Una de las razones por las que elegimos Arenales del Sol para nuestras vacaciones fue porque mi ver a la familia, así que cuando mi prima nos invitó a una barbacoa en su casa de campo nos encantó el plan. Encima también venía mi hermano y mi sobrina Natalia. Que ilusión nos hizo porque pensábamos que no les íbamos a ver este verano y al final estuvimos unos días juntos.
El caso es que nos plantamos en la casa de mi prima con muchas ganas de reunirnos todos y pasarlo muy bien. Lo primero que hicieron mis peques, después de saludar, fue tirarse de cabeza a la piscina. ¡Cómo les gusta el agua a éstos! Y me encantaría afirmar que a partir de ahí no hubo niños... pero no. Sí que se hicieron notar ¡y mucho!
Mira que tenían espacio estando ellos solos en el agua, pero aún así se molestaban. Que narices tienen.
Menos mal que en cuanto el comando fuego se puso manos a la obra se acabaron las peleas. Lo malo fue que captaron demasiado la atención infantil y hubo que espantarlos de allí para evitar accidentes.
Anda que no saben bien las costillas, chorizos, longanizas, pancetitas... etc... a la barbacoa. Encima, mi prima hizo patatas al horno con ali oli casero... mmmm. Casi salimos rodando de allí.
Como broche final, granizados de un sitio que los hacen de miedo y, lo mejor de todo, una tarta de queso con compota de manzana que hizo mi primo, que está estudiando para ser cocinero, y que estaba de muerte. Nunca había probado una así. Aún a riesgo de estallar me comí mi porción enterita porque estaba realmente deliciosa.
Al que no le gustó mucho fue a nuestro mayor, que estaba un poco alicaído porque él suele tener fama de comer muy bien y no le sabía bien decepcionar así a su primo. Así que decidió darle un explicación ante un plato aún lleno de tarta: "Jo, lo siento mucho. Es que a mí el queso no me gusta nada, pero nada nada. Si me hubieras hecho la tarta de repollo...", "¡¡¡¿¿¿De repollooooo???!!!", se sorprendió su primo, "Si me hubieras dicho de chocolate... ¡pero una tarta de repollo! Pues sí que me lo pones difícil". Vaya reto difícil. Ya me gustaría ver a mí a los de Masterchef intentándolo con una receta de este calibre. Desde luego, no seré yo quien complazca a mi primogénito. Aunque, que conste en acta, que buscando en google posteriormente he encontrado un montón de opciones que no tienen mala pinta.
Tras una buena cena y una mejor charla, nos despedimos de todos para volvernos al apartamento. Los peques se quedaron fritos casi al tocar sus asientos. ¡Pobrecitos! Que paliza llevaban. Pero le sale a cuenta porque se lo pasaron genial.
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viernes, 7 de septiembre de 2018
miércoles, 18 de abril de 2018
A100do, Experiencias invalorables en familia
¿Quieres vivir una experiencia única en familia? A nosotros nos encanta llenar de sorpresas nuestro a día a día. Y los peques agradecen un montón esos momentos únicos y atesorados en la memoria. A mi me encanta cuando estoy hablando con mi madre y comienzan los "¿Te acuerdas cuando fuimos a...?", "Lo bien que lo pasamos cuando...", "Nunca me voy a olvidar del día en que...". Espero que en el futuro mis hijos y yo tengamos también esas mismas conversaciones sobre su infancia y lo bien que lo estamos pasando en familia. Creo que por eso mismo me llamó tanto la atención del proyecto a100do (Además de porque me encanta el nombre de la empresa. ¡Qué currado!), porque construye de forma natural esos precioso recuerdos y facilita que se den.
Esta empresa oferta buenos momentos en formas de cajas de experiencias para todos los gustos y bolsillos: desde convertirse en modelos por un día hasta ingenieros pasando por todos los palos: deportistas, aventureros, artistas, cantantes, actores, granjeros... ¡Quién no ha soñado con estos planes cuando era pequeño! Confieso que yo quería ser granjera. Eso de dar de comer a los animalitos me parecía lo más. Y, lo cierto, es que lo conseguí gracias a una amiga de mi madre que me dejó alimentar a sus vacas. ¡Como tiraban de las palmas! Recuerdo que mi hermana y yo estábamos emocionadísimas mientras mi madre se reía con ganas al vernos dar traspiés e intentar no estamparnos contra la valla. ¡Hasta nos enseñço como se ordeñaban! Recuerdo como mi hermana se bebía era vaso sin pasteurizar, hervir ni nada mientras yo me moría del asco. Si es que somos la noche y el día jajaja. Son recuerdos maravillosos que me encantaría repetir con mis churumbeles, pero, claro, ¿dónde busco yo una amiga con vacas?
Y a lo mejor resulta que estos dos fieras no sueñan lo mismo que yo y prefieren ser actores de doblaje en una película de dibujos animados que conservarán para siempre, o montarse un aventura salvaje pasando de árbol en árbol en tirolinas o incluso que lo suyo es adiestrar perritos (los adoran). Pues en a100do te facilitan el tema para regalarle un momento invalorable en un día muy especial para ellos.
Seguro que si les hablo de que darse una vuelta en globo o construir un iglú está al alcance de sus manos flipan tanto como yo. ¡Cómo me hubiera gustado un plan tan loco e imaginativo de pequeña!
Encima, Alba, la persona que está detrás de este proyecto tan chulo, ha facilitado a los lectores de mi blog un descuento del 10% en todos los productos de la web con sólo meter el código MADRESESPERADA. Pues eso, a seguir disfrutando de los peques y llenando su vida de buenos momentos que les ayuden a crecer felices :D
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¡¡Montar en globo debe molar mucho!! |
Y a lo mejor resulta que estos dos fieras no sueñan lo mismo que yo y prefieren ser actores de doblaje en una película de dibujos animados que conservarán para siempre, o montarse un aventura salvaje pasando de árbol en árbol en tirolinas o incluso que lo suyo es adiestrar perritos (los adoran). Pues en a100do te facilitan el tema para regalarle un momento invalorable en un día muy especial para ellos.
Seguro que si les hablo de que darse una vuelta en globo o construir un iglú está al alcance de sus manos flipan tanto como yo. ¡Cómo me hubiera gustado un plan tan loco e imaginativo de pequeña!
Encima, Alba, la persona que está detrás de este proyecto tan chulo, ha facilitado a los lectores de mi blog un descuento del 10% en todos los productos de la web con sólo meter el código MADRESESPERADA. Pues eso, a seguir disfrutando de los peques y llenando su vida de buenos momentos que les ayuden a crecer felices :D
miércoles, 21 de marzo de 2018
Miércoles mudo: amor entre hermanos
Acabo de sumarme a estas iniciativa de La Mamarazzi. La foto es antigua, pero me encanta. Por mucho que digan que el otro es el peor hermano del mundo, se adoran.
lunes, 22 de enero de 2018
Cuidando del primito en el Parque Doramas
En las Palmas de Gran Canaria hay un parque muy chulo al que siempre acabamos yendo antes o después. Esta vez nos trajimos con nosotros al primito más pequeño. Con quince meses se ha ganado el corazón de Daniel que le cuida con una ternura a la que no nos tiene acostumbrados.
En cambio, Iván como mucho lo mira de reojillo y con suspicacia. Aún no le ve la gracia al godzilla en miniatura. Aunque eso no significa que no le quiera, sólo que no le entiende y pasa de él.
El caso es que cogimos al bichillo y nos fuimos con él al parque para darle un respiro a mi hermana. El pequeñajo se portó genial todo el tiempo. En cuanto llegamos a la zona de juegos se lanzó en plan kamikaze a la zona de mayores junto a sus primos. Mi mayor se volcó en que el bebé estuviera seguro.
Le daba la mano, se tiraba con él por el tobogán, le impedía la entrada a los lugares que pensaba que eran peligrosos para él. Y yo supervisando detrás, por supuesto.
Sólo accedió a ir a la zona de peques cuando sus primos le acompañaron. Lo pasaron genial, lo grandes haciendo el bruto con supervisión materna para que no hubieran accidentes y el más chiquitín a sus juegos y persiguiéndolos muerto de la risa.
Los niños se llevaron los coches teledirigidos que les habían pedido para Papa Noel en la casa de su tío Fernando y tras un buen rato de trepar y correr me los pidieron. Los hicieron correr tan a gusto provocando al pequeñín.
El bebé corría tras ellos intentando atraparlo. Daniel frenaba de vez en cuando para que pudiera coger el suyo antes de que le entrara un ataque de rabia, pero su hermano iba a su aire tan feliz. Por eso el primito siempre le daba el coche que atrapara a mi mayor, aunque cogiera el de Iván por casualidades de la vida.
Mi niño pequeño se pasó un buen rato explicándole a su primo que el rojo era de Daniel y el amarillo suyo, pero el chiquillo ni flowers y en cuanto atrapaba uno, del color que fuera, corría a entregárselo al primogénito.
Tuve que explicarle yo a Iván que con quince meses aún no se saben los colores.
También hubo tiempo para ver las gigantescas carpas que pueblan el lago. "Están así de gordas desde que se cayó un niño al agua y se lo comieron", me susurró el mayor al oído dando mucho dramatismo a su confidencia. "¡Daniel! ¡Déjate de tonterías! Eso no ha pasado nunca" "Que síiiiii, que síiiii. Que es verdaaaad". "¿Quién te ha contado eso?". "No me acuerdo". Jo, este niño. Siempre tan truculento.
LLegamos a casa con los tres niños magníficamente cansaditos. Listos para el baño, la cena y la camita.
En cambio, Iván como mucho lo mira de reojillo y con suspicacia. Aún no le ve la gracia al godzilla en miniatura. Aunque eso no significa que no le quiera, sólo que no le entiende y pasa de él.
El caso es que cogimos al bichillo y nos fuimos con él al parque para darle un respiro a mi hermana. El pequeñajo se portó genial todo el tiempo. En cuanto llegamos a la zona de juegos se lanzó en plan kamikaze a la zona de mayores junto a sus primos. Mi mayor se volcó en que el bebé estuviera seguro.
Le daba la mano, se tiraba con él por el tobogán, le impedía la entrada a los lugares que pensaba que eran peligrosos para él. Y yo supervisando detrás, por supuesto.
Sólo accedió a ir a la zona de peques cuando sus primos le acompañaron. Lo pasaron genial, lo grandes haciendo el bruto con supervisión materna para que no hubieran accidentes y el más chiquitín a sus juegos y persiguiéndolos muerto de la risa.
Los niños se llevaron los coches teledirigidos que les habían pedido para Papa Noel en la casa de su tío Fernando y tras un buen rato de trepar y correr me los pidieron. Los hicieron correr tan a gusto provocando al pequeñín.
El bebé corría tras ellos intentando atraparlo. Daniel frenaba de vez en cuando para que pudiera coger el suyo antes de que le entrara un ataque de rabia, pero su hermano iba a su aire tan feliz. Por eso el primito siempre le daba el coche que atrapara a mi mayor, aunque cogiera el de Iván por casualidades de la vida.
Mi niño pequeño se pasó un buen rato explicándole a su primo que el rojo era de Daniel y el amarillo suyo, pero el chiquillo ni flowers y en cuanto atrapaba uno, del color que fuera, corría a entregárselo al primogénito.
Tuve que explicarle yo a Iván que con quince meses aún no se saben los colores.
También hubo tiempo para ver las gigantescas carpas que pueblan el lago. "Están así de gordas desde que se cayó un niño al agua y se lo comieron", me susurró el mayor al oído dando mucho dramatismo a su confidencia. "¡Daniel! ¡Déjate de tonterías! Eso no ha pasado nunca" "Que síiiiii, que síiiii. Que es verdaaaad". "¿Quién te ha contado eso?". "No me acuerdo". Jo, este niño. Siempre tan truculento.
LLegamos a casa con los tres niños magníficamente cansaditos. Listos para el baño, la cena y la camita.
miércoles, 10 de enero de 2018
Año Nuevo al sol de Gran Canaria
A las Palmas llegué con un resfriado bastante molesto, así que el primer día me lo pasé vegetando. Hasta ahí la licencia de mi marido porque en su cabeza estaba la dudosa idea de que teníamos que pasar todo el tiempo posible en la calle aprovechando el buen tiempo que en Madrid no tendríamos durante el resto del invierno. ¡Cómo si en la capital nos quedásemos en casa! Ya me gustaría a mí más mantita y sofá, pero tampoco quiero perderme tanto plan chulo. Si es que no se puede estar en el plato y en las tajadas.
El caso es que agotada, con dolor de garganta y tos mi marido me vio perfecta para recorrernos toda la ciudad con alegría. Eso sí, pocas siestas perdoné para su profunda decepción. No me libré de recorrerme mil y una vez el parque San Telmo, con su gran barco pirata para deleite de los más pequeños; la calle comercial de Triana, con su exagerado ambiente navideño; la Avenida marítima para ver los barcos, que hasta un manta vislumbramos para nuestro asombro (se había perdido seguro); el parque Doramas, que nos encanta; la playa de Las Canteras, todo un clásico de nuestras navidades en la playa...
También visitamos el Belén que ponen todos los años en el Parque de San Telmo. Es una preciosidad. Les di una moneda a cada churumbel para que la tiraran en el escenario que más les gustara, pero, en cuanto vi sus malvadas intenciones, les dejé claro que si le daban a un edificio se quedaban sin tele. Y si le daban a una figura, sin tablet. Al final, no hubo que lamentar daños.
Hasta vimos llegar a los de la Carrera de San Silvestre, algunos dando un divertido espectáculo con cada zancada. Entre los personajes más famosos e ilustres de la carrera reconocimos al mismísimo Pac Man, escoltado por unos simpáticos fantasmitas, Powers Rangers, pitufos, vikingos, bailarinas, Super Mario y Luigi con sus setas, Goku, árboles de Navidad, angelitos, los reyes Magos (no se pierden una)...
A mis peques lo que más les llamó la atención fueron los perritos que participaban mostrando orgullosos (o más bien con feliz inconsciencia) el rosado dorsal. La meta era bastante impresionante porque los que llegaban atravesaban un enorme escenario en el que una banda tocaba los éxitos más conocidos de Queen. Mi maridín me miró a los ojos emocionados y aseguró que el próximo año nos apuntábamos en familia. A lo que yo le dejé muy clarito que conmigo no contara, que yo soy más de sillon ball. Encima seguía tocada y tosiendo como una loca. Como para ponerme a correr maratones.
Esa noche lo pasamos genial dando la bienvenida al año nuevo con confetis, serpentinas y bengalas. Que poco se necesita para hacer felices a los niños. Pasamos la tarde jugando al Dobble y echándonos mucha risas.
Tras las uvas, salimos un rato a la Plaza de la Feria a tirar bombetas. Son unos petarditos inofensivos y que no suenan demasiado fuerte que tienen muchísimo éxito entre la población infantil. Lo pasamos genial haciéndolas estallar contra el suelo. No duraron mucho.
Tras eso sólo quedamos en el salón mi marido y mis hijos. Mi familia es muy tempranera. Raúl propuso una sesión doble de Blade Runner y Blade Runner 2049, pero a mí casi me da un soponcio. ¡Pero hombre de dioooos! Cómo se te ocurre poner esas pelis a tiernos infantes como los nuestros. Se puso tan cabezón que pusimos la de 1982 bajo amenaza de quitarla al menor indicio preocupante, pero los peques se quedaron fritos a los cinco minutos. Menos mal, porque de infantil no tienen nada.
Aún pretendía el tío ponerme la de 2049, pero le convencí de verla otro día que estuviera yo menos zombi para enterarme de algo. La primera es un peliculón, pero la segunda me pareció malísima. Muy bonitas las imágenes pero nada de chicha. Un guión muy tipicorro y unas actuaciones reguleras. Por cierto, la segunda tampoco la vieron los niños por prohibición expresa materna.
A ellos les pusimos Rogue one y el capítulo I y II gracias a su tío Fernando.
¡Feliz 2018!
El caso es que agotada, con dolor de garganta y tos mi marido me vio perfecta para recorrernos toda la ciudad con alegría. Eso sí, pocas siestas perdoné para su profunda decepción. No me libré de recorrerme mil y una vez el parque San Telmo, con su gran barco pirata para deleite de los más pequeños; la calle comercial de Triana, con su exagerado ambiente navideño; la Avenida marítima para ver los barcos, que hasta un manta vislumbramos para nuestro asombro (se había perdido seguro); el parque Doramas, que nos encanta; la playa de Las Canteras, todo un clásico de nuestras navidades en la playa...
También visitamos el Belén que ponen todos los años en el Parque de San Telmo. Es una preciosidad. Les di una moneda a cada churumbel para que la tiraran en el escenario que más les gustara, pero, en cuanto vi sus malvadas intenciones, les dejé claro que si le daban a un edificio se quedaban sin tele. Y si le daban a una figura, sin tablet. Al final, no hubo que lamentar daños.
Hasta vimos llegar a los de la Carrera de San Silvestre, algunos dando un divertido espectáculo con cada zancada. Entre los personajes más famosos e ilustres de la carrera reconocimos al mismísimo Pac Man, escoltado por unos simpáticos fantasmitas, Powers Rangers, pitufos, vikingos, bailarinas, Super Mario y Luigi con sus setas, Goku, árboles de Navidad, angelitos, los reyes Magos (no se pierden una)...
A mis peques lo que más les llamó la atención fueron los perritos que participaban mostrando orgullosos (o más bien con feliz inconsciencia) el rosado dorsal. La meta era bastante impresionante porque los que llegaban atravesaban un enorme escenario en el que una banda tocaba los éxitos más conocidos de Queen. Mi maridín me miró a los ojos emocionados y aseguró que el próximo año nos apuntábamos en familia. A lo que yo le dejé muy clarito que conmigo no contara, que yo soy más de sillon ball. Encima seguía tocada y tosiendo como una loca. Como para ponerme a correr maratones.
Esa noche lo pasamos genial dando la bienvenida al año nuevo con confetis, serpentinas y bengalas. Que poco se necesita para hacer felices a los niños. Pasamos la tarde jugando al Dobble y echándonos mucha risas.
Tras las uvas, salimos un rato a la Plaza de la Feria a tirar bombetas. Son unos petarditos inofensivos y que no suenan demasiado fuerte que tienen muchísimo éxito entre la población infantil. Lo pasamos genial haciéndolas estallar contra el suelo. No duraron mucho.
Tras eso sólo quedamos en el salón mi marido y mis hijos. Mi familia es muy tempranera. Raúl propuso una sesión doble de Blade Runner y Blade Runner 2049, pero a mí casi me da un soponcio. ¡Pero hombre de dioooos! Cómo se te ocurre poner esas pelis a tiernos infantes como los nuestros. Se puso tan cabezón que pusimos la de 1982 bajo amenaza de quitarla al menor indicio preocupante, pero los peques se quedaron fritos a los cinco minutos. Menos mal, porque de infantil no tienen nada.
Aún pretendía el tío ponerme la de 2049, pero le convencí de verla otro día que estuviera yo menos zombi para enterarme de algo. La primera es un peliculón, pero la segunda me pareció malísima. Muy bonitas las imágenes pero nada de chicha. Un guión muy tipicorro y unas actuaciones reguleras. Por cierto, la segunda tampoco la vieron los niños por prohibición expresa materna.
A ellos les pusimos Rogue one y el capítulo I y II gracias a su tío Fernando.
¡Feliz 2018!
miércoles, 15 de febrero de 2017
Mindfulness en Yogarati
Seguimos con el mindfulness para intentar relajar a mis fieras. Les he apuntado a un taller en Yogarati que está siendo todo un descubrimiento. Los dirige Inés Merino, pediatra y experta en Educación Emocional y en Mindfulness para niños. Una auténtica crack hasta con los peques más nerviosos.
En la primera sesión ya pudimos comprobar que el taller es completísimo. Realizamos juegos para aprender a controlar nuestra respiración, nuestro cuerpo, los sentidos... La profesora nos hizo un cuentacuento muy adaptado a niños pequeños para que sean conscientes de que nos cuesta mucho concentrarnos en lo que está pasando en este mismo momento y que necesitamos anclas que nos devuelvan al presente para ser conscientes de nosotros mismos. El protagonista tenía problemas para alcanzar su objetivo de vivir el presente y nosotros teníamos que ayudarle con juegos que, en realidad, eran ejercicios de concentración y relajación.
En uno de ellos, teníamos que concentrarnos en nuestra respiración y si nuestra mente volaba a otro lado teníamos que meter una ficha de mono en un barco casero. Daniel metió dos monos y cuando le preguntó la profesora que le había distraído el contestó que las notas que iba a sacar en los exámenes: "esta ficha es por el de mates y lengua y esta otra por el de inglés". Las fichas eran de monos, porque cuando tenemos la mente dispersa lo llama mente de mono para que el niño sepa identificarla fácilmente.
Mentiría si dijera que estuvieron atentos y concentrados todo el rato. Cuando les decían que caminara en silencio iban pegando saltos, por ejemplo, pero la profesora paró la clase para decirnos a los padres que dejáramos a los niños a su aire, que si había que llamar la atención a alguno que ya lo haría ella, pero que no les podíamos exigir plena atención con las edades que tenían y que era mejor que se sumaran a los juegos por voluntad propia. Además, aseguró que le interesaba más que lo padres prestáramos plena atención porque luego tendríamos que repetir esas técnicas en casa.
¡Y lo dijo en serio! Nos dio material para motivar al niño a hacer los ejercicios de mindfulness y nos mandó tres audios para ponérselos durante diez minutos o menos, según la edad del niño, todas las noches antes de irse a dormir. Eso sí, nos ha rogado que no les obliguemos bajo ningún concepto. La idea es que yo lo haga y ellos me sigan por voluntad propia (y por poner las pegatinas y los dibujos que les ha dado).
Durante la primera clase también disfrutamos de chocolate (una golosina marciana) al estilo Mindfulness. Explorando lentamente con todos los sentidos el trocito. Con el tacto, con el oído, con el gusto... disfrutándolo en cada momento. Excepto de la vista porque teníamos que cerrar los ojos para hacer más intensa la experiencia. Aunque creo que lo que más les gustó a los peques fue la actividad del masaje. Me la piden mucho en casa y se relajan tanto que se acaban olvidando del tiempo presente una vez más.
La segunda clase también estuvo llena de actividades maravillosas: un mantra muy relajante, la respiración siguiendo el contorno de los dedos del compañero, un juego con agua y purpurina para explicar cómo afectan las emociones a nuestra mente... Y lo mejor de todo, nos presentó el cerebro triuno a través del protagonista del cuento de la primera sesión. Unos personajes bastante malhumorados representaban el malestar por la carencia de alguna necesidad básica (hambre, frío, cansancio...) y la ira. Menos mal que tenemos un personaje muy simpático que, cuando logramos despertarle, nos hace razonar y llegar a acuerdos, pactos, soluciones... A través de estos personajes, más el que representan los sentimientos, estoy logrando que los peques me cuenten muchas cosas y comprendan un poco más el funcionamiento de su mente. Aunque con Iván está costando bastante. Según él siempre es razonable y no se acuerda de que se haya enfadado en todo el día. Poco a poco...
Casi todas las noches, antes de dormir, siguiendo la recomendación de la profesora, nos preparamos para los ejercicios de mindfulness. A veces eligen ellos uno, otras yo. Hacemos uno, como máximo dos, y la burbuja de la Paz que aprendimos en el Taller de Burbujas de Paz de la Casa del Lector. Luego viene una fabulosa clase de Yoga inventada por mis peques que se turnan para hacer de profesores. Hacemos la postura de la X, de la ola, del ninja... Se parten de la risa y creo que se pierde lo que habíamos logrado con el mindfulness, pero se lo pasan pipa. Al final pegamos las pegatinas de las hojas del taller y las de sus clases de Yoga inventadas y ¡a la cama!
Las tardes se hacen cortísimas entre parque (si hace buen día), deberes, baños, cenas, cuento, mindfulness y yoga.
En la primera sesión ya pudimos comprobar que el taller es completísimo. Realizamos juegos para aprender a controlar nuestra respiración, nuestro cuerpo, los sentidos... La profesora nos hizo un cuentacuento muy adaptado a niños pequeños para que sean conscientes de que nos cuesta mucho concentrarnos en lo que está pasando en este mismo momento y que necesitamos anclas que nos devuelvan al presente para ser conscientes de nosotros mismos. El protagonista tenía problemas para alcanzar su objetivo de vivir el presente y nosotros teníamos que ayudarle con juegos que, en realidad, eran ejercicios de concentración y relajación.
En uno de ellos, teníamos que concentrarnos en nuestra respiración y si nuestra mente volaba a otro lado teníamos que meter una ficha de mono en un barco casero. Daniel metió dos monos y cuando le preguntó la profesora que le había distraído el contestó que las notas que iba a sacar en los exámenes: "esta ficha es por el de mates y lengua y esta otra por el de inglés". Las fichas eran de monos, porque cuando tenemos la mente dispersa lo llama mente de mono para que el niño sepa identificarla fácilmente.
Mentiría si dijera que estuvieron atentos y concentrados todo el rato. Cuando les decían que caminara en silencio iban pegando saltos, por ejemplo, pero la profesora paró la clase para decirnos a los padres que dejáramos a los niños a su aire, que si había que llamar la atención a alguno que ya lo haría ella, pero que no les podíamos exigir plena atención con las edades que tenían y que era mejor que se sumaran a los juegos por voluntad propia. Además, aseguró que le interesaba más que lo padres prestáramos plena atención porque luego tendríamos que repetir esas técnicas en casa.
¡Y lo dijo en serio! Nos dio material para motivar al niño a hacer los ejercicios de mindfulness y nos mandó tres audios para ponérselos durante diez minutos o menos, según la edad del niño, todas las noches antes de irse a dormir. Eso sí, nos ha rogado que no les obliguemos bajo ningún concepto. La idea es que yo lo haga y ellos me sigan por voluntad propia (y por poner las pegatinas y los dibujos que les ha dado).
Durante la primera clase también disfrutamos de chocolate (una golosina marciana) al estilo Mindfulness. Explorando lentamente con todos los sentidos el trocito. Con el tacto, con el oído, con el gusto... disfrutándolo en cada momento. Excepto de la vista porque teníamos que cerrar los ojos para hacer más intensa la experiencia. Aunque creo que lo que más les gustó a los peques fue la actividad del masaje. Me la piden mucho en casa y se relajan tanto que se acaban olvidando del tiempo presente una vez más.
La segunda clase también estuvo llena de actividades maravillosas: un mantra muy relajante, la respiración siguiendo el contorno de los dedos del compañero, un juego con agua y purpurina para explicar cómo afectan las emociones a nuestra mente... Y lo mejor de todo, nos presentó el cerebro triuno a través del protagonista del cuento de la primera sesión. Unos personajes bastante malhumorados representaban el malestar por la carencia de alguna necesidad básica (hambre, frío, cansancio...) y la ira. Menos mal que tenemos un personaje muy simpático que, cuando logramos despertarle, nos hace razonar y llegar a acuerdos, pactos, soluciones... A través de estos personajes, más el que representan los sentimientos, estoy logrando que los peques me cuenten muchas cosas y comprendan un poco más el funcionamiento de su mente. Aunque con Iván está costando bastante. Según él siempre es razonable y no se acuerda de que se haya enfadado en todo el día. Poco a poco...
Al final nos propuso hacer la actividad de Detectives de nuestra mente y nuestros pensamientos con un audio y unos recortes en forma de nubes, cuerpos y notas musicales tanto blancas como negras. También les dio a los peques la linterna de la atención que los tiene emocionados y con las que se han inventado mil juegos.
Casi todas las noches, antes de dormir, siguiendo la recomendación de la profesora, nos preparamos para los ejercicios de mindfulness. A veces eligen ellos uno, otras yo. Hacemos uno, como máximo dos, y la burbuja de la Paz que aprendimos en el Taller de Burbujas de Paz de la Casa del Lector. Luego viene una fabulosa clase de Yoga inventada por mis peques que se turnan para hacer de profesores. Hacemos la postura de la X, de la ola, del ninja... Se parten de la risa y creo que se pierde lo que habíamos logrado con el mindfulness, pero se lo pasan pipa. Al final pegamos las pegatinas de las hojas del taller y las de sus clases de Yoga inventadas y ¡a la cama!
Las tardes se hacen cortísimas entre parque (si hace buen día), deberes, baños, cenas, cuento, mindfulness y yoga.
domingo, 28 de agosto de 2016
Amor de primos
Siempre que vamos a Gran Canaria mis niños se emocionan porque van a ver a Natalia, su prima canariona. Y el sentimiento es mutuo porque hay que ver lo mucho que se divierten juntos. Su primita mayor les cuida y les atiende siempre con una gran sonrisa. Le cuenta cuentos, juega con ellos y les sigue mucho la corriente. Y, claro, a mis fieras les encanta estar con ella.
Este verano hemos quedado muchísimo con ella y su padre para gran alegría de los niños. Da gusto verlos juntos y a sus cosas. A pesar de vivir tan lejos y de la diferencia de edad están muy unidos.
"Que pena que Natalia no viva en madrid, ¿verdad mami?", me soltó el mayor un día justo después de llevarse un pequeño susto por parte de la abuela Matilde. Mi madre había asegurado muy seria que ese verano la hija de mi hermano no vendría a su casa. Se refería a que no vendría a quedarse porque sus padres estuvieran trabajando como otros años, pero el peque se quedó blanco pensando que no la vería. Enseguida le saqué de su error y alivié su pena.
Afortunadamente nos vimos mucho y fuimos juntos a parques, a la playa, de paseo, a cenar... Lo pasaron genial juntos.
Este verano hemos quedado muchísimo con ella y su padre para gran alegría de los niños. Da gusto verlos juntos y a sus cosas. A pesar de vivir tan lejos y de la diferencia de edad están muy unidos.
"Que pena que Natalia no viva en madrid, ¿verdad mami?", me soltó el mayor un día justo después de llevarse un pequeño susto por parte de la abuela Matilde. Mi madre había asegurado muy seria que ese verano la hija de mi hermano no vendría a su casa. Se refería a que no vendría a quedarse porque sus padres estuvieran trabajando como otros años, pero el peque se quedó blanco pensando que no la vería. Enseguida le saqué de su error y alivié su pena.
Afortunadamente nos vimos mucho y fuimos juntos a parques, a la playa, de paseo, a cenar... Lo pasaron genial juntos.
martes, 23 de agosto de 2016
Una terraza para disfrutar
Mi madre tiene una terraza de esas que nos gustaría tener a todos: grande y con mil posibilidades. Pero ella no la usa... Ainss. Así que cuando vamos hay que aprovecharla para que no esté solita y abandonada la pobre. Entre todos montamos el chiringuito y la dejamos ideal para momentos de relax. Una gran mesa, las sillas, la casita de los niños, la cocinita y... la joya de la corona: una piscinita ideal para refrescarse.
Allí nos subimos las cervezas, las papitas, las aceitunitas, los refrescos y tan ricamente. Se está de lujo. La pena es que venimos tan pocos días y queremos hacer tantas cosas que no la usamos todo lo que nos gustaría. No se puede tener todo. Al menos tenemos nuestros oasis para descansar a gusto después de nuestras excursiones.
Allí nos subimos las cervezas, las papitas, las aceitunitas, los refrescos y tan ricamente. Se está de lujo. La pena es que venimos tan pocos días y queremos hacer tantas cosas que no la usamos todo lo que nos gustaría. No se puede tener todo. Al menos tenemos nuestros oasis para descansar a gusto después de nuestras excursiones.
domingo, 21 de agosto de 2016
Vacaciones de lujo en Las Palmas de G.C.
De nuevo nos dimos el salto y nos fuimos a la isla Gran Canaria. Los niños estaban deseando volver para achuchar a los perrillos y rebozarse en la playa, principalmente. Y disfrutar de su familia canariona también, por supuesto.
Nada más llegar se llevaron dos sorpresas maravillosas: ¡Van a tener un primito! Y muy pronto. La barrigota de su tía Silvia les hizo mucha ilusión. Tanta como el juego de Warhammer que les regalaron sus tíos Fernando y Marian y su prima Natalia. Son unos materialistas jajaja
Les encanta preparar las batallas épicas con su padre. Su tío se lo curró mucho y les dio los guerreros ya montados y pintados. ¡Impresionantes!
Pasamos un rato muy divertido durante la comida familiar. Nos echábamos mucho de menos desde las Navidades.
Cuando cada mochuelo se fue a su olivo nos echamos una siesta reparadora y nos lanzamos a la calle a ver como estaba el panorama Pokemon. La siesta era imprescindible porque nos había levantado a las cuatro de la madrugada para coger nuestro vuelo de las siete de la mañana.
Hay que confesar que la ciudad de Las Palmas es el paraíso del cazador de Pokemons. Una pokeparada casi en cada esquina, millones de bichos campando a sus anchar y derroche de cebos. Los gimnasios también abundan y cambian de manos cada minuto. Suficiente para recoger tu dinerito en la tienda cada 24 horas. Casi casi que viene todo a ti.
Mientras los papis cazaban los niños buscaban cangrejos en el paseo marítimo, hacían deporte y jugaban en el parque infantil. Se ve que ya se han cansado un poco del juego. Sólo lo cogen de vez en cuando y ya no nos piden ir de caza. Aunque acogen con alegría cada nacimiento de huevos, captura de especímenes nuevos y subidas de nivel.
Que bien se vive en vacaciones, que pena que pasen tan rápido.
Les encanta preparar las batallas épicas con su padre. Su tío se lo curró mucho y les dio los guerreros ya montados y pintados. ¡Impresionantes!
Pasamos un rato muy divertido durante la comida familiar. Nos echábamos mucho de menos desde las Navidades.
Cuando cada mochuelo se fue a su olivo nos echamos una siesta reparadora y nos lanzamos a la calle a ver como estaba el panorama Pokemon. La siesta era imprescindible porque nos había levantado a las cuatro de la madrugada para coger nuestro vuelo de las siete de la mañana.
Hay que confesar que la ciudad de Las Palmas es el paraíso del cazador de Pokemons. Una pokeparada casi en cada esquina, millones de bichos campando a sus anchar y derroche de cebos. Los gimnasios también abundan y cambian de manos cada minuto. Suficiente para recoger tu dinerito en la tienda cada 24 horas. Casi casi que viene todo a ti.
Mientras los papis cazaban los niños buscaban cangrejos en el paseo marítimo, hacían deporte y jugaban en el parque infantil. Se ve que ya se han cansado un poco del juego. Sólo lo cogen de vez en cuando y ya no nos piden ir de caza. Aunque acogen con alegría cada nacimiento de huevos, captura de especímenes nuevos y subidas de nivel.
Que bien se vive en vacaciones, que pena que pasen tan rápido.
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