16 diciembre, 2023

Roscos de vino, primera versión con una receta sencilla. A punto de hacer las maletas

¡Mis primeros roscos de vino, chispas!

 

No sé por qué nunca me había animado a hacerlos. Este año tenía ganas de hornear algún dulce típico español navideño que no hubiera hecho antes, y me di cuenta de que hacía años que no probaba un rosco de vino, pues no recuerdo haberlos comprado a propósito jamás. Como solemos recibir en casa de mis padres un surtido de la maravillosa La Despensa de Palacio, casi no compramos nada más aparte de turrón de Alicante, mazapán de Moratalla, panettone, pan de higo y algunos bombones. Lo demás sale todo de mis manos 😁.

Pero los roscos de vino que lleva la mencionada caja son de otro tipo a los que yo recuerdo de pequeña; en la casa sevillana los preparan con vino de pasas y van bañados en chocolate blanco. Para mí un rosco de vino tiene esa masa casi hojaldrada y crujiente, con su anís y toque de sésamo, bien rebozados en azúcar glasé para ponerte perdida al devorar uno. Y se hacen con mistela.



Así que me acordé hace unas semanas de que tenía una botella fabulosa de Mistela Moscatel Turís esperando desde el verano pasado a que le diera uso. A mis suegros les regalan mucho alcohol de tipos diversos y los pobres apenas beben nada, así que cuando pueden me endilgan botellas de cualquier cosa 😅. Yo solo bebo cerveza y ocasionalmente vino moderadamente los fines de semana, el elfo nada de nada más allá de mixtas, así que básicamente uso lo que me dan para la cocina. Y la mistela pide Navidad.

Indagando un poco por las redes he visto infinitas versiones de los roscos de vino. Me encanta. Es el típico dulce tradicional de pocos y humildes ingredientes (no tan humildes hace décadas) sin un origen específico pero del que cada pueblo, y casi cada casa, tiene su versión. Ni mejor ni peor, muy similares, pero distintas. Y dan ganas de probarlas todas.

 

Con manteca, con aceite, con mezcla de aceite y manteca, con harina de trigo duro, con harina normal, con mezcla de almendra o con avellana, con más azúcar en la masa o casi nada, con naranja o limón, con canela... Al final fui picoteando de diferentes versiones dando forma a mi propia receta, y he decidido probar a hacerlos solo con manteca primero, para, si tengo tiempo, intentar otra variante vegetariana de aceite. 

Eso tendrá que ser ya en Murcia, pues el lunes, si los astros no se rebelan, saldré rumbo a mi tierra, por fin, pues me come la morriña ya a estas alturas. Veremos cómo se presentan estas fiestas, espero que tranquilas. Este finde tengo tres masas de galletas aún por hornear en Madrid, con la celebración del cumple del elfo esta noche y varias tareas pendientes. ¿Estrés? Un poquico. Pero sarna con gusto no pica. Creo.



Receta de roscos de vino con manteca
Inspiración: las ganas de probar nuevas recetas de Navidad de toda la vida
Ingredientes para unos 20 roscos

- 300 g de harina de fuerza
- 150 g de harina de todo uso
- 150 g de manteca de cerdo ibérico a temperatura ambiente
- 80 g de azúcar glasé para la masa
- ralladura de 1 limón pequeño lavado
- 180 ml de vino dulce mistela o similar
- 1/2 cucharada de ajonjolí (sésamo tostado)
- 1/2 cucharada de matalahúva (anís en grano)
- azúcar glasé extra abundante para rebozar

Precalentar el horno a 150ºC, mezclar las harinas y extender en una bandeja amplia. Tostar en el horno hasta que empiece a coger color sin quemarse, removiendo de vez en cuando y vigilando muy bien. Dejar enfriar por completo y subir la temperatura del horno a 160ºC con aire.

Batir con batidora de varillas o varillas manuales la manteca para que se ponga cremosa, ligeramente. Añadir el azúcar glasé de la masa, tamizándolo previamente si estuviera lleno de grumos, y la ralladura fina del limón, sin parte blanca. Batir un poco hasta cremar homogéneamente.

Añadir el vino, batir un poco más y echar los dos tipos de semillas y la mezcla de harina tostada en dos o tres tandas, mezclando bien. Terminar de incorporar amasando a mano sobre una mesa limpia o encimera hasta formar una masa compacta no pegajosa. Tapar con film y dejar reposar 30 minutos.

Extender la masa con rodillo, con un grosor de 1 cm aproximadamente, y sacar los roscos con un molde de galletas de anillo o con un aro y otro más pequeño, añadiendo un poco de harina si estuviera muy pegajoso. Repartir los roscos en una o dos bandejas de horno con papel sulfurizado sin necesidad de separarlos mucho.

Hornear durante unos 20 minutos, hasta que se doren ligeramente y estén firmes al tacto. Mientras se hornean, preparar un recipiente mediano con abundante azúcar glasé y una rejilla al lado. Con los roscos recién horneados y calientes, ir cogiendo cada uno y rebozar bien en el azúcar, presionando ligeramente para crear una primera capa. Dejar enfriar sobre la rejilla.

Cuando estén totalmente fríos se pueden espolvorear con más azúcar glasé tamizado, dándoles así otro acabado con el azúcar seco. Y para que manchen bien de ese dulce polvillo blanco a todo el que ose coger uno, como manda la tradición.



03 diciembre, 2023

Bundt cake de plátano, receta para desayunos de domingo que todavía saben a otoño

 

¡Milagro, vuelvo a publicar! Y no es una receta estrictamente navideña, a pesar de que, dioses, ya estamos a día 3 de diciembre, en pleno Adviento. Ains.

Es ya repetirse mucho, y cada año la sensación se acelera, pero este 2023 realmente se me ha pasado volando. Tengo la sensación de que fue este verano cuando fuimos de vacaciones a Asturias, cosa que hicimos en 2022, mezclándose los recuerdos con el viaje que sí emprendimos, a Cantabria. Dos tierras maravillosas, por cierto. Qué bien se come en el norte.

Quiero creer que si el año se me ha hecho tan ligero es porque me encuentro mucho mejor anímicamente y mentalmente que cuando terminó el verano de 2022, cuando creo que ya comenté que tenía la salud mental pocha y empecé a recurrir a ayuda profesional. Es un proceso de recuperación lento en el que aún me queda mucho por trabajar, pero me encuentro, con gran diferencia, mucho mejor. Y lo noto tanto en mi estado de ánimo como físicamente.

 


La ansiedad, la tristeza que me comía por dentro y la sensación vital de vacío no solo me tenía desanimada y gris, sin ánimos para casi nada, también se manifestaba con síntomas físicos como digestiones terribles, palpitaciones, heridas bucales, síndrome de la boca ardiente -una cosa muy rara y desagradable-, globo faríngeo... en fin no quiero aburriros, pero es, por decirlo de algún modo, fascinante cómo el cuerpo reacciona en tu contra cuando la mente no está bien. Como un grito de ayuda, un "amiga, date cuenta".

Y todo eso hace que te alimentes peor y asimiles mal los nutrientes, con lo que el cuerpo encima está más débil, la cabeza sufre más y es un círculo vicioso que llega a ser insostenible sin que te des cuenta. La recuperación, como digo, es lenta, pero pasito a pasito todo mejora. Y yo solo quiero terminar de recuperarme y seguir disfrutando de las pequeñas cosas que me gustan con la gente que quiero ^_^.

 

Eso me lleva a las fiestas navideñas, que las tenemos encima casi ya, y las ganazas que tengo de disfrutarlas al máximo sin más pretensiones que volver a casa, pasar todo el tiempo que pueda con mi familia y dejar rienda suelta a mi ingenuo e infantil espíritu navideño murciano-suizo. Y eso implicará hornear y cocinar mucho, por supuesto. A ver si cae alguna receta nueva que pueda traer por aquí.

Hoy dejo este bundt cake de plátano que aún sabe más a otoño y que horneé hace unas semanas aprovechado la cantidad absurda de la fruta que se nos había acumulado en casa por una falta de coordinación en las compras. Como todavía no hacía el frío tan maravilloso que POR FIN tenemos en Madrid, maduraron muy rápido. Y los plátanos maduros jamás se tiran.


Receta de bundt cake de plátano
Inspiración: el otoño y King's Arthur Cake
Ingredientes para un molde tipo Bundt de 10-12 tazas

- 55 g de mantequilla sin sal atemperada
- 50 g de aceite de sabor neutro
- 170 g de azúcar
- 2 huevos L a temperatura ambiente
- 350 g de plátano maduro aplastado (sin piel)
- 170 g de yogur natural a temperatura ambiente
- 5 ml de extracto de vainilla
- 2 cucharaditas de canela
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 200 g de harina de todo uso
- 70 g de harina de espelta integral
- 3/4 cucharadita de sal
- 70 g de nueces troceadas (opcional)

Precalentar el horno a 175ºC con calo arria y abajo, sin aire, y preparar el molde engrasándolo y enharinándolo con un colador, sacudiendo el exceso. Procurar que todos los ingredientes que hayamos sacado de la nevera estén a temperatura ambiente.

Batir con varillas la mantequilla con el aceite y el azúcar, hasta formar una mezcla homogénea ligeramente esponjosa y suave. Añadir los huevos, uno a uno, batiendo bien después de echar cada unidad. Incorporar el plátano aplastado -o triturado si preferimos una textura más homogénea- y el yogur con la vainilla, y batir un poco más.

Mezclar en otro recipiente el resto de ingredientes salvo las nueces, con unas varillas, y tamizar la mezcla encima de la masa principal, batiendo a velocidad muy baja o mezclando a mano con otras varillas y movimientos envolventes hasta combinar todo en una masa homogénea sin grumos secos. No batir en exceso.

Echar las nueces si se utilizan, o cualquier otro fruto seco o fruta seca como pasas, dátiles... y combinar con suavidad. Echar la masa en el molde preparado, igualando bien por todas partes, y hornear a media altura durante unos 45-50 minutos, hasta que al pinchar con un palillo o brocheta salga prácticamente limpia.

Esperar 10 minutos fuera del horno antes de desmoldar con mucho cuidado volteando el molde en una rejilla, y dejar enfriar por completo. Decorar con azúcar glasé tamizado si se desea cuando esté frío.
16 octubre, 2023

Pan de lino y centeno de masa madre o Leinsamenbrot para el Día Mundial del Pan - WBD2023

 ¡Feliz Día Mundial del Pan!


No podía faltar a uno de mis días mundiales favoritos, y de los pocos que no me dan urticaria hoy en día. De verdad, es que hay MUCHOS días mundiales/internacionales de algo, y en temas de gastronomía-cocina-bebercio, más aún. Es imposible estar al tanto de todos y seguir el ritmo. Eso cuando no se los inventan sobre la marcha. 

Pero no quiero venir a quejarme que bastante sufre mi pobre blog abandonadito todo el año. Ya sabéis que no estoy desaparecida, sigo dándole a la tecla en DAP, donde seguimos creciendo y sumando novedades cada año con la ilusión y las ganas del primer día (¡tenemos una newsletter semanal, con memes graciosos y un poco de mala leche!), y también ando soltando desvaríos y frikadas varias en redes sociales. No, en TikTok no, me niego en redondo a usarla.


El año pasado comentaba que estaba pasando una mala racha en cuanto a la salud mental, y que iba a trabajar en ello para intentar salir del pequeño pozo en el que me estaba metiendo sin darme cuenta. Hoy puedo decir que la cosa marcha mucho mejor, aunque es una carrera de fondo para la que aún hay trabajo que hacer, pero estoy en ello :). Sí me encuentro mucho mejor de ánimo y con más ganas de levantarme cada día y disfrutar cada segundo sin obsesionarme por cosas que no puedo controlar. Aunque la realidad diaria del mundo nos lo ponga cada vez más difícil.

 

Al menos siempre nos quedará el pan. El maravilloso pan. Jamás podría renunciar a él, al pan de calidad, a hacerlo con mis propias manos, a comprar y descubrir panes artesanos de otros lugares, a conocer el pan de profesionales que aman un trabajo tan sacrificado. A devorarlo sin pudor. Así que, gracias una vez más a zorra/kochtopf - 1x umrühren bitte por volver a organizar este sarao panarra virtual. Son muchos años ya, y no me lo puedo perder. Hay tradiciones que merecen mucho la pena.

Este pan lleva un soaker de semillas, que básicamente consiste en remojar varias horas las susodichas para que se humedezcan bien y desarrollen sabor y textura en la masa final, aportando humedad y mayor digestibilidad. También se puede hacer el soaker con cereales enteros, frutos secos, especias en grano o incluso harina. Es un pan de los que más me apetecen ahora, tipo centroeuropeo, de miga jugosa y algo densa pero elástica, suave, y húmeda, súper sabrosa, con su corteza crujiente. Las especias de pan son totalmente opcionales, en Alemania y Suiza las venden ya así, como las típicas mezclas de curry.

Receta de pan de lino de masa madre (Leinsamenbrot)
Inspiración: el Día Mundial del Pan y Jeffrey Hamelman
Ingredientes para una hogaza bien grande o dos medianas

Prefermento y soaker

- 290 g de agua
- 20 g de masa madre 100 % hidratación, activa
- 360 g de harina integral de centeno

- 90 g de semillas de lino enteras
- 270 g de agua

El día antes de hacer el pan, mezclar todos los ingredientes de la masa madre en un cuenco y tapar; hacer lo mismo en otro recipiente con las semillas y el agua. Mantener a temperatura ambiente entre 12 y 16 horas.

Masa final

- todo el prefermento
- todo el soaker
- 180 g de harina de centeno integral
- 365 g de harina panadera
- 1 y 1/2 cucharaditas de especias para pan (opcional)
- 120 g de agua
- 13-15 g de sal

Mezclar todos los ingredientes menos la sal. Tapar y hacer autólisis 20 minutos. Añadir la sal y amasar de corrido unos 5-10 minutos hasta tener una masa homogénea, que no será muy elástica por la gran cantidad de centeno.

Tapar y hacer fermentación en bloque hasta que casi doble su tamaño. Volver a amasar y hacer unos pliegues sobre la mesa; preformar, dejar reposar 10 minutos y formar en una hogaza redonda grande o dos medianas. Disponer en un banetón enharinado, tapar y retrasar la fermentación en la nevera toda la noche, o dejar a temperatura ambiente hasta que esté en su punto.

El punto dependerá de la masa madre, la temperatura, las harinas... debe haber crecido bastante y si, al presionar con el dedo enharinado, se forma un huequito y la masa vuelve, lentamente a su posición, es señal de que está lista. Si se queda hundido el hueco habrá sobrefermentado, si rebota rápido, le falta tiempo.

Precalentar el horno a 250ºC generando vapor. Volcar la masa con cuidado sobre una bandeja, greñar al gusto y hornear con vapor 20 minutos. Retirar el vapor y bajar la temperatura a 220ºC. Si se tuesta muy rápido la corteza, cubrir con papel de aluminio. Seguir horneando unos 40-45 minutos más. Dejar enfriar por completo sobre una rejilla antes de cortar.


#NotInMyName

16 octubre, 2022

Pan 100% integral de masa madre para el Día Mundial del Pan - WBD22

Casi me da vértigo al comprobar que mi última entrada la publiqué las pasadas navidades, y que esta de hoy es la primera de 2022. Espero que no sea la única, pero a estas alturas no me voy a autoengañar con promesas que luego no pueda cumplir ni conmigo misma.

Para qué voy a poner excusas: la vida se ma ha hecho algo de bola en el último año. No ha ocurrido nada catastrófico, de hecho he tenido cambios para mejor en el tema laboral a los que aún me estoy acostumbrando (adiós vida de autónoma, fue casi bonito mientras duró). Pero un ataque de ansiedad muy fuerte, repentino y, teóricamente, sin un desencadenante directo, me dio la primera pista definitiva de que algo no está bien en mi cabeza. 

 


Mi cuerpo me ha ido lanzando llamadas de atención cada vez más evidentes. Es fascinante cómo la ansiedad, la depresión, el estrés o los puros nervios eclosionan con síntomas físicos que al principio ignoras o quieres achacar a otras causas de solución más fácil. He vuelto a perder mucho peso y lo he asociado a un verano de estrés por trabajo y obras en casa, con problemas digestivos varios, por lo que esperaba tener muy bajo el hierro y la B12, y probablemente también la vitamina D, que ya me salió bajísima el pasado invierno. Pero oh, sorpresa; la analítica me ha salido perfecta.

Y casi me ha resultó un chasco, porque entonces los distintos problemas físicos que estoy teniendo no se solucionan con suplementos o pastillas. Llegó el momento de asumir que tengo la salud mental pocha y necesito ayuda profesional de verdad, así que en unos días espero empezar a trabajar en ello en serio. Aceptarlo, asumirlo y dar el primer paso ya incluso me ha hecho sentir un poco mejor, con la sensación esperanzadora de abrir un nuevo camino. Poquito a poco.


 También me hace sentir mejor hornear sin presiones, alimentar mi querida masa madre, amasar y jugar un poco con harinas aún sabiendo que me falta mucha práctica y conocimiento. Pero ya no me agobio al ver esos panes maravillosos que tanta gente comparte por IG, yo soy feliz con mis masas medio improvisadas y mi inutilidad al formarlas. Y así ha salido uno de mis últimos panes favoritos, 100% integral de verdad, que a veces preparo solo con trigo pero que me gusta más combinar con espelta. La miga sale muy tierna y ligeramente húmeda, aguanta muy bien varios días y está buenísimo tanto con acompañamientos dulces como salados, al natural o tostado. Un pan todoterreno que seguramente quedaría también genial usando un molde. 

 


No podía faltar a la cita anual con el World Bread Day de kochtopf aka 1x umrühren bitte ^_^.

¡Felices panes a todos!

Receta de pan 100% integral de masa madre
Inspiración: el Día Mundial del Pan
Ingredientes para 1 pan de tamaño medio

- 200 g de masa madre 100% hidratación alimentada la noche antes
- 225 g de agua
- 200 g de harina de trigo integral panadera
- 140 g de harina de espelta integral
- 10 ml de miel o sirope vegetal (con sirope de arce o miel de caña queda muy bien)
- 15 ml de aceite de oliva virgen extra
- 5 g de malta de centeno (opcional)
- 15-20 g de semillas de lino
- 6 g de sal

Mezclar las harinas con el agua, el aceite y la miel, tapar y dejar reposar 20 min. Añadir la masa madre y mezclar bien. Dejar reposar otros 20-30 minutos antes de añadir la sal y la semillas de lino. Amasar con amasadora, de corrido o en intervalos cortos con reposos, hasta crear una masa homogénea elástica. Reposar unas 3-4 horas a temperatura ambiente si no hace calor, dando un par de pliegues en el proceso.

Plegar sobre una mesa ligeramente enharinada, dejar que se relaje un poco y formar (o preformar y reposar media hora), disponer en un baneton o sobre tela enharinada y fermentar hasta que esté a punto (unas 2-4 horas). También se puede llevar a la nevera en este momento, pero a mí se me suele pasar de fermentación, sería mejor reducir la masa madre.

Precalentar el horno al máximo, preferiblemente 250º C. Volcar con cuidado la hogaza sobre una bandeja o plancha o piedra de hornear, greñar y hornear con vapor los primeros 15-20 minutos (yo pulverizo el horno con agua fría). Si se puede formar con más gracia y arte que yo, mejor.

Bajar la temperatura a 200ºC y seguir horneando unos 20-30 minutos más. Si se tuesta demasiado por arriba, tapar con papel de aluminio. Dejar enfriar por completo sobre una rejilla antes de cortar.


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