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30 noviembre, 2019

Coliflor al horno con granada y avellanas: receta saludable prefiestas


Llego por los pelos a despedirme del mes más efímero del año, tentada de repetir con una receta dulce pero, prudentemente, vengo con algo más desengrasante. Porque estos días, cuando enciendo el horno para hacer algún dulce o pan, siempre cae alguna verdura. No me cansaré de recomendar el asar hortalizas tan sabrosas como las coles y los tubérculos, y la coliflor brilla así con luz propia.

No sé si alguna vez he comentado con detalle por aquí mis periplos con la coliflor. Recuerdo que de pequeña mi madre la preparaba al horno con bechamel y queso, y no terminaba de convencerme. Porque en mi inocencia yo percibía el olor del gratinado lácteo que tanto me recordaba a la lasaña o los canelones, y no esperaba encontrarme esa verdura extraña debajo. Necesitaba aprender a disfrutarla antes por sí misma.


Nuestra historia de amor fue cobrando forma poco a poco, cuando me animé a probar las cremas de verduras que mi madre empezaba a preparar para las cenas en cuanto el calor murciano nos daba una tregua. La crema de coliflor sigue siendo una de mis favoritas, con su textura tan melosa y suave que parece nata, y que tanto juego da para enriquecerla con todo tipo de guarniciones.

También descubrí que está buenísima como parte del arroz huertano o de verduras que también borda mi progenitoria, heredando el buen hacer de mi abuela, la verdadera reina del producto de la huerta. pero hasta que mi padre no llegó un día cargado de coliflores del campo, pidiendo algún plato que fuera más "mordible" que las cremas, no descubrí todas sus posibilidades.



Años más tarde vivimos la locura colifloril en las redes, convertida en base de pizzas, panes, salsas de pasta, falsos arroces, risottos, cuscús y mil cosas más que inundaron blogs, revistas y páginas de tendencias -el horror-. Sí, la coliflor es una buena aliada de las dietas lowcarb, pero de vez en cuando se merece reivindicarla por sus propias virtudes.

Así que antes de la carrera agotadora que van a ser las próximas tres semanas -de verdad, ¿qué ha pasado con el mes de noviembre?-, traigo esta receta reparadora para recordar que las verduras también pueden relucir por sí mismas, acompañadas con ingredientes que ya van sonando a Navidad. La lujuriosa granada, con su punto fresco que tan bien contrasta con las coles; el crujir adictivo de la avellana tostada, el paraíso de aromas de las especias zataar... Guarnición o primer plato, esta receta podría encajar sin problemas en un menú de fiesta.



Receta de coliflor al horno con granda y avellanas
Inspiración: el otoño casi-navideño
Ingredientes un poco a ojo para 4 personas (de guarnición)

- 1 coliflor hermosa
- hierbas provenzales (orégano, tomillo, romero...)
- ralladura de limón
- 1os granos de 1 granada
- 1 buen puñado de avellanas sin cáscara
- 1 cucharada de especias zataar (o al gusto)
- cebollino fresco
- perejil fresco
- queso parmesano o similar
- aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra y sal

Precalentar el horno a 220º C y preparar una bandeja adecuada, forrándola con papel de aluminio si queremos ahorrarnos fregar mucho después.

Cortar los ramilletes de la coliflor con cuidado de no romperlos demasiado. Es muy fácil siguiendo el método que explico aquí, cortando desde la base inferior. Lavar con suavidad los ramilletes sobre un colador y secar.

Cortar las piezas más grandes por la mitad y distribuir en la bandeja. Añadir un chorro de aceite de oliva virgen extra, salpimentar y agregar las hierbas provenzales y ralladura de limón. Menear bien, con suavidad, con las manos, para embadurnar todas las piezas.

Hornear durante unos 30-45 minutos, hasta que esté tierna pero no muy blanda, con partes churruscaditas -tostadas, no quemadas-. Girar las piezas si fuera necesario a mitad de la cocción.

Tostar las avellanas si las tenemos crudas, con un poco de mantequilla si nos ponemos más lujuriosos. Picarlas a cuchillo ligeramente. Lavar, secar y picar las hierbas.

Mezclar la coliflor con todos los ingredientes, añadiendo un poco más de sal y pimienta si lo consideramos necesario. Terminar con queso recién rallado al gusto y un chorrito extra de aceite de oliva virgen extra. Servir caliente, templado o a modo de ensalada tibia.


05 abril, 2019

Cuscús de coliflor para los que odian (y los que aman) la coliflor


Mis aventuras con la coliflor no empezaron bien. Los recuerdos que tengo más lejanos son difusos, pero me remiten a una de las primeras decepciones infantiles que experimenté en la tierna infancia. El problema es que mi madre me dio a probarla vestida de una generosa capa de bechamel y queso; ese gratinado olía de maravilla al salir del horno y a mí me recordaba a la pasta, pero la decepción llegó al encontrarme con los ramilletes de col debajo. No quise saber más de esta verdura en un tiempo.

Algunos años más tarde descubrí que las coles son un mundo maravilloso de sabor y posibilidades si se las trata bien. Nada de hervirlas y recocerlas hasta que pierden su alma -y nutrientes-, llenando la cocina de olor poco agradable. Y, aunque admiten salsas, gratinados y casi todo lo que se nos ocurra, tampoco hay que disfrazarlas para ocultar sus cualidades, al contrario: hay que potenciarlas.



Cuando empecé a interesarme por la cocina aprendí que las coles se pueden preparar sin necesidad de cocción previa en agua o vapor; asarlas siempre es una gran idea con resultados deliciosos y saltearlas o cocinarlas a la plancha también hace milagros con ellas. Y el día que me encontré con la maravillosa técnica del "cuscús" de coliflor, fui un poco más feliz.

No sé por qué parece que ahora se le llama "colirroz"; no veo el grano de arroz por ninguna parte, así que seguiré llamándolo cuscús -¿cous-cous?-. Con una picadora, procesador de alimentos o trituradora se hace en un momento, pero también es fácil lograr esa textura a cuchillo o con un rallador. Los troncos y hojas los guardo para cremas de verduras o para asarlas con más vegetales, y el cuscús lo preparo un poco a ojo, añadiendo muchas especias y frutos secos.

Está rico caliente, templado o frío, recién hecho o al día siguiente, admite tupper y mil acompañamientos. Además se puede usar como relleno de verduras o incluso empanadillas, pasteles de hojaldre o masa filo, rollitos, fajitas... Y ningún hater de las coles podrá quejarse de olores fuertes en el ambiente. Mi truco especial para que el elfo, que odia las coles, no proteste, es añadir una buena cantidad de aderezos picantes. Y tan feliz.




Receta de cuscús de coliflor con frutos secos
Inspiración: la cocina marroquí y mi gusto personal
Ingredientes para 2-4 personas

- 1 coliflor hermosa
- 1 cebolleta
- 1 trocito de jengibre fresco
- 1 trocito de cúrcuma fresca (opcional)
- 1 cucharadita de comino en grano
- 1 cucharadita de cilantro en grano
- 1 cucharada de ras el hanout (o al gusto)
- ajo granulado
- pimienta negra
- sal
- pasas de corinto
- almendras crudas picadas
- anacardos crudos
- semillas de lino
- semillas de amapola
- pipas de calabaza
- 1 cucharadita de vinagre de manzana
- 1 limón
- sésamo tostado
- perejil o cilantro fresco

Cortar la coliflor sacando los floretes. Yo desde que descubrí esta técnica mi vida es otra mucho más alegre. Guardar los tallos y hojas grandes para otra preparación y lavar y escurrir bien los ramilletes. Lavar también el perejil o cilantro.

Picar a cuchillo, rallar fino o triturar con una picadora, procesador de alimentos o trituradora, hasta dejar textura de granillo fino, como cuscús. Picar la cebolleta muy fina o triturarla aparte. Reservar. Pelar el trocito de jengibre y de cúrcuma -si tenemos- y picar finos. La cantidad, al gusto.

Calentar un poco de aceite de oliva en una sartén o cazuela ancha y dorar a fuego medio-bajo el jengibre, la cúrcuma, el comino y el cilantro en grano. Cuando esté bien aromático, añadir la cebolleta, una pizca de sal, el ras el hanout y ajo granulado. Incorporar las pasas y todas las semillas y frutos secos, salvo el sésamo tostado. Saltear bien el conjunto para que cojan aroma unos minutos.

Incorporar finalmente la coliflor y remover muy bien. Salpimentar y mezclar constantemente para que no se apelmace. Añadir un poco de vinagre y el zumo de limón y su ralladura. Saltear a fuego vivo para que suelte su agua y vaya quedando una textura seca. Hacia el final, añadir perejil o cilantro picado, el sésamo y un golpe de pimienta negra.

Servir como guarnición, primer plato, a modo de ensalada, con algún huevo, o como más apetezca.


Menos mal que el "invierno tardío" de abril está compensado a la "primavera adelantada" de febrero-marzo. En realidad las primeras semanas de primavera ya sabemos que son muy inestables, pero los medios siguen repitiendo estas palurdeces año tras año. El caso es que el verano será muy largo y nos hace mucha falta que llueva y se refresque y ventile el ambiente. Así que, a disfrutar del fin de semana bien cobijados. Yo tendré al horno trabajando 😊.
22 enero, 2019

Judías verdes braseadas con mandarina y eneldo (que no acabaron bien por culpa de un virus)

¿Por qué siempre se me olvida lo muchísimo que me gustan las judías verdes? Sirva esta sencilla receta de judías verdes braseadas con mandarina y eneldo para recordármelo y fijármelo a fuego en la cabeza.



Otro año más me ha costado volver al blog después de las fiestas, y no por falta de ganas. Me daba penica alejar la última receta porque, para variar, estoy en modo morriña. Aunque no es tan grave como otras veces. Es solo que la Navidad pasó volando y siento que podría haberla aprovechado mucho más. Me temo que es simplemente esa sensación que se acelera cuanto más mayores nos hacemos. Pero eh, si viviéramos eternamente nunca valoraríamos de verdad cada instante de la vida, ¿verdad? Sí, todo es así de paradójico.

El caso es que tengo pendiente traer una receta dulce que debería tener la etiqueta de navideña, pero que a nosotros no se nos caerán los anillos por disfrutarla en otro momento. Bueno, mejor solo en los meses fríos, porque es de esos dulces llenos de especias que piden taza humeante y manta en el sofá. Pero vendrá otro día.


Hoy me ha parecido más razonable inaugurar el 2019 con una receta más ligera y saludable, pero que nadie diga que es "de dieta" o "detox",  por favor. Pedí al elfo que me comparar judías verdes para cuando volviera a Madrid, y lo hice cargada de mandarinas y naranjas de mi tío. Así que las estoy aprovechando también para cocinar, y se me ocurrió que le darían un toque aromático estupendo. No me equivoqué. O igual es que soy una apasionada de los cítricos.

Me gustó mucho el resultado y fue mi cena de anoche, pero me temo que estaba incubando un virus. Probablemente lo pillé el domingo, que tocó plan de cine-cena, y se desató de madrugada. Toda la noche arrastrándome de la cama al baño -menos mal que me dio tiempo a quitarme el aparato de los dientes-, mientras el elfo dormía. Ay, y yo no podía evitar acordarme de cuando me ponía mala de pequeña, esos días en que mamá en seguida sabía que algo te pasaba y no se despegaba de tu lado.

Ser adulto es un poco un asco.

Pero bueno, es uno de esos virus exprés que montan mucho follón y se van rápido, o eso espero. Hoy día tranquilito en casa y espero que mañana ya pueda abrir el fantástico pan que he horneado esta mañana. Porque anoche dejé a la masa madre trabajando y no podía decirle que eh, deja de fermentar, que me he puesto mala. Las masas no esperan a nadie.



Receta de judías verdes braseadas con mandarina y eneldo
Inspiración: enero, la huerta de mi tío y recuerdos familiares
Ingredientes aproximados para  2 personas

- 500 g de judías verdes planas bien frescas
- 1 diente de ajo
- 4 mandarinas pequeñitas o 2 normales
- caldo de verduras o agua
- 1 limón
- 1 guindilla roja o chile fresco suave
- eneldo fresco
- sésamo tostado
- 2 huevos de gallinas felices
- aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra
- sal

Lavar bien las judías, las mandarinas, el limón, la guindilla y el eneldo. Ssecar con cuidado y cortar en dos las judías; cortar también el extremo que tenía el tallo -yo dejo la otra punta-. Con cortes en diagonal quedan más monas.

Exprimir el zumo de las mandarinas y colar para retirar el exceso de pulpa y los huesos. Laminar el diente de ajo sin el germen, quitar las semillas de la guindilla y cortar en rodajitas finas. Picar el eneldo cuando esté bien seco. Poner a cocer los huevos unos 9-10 minutos y enfriar.

Calentar un poco de aceite de una buena satén alta y dorar un poco el ajo. Retirar si se desea. Añadir las judías, salpimentar ligeramente y saltear a fuego vivo unos minutos. Añadir el zumo de las mandarinas y dejar que se agarre un poco al fondo. Añadir un poco de caldo, bajar el fuego y tapar.

Dejar cocer unos minutos hasta que se queden al punto deseado, procurando que no se pasen demasiado. Remover de vez en cuando por si acaso están muy apelotonadas.

Servir con los huevos pelados, guindilla, ralladura de limón, eneldo y sésamo al gusto. Salpimentar si fuera necesario al gusto de cada cual.

¡Tened mucho cuidado con los virus, del tipo que sean! Que en esta época campan a sus anchas. La próxima receta nos endulzará estos días de frío, viente y ¿nieve? Veremos :).
03 diciembre, 2018

Lombarda asada con puré de calabaza al miso y nueces (antes de Navidad, colores de otoño en la mesa)

Este año debe haber sido el mes de noviembre más fugaz de los que recuerdo en mi ya no tan breve vida. Creo que cuantas más cosas ocupan la agenda, más velozmente vuelan los días, y comenzarlo con una escapadita a Murcia ya puso en marcha el cronómetro. Hace días que en mi casa ya se huele a Navidad pero antes de ponerme totalmente monotemática quería dejar por aquí esta deliciosa -y saludable- receta, llena de colores y sabores de otoño. Col lombarda asada con puré de calabaza al miso y nueces, una combinación sencilla pero sabrosísima, sana y saciante, llena de color, texturas y sabores. Otoño... ¿por qué tienes tanta prisa por escurrirte de nuestras vidas?



Mi madre estuvo la semana pasada en su estancia habitual prenavideña, y cada vez agradezco más estas visitas. Sigo preparando su llegada como si esperase a un invitado de copetín, sacando los primeros adornos navideños, ordenando y haciendo limpieza a fondo, preparando el cuarto de invitados -al que le falta MUCHO trabajo, pero bueno, algún día-, horneando cosillas... Pero esta vez me he agobiado menos. Tenía mucho curro así que me ha ayudado con cosas de cocina y ha sido la catadora oficial de varias recetas.

No hicimos grandes planes y nos dejamos llevar; sí disfrutamos de una cena fuera en su honor porque acaba de cumplir años y se llevó la maleta a tope de regalos culinarios para compartir con mi padre y mi hermano. Ya hemos hecho algunos planes para la Navidad y tengo muchas ganas de recuperar tradiciones, aunque este año estoy algo melancólica y tristona -pensando en las fiestas. Supongo que son cosas de hacerse cada vez más mayor; espero que los niños más pequeños de mis primos me devuelvan un poco la ilusión cuando vuelva a mi tierra :).



Al menos tuvimos mucha suerte con sus días de visita; jornadas soleadas, con frío pero nada de viento ni niebla, muy agradables para pasear sin rumbo por el centro madrileño -con el avistamiento habitual de famosetes, mi madre los atrae-. Como siempre, cayó una exposición -esta vez la de Egipto del Caixaforum-, merienda con té y tarta, y pasamos el tiempo de rigor obligatorio entre la multitud de Sol viendo un poco las luces navideñas. Pero sin pasarnos.

En cuanto a la receta, creo recordar que la improvisé sobre la marcha un día que tenía el horno encendido para hacer pan. Había visto en alguna parte la idea de triturar calabaza asada con miso, y ahora es una de mis combinaciones de sabor favoritas. Yo tengo miso rojo en la nevera, de sabor bastante fuerte, pero podéis usar un miso blanco más suave, o el que más os guste.

La col lombarda asada en "gajos" es mi nueva forma favorita de cocinarla; para darle un punto extra de sabor y textura podemos pasarla por la plancha antes de servir, aunque si estoy vaga me ahorro el paso. El puré de calabaza se puede ir ajustando sobre la marcha al gusto; ya sabréis lo importante que es probar y probar la comida mientras se cocina, no queremos tener que corregir disgustos ya en la mesa.



Receta de col lombarda asada con puré de calabaza al miso y nueces
Inspiración: el otoño, que se nos escapa de los dedos...
Ingredientes para varias raciones variadas

- 1 calabaza tipo cacahuete
- 1 col lombarda de tamaño medio
- 2 cucharadas de miso rojo o blanco
- 1 cucharada de crema de cacahuete natural
- 1 cucharadita de mostaza de Dijon
- 1 cucharadita de vinagre de manzana
- 1 cucharadita de tamari o salsa de soja
- ajo granulado
- cúrcuma
- pimienta negra
- limón o lima
- nueces peladas
- perejil o cilantro fresco
- aceite de oliva virgen extra
- sal

Precalentar el horno a 200ºC y preparar dos bandejas o fuentes.

Cortar la lombarda en "gajos". Es más fácil si la cortamos primero por la mitad y luego vamos practicando cortes paralelos a cada parte, sacando unas 6-8 piezas en total. Hay que procurar dejar la base del tallo más dura, para que las hojas no se separen de cada trozo. Lavar y secar bien. Disponer en una de las fuentes y regar con un poco de aceite de oliva. Salpimentar ligeramente.

Cotar la calabaza por la mitad, quitar el tallo y sacar las semillas y filamentos. Practicar unos cortes en cuadrícula en la carne, salpimentar y pintar con aceite de oliva. Colocar boca abajo en la otra fuente grande, añadir un poco de agua.

Asar ambas verduras durante unos 30 minutos. A los 15 minutos, dar la vuelta con cuidado a cada pieza de col. Tienen que chamuscarse un poco por fuera, pero sin carbonizarse. La calabaza tiene que quedar muy tiernecita, puede tardar más. Reservar las coles.

Sacar la carne de la calabaza y colocar en una olla o cazuela. Machacar o triturar con una batidora. Mezclar en un cuenco el miso con los demás condimentos y añadir a la calabaza. Incorporar además ralladura de limón, un poco de zumo y las especias al gusto. Calentar a fuego suave y mezclar bien.

Probar y ajustar el sabor al gusto, añadiendo más o menos condimentos, según se prefiera algo más dulce, más ácido, más sazonado... También se puede añadir alguna especia o salsa picante.

A la hora de servir, marchar la col en una plancha a fuego bien fuerte, si se desea. Agregar nueces picadas, perejil o cilantro fresco, un golpe de pimienta negra y un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra. Yo añadiría también un poco más de ralladura fresca de limón, pero igual es que soy adicta.


08 febrero, 2018

Calabaza y coles de bruselas asadas con zataar - N I E V E



Me hubiera gustado publicar antes esta receta de calabaza y coles de bruselas asadas con zataar, pero a veces pasan cosas que te alteran los planes. Y en este caso ha sido la naturaleza, que no sé si será sabia o no, pero se ha dado cuenta de que estamos en invierno y ¡por fin! he visto nevar de verdad en Madrid. Quizá alguien recordará mi emoción de años pasados cuando caían míseros copos que apenas cuajaban unos instantes en la sombra, pero esta vez ha sido real.



Ya el domingo empezó la cosa a ponerse seria, y me emocioné viendo que cuajaba un poquito en el parque de las zonas comunes, pero ¡oh, el lunes! Menuda nevada. Nuestro gato Lito y yo nos quedamos embobados mirando por la ventana, y tuve que salir -obviamente- a sacar algunas fotos del barrio. Volví con cubitos de hielo chorreantes en lugar de pies, pero nada podía quitarme esa sensación de ilusión infantil que se apoderó de mí.



Sé que la nieve es muy bonita recién caída, cuando no sopla ventisca y permanece en zonas que no sean lugares de paso constante de peatones y vehículos. Que crea un mejunje gris helado al derretirse en la carretera, que provoca accidentes, atascos y más molestias. Y sé que, en el fondo, lo que cayó no fue para tanto. Pero... qué queréis que os diga, para una murciana como yo, con genes suizos corriendo por las venas, la visión de la nieve en vivo y en directo es emocionante.


El caso es que me trastocó los planes y echó al garete mi perfecta organización de la semana, pero no me quejo. Tampoco me quejaré del frío, que ha cogido el relevo de la nieve, porque realmente no me molesta. El viento sí es un incordio, pero por ahora las bajas temperaturas las llevo bien, incluso disfruto mucho al salir a correr. Creo que todavía me acuerdo de lo mal que lo paso en verano 😌. ¡Y todavía queda nieve cuajada en algunas zonas de por aquí! Qué bonita es la nieve en zonas naturales cuando además luce el sol 💜.


Creo que la nueva casa es menos fría que el mini pisito donde vivíamos antes. Al menos, si fuera por mí, apenas pondría la calefacción. Claro que la mayoría de veces en las que el elfo se queja de que está congelado -y lo dice desde el sofá bajo una manta-, yo ando con el horno encendido, o amasando pan, o tostando algo en la sartén, o removiendo algún guiso. Es que la cocina calienta el cuerpo y el espíritu, incluso antes de empezar a pegar bocado.


El horno es un buen amigo para calentarse, y también para sacar lo mejor de muchas verduras. Ya sabréis que me chifla asarlas, no tiene ni punto de comparación con el hervido o la sobrecocción en agua. El vapor me gusta, pero hay que controlarlo muy bien para dejarlas al dente. Y asándolas se crea una reacción de Maillard fabulosa, dejándolas tostaditas y crujientes por fuera, concentrando todos los sabores... Creo que en cuanto termine de escribir esto voy a ver qué puedo asar hoy.


¿Y el zataar? Pues es una mezcla de especias que me tiene enganchadísima, porque incorpora entre otras muchas cosas sésamo tostado, que le da un puntito riquísimo a casi cualquier cosa. Podéis buscar recetas para hacerlo casero, comprarlo en tiendas especializadas o tener un primo casado con una israelí que te lo trae cuando va a su tierra, como yo 😛. O, simplemente, sustituir el zataar por la mezcla de especias que más os guste 😏.

Receta de calabaza y coles de bruselas asadas con zaatar
Inspiración: el invierno
Ingredientes a ojo según convenga

- 1 calabaza tipo cacahuete (butternut squash) o la que más nos guste
- 250-300 g de coles de bruselas (nacionales, por favor)
- 1-2 cucharadas de zaatar o mezcla de especias al gusto
- aceite de oliva virgen extra de buena calidad
- vino blanco, sidra o agua
- zumo de mandarina o naranja
- vinagre de manzana o de sidra
- salsa Worcestershire (al gusto, opcional, cuidado que no es apta para vegetarianos)
- sal (cuidado que el zaatar ya suele llevar)

Precalentar el horno a 200ºC y preparar una llanda o bandeja de horno grande.

Pelar la calabaza, abrir y retirar las semillas. Cortar en cubos. Lavar las coles de bruselas, quitar las posibles hojas dañadas y cortar por la mitad si fueran muy grandes.

Colocar ambas verduras en la bandeja. Mezclar el resto de ingredientes en un cuenco, batir un poco y echar por encima. Remover bien, mejor con las manos, y agregar un pelín de sal si fuera necesario.

Asar durante unos 30-40 minutos, removiendo de vez en cuando y vigilando el punto de cocción que más nos guste. Lo ideal es que se caramelicen un poco por fuera.



¿Y con qué acompañarlas? Se pueden tomar de mil maneras: como guarnición de carnes, pescados, tofu o legumbres, en plan ensalada templada con algún grano o cereal, combinadas con otros ingredientes en una especie de buddha bowl, con huevo escalfado o cocido... y solas están de muerte.

¡Abrigáos bien!

11 noviembre, 2017

Falsa pizza o flatbread crujiente de garbanzos con calabaza y brócoli. Receta vegetariana sin gluten

Me encantan las legumbres, y además me fascina cada vez más la cantidad de variedades que hay por el mundo. Y en nuestro propio país; ¿cuántos tipos distintos de garbanzos, alubias o lentejas sois capaces de nombrar? ¡Hay muchísimas! Es fantástico. Ojalá no se pierdan nunca las variedades regionales, ni sus platos típicos.

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

El caso es que últimamente me organizo fatal y cuando me apetece comer legumbres me olvidé de ponerlas a remojo, o simplemente ya no me quedan en la despensa. Menos mal que además de en seco siempre tengo algunos tarros de calidad -las pochas sabréis que me pirran-, y que las lentejas rojas o coral se cocinan en un suspiro. Pero cuando tengo aún menos tiempo para liarme en la cocina... ¡la harina de garbanzos acude en mi ayuda! Y esta falsa pizza, coca, tarta salada o flatbread es de mis recursos favoritos para improvisaciones saludables.

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

Llamada también besan, la harina de garbanzos ya no falta en mi cocina, junto al centeno, la espelta integral o el trigo sarraceno. Muchas veces añado un poco a mis bizcochos y galletas solo para enriquecerlos, y también la uso en algunas recetas especiales que quiero que sean más nutritivas. Es un ingrediente indispensable, en mi opinión, en una despensa vegetariana o vegana, y además da mucho juego.

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

En Francia y en Italia hacen una especie de pastel salado muy apañado con ella, la socca o la farinata, con otras variedades en otros sitios del mundo. ¿Comida de pobres? Quizá en origen, pero me parecen una delicia y desde que descubrí estas preparaciones las hago mucho a ojo en casa. Estas quedan realmente más esponjositas y suaves, y se suelen cocinar en el horno o en sartén con aceite muy caliente. Reduciendo la humedad obtenemos una masa más sólida, estirable, que se convierte en una especie de coca crujiente o pizza.

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

Las raciones que doy son para una persona, sin pasarnos de tamaño, pero se pueden doblar sin problemas. Mejor hacer tamaños medianos en lugar de una "pizza" grande, pues al fin y al cabo es una masa sin gluten que se resquebraja fácilmente. Esta vez, como toppings, he usado puré de calabaza, brócoli al vapor en su punto y queso de cabra. Si hubiera tenido Gruyère a mano hubiera rallado una buena capa para gratinarlo por encima.

Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

Falsa pizza o flatbread crujiente de garbanzos con calabaza y brócoli
Inspiración: mis trasteos con la harina de garbanzos
Ingredientes para 1 persona

- 80 g de harina de garbanzos
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1 pizca de sal
- 1 pizca de cúrcuma
- 1/2 cucharadita de levadura de cerveza o nutricional (opcional)
- 70-100 ml de agua (a ojo)
- puré de calabaza espeso al gusto
- brócoli cocido al microondas o vapor dejándolo al dente
- queso de cabra
- hierbas provenzales
- aceite de oliva virgen extra
- sal

Mezclar con unas varillas todos los ingredientes secos en un cuenco e ir añadiendo el agua poco a poco. Esto no es una socca, queremos que quede sólido, húmedo pero que pueda formar una bola algo pegajosa. Tapar y dejar reposar 15 minutos.

Precalentar el horno a 200ºC y engrasar una sartén tipo skillet, o una bandeja o bolde que se pueda llevar al horno. Estirar la masa dejándola bien finita y poner en la skillet. Calentar a fuego medio hasta que empiece a quedarse sólida. Llevar al horno 15 minutos.

Cubrir con la calabaza, añadir el resto de ingredientes y dar otro golpe de horno si fuera necesario. Es buena idea añadir queso para gratinar.
Socca - chickpea flatbread with pumpkin and broccoli

La misma masa, más o menos, la uso para hacer crackers o galletitas, añadiendo muchas especias a la mezcla y cortándola en porciones a medio horneado. Son un picoteo proteico vegano estupendo para tener a mano cuando te ataca el hambre :).

¿Habéis trasteado ya con la harina de garbanzos?

12 julio, 2017

Ensalada de pimientos asados con anchoas y labneh - Al rico calorcico

Nada podrá igualar al placer de una taza humeante de café calentándome las manos, pero admito que cada año le cojo un poco más el punto al café con hielo. Sin aguar, claro, que el verano no es motivo para cometer sacrilegios. Y admito que el affogato es una delicia que apetece más si hace calor. También me gusta salir a correr al amanecer, aunque echo de menos los atardeceres. Pero está bien, no me quiero seguir quejando del verano. Porque hay platos como esta ensalada de pimientos asados con anchoas y labneh que se disfrutan mucho más si aprieta el calorcico.

Ensalada de anchoas, pimiento asado, tomate y yogur

Mi padre viaja un montón y siempre trae alguna cosilla comestible cuando sale fuera, de las que he ido dejando testimonio en el blog en años pasados. Es algo que hecho de menos al vivir lejos, me pierdo esos souvernirs, pero ahora lo compenso con mi suegra. Lo suyo son más bien viajes nacionales porque va saltando de congreso en curso y tiro porque me toca, y siempre me pregunta si quiero algo. O directamente me compra cosas sin yo pedírselo - he visto estos botes tan monos de mermelada y tenía que traértelos, aunque sea solo para las fotos - porque ya sabe que soy gastrofriki.

Anchoas del Cantábrico - Anchoviess

El caso es que hace poco fue a Santander, me preguntó qué quería y... obviamente pedí sobaos y anchoas. Será lo más típico que uno puede traerse de Cantabria, pero ¡es que son una delicia! El día que probé un sobao artesano cántabro de verdad casi me derrito, y cuando descubrí que hay anchoas y ANCHOAS se abrió un mundo de delicias en mi vida. Las conservas de pescado y marisco, si son de buena calidad, son un verdadero manjar y te solucionan un platazo en un instante.

Ensalada de anchoas, pimiento asado, tomate y yogur

Me chifla la combinación de anchoas o ventresca con los pimientos asados, y lo mejor de todo es que tenía un buen cargamento que me trajo mi padre cuando la mudanza. Sí, hacían compañía a esas berenjenas tan monas, y también me pedían que los asara. Podría alimentarme a base de pimientos asados acompañados de cosas.

Esta ensalada no tiene mucho misterio, pero os dejo la receta. Mezclé los pimientos con tomates en conserva de los caseros de mi madre, coroné con anchoas y acompañé de labneh, que no es más que yogur natural espeso bien escurrido. Limón, cebollino, buen aceite, un poco de sal en escamas, pimentón... y pan al lado, porque esos jugos no se pueden desperdiciar.

Ensalada de anchoas, pimiento asado, tomate y yogur

Receta de ensalada de pimientos asados con anchoas y labneh
Inspiración: mi padre, mi suegra, mis vicios
Ingredientes en cantidades variables según raciones

- pimientos rojos hermosos (todos los que puedas)
- tomates en conserva artesana o naturales, pelados
- anchoas del Cantábrico artesanas de buena calidad
- yogur tipo griego natural espeso
- cebollino fresco
- sal en escamas
- aceite de oliva virgen extra arbequina
- ralladura de limón
- un poco de pimentón

Lavar los pimientos y asar en horno precalentado a 200ºC durante unos 25 minutos o hasta que estén muy tiernos, con la piel poniéndose negra. Sacar la fuente y cubrir con papel de aluminio. Dejar enfriar tapados para que suden. Pelar y retirar las semillas y filamentos. Cortar en tiras y guardar en un recipiente de cierre hermético, con todos los jugos posibles.

Colocar el yogur en una tela fina o gasa, mezclado con un poco de sal, y dejar escurrir sobre un colador durante varias horas, en la nevera. Se puede dejar más o menos espeso, para esta ensalada yo no buscaba dejarlo demasiado seco.

Mezclar una porción de pimientos con tomates, trocear y mezclar, aliñando con aceite de oliva virgen extra. Repartir en platos o colocar en una fuente y poner encima las anchoas. Servir con una buena porción de labneh, condimentado con un poco de sal en escamas. Añadir cebollino picado, ralladura de limón y pimentón al gusto. Servir fresquito.

Ensalada de anchoas, pimiento asado, tomate y yogur

Ya tengo vestido y me he cortado el pelo, así que ya he cumplido con todo lo justo y necesario que pienso invertir en la boda del sábado. Que nos toca ir hasta Toledo y hacer noche allí, así que reutilizaré sandalias, bolso y posibles complementos. Me niego a comprar más cosas absurdas que no volveré a usar en muchos meses.

¿Moriremos de calor? Si tenéis curiosidad podéis marujear lo que comparta en redes sociales, menos mal que existen instagram y twitter para sobrevivir a ceremonias y compromisos ;P.
29 junio, 2017

Ensalada turca de berenjena asada y yogur (Patlıcan Salatası) - Crónica de una mudanza

¡He vuelto! Y he logrado hacerlo antes de que terminara el mes, aunque un poco in extremis. Junio ha sido intenso en muchos sentidos, pero se despide con unos días de frío -¡¡frío!!- inauditos y eso me ha reconciliado con él. Porque la olaza de calor anticipada con la que se despidió la primavera me dejó para el arrastre, y más al coincidir con nuestra mudanza. Pero como volverán a subir las temperaturas en breve, hoy vengo con una ensalada turca de berenjena asada y yogur, simple y deliciosa.

No quiero aburriros mucho con los detalles, pero mudarse es un coñazo muy grande. Sobre todo cuando lo haces a otra vivienda en la que te has metido a hacer una obra completa y empiezan a surgir problemas por todos lados hacia el final.

 Berenjena

Claro que una mudanza viene bien para replantearte la cantidad de tonterías que acumulas en casa, aunque pensaras, en tu ilusia irrealidad, que no eras de esa gente. Yo sabía que nos tocaba cambiar de aires desde hace tiempo y procuraba no comprar tontunas, ni más ropa de la necesaria, ni libros, pero claro... La gente seguía regalándonos cosas, y aún así, os imaginaréis que tenía piezas de vajilla y accesorios de cocina para llenar varias cajas. Tiramos, regalamos y donamos un montón de cosas, y aún así no parábamos de llenar cajas y cajas. ¡Viviendo en un mini apartamento! Menos mal que mis padres vinieron ese fin de semana largo a ayudar a empacar y empezar a trasladar, y los suegros también ayudaron. Bendita familia.

Berenjena

Fueron días intensos con muchísimo calor; al menos el nuevo hogar está cerca del viejo y los viajes en coche eran cortos. Claro que luego nos tocaba al elfo y a mí otra parte rollo interminable... desembalar, limpiar, ordenar, reorganizar, comprar y montar muebles... ¡No sé la de veces que he cambiado de sitio las cosas de la cocina ya! Y cada día casi tengo a obreros/carpinteros/fontaneros en casa apañando cosas que colean de la obra -tenemos un cabreo con un tema en concreto que os ahorraré-.Sin olvidar que en medio está esta cosita que hemos adoptado, llegado directamente del campo de Murcia:

Lito

Os presento a Lito, va a cumplir tres meses y está hecho un trasto con una energía que no parece tener fin. El día del traslado no lo pasó muy bien pero ya se ha hecho el dueño y señor del nuevo hogar, se lo pasa pipa entre las cajas de la mudanza qu siguen por en medio y todo, absolutamente todo le llama la atención. Y es un amor ^_^.

En fin, aún nos queda trabajo en casa pero ya todo se va viendo mejor :). La ilusión por el futuro es mayor que  cualquier piedra que nos haya salido en el camino. Y ahora, ¡receta!

Berenjena

Mi padre vino cargado de pimientos, berenjenas, limones y naranjas, todo cogido por él de la huerta murciana y había que aprovecharlo. A pesar del calorazo que hacía tenía claro que esas berenjenas tan monas tenía que asarlas, y saqué varios platos diferentes con ellas. Esta ensalada cremosa/dip/mezze está inspirada en la Patlıcan Salatası, un plato turco ideal para el verano.

Receta de Patlıcan Salatası o ensalada turca de berenjena y yogur
Inspiración: Seasonal cook in Turkey y las berenjenas de mi padre
Ingredientes un poco a ojo para 1 persona

- 4 berenjenas pequeñas (unos 250 g de carne asada)
- 1-2 dientes de ajo
- 1/2 limón
- comino molido
- 2-3 cucharadas de yogur natural cremoso
- cebollino
- perejil
- pimienta negra
- sal
- aceitunas negras
- buen aceite de oliva virgen extra

Precalentar el horno a 200ºC, lavar las berenjenas, cortar por la mitad longitudinalmente y asarlas hasta que estén muy tiernas. Dejar enfriar un poco y sacar la carne a un cuenco.

Machacar el ajo sin el nervio central y añadir a la berenjena. Salpimentar ligeramente, agregar el zumo de limón, parte de su ralladura, comino, el yogur y cebollino y perejil picados al gusto.

Mezclar todo muy bien y probar, corrigiendo de sal si fuera necesario, o añadiendo más yogur. Llevar a un cuenco o fuente y decorar con aceitunas negras en rodajas, alguna hojita de perejil y un buen hijo de aceite de oliva virgen extra.

Servir frío o a temperatura ambiente, con crudités de verduras, picos, o regañás para mojar, o devorar directamente con buen pan. Si os gusta el picante, añadid una guindilla y estará buenísimo.

Berenjena

A ver qué nos trae el mes de julio :).
21 noviembre, 2016

Berenjena salteada al pimentón con huevo y granada [¿Navidad?]

Ahora mismo tengo un conflicto conmigo misma. Resulta que la casa el mini apartamento necesita una limpieza urgente, y me pone muy nerviosa. A ver, no está TAN mal, pero sí que necesita una manita, sobre todo la cocina-comedor-salón. El problema es que mi madre viene mañana en su habitual visita de esta época, y prefiero dejarlo todo impoluto antes de que llegue. Pero estoy haciendo esfuerzos enormes para no levantarme y matarme a limpiar, así que he preferido distraerme un poco. Y mi querido y viejito blog llega al rescate, así que os dejo esta sencillísima receta de berenjena salteada al pimentón con huevo y granada.

Eggplant with poached egg and pomegranate seeds

Sí, mi madre ha cogido costumbre de venir unos días a finales de noviembre, cuando Madrid está en su esplendoroso otoño y todavía tenemos algo de margen para Navidad. Pero no tanto margen, madre mía, que ya me devora todo lo que rodea a las fiestas, menudo estrés. Ayer acompañé a mi suegra ¡a por regalos! Vale que eran juguetes y venían con el encargo concreto de sus madres, pero me sentí mal. Porque no tengo ni idea de qué voy a regalar a nadie todavía, y me agobio. Pero vamos poco a poco, que soy muy de estresarme yo sola y luego me entra ansiedad, nervios y cólicos. Menos mal que tengo un montón de chocolate en casa.

Eggplant with poached egg and pomegranate seeds

No se lo digáis a nadie, pero aprovechando que tenía que hacer un encargo de trufas, he preparado una dosis extra para compartir con mi madre. Acabo de darles forma y, claro, ¿cómo no voy a dejar el plato limpísimo, recogiendo hasta el último surco de chocolate con la cuchara -o la lengua-? Qué ricas son y qué fáciles, ya os enseñé mi receta favorita el año pasado, justo pensando en las fiestas navideñas. Lo dejo caer como sugerencia temprana... aunque este fin de semana ya salieron mis primeros dulces de Navidad del horno. Y tengo cositas decorando algunos rincones. Pero todavía tenemos tiempo.

En cualquier caso, vamos a la receta de hoy que es bien facilita. En realidad la improvisé una mañana que comía sola en casa y tenía un par de berenjenas pequeñas pidiendo mi atención en la cocina. Había una granada abierta en la nevera, quería meter algo de proteína al plato, no quería pasarme mucho rato cocinando... Voilá, plato sencillo, rápido y resultón. Para comer con pan, eso sí.

Eggplant with poached egg and pomegranate seeds

Receta de berenjena salteada al pimentón con huevo y granada
Inspiración: el otoño, el hambre y mis antojos
Ingredientes aproximados para 1 ración grande

- 1/2 cucharadita de comino en grano
- 1/4 cucharadita de mostaza en grano
- 1 puerro mediano
- 2 berenjenas ralladas pequeñas o 1 grande
- 1 cucharadita o más de pimentón ahumado
- pimentón picante al gusto
- ajo granulado
- tomillo
- 1 chorrito de vino blanco
- agua o caldo necesario
- 1 poco de miso (opcional)
- 1 huevo
- granada al gusto
- aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra
- sal

Lavar y trocear en cubos pequeños las berenjenas. Limpiar bien el puerro, cortar longitudinalmente y picar como se prefiera. Calentar una buena sartén antiadherente o skillet y dorar el comino y la mostaza, con cuidado de que no se quemen.

Añadir aceite de oliva, el puerro y una pizquita de sal. Dejar que se poche un poco y echar también la berenjena. Salpimentar y agregar las demás especias, un poco al gusto y a ojo. Saltear a fuego medio, añadiendo vino blanco a mitad de la cocción, y un poco de agua o caldo si quedara muy seco.

Seguir cocinando hasta tener la berenjena en su punto, tiernecita, y echar entonces el miso, disuelto en un poco de agua. Apartar del fuego y romper encima el huevo, tapando la sartén y dejando que cuaje solo lo justo. Lo ideal es que la yema quede muy cremosita, casi cruda.

Agregar la granada justo antes de servir, con otro golpe de pimienta negra y algunas hierbas frescas que tengamos a mano. Cebollino, albahaca, hojitas de hinojo o un poco de tomillo irán bien. Lo mejor es romper la yema y dejar que se funda con la berenjena, dejando todo meloso y deliciosísimo.

Eggplant with poached egg and pomegranate 
seeds
Que vaya bien la semana, yo intentaré no desfallecer, que ya será mucho ;).
14 octubre, 2016

Curry de calabaza y mango con castañas [Ansiada lluvia]

En ocasiones me da un poco de rabia que, en ciertas cosas, el elfo y yo tengamos gustos muy diferentes en la cocina. Pero cuando preparo una olla como la de este de curry de calabaza y mango con castañas se me pasa, ¡toda para mí! Obviamente no me la comí en una sentada -casi-, así que me ha venido genial para disfrutar la receta al máximo estos días de, por fin, otoño real. ¡Con lluvia y todo! Ni si quiera me importa tanto el catarrazo y el dolor de garganta con el que me he levantado hoy.

Pumpkin mango curry with chestnuts

La temporada oficial de calabaza ya ha empezado y no es lo único que he estado cocinando con mi maravillosa hortaliza. De hecho, al limpiar el congelador saqué las últimas reservas de puré de calabaza del año pasado y aproveché para hornear; pronto compartiré la receta por aquí. El caso es que una de mis combinaciones favoritísimas, cuando se trata de platos de cuchara calabaciles, es con especias de curry y mucho jengibre, comfort food del bueno. Además es mi base predilecta para añadir lo que más me apetezca en ese momento, por ejemplo tofu salteado, langostinos cocidos, queso, huevo duro picadito, pan tostado, etc.



En esta ocasión el toque especial lo pone el delicioso mango que enriquece la salsa con un sabor un aroma maravillosos, dando un toque tropical a un plato tan otoñal y hogareño. Bueno, tropical sí, pero son mangos nacionales, además de una calidad buenísima. Fueron un regalo del fantástico equipo de Exotic Fruit, que trabajan en Málaga produciendo un buen surtido de frutas tropicales que son un manjar. Sus aguacates son otra maravilla, en serio. ¡Gracias por el regalazo!

Y claro, la bajada de temperaturas y la lluvia ha traído el antojo de castañas. En realidad se me despertó unos días antes, aún con calorcillo, cuando me vino el aroma de la primera castañera que me he cruzado este año mientras hacía unas gestiones por la calle. No era el momento de comprar castañas pero ese aroma... ay, ese aroma! Así que, cuando conseguí unas castañas recién cogidas, las preparé para añadirlas al plato. Mi amada calabaza es que va bien con todo :).

Pumpkin mango curry with chestnuts

Receta de curry de calabaza y mango con castañas
Inspiración: ¡el otoño!
Ingredientes aproximados para 2-4 personas

- 1 calabaza tipo butternut mediana
- 1 trocito de jengibre fresco (o trozaco, al gusto)
- 1 cebolla dulce o 2 cebolletas
- 1 tallo de apio
- 1 cucharadita de mezcla de especias de curry
- 1 cucharadita de cúrcuma
- 1 cucharadita de comino molido
- 1 cucharadita de semillas de  mostaza
- 1 cucharadita de semillas de cilantro
- 1/2 cucharadita de ajo granulado
- 1/4 cucharadita de pimentón
- 1 pizca de pimentón picante o cayena
- 1 pizca de canela
- 1 pizca de nuez moscada
- 1 pizca de cardamomo
- 1/2 taza de puré de mango o 150-170 g de mango pelado
- 200 g de tomates en conserva (si son caseros como los míos, ¡mejor!)
- 1 limón
- salsa worcestershire
- vino blanco
- caldo de verduras o agua
- 1 puñado de castañas peladas
- 3-4 manojos de brotes de espinacas
- aceite de oliva virgen extra
- pimienta negra
- sal

Empezar preparando todas las verduras. Pelar la calabaza, retirar las semillas y cortar en cubos. Picar el apio y la cebolla. Trocear el mango en cubos sin la piel ni el hueso. Pelar y picar o rallar el jengibre. Machacar un poco las semillas de mostaza y las de cilantro.

Colocar todas las especias en una olla o cazuela con un poco de aceite de oliva y calentar hasta que suelten su aroma. Añadir el jengibre y la cebolla, y remover bien. Salar ligeramente y dejar que se poche un poco. Incorporar el apio, dar unas vueltas y agregar el tomate. Machacar para deshacerlo un poco.

Echar la calabaza, dar un golpe de pimienta y remover a fuego fuerte. Echar zumo de limón y salsa worcestershire al gusto. Regar con el vino y dejar que evapore el alcohol. Incorporar el mango, remover bien y cubrir con caldo o agua. Agregar las castañas, bajar el fuego y dejar cocer hasta que la calabaza esté muy, muy tierna.

Vigilar el nivel de líquido y corregir de sal. Si el mango no era muy dulce, quizá hará falta un toque de azúcaro miel. Echar las espinacas al final, con el fuego apagado, tapar y dejar que se cocinen con el calor. Remover bien y servir al gusto.

* Notas:

- Yo tenía dos mangos muy maduros -a propósito- que trituré para conseguir un puré meloso, dulzón y muy aromático. Si no tenéis la suerte de disponer de lo mismo, usad un mango en su punto que tenga buen aroma, troceado en cubos pequeños. Buscad mangos nacionales siempre que sea posible.
- Las especias van un poco al gusto de cada uno. Yo normalmente las echo a ojo, la verdad.
- Se pueden usar castañas ya cocidas o inluso congeladas, ajustando los tiempos en la olla.

 Pumpkin mango curry with chestnuts

Ay, que ha salido el sol. Bueno, me viene bien para ir a la compra ahora, pero que no vuelvan a subir más las temperaturas, por favor. Ya he guardado, definitivamente, toda la ropa de verano. Me encantan los jerséis finitos y las chaquetas de entretiempo :).
¡Buen fin de semana! Recordad que el domingo tenemos una cita gastronómica especial :D.

16 septiembre, 2016

Polos tropicales "modernos"; congelando smoothies de fruta con col kale para despedir el verano

¡Increíble, he conseguido que no pasara más de un mes desde mi última publicación! No os riáis porque yo ya lo daba por hecho, teniendo en cuenta el caos desorganizativo en el que he vivido estas últimas semanas. Las vacaciones en Suiza fueron genial, cortitas y con más calor del esperado, pero fantásticas. Me habréis visto dar la lata por las redes sociales, sobre todo con muchas fotos de comida y bebida -obvio-; pero tranquilos que ya daré buena cuenta del viaje un poco más adelante. Lo malo fue la vuelta, en avión desde Múnich, con retraso, calorazo en España, tren a Madrid al día siguiente, MÁS CALOR, y los sucesivos días de agobio/morriña con la vuelta a la rutina. Pero por fin ya vemos el fin del verano en el horizonte, así que toca despedirse.

Smoothie popsicles

Tengo un ratico corto hasta que el elfo llegue a casa hambriento y luego me espera la lavadora y varios compromisos esta tarde; no va a ser un viernes muy ocioso pero habrá que aprovechar el buen tiempo del fin de semana. Menos mal que refrescó e incluso hubo tormenta el otro día. Solecito y temperaturas agradables sí, calor infernal bochornoso en pleno septiembre, no. Debería llover mucho más, eso sí, que este año queremos buenas setas! Mi suegro no deja de mirar el cielo con resignación, el pobre. Sueña con ir a por buenos níscalos.

Como decía, que me lío yo sola, tengo poco tiempo así que dejo una receta sencillísima para ir despidiendo al verano. No ha estado mal del todo, un poco en la línea seca agobiante de las últimas ediciones, pero ya está bien. El otoño busca su turno y hay que dárselo. Así que, para ir cerrando este capítulo, en casa estamos terminando los últimos polos caseros de la temporada. Nos hemos aficionado a los smoothies y zumos mezclando fruta y verdura, pero me temo que yo me bajo del carro en cuanto llegue el frío. Eso sí, cuando aprieta el calor sientan de maravilla, es una forma genial de hidratarse y nutrirse de forma ligera y fresca, cuando no te entra nada más, y también de aprovechar vegetales que corren el riesgo de ponerse malos.

Smoothie popsicles

Al hacer mucho calor prefería convertir los smoothies en polos, y al final los he disfrutado más. Se conservan mejor durante más tiempo, y están más fresquitos todavía. Hablo de smoothies porque para mí un batido tiene que llevar un lácteo sí o sí -o equivalente vegetal- y lo asocio más a algo dulce y menos "sano". No me acuséis de postureo por ponerle kale, es que ahora venden esta col rizada hasta en Alcampo, y claro, tenía que probarla. Así el elfo me come hojas verdes en crudo, que no está nada mal :P. Podéis añadir también espinacas, o acelgas, o un poco de brócoli incluso. Se trata de sumar vitaminas, fibra y atioxidantes sin tener que recurrir siempre a lo más dulce.

Polos tropicales de smoothie con col kale
Inspiración: el bombardeo de smoothies que nos invade, el calor y mi adicción a la fruta
Ingredientes para unos 6-8 polos

- 1 mango mediano bien maduro y dulce
- 1-2 hojas de col rizada kale o de otra verdura de hoja verde
- 1 kiwi
- 1 rodaja gorda de piña tierna
- 2 plátanos pequeños maduritos, pero sin pasarnos
- 1 vaso de agua de coco sin azúcar añadido
- 1 lima
- hierbabuena al gusto
- 1 pizquita de sal

Tan sencillo como pelar toda la fruta pelable, trocearla en piezas de tamaños similares y triturar en una batidora o licuadora. Añadir la lima a lo bruto, escurriendo todo el jugo posible, e incluso añadiendo parte de la pulpa. La sal es para potenciar los sabores un poco, pero se puede omitir. Lavar y masajear bien la col kale para que esté un poco más tierna.

Probar el smoothie cuando esté listo y bien homogéneo, y si nos gusta, repartir en moldes para polo. Congelar unas horas antes de desmoldar y comer. Se pueden tomar a cualquier hora del día y añadir o quitar ingredientes al gusto.

Smoothie popsicles

¡Buen fin de semana!

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