos a rendir y dejarlo para otro día tras comprar más maicena, em di cuenta de algo que lo cambiaria todo.

La maicena se iba posando poco a poco en el fondo y al retirar el agua que daba una masa bastante compacta en el fondo, que cuando cogías se volvía líquida a gran velocidad y se escurría por tus dedos. ¡El fluido no newtoniano! ¡Eureka! Y qué divertido es manipularlo. No veas como engancha eso de apretar que se solidifique dejarlo en tu palma de la mano y se vuelva líquido tan rápido.

"¡Hay que hacer más!", exclamaba emocionado el mayor. Y se me ocurrió contarle que había visto un experimento en youtube en el que los hacían a los grande y al pisarlo el líquido se convertía en sólido y la gente no se hundía. Para qué quiero más, ahora lo voy a tener en el cogote para comprar 20 toneladas de maicena y llenar la bañera. Eso no va a pasar, pero a lo mejor un barreñito...

sábado, 11 de febrero de 2023

Cristales de azúcar

Con motivo del día de la mujer y la niña científica voy a publicar un experimento, aunque lo hicimos en Navidad. Fueron los deberes de física y química para las vacaciones. ¡Me encanta que les manden este tipo de tareas.

No es un experimento de efectos inmediatos, así que aquí vamos a trabajar también la paciencia. La profesora les dio la receta inicial: 1 kilo de azúcar en un litro de agua, calentar para conseguir el almíbar, dividimos en vasos y echamos el colorante alimentario que más te guste (nosotros echamos los tres que teníamos en tres vasos diferentes). Finalmente introducimos un palo de brocheta en cada vaso.

Entonces nos dedicamos a sacar una foto al día para el proyecto de Daniel. La verdad es que de un día para otro la transformación fue muy significativa, pero los siguientes días no parecía variar mucho.

El último día sacamos los palos de brocheta y nos deleitamos con el resultado. Era precioso.

Daniel se los quiso comer, pero le quité idea de la cabeza cuando le mostré una mosca muerta en uno de los vasos. Como los dejamos en una terraza, estoy segura de que muchos insectos se pusieron las botas con el experimento.

Además, ese subidón de azúcar no puede ser nada bueno para la salud de nadie. Aunque, pensándolo bien, esto no debe ser muy diferente a una caramelo o piruleta.

En fin, que el experimento es divertido, colorido y requiere de paciencia. Ideal para pequeños científicos.

Aprendemos sobre el proceso de cristalización: cuando una solución sobresaturada sufre la evaporación se vuelve más saturada y las moléculas de azúcar cristalizan sobre la superficie que encuentran, en este caso, el palillo de brocheta.


martes, 4 de octubre de 2022

Taller familiar sobre cultura energética: combatir las olas de calor con-ciencia

El viernes nos sumamos a la iniciativa "La noche europea de los investigadores" apuntándonos a un taller la mar de interesante que aunaba un problema actual con experimentos y que llevaba por título "Taller familiar sobre cultura energética: combatir las olas de calor con-ciencia".

Últimamente mis hijos están bastante reacios a pasárselo bien. No sé por qué. Que si "Estoy muy ocupado", que si "Prefiero quedarme en casa", que si "Mamá no me apuntes a nada sin consultármelo". ¡Cómo si las plazas no volaran! Luego siempre se puede cancelar la reserva y ceder la plaza a otra familia si no hay ganas, pero, claro, una vez puesto el caramelo en la boca les da cosa no ir por si se están perdiendo algo bueno y la culpa de su malestar es mía (¡Qué raro!). Así que acaban pasándoselo bien el 90% de las veces, pero haciéndomelo sufrir a mí. Y si se lo pasan mal, ¡es aún peor!

Menos mal que paso de ellos y no tengo miedo a equivocarme. Si me equivoco que se fastidien. Alguien tiene que velar por el tiempo en familia de calidad y esas cosas.

El caso es que, en esta ocasión en concreto, se lo pasaron genial. Les moló muchísimo todo lo que nos contaron y mostraron. Además, los científicos que nos estuvieron explicando cómo ahorrar en aire acondicionado en los próximos veranos eran muy simpáticos y tenían mucho salero a la hora de presentarnos los experimentos.

Resulta que formaban parte de un proyecto europeo llamado Cooltorise, que tiene como objetivo la sensibilización sobre la pobreza energética en verano para reducir las necesidades de refrigeración. Así que nos enseñaron a cómo lograr estar fresquitos pese al calor extremo, aunque los consejos sólo sirven en ambientes secos como los de Madrid. Si te vas a la costa no lo intentes porque, por lo visto, tiene el efecto contrario.

Todo lo que hicieron se basaba en el concepto de la "enfriamiento evaporativo". El primer paso fue calentar agua a más de 45 grados. No era necesario, pero eso hacía el experimento más alucinante por la diferencia tan grande entre el agua del envase y la que salía por el vaporizador. 

Tras dejarnos tocar el envase, que estaba bastante calentito, pidieron voluntarios para rociar el agua en su piel. ¡Miedo! No se presentó nadie voluntariamente, así que procedieron a rociar todos los brazos. Inexplicablemente el agua salía mas bien templada tirando a fría. ¿Qué había pasado? Pues que  tiende a evaporarse y si sale en plan gotitas finas ,y no chorro, invierte mucha energía en producir este cambio de estado con lo que pierde calor muy rápido y se enfría. Eso sólo pasa en ambientes secos porque el aire tiene capacidad para absorber humedad. El agua que nos echaban se enfriaba en el aire y se enfriaba aún más en la superficie de nuestra piel. 

Y ¿qué pasa si echamos agua caliente vaporizada en una toalla seca? Pues lo mismo. Muy lejos de calentarse, la toalla perdió muchísima temperatura. Todo esto lo medían con una cámara super chula que hacía fotos termográficas que mostraba la temperatura de todas las superficies que enfocaba. Los niños fliparon con esto. Y lo adultos también ejem ejem.

Por último hicieron un experimento con un ventilador para demostrar que el aparato en marcha por si sólo no enfriaba, sino que notábamos el frescor por el efecto de evaporación de nuestro sudor al contacto con el aire. Para un mayor efecto refrigerante había que añadir el agua vaporizada al trasto.

Las fieras se lo pasaron genial, aprendieron un montón y se fueron a casa con bolsas de tela, libretas, pai pais, una botella que mantiene el agua fría y una toalla "enfriante". No podían poner un pero al planazo que les había preparado su madre.

Aún así, sé que me la volverán a liar al próxima vez que les apunte a algo chulo. Los conozco como si les hubiera parido. ¡ Y además los tengo muy mal acostumbrado! Cualquier día me pongo en huelga y que se busquen la vida.

lunes, 14 de febrero de 2022

El día de la Mujer y la niña en la ciencia

El viernes se celebró el Día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia y cualquier excusa es buena para liarse a hacer experimentos caseros, así que busqué unos sencillitos en google. Los requisitos indispensables eran que no necesitara mucho tiempo de preparación y que tuviera los elementos necesarios en casa. No tenía tiempo de ir a comprar.

Entre los que encontré, la mayoría ya los habíamos hecho y otros eran extremadamente difíciles. Al final elegí dos muy curiosos.

El primero consistí en hacer que una flecha cambiara la dirección usando un vaso lleno de agua. la magia de la dirección de la luz y su refracción. 

De tantos elementos como debe atravesar, la luz refleja en nuestra retina una imagen totalmente distorsionada. Aunque al hacer el experimento pueda parecer cosa de magia.

El segundo experimento era una recreación del proceso de la lluvia. Las gotas de agua se juntan en la nube y cuando son muchas chocan entre ellas o con una superficie sólida y caen en forma de lluvia. Para simularlo cogemos un recipiente trasparente y largo, lo llenamos de agua (va a ser el cielo), le ponemos espuma de afeitar en la superficie (será la nube y debemos dejar que se asiente durante unos minutos antes del siguiente paso, echamos gotas de colorante azul sobre la espuma de afeitar y esperamos.

Esperamos muuucho, porque la verdad es que las gotas de colorante tardaron la vida en atravesar la espuma y caer a través del agua hasta el suelo de la jarra de cristal. Tanto tardaba que nos cansamos de observar y nos pusimos a hacer otra cosa: minibizcochos.

Nos despistamos bastante y cuando volvimos al experimento ya estaban cayendo las gotas y no sabíamos desde cuándo.

La verdad es que la simulación hace un efecto muy bonito.



martes, 16 de febrero de 2021

Experimentos y curiosidades para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

A mis hijos les encanta la ciencia porque tienen una curiosidad muy agudizada y no hay mejor actividad para despertar su interés y sorprenderlos que con experimentos y retos. Les encanta. Así que no hemos perdido la oportunidad de celebrar desde el jueves (día D) hasta el domingo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Durante todos estos días hemos comentado grandes aportaciones de mujeres a la ciencia y curiosidades interesantes. Como por ejemplo, hablamos de Hagnódica, una griega que se hizo pasar por hombre para poder estudiar medicina y convertirse en ginecóloga. Casi la ejecutan por ello cuando la descubrieron, pero afortunadamente para ella, sus pacientes hicieron piña para defenderla y seguir teniéndola de médico.

También de la inventora de las cookies, Ruth Graves, que las creó de casualidad porque se le había acabado el cacao y decidió meter trozos de chocolate en un momento de inspiración. Mirad lo lejos que ha llegado su idea.

O que la forma de calcular la distancia de una estrella según su luminosidad se descubrió gracias a la investigación de Henrietta Leavitt.

Asimismo, debatimos sobre cómo se ha ninguneado a la mujer en las crónicas históricas y por qué pasaba esto. Vimos que hace muy poco que se está trabajando por dar visibilidad a estas figuras y que se están lanzando campañas para fomentar el estudio de las ciencias entre las niñas para acabar con estereotipos arcaicos que lastran a las peques en ciertas áreas del conocimiento.

Es muy interesante escuchar lo que los peques tienen que decir y sus puntos de vista sobre estos temas.

En cuanto a los experimentos, intentamos tres muy sencillitos: uno nos salió regular, otro regular tirando a mal y el último muy bien. Fue el que más disfrutaron.

El primero fue el de la famosa tinta invisible de zumo de limón. Es muy fácil de hacer. Primero exprimimos el limón, luego usamos el zumo para pintar los mensajes secretos en folios y por último cogemos un mechero, una cerilla o una vela y con mucho cuidado aplicamos calor en la zona pintada. 

Con el calor el ácido cítrico del zumo se oxida y se vuelve marrón dejando al descubierto el mensaje secreto. Mis hijos nunca se cansan de ver este efecto. 

Lo malo es que pintaron folio enteros y yo me quemaba con el mechero. Y encima, no sé qué pasaba que a veces había que estar un buen rato para que apareciera el mensaje y ¡acabe quemando algunos folios! Para despiporre de la audiencia infantil que se partían con mis vicisitudes. Al final sólo conseguí resaltar pequeñas partes entre agujeros de quemado. Un poco desastre, pero se lo pasaron bien.

El siguiente experimento pintaba ser muy fácil, pero algo tuve que hacer mal porque conseguimos unos resultados muy endebles. La historia era que teníamos que poner un espejo inclinado dentro del agua en un envase transparente y apuntarle con una linterna. Entonces saldría un precioso arco iris. O así nos lo imaginábamos nosotros. 

Yo creo que no le pillamos el ángulo porque  lo que salía era una luz irisada preciosa, pero más blanca que la piel de un zombie. De repente, nos salieron unos colores muy muy suaves y volvieron a desaparecer. Por supuesto, lo niños decidieron que había sido un éxito total y para qué seguir perdiendo el tiempo, pero yo me empeñé y me empeñé, pero por mucho que movíamos el espejo sólo conseguimos que se repitiera de vez en cuando el efecto de ligero color. Lo bueno es que los niños se emocionaban cada vez que lo veía. Lo malo: que yo quería un arco iris de verdad grumpf.

El último experimento que hicimos, que fue el que yo pensaba que no saldría ni de broma fue el que mejor resultó. Les encantó.

Os cuento cómo hacerlo. Necesitamos hielo, un vaso de agua fría, sal y una cuerda o hilo de lana. Ponemos el hielo en el vaso, luego le ponemos encima la lana, rociamos generosamente con la sal y ¡tachan! el hilo se queda pegado al hielo y podemos pescarlo. ¡Ualaaaaaaa! Incluso podemos hacer el molinete un rato antes de que se despegue o intentar encestar en los vasos balanceando los hilos. O a eso se dedicaron los peques mientras yo explicaba el experimento con escasa atención por parte de la audiencia que gritaban regocijados cada vez que un hielo se estampada en algún lugar de la cocina o acertaba en el vaso salpicándolo todo. 

Cuando recogí todo, ya me escucharon con más tranquilidad. Resulta que cuando metes un hielo en agua fría se produce un equilibrio entre el agua que se congela y el hielo que se derrite. Pero cuando añadimos la sal rompemos este equilibrio y el punto de congelación se concentra en el lugar en el que ha comenzado a derretirse el hielo más deprisa. Es decir, donde echamos la sal, que es encima de la lana, con lo que ésta queda atrapada en el cubito. ¡Tachan! ¿A que es alucinante?

Yo es que soy la primera en asombrarme con estas cosas. 

Si queréis montar la fiesta de la ciencia (que para eso no hace falta ningún día Internacional, sólo ganas y curiosidad) también podéis coger ideas del post que hice para Ociofrik.

jueves, 3 de diciembre de 2020

El experimento de las mandarinas

Si tenéis pequeños científicos en casa este experimento les va a encantar. Lo vi en el Instagram de Lidia Nieto y me pareció perfecto. Es muy sencillo, con elementos fáciles de encontrar y se monta en un pispas. ¡Ah! Y lo mejor, los niños lo flipan.

Necesitamos:

- 2 mandarinas.

- 2 recipientes transparentes.

- Agua.

Y ya. Más fácil imposible.

Preparación:

Colocamos los recipientes llenos de agua uno al lado de otro.

Pelamos una mandarina y la colocamos junto a la otra, que estará sin pelar.

Más fácil todavía, ¿verdad?

Experimento:

Convocamos a los churumbeles alrededor de la mesa donde tenemos todo preparado y les explicamos que vamos a meter cada mandarina en un envase diferente. Y les hacemos LAS PREGUNTAS: ¿Cuál de ellas creéis que flotará? ¿Por qué?

Mis peques, que de tontos no tienen un pelo, cayeron enseguida que aquí había trampa, así que eligieron la mandarina sin pelar, pensando que lo lógico era la pelada por tener menos peso. Por supuesto fueron incapaces de darme una explicación. De hecho, yo tampoco caí en ella. Me lo tuvo que explicar Lidia vía Instagram.

¡Comienza el espectáculo! Cada peque coge una mandarina y la introduce en el recipiente más cercano a él y ¡Wualaaaaa! Efectivamente, la mandarina sin pelar flota y la pelada se ha ido directa al fondo. ¿Por quéeeeeeeeee?

Explicación:

Muy sencillo, mis queridos científicos (muy sencillo cuando te lo explican jajaja), la piel de la mandarina es muy porosa y guarda burbujitas de aire que impiden que se hunda hasta el fondo. En cambio, la pelada no tiene poros en los que guardar aire con lo que se ve arrastrada, irremediablemente, hasta el fondo por su peso (¿o era por su densidad? ¿O era algo de la gravedad? Yo que sé. Soy de letras).

Resultado:

Niños flipados y pidiendo más experimentos, muchos más. Pues nada habrá que seguir muy de cerca el Instagram de Lidia a ver si me ilumina de nuevo y tenemos otras sesión de ciencia divertida en casa este puente de diciembre :)

¡Muchas gracias Lidia!